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Enguídanos - Cuenca

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España > Cuenca > Enguídanos
04-03-10 00:47 #4803215
Por:jsaizvalero

CASTILLONES Y FORTIFICACIONES EN TIERRAS DEL CABRIEL
Para los amantes de los castillos ya he iniciado un nuevo tema en AMIGOS DEL CABRIEL sobre "CASTILLOS Y FORTIFICACIONES TIERRAS DEL CABRIEL"

Éste es el enlace (Introducción + Castillos de la comarca de Utiel-Requena, Cofrentes y la Manchuela):

https://ww.amigosdelcabriel.es/showthread.php?t=256

Sólo está publicada la primera parte ya que estoy trabajando los correspondientes a la Serranía Baja (Moya, Mira, Aliaguilla, Villora, Narboneta, Cardenete, etc. etc. y por supuesto Enguídanos -por su situación en la Serranía que no su situación administrativa).

Un saludo.
Puntos:
04-03-10 11:51 #4807483 -> 4803215
Por:SUSI-G

RE: CASTILLONES Y FORTIFICACIONES EN TIERRAS DEL CABRIEL
Muy bueno y muy interesante el tema José.
Que sepas que estoy esperando que le llegue el turno al de Narboneta porque se que tienes algo escondido en la manga y que nos sorprenderá.

Dani y yo estamos confeccionando una cronología de la historia de Narboneta y como ya sabes, el tema del castillo nos trae un poco liados por la falta de información.

Gracias por estas historias que nos aportas.Un saludo.
Puntos:
04-03-10 15:41 #4809443 -> 4807483
Por:jsaizvalero

RE: CASTILLONES Y FORTIFICACIONES EN TIERRAS DEL CABRIEL
Ya quisiera sorprenderos con el castillo de Narboneta. Lo poco que he encontrado no es para ponerlo en un inventario.

Hace tiempo que pensé crear un tema así para el Cabriel.
Lo único que trato con este tema es darlos a conocer. Siempre se ha hecho referencia a castillos muy relevantes, obviando prácticamente el resto de castillos y fortificaciones que son muy importantes para entender la Historia en esta zona.

Digamos que se tratan castillos muy documentados. Pero se omiten muchos castillos y fortificaciones (en ruinas, reconvertidos o desaparecidos); por no citar evidentemente los de la actual vertiente valenciana.

Era algo que hacía falta para entender esta tierra fronteriza tanto en la "reconquista" como los reinos de Castilla y Aragón. Y a ser posible, conseguir imágenes de su existencia.

La simple contemplación del paisaje desde estos castillos y fortificaciones son suficiente para hacerles una visita y para el desarrollo del turismo y la conservación de este patrimonio.

Como sabeis, estoy abierto a vuestras aportaciones y descubrimientos.
Lo importante es hacer un pequeño esbozo e inventario para que no pasen desapercibidos en nuestras visitas a estos lugares.
Puntos:
06-03-10 13:19 #4839457 -> 4809443
Por:jsaizvalero

CASTILLOS Y FORTIFICACIONES EN TIERRAS DEL CABRIEL (1)
CASTILLOS Y FORTIFICACIONES EN LA TIERRA DEL CABRIEL

1.- PRÓLOGO

“Muchas veces, ante la sugestiva contemplación de un castillo, hemos intentado imaginar cómo eran y cómo vivían aquellas gentes que lo construyeron, los habitaron, los conquistaron, los asediaron, los destruyeron y volvieron a construir.
Los castillos son una importante parte de nuestra historia. Fueron fronteras de reinos. Retuvieron e impulsaron movimientos de población que eran portadores de culturas, artes, ciencias, tradiciones, costumbres, etc.
En ellos se celebraron pactos y acuerdos que crearon movimientos y corrientes que cambiaron la historia. Desde ellos se formaron y se desintegraron fronteras. Por ellos se derramó sangre y se sacrificaron vidas humanas. Y su sola imagen fue, durante siglos, promesa de cobijo para el viajero o el reto de la próxima batalla.
Alrededor de los castillos todas las pasiones, virtudes, valores y sentimientos humanos se desataron. La traición, el amor, el odio, la avaricia, el orgullo, la ira, el heroísmo, la fortaleza, el valor, la fe, la determinación…, todo ello ha tenido su sitio, en mayor o menor medida, en la historia de los castillos”.

Máximo Sánchez Jiménez (Dtor. Coordinador del grupo MSJ)

2.- ORÍGENES

La mayoría de las fortalezas que conocemos como castillos fueron construidos durante la Edad Media, y a diferencia de otras construcciones tales como una iglesia, una casa o una posada, estos tenían más de un uso. Los castillos, aparte de servir de hogar a sus ocupantes, igual se usaban para celebrar grandes eventos sociales, eran el centro de la administración de una ciudad o pueblo, así como también desde donde se impartía la justicia.

Pero había otro aspecto importante, se construían lo suficientemente sólidos para actuar como una fortaleza y desde ahí preparar y lanzar ataques. Construcciones posteriores a los que nos referimos como castillos o que llevan en su nombre esta palabra, tuvieron únicamente el propósito ya sea de actuar como fortaleza o como residencia.

La palabra castillo se ha convertido en una palabra para generalizar los diversos tipos de fortalezas, aún a las fortalezas que datan antes de la Edad Media se incluyen en este término.

Al desarrollarse la vida tribal, o sea, al vivir juntas varias familias, muchas veces entroncadas, y para ayudarse mutuamente, se hizo aún más necesario, en cada tribu, el disponer, en su ámbito, de sitios adecuados, en los cuales, llegado el caso, los hombres de la tribu pudieran defender, lo mismo sus míseros hogares, que los depósitos de productos que, para su alimentación, habían reunido, así como los ganados cuya crianza fomentaban. También contaba para ellos, el defender aquellos lugares, en los cuales generalmente rendían culto a sus dioses o a sus fetiches.

Para ello, escogían, generalmente, lugares algo elevados, en el solar de su poblado o en sus inmediatas cercanías, y, para que resaltaran más fuertes y eficaces aquellas posiciones, solían rodearlas de empalizadas y, más comúnmente, de toscos muros construidos o formados por grandes y pesadas piedras, que disponían, formando pared, bien apilando las piedras simplemente, bien trabajándolas con ayuda de tierra arcillosa o de barro. Estos muros solían rodear las viviendas de la tribu y los toscos lugares en que almacenaban sus productos o establecían los establos de sus ganados. Aquellas incipientes defensas, les servían para defenderse mejor de otras tribus, más belicosas, y aun de posibles invasores que abandonasen sus tierras agrestes y poco fecundas, para buscar otras más propicias y más abundantes en productos naturales, o más ricas en caza. Estos cercados, más o menos fuertes, constituyeron como si dijéramos, el balbuceo, de los recintos de defensa.

En el siglo XIII a.C., los hititas construyeron paredes de piedra con torres cuadradas alrededor de la capital de Turquía; los egipcios construyeron fuertes hechos de ladrillos de barro con extensas torres para defender su frontera sur 1500 años a.C.

En la forma anteriormente indicada se originaron los primeros "castros", que vienen a ser los antecesores de otras obras, mucho más eficientes, que fueron desarrollándose más tarde y que, en épocas ya con civilización más avanzada y con mejores medios para la construcción y defensa, dieron origen a los que se llamaron ciudadelas y castros.

Cuando, juntamente con la finalidad de defensa del lugar, se asoció a tales construcciones, (ya en períodos mas desarrollados), el culto a los dioses de la gentilidad, aquel conjunto, que con ello venía a cumplir dos finalidades, defensiva y religiosa, fue llamado, por los griegos, "Acrópolis" (De las voces griegas AKROS, extremo o elevado y POLIS, ciudad). En épocas algo posteriores, en ciertas Acrópolis, como en la de Atenas, se les dio una finalidad esencialmente religiosa; otras, continuaron teniendo las dos finalidades (defensiva y religiosa), como sucedió en las de Tirinto y Tebas, entre otras.

La situación de las defensas en lugares de cierta elevación en relación al terreno circundante, favorecía la defensa de tales posiciones.

En los primitivos castros, se luchaba en ellos arrojando piedras, bien a simple fuerza de robustos brazos, bien por los honderos. Las armas de hierro que las tribus poseían, las empleaban preferentemente para rechazar los asaltos. Eran también utilizadas catapultas, con las cuales se conseguía arrojar grandes piedras a notables distancias del recinto fortificado. También solían utilizarlas los atacantes, singularmente para abrir boquetes en las empalizadas o en los precarios muros de las defensas.

Los castros se establecían, a veces y cuando era factible, en prominencias del terreno, en lo posible abrupto y con fuertes pendientes; tal condición, además de favorecer la defensa, dificultaba considerablemente el ataque, por resultar, en tal caso, muy penosa y a veces difícil, la ascensión de los atacantes.

Los iberos, para facilitar la defensa de sus castros los construyeron, siempre que fue posible, en montículos inmediatos o muy cercanos a sus poblados.

Los celtas y los iberos construyeron sus defensas utilizando piedras enormes, que amontonaban en forma de muro, como puede verse en los fragmentos de muro que se conservan en muchos de los poblados prerromanos a lo largo del Mediterráneo, y como no, a lo largo y ancho del Cabriel.

Sin embargo, no fue impedimento para los romanos cuando invadieron este país en el primer siglo de la era cristiana, los cuales impusieron su arte en la construcción de fuertes a lo largo de su territorio conquistado.

Los romanos, en sus dilatadas conquistas, construyeron, en ciertas elevaciones de terreno de las fronteras de su imperio, puestos para la defensa contra posibles irrupciones, y también, en el interior de los países dominados, otras defensas para evitar levantamiento entre los sojuzgados. También protegieron con defensas algunos puntos de sus vías o calzadas, para asegurarse el tranquilo paso por las mismas.

En sus defensas algo importantes, emplearon con preferencia el tipo de sus campamentos militares permanentes, y las rodearon de murallas, que solían construir, bien con sillares escuadrados, en las poblaciones de cierta importancia, bien con piedra corriente, machacada, que unían con fuerte mezcla de arena y cal, logrando con ello construir muros de gran solidez, y que han resistido el paso de los siglos.

Las fortificaciones que los romanos construyeron, para resguardar sus campamentos ocasionales, o para defender sus vías o calzadas, debieron quedar destruidos, ya por las inclemencias atmosféricas, ya por haberlas demolido las irrupciones de los pueblos godos, que se produjeron al final, de la dominación romana. Hay que tener también en cuenta que debieron ser obras construidas muy a prisa, sin propósito de que perduraran por largo tiempo, y que obedecían a necesidades de momento u ocasionales.

Las construcciones de la época visigótica, continuaron amoldadas a la tradición de las obras anteriores, realizadas en un plan mixto de tradición del país y de normas romanas. Debido a ello, a que la corte visigótica se desplazó pronto a Toledo, ya que el país nuestro pasaba tiempos poco prósperos en su vivir y en sus actividades mercaderas, el rastro que dejó la cultura visigótica y la construcción según cánones visigóticos, fue muy escasa.

Durante la Edad Media los primeros castillos, construidos de madera, fueron reconstruidos en piedra, obviamente llevándose más tiempo en quedar terminados, pero ofreciendo una mayor protección. Los constructores de castillos aprovechaban las características propias del terreno a su favor; y las torres tenían diferentes formas, rectangulares, circulares, cuadradas.

El castillo tomó su nombre de la voz latina “castrum”, que significa construcción defensiva aislada. Se procuró emplazar los castillos en lugares elevados del terreno, a fin de facilitar su misión de alerta y favorecer su acción de resistencia, dificultando la ascensión por las pronunciadas pendientes del terreno.
Estos castillos, levantados en la cima de los montes, eran llamados castillos montanos, y los emplazados en la cima de peñascos o enormes rocas, con pendientes abruptas y a veces insalvables, eran llamados castillos roqueros.

Muchos castillos poseían, además, largas y toscas galerías subterráneas, que, originadas en el inferior del castillo, se prolongaban hasta regulares distancias, lejos de él. Por estas galerías subterráneas podían huir los defensores del castillo cuando agotaban las posibilidades de más larga resistencia. La salida de tales galerías era disimulada por vegetación agreste, a fin de que tales salidas no fueran percibidas por los atacantes. Este hecho ha dado origen a muchas leyendas, algunas ciertamente demostradas, y otras, fruto de la imaginación y de su transmisión a lo largo de los tiempos.

Durante muchos siglos esta tierra fue ambicionada por todo el que la conocía por su situación estratégica y los recursos que el Cabriel le proporcionaba, e inmediatamente era fortificada para quedarse en ella y que no se la arrebataran, ya fueran iberos o celtiberos, cartaginenses, romanos -quedan innumerables restos de "oppidum"- árabes o cristianos.

Los cristianos, cuando conseguían apoderarse de una fortaleza musulmana, reconstruían lo que habían destrozado y ya tenían su castillo. Claro que aquellos habían hecho lo mismo con los visigodos, y éstos con los romanos y así sucesivamente.

Las tierras del Cabriel, como zona fronteriza de Castilla y Aragón, y anteriormente como territorio de las taifas de Balansiya o de Toledo, se fortificaron con murallas, torres y castillos, de los cuales conservamos, muchas veces, sólo vestigios de su existencia, ruinas abandonadas y saqueadas, aletargadas y muy lejos de lo que antaño fueron: desafiantes símbolos del poder político, religioso y militar.

La función de estas fortificaciones era triple. Por una parte fueron construidas para cumplir una misión guerrera, la defensa de una villa aneja, de un territorio en torno, o de posiciones o caminos estratégicos.

Otra función que cumplieron fue la residencial, acogiendo grupos familiares del constructor o señor y dueño del castillo, a veces su alcaide o teniente, o lugar de hospedaje de la propia realeza temporal o de estancia durante sus viajes por su reino.
Y por último la estrictamente social de su existencia, de su presencia en un lugar dominante: ejercer de punto central de la autoridad y gobierno de su señor de su territorio circundante.

En estas tierras del Cabriel, su principal misión estratégica quedaba relegada al control y paso hacia otros reinos, concretamente el valenciano, en un principio dominado por los árabes, y paulatinamente conquistado por los aragoneses y catalanes. Las fortificaciones fueron tomando su propio carácter y estableciendo una frontera que, aunque movible y poco concreta en algunas épocas, requirió siempre de un reforzamiento y control por parte de Castilla.

Se ve especialmente esta área en la parte oriental de Cuenca, donde los valles que desde las serranías y aun desde la capital misma, bajan hacia el Júcar por el Cabriel, y, a través de sierras intrincadas, hacia las planas costeras del Mediterráneo. En esta zona fronteriza se instalaron castillos y villas amuralladas como las de Cañete, Moya, Alarcón, Torrefuerte, Enguídanos, Requena, Utiel, Sinarcas y diversas torres dispersadas por la Sierra de Mira o la propia Serranía Baja como en el caso de Villar de Humo, como iremos viendo.

También son de considerar los denominados “estados–tapón” que gobernados por familias establecieron en algunos momentos del Medievo una situación jurisdiccional específica, que los hizo casi independientes, y al estar situados entre Castilla y Aragón o Valencia, evitaron el crecimiento y aun las relaciones mutuas de dichos reinos por esta zona.

Uno de estos “estados-tapón” lo constituyó, ya en la Baja Edad Media, el marquesado de Villena, que primero por el infante don Juan Manuel, y luego por don Juan Pacheco en el siglo XV, sirvió de auténtico bastión independiente frente al resto de los reinos establecidos. Sus señores levantaron aún más castillos de los existentes o los reformaron y ampliaron estableciendo otra corona de fortalezas que los hacían casi inexpugnables.

Don Juan Manuel pudo llegar a decir en su “Libro de los Castigos”, que podía ir desde el reino de Navarra hasta el reino de Granada, posando cada noche en uno de los castillos o villas amuralladas de los que él poseía, habiendo establecido un verdadero “Estado itinerante”.

En tiempos del maestre Pacheco, el marquesado de Villena incluía parte del sur de estas tierras entre otras: Villena, Belmonte, Alarcón, Garci Muñoz, Chinchilla, Iniesta, San Clemente, Jonquera, Alcalá del Júcar, La Roda, Beas, Hellín, Tabarra, Albacete, Yecla, Jumilla, Almansa, Sax, Utiel, el Bonillo, Villanueva de la Fuente, Villarrobledo, Lezuza y Zafra.

No hay que olvidar que los castillos en la Edad Media iba unido a un sistema feudal o lo que en España conocemos como “Señoríos”. La guerra fue endémica durante toda esta época, pero el feudalismo no provocó esta situación; al contrario, la guerra originó el feudalismo .

El feudalismo nació de la síntesis del mundo romano y de los pueblos germánicos en el marco de una sociedad agraria. La primera etapa de la formación del feudalismo se produjo en las postrimerías del Imperio romano, cuando los colonos y pequeños propietarios buscaron la protección de los grandes señores, a los que entregaban a cambio sus propiedades y prometían fidelidad.

El feudalismo occidental asumía que casi toda la tierra pertenecía al príncipe soberano -bien el rey, el duque, el marqués o el conde- que la recibía "de nadie sino de Dios". El príncipe cedía los feudos a sus barones, los cuales le rendían el obligado juramento de homenaje y fidelidad por el que prestaban su ayuda política y militar, según los términos de la cesión (lo que se denomina “vasallaje”).

Los nobles podían ceder parte de sus feudos a caballeros que le rindieran, a su vez, homenaje y fidelidad y les sirvieran de acuerdo a la extensión de las tierras concedidas. Un noble podía conservar la totalidad de sus feudos bajo su dominio personal y mantener a sus caballeros en su señorío, alimentados y armados, todo ello a costa de sufragar las prestaciones debidas a su señor a partir de su propio patrimonio.

Los caballeros podían adquirir dos o más feudos y eran proclives a ceder, a su vez, parte de esas posesiones en la medida necesaria para obtener el servicio al que estaban obligados con su superior. Mediante este subenfeudamiento se creó una pirámide feudal, con el monarca en la cúspide, unos señores intermedios por debajo y un grupo de caballeros feudales para servir a la convocatoria real.

Cuando el señor era propietario de un castillo, podía exigir a sus vasallos que lo guarnecieran, en una prestación denominada `custodia del castillo'. El señor también esperaba de sus vasallos que le atendieran en su corte, con objeto de aconsejarle y de participar en juicios que afectaban a otros vasallos. Si el señor necesitaba dinero, podía esperar que sus vasallos le ofrecieran ayuda financiera. A lo largo de los siglos XII y XIII estallaron muchos conflictos entre los señores y sus vasallos por los servicios que estos últimos debían prestar.

La sociedad feudal estaba constituida por tres clases absolutamente distintas en sus obligaciones y en sus obligaciones y en sus costumbres: los nobles (reyes, duques, marqueses, condes, etc.), los clérigos y los campesinos o villanos.

Los nobles tenían a su cargo las tareas guerreras; los clérigos, lo concerniente a la vida religiosa; los villanos, la labranza y las faenas manuales.

La nobleza y el clero disfrutaban de grandes privilegios y monopolizaban la propiedad de la tierra. La nobleza basaba, además, su poderío, en la fuerza militar; el clero, en su prestigio religioso y cultural.

Los villanos, en cambio, ocupaban un rango social inferior y sus obligaciones eran mucho más numerosas que sus derechos; trabajaban los grandes dominios señoriales, y en retribución de esa tierra que se les cedía para su trabajo y de la protección que se les dispensaba, debían múltiples servicios y prestaciones a sus señores.

Los villanos, (habitantes de la villa), eran todos los campesinos, pero estaban divididos en libres y siervos. Los campesinos libres podían abandonar las tierras que trabajaban y buscar hogar y protección en otro señorío, cuando así lo desearan. En cambio los siervos carecían en absoluto de libertad y no podían abandonar la gleba (tierra o heredad) en que trabajaban. Con todo, libres y siervos, los villanos no podían ser privados de sus tierras mientras cumplieran fielmente las prestaciones debidas a sus señores. Los villanos debían pagar al señor ciertos tributos, estos eran dos clases, en especie y en trabajo.

Todo poseedor de un feudo (señorío) era noble, pero la mayor o menor importancia de los feudos contribuyó a establecer diversos grados en la nobleza. Los más encumbrados eran los duques, condes y marqueses, poderosos señores que sólo rendían homenaje a los reyes y de quienes dependían numerosos vasallos.

De menor jerarquía, eran los llamados ricos-hombres, quienes a su vez recibían el homenaje de señores de inferior categoría, poseedores de feudos más pequeños. Estos últimos constituían la pequeña nobleza y eran llamados castellanos, hidalgos o caballeros. (Como los nobles combatían a caballo, el término caballero se convirtió más adelante en sinónimo de noble.)

Con el hundimiento de la época feudal o de los señoríos, comenzó la decadencia de los castillos. Las monarquías, al fortalecerse cada día más, acabaron en poco tiempo con los poderes feudales. Los monarcas, apoyándose en la burguesía, en los mercaderes y en el pueblo llano, fueron dando a todos ellos ventajas, seguridades y hasta privilegios, despojando a los señores feudales de los que ejercían en las comarcas, sobre los habitantes de las mismas.

Los monarcas y los estados se hicieron, de día en día, más fuertes y los elementos feudales, antes poderosos, declinaron cada vez más. Con ello, los castillos, en los lugares rurales, ya servían de poco. Sus propietarios, ya sin poder decisivo sobre los que fueron antaño sus siervos, se convirtieron en simples cultivadores de sus haciendas, o fueron a vivir en las poblaciones de cierta importancia. Algunos, pasaron a la Corte del monarca, y fueron militares para luchar en las campañas que promovía el rey, o fueron políticos adscritos a la política real.

Algunos propietarios, que podían vivir de sus rentas, fueron a vivir a las ciudades.

Esta evolución de las viejas familias feudales, fue un desastre para la vitalidad y persistencia de los castillos. La mayoría de ellos, en su constante desvalorización, hallaron el comienzo de su ruina. Sin objetivo, ya, alejados de ellos los que los ocuparon y poseyeron, el tiempo fue marcando su progresiva ruina. Todos los elementos de destrucción fueron actuando sobre ellos, determinando al fin el desmoronamiento de algunos, y los elementos naturales y las depredaciones de muchos, acabaron por convertir a buen número de ellos, en tristes y abandonadas ruinas.

Los cambios en la sociedad gradualmente llevaron a la decadencia a los castillos; éstos ya no tuvieron un papel predominante en la defensa ni en la administración de los pueblos. Estas funciones ahora tenían sus propias instalaciones, incluso se llegaron a utilizar como prisiones.

Igualmente los cambios en las formas en que se peleaban las guerras y los avances en las armas también contribuyeron al desuso de los castillos, el diseño de los primeros castillos no hacía posible que resistieran los asaltos ni los ataques de los cañones, lo que provocó el desarrollo de nuevas estructuras de defensivas, y grandes fosos para que el impacto de estas nuevas armas se debilitaran ante sus muros.

Tan sólo algunos magnates, por amor a sus viejas tradiciones y privilegios, lograron conservar alguno de dichos castillos, convirtiéndolo en mansión campestre, para pasar en él temporadas; pero fueron pocos los castillos que, por fortuna para su conservación, tuvieron aquella suerte.

El movimiento de nuevo interés por la conservación y restauración de castillos se ha ido haciendo notablemente intenso en toda España gracias a una visión por conservar este patrimonio cultural e histórico que da fe de nuestro pasado (esplendoroso para algunos y muy triste para otros). Pero de alguna manera, símbolo de fortaleza para un pueblo, símbolo de antigüedad, y como no, de prestigio, de solera, de distinción, o simplemente el embrujo y el encanto de su visión estampado en una fotografía.

2.- CASTILLOS Y FORTIFICACIONES EN LAS TIERRAS DEL CABRIEL.

2.1. LA PLANA DE REQUENA-UTIEL:

La Plana de Requena-Utiel ha sido históricamente lugar de paso natural entre la Meseta y Valencia, tal y como queda demostrado con los restos arqueológicos allí encontrados.
Durante el período de dominación musulmana se acrecentó su ganadería así como los regadíos romanos, sobre todo en la zona de Requena.
Desde los tiempos de dominación musulmana encontramos diversas edificaciones defensivas que protegieron las poblaciones de esta comarca. Los distintos episodios bélicos que tuvieron como escenario la comarca, hicieron uso de las diversas fortificaciones. Tras las guerras carlistas del siglo XIX perdieron su funcionalidad.

En Requena las características constructivas de la muralla, parecen situarla en la época califal, entre los siglos VIII y XI, y permanecieron en todo su esplendor hasta mediados del siglo XIX.
Tras varias incursiones cristianas, entre las que cabe citar las de Rodrigo Ximénez de la Rada en 1219, la plaza sería conquistada para el Reino de Castilla en fecha incierta, aunque se estima que sería una capitulación sin lucha tras la caída de Valencia en 1238.

En 1257 recibiría carta puebla de Alfonso X el Sabio (a la sazón, yerno de Jaime I el Conquistador), quedando bajo la jurisdicción real de Castilla. En el año 1363, Pedro I el Cruel segregaría la entonces aldea de Utiel.

La debilidad del poder real en 1465 fue aprovechada por Enrique IV de Castilla para entregar la villa al conde de Castrogeriz, Rui Díaz de Mendoza (Señor de Requena, Guídanos e Iniesta), luego al marqués de Villena para acabar nuevamente como villa real al subir al trono Isabel I (la Católica).

El Castillo y Torre del Homenaje de Requena es parte de la primitiva fortaleza musulmana y su origen data del siglo X, construida en argamasa y sustituida por la actual en el año 1423. La Torre de su iglesia de Santa María, de estilo gótico, sirvió tanto de campanario como para cumplir funciones defensivas, da su privilegiada función junto a la muralla. En la villa encontramos otros edificios con rasgos de fortificación como el Palacio del Cid o el Convento de San Francisco.

La población de Utiel también dispuso de murallas cuyos restos llegaron hasta principios del siglo XX.

En la población de Venta del Moro, sabemos de la existencia, al menos, de una torre cuyos restos son muy difíciles de identificar en nuestros días.

La población de Torre de Utiel, debe su nombre a la pretérita existencia de una torre de origen musulmán cuyos restos parecen identificarse con los de una antigua vivienda que aún existe en el núcleo urbano.

En el Molón de Camporrobles se ha descubierto recientemente un poblado de la primera época islámica, un “hisn”, un lugar fortificado en altura entre un momento avanzado del siglo VIII y el X d.C. Dicho poblado aprovechó una destacada y compleja fortificación de época prerromana que formaría parte de la Cora de Santaveria, que llegó a englobar hacia el este los cursos medios-altos de los ríos Júcar y Cabriel, y desde allí, por el río Magro, hasta alcanzar la depresión del río Turia.

También la población de Sinarcas dispuso de un recinto amurallado que tampoco ha sobrevido a nuestros días.

2.2. COFRENTES

El castillo de Cofrentes se alza sobre un cerro (en realidad, sobre una plataforma volcánica) en la parte más elevada de la confluencia de los ríos Júcar y Cabriel, dominando el espacio circundante.
Su origen es incierto aunque hay quien data su construcción de los siglos XII y XVII. Cofrentes no se hallaba en la zona de reparto de tierras entre Castilla y Aragón por lo que fue conquistada por Alfonso VII de Castilla.
Esta zona, fronteriza entre los reinos árabes y las coronas de Castilla y Aragón, cambió constantemente de manos durante el siglo XIII. Conquistada por Jaime I, la cedió a Castilla, que efectuó la repoblación. Perteneció al entonces infante Don Sancho, hijo de Alfonso X el Sabio. En el año 1304 toda la comarca retornó a la corona de Aragón, y pasó en manos de diferentes nobles que lo adquirían, mediante donaciones, por un tiempo o para toda la vida, y que le otorgaron diversos privilegios por su carácter fronterizo. La expulsión de los moriscos supuso un fuerte quebranto demográfico.

Participó activamente en las Guerras de Sucesión (bajo la causa del Archiduque), de la Independencia (en la que se destruyeron parte de sus muros) y en las Carlistas.


2.3. LA MANCHUELA

EL CASTILLO DE ALARCÓN

Aunque en el origen de Alarcón está más que demostrado su antepasado romano, el castillo y sus murallas fueron una necesidad para hacer de Alarcón un baluarte árabe fortificado, en un principio dependiente del califato cordobés y posteriormente de la Taifa de Toledo. En el año 784 sirvió de refugio a Mohamed-el-Fehri, hijo, según
las crónicas, del levantisco reyezuelo de Toledo, Yusuf, sublevado contra la autoridad de Córdoba, lo mismo que ocurrió a finales del siglo IX con Iben-Hafsun.

La importancia alcanzada y lo apretado de su población durante el período islámico, hizo que su conquista por parte del reino de Castilla fuera especialmente difícil. Tras la toma de Cuenca, la atención de Alfonso VIII se centró en este bastión crucial en los caminos que se dirigían hacia los reinos de Valencia y Murcia. La reconquista de Alarcón se consumó en 1184, tras una memorable jornada guerrera, glosada ampliamente por el arzobispo historiador Jiménez de la Rada, y que supuso 9 meses de asedio y un derroche de valor y heroísmo por parte de algunos de los capitanes de la mesnada castellana, destacando entre ellos el noble extremeño Fernán Martínez de Ceballos (que luego tomaría el apelativo de Alarcón).

Alfonso VIII recuperó Alarcón para Castilla y el reino de Toledo en principio, para ser ligada a Cuenca definitivamente tras su conquista. El rey decidió construir inmediatamente lo que quedaba de fortaleza, y aun aumentarla y mejorarla, al objeto de que fuera imposible su recuperación por los árabes. Inmediatamente dictó una serie de medidas para iniciar la repoblación de la villa y de su territorio, y así le concedió en 1186 un primitivo Fuero, que se mejoró en 1256 al concederle el fuero de Cuenca Alfonso X el Sabio.

Desde el principio Alarcón se constituyó como un Concejo fuerte, con amplísimo territorio y gran capacidad repobladora. En este sentido, recibió ayudas sustanciosas de la monarquía. Entre 1194 y 1203 fue levantado de forma definitiva el castillo, y en esos años lo gobernó la Orden militar de Santiago, a la que Alfonso VIII se lo había entregado junto con los derechos del portazgo.

Siguió añadiendo, a lo largo del siglo XIII, numerosas aldeas. Así, en 1241 Fernando III el Santo le añadió el castillo y puebla de Albacete. En 1255 recibió la aldea de Rus. Todavía en 1245, el Rey Santo le concedía un mercado semanal. Todas estas circunstancias propiciaron un crecimiento rápido y potente. Se erigió en cabeza de un anchuroso “alfoz” ( Común de Villa y Tierra).

Entre 1211 y 1242 se logró la reconquista de casi todo el territorio de la actual provincia de Albacete. La Reconquista cristiana de esta zona de la provincia de Albacete empezaría en 1211-1212, en una campaña emprendida por Alfonso VIII. Las primitivas acciones bélicas de Alfonso VIII fueron secundadas por las mesnadas concejiles de un poderoso municipio medieval, Alarcón, que se apoderó antes de 1217 de la totalidad de las comarcas de La Roda y Casas Ibáñez.

En 1243, Alonso X recorta la expansión del alfoz de Alarcón, donando Jorquera, Alcalá y todos los territorios de la ribera del Júcar a D. Pedro Núñez de Guzmán. En 1250 se crea el Obispado de Cartagena, al que Alfonso X concedió dichos territorios, que anteriormente pertenecían a la diócesis de Cuenca. El monarca quería delimitar administrativamente el Reino de Murcia, partiendo de los límites eclesiásticos, e intentando hacerlo mucho más grande que los territorios reales de la auténtica conquista de 1243.

El más favorecido en el reparto de tierras fue el infante Don Manuel, hijo de Fernando III el Santo y hermano de Alfonso X. Entre otros títulos y mercedes recibió el de adelantado del reino de Murcia y el Señorío de Villena, que abarcaba un territorio que se fue ampliando con gran parte de las actuales provincias de Alicante, Albacete, Cuenca y Murcia. Desde 1305 el castillo estuvo en poder del Infante.
Asentaron nobles linajes, y se alzó como emporio de comercio y artesanías. Durante la Baja Edad Media, por estas razones y su estratégico emplazamiento fue disputada por los grandes aristócratas de la época.

Alarcón fue una plaza muy disputada y finalmente fue sede del marquesado de Villena, desde donde sus señores protagonizaron muchas revueltas contra el poder de la Corona. El infante don Juan Manuel, señor de la villa, vivió en el castillo, lo restauró y en él escribió buena parte de su obra. La torre del homenaje es de aspecto renacentista. Cuando don Juan Manuel murió, volvió a la Corona, y ya en el siglo XV ésta se lo entregó al marqués de Villena, don Juan Pacheco, dueño y señor de gran parte de las fortalezas y ricos enclaves de nuestra actual comunidad castellano-manchega.
Alarcón y su castillo, vivieron la guerra de Isabel la Católica con Don Juan Pacheco, acérrimo partidario de Juana la Beltraneja.

En mayo de 1480 , y tras cinco años de enfrentamientos bélicos, finaliza la que ha sido denominada “Guerra del Marquesado” . Don Diego López Pacheco, por entonces, marqués de Villena, capitula en la villa de Belmonte frente a los Reyes Católicos: el tratado de paz firmado por don Diego le permite mantener sus títulos nobiliarios y algunos de sus antiguos estados (Alarcón, Alcalá del Júcar, Belmonte, Cadalso, Castillo de Garzimuñoz, Escalona, Jorquera, Jumilla, Xiquena y Zafra).

Más de una veintena de villas (entre las que se encuentra Chinchilla, Albacete, Almansa, Iniesta, La Alberca, Motilla del Palancar, Utiel, Ves o Villanueva de la Jara), pasan a formar, de esta manera, tierras de realengo. El amplio territorio anexionado o “reducido” a la Corona pasará a conformar una extensa unidad jurisdiccional y administrativa denominada “Gobernación del Marquesado de Villena”, que tendrá su capital en la villa de San Clemente, lugar donde residirá la mayor parte del año el gobernador, primera autoridad después del príncipe, un delegado regio encargado de mantener el orden, administrar la justicia y asegurar el correcto gobierno político y económicos de estos pueblos.

Durante más de cien años (entre 1480 y 1586) la gobernación del Marquesado de Villena mantendrá su estructura casi sin variaciones: su más que considerable extensión obliga a dividirla en dos partidos “El de Arriba”, que aglutinaba a las poblaciones pertenecientes a la diócesis de Cuenca y “El de Abajo”, con los de la diócesis de Cartagena.

En el “Partido de Arriba” se encontraban poblaciones como Iniesta, Minglanilla, Motilla, Quintanar del Rey, La Roda y San Clemente-.
Paralelamente, en el siglo XVI se seguirán convocando las Juntas del Marquesado donde se reunirán para tratar los temas de interés ambos Partidos. A mediados del siglo XVI este sistema de gobierno refleja un agotamiento. A finales de 1586 se desgajará en “el corregimiento de San Clemente” o de las “diecisiete villas” y el “Corregimiento de Chinchilla y Villena” o “de las dos ciudades y nueve villas”.

Con el transcurso del tiempo en Alarcón, la nobleza se hace cortesana, la villa del castillo languidece y sólo despierta temporalmente cuando las guerras de Sucesión y Carlistas. Después de muchos años de abandono, se convirtió en lo que es actualmente: Parador Nacional de Turismo.

En este conjunto amurallado de Alarcón hay que distinguir varias secciones:

CASTILLO DE LAS ALTAS TORRES:

El castillo, de planta trapezoidal, es una fortaleza de gran volumen enclavada en un alto promontorio rodeado por el río Júcar. Destacan la torre del Homenaje y dos estructuras cúbicas. El conjunto se completa con la puerta, dos torres más y la muralla que rodea todo el recinto.

La torre del Homenaje, de aspecto renacentista, es la parte más destacada e interesante de toda la edificación. Su planta es rectangular y posee una gran altura, sobresaliendo del resto de las estructuras. Lo más característico es su remate en doble almenado para su defensa, y su emplazamiento estratégico. En los muros se abren una serie de vanos.

Además de la torre del homenaje, hay que destacar la puerta que da acceso al edificio junto con las dos torres, la del Campo y la del Calabozo. Luego, se pasa al recinto fortificado en sí, compuesto por dos estructuras cúbicas: una con forma de semicírculo y otra con forma de pentágono.

La muralla está formada por tres recintos defensivos en los que se abrían siete puertas que conectaban el exterior con la ciudadela. Alarcón conserva perfectamente el aspecto árabe y medieval del momento y mantiene en buen estado sus fortificaciones más importantes.

El material utilizado para su edificación es la piedra. Se trabaja con mampostería y se refuerza con sillares. Generalmente, se utilizan estos últimos para las zonas más visibles del conjunto arquitectónico. Todo ello se remata en una estructura con almenas y con un sistema de vierteaguas con forma de pirámide.

El castillo estuvo en manos privadas hasta que en el año 1964 el Estado expropió el terreno a Rafael Álvarez Torrijos, el último miembro de la familia propietaria. Hoy día es propiedad de la Red de Paradores Nacionales del Estado, y alberga el Parador Nacional de Turismo Marqués de Villena. En el año 2003 se acometen obras en él.

Alarcón se encuentra rodeado por tres líneas de muralla consecutivas, cada una con su puerta, y defendida por torreones:

1) LA TORRE DEL CAMPO:

La torre del Campo defendía la puerta del mismo nombre, la entrada al primer recinto defensivo. Se construyó como primera defensa adelantada de la ciudad. Prueba de ello es que contiene su propia plaza de armas. Desde ella se divisan tanto los alrededores como la situación del castillo. La torre del Campo es de planta rectangular su interior y pentagonal el exterior, con la defensa en quilla.
Es propiedad del Ayuntamiento de Alarcón.

2) TORRE DEL CALABOZO:

La torre del Calabozo se alza sobre uno de los cerros que forman los meandros del río Júcar junto al castillo de Alarcón. Las puertas de la Torre del Calabozo, dan acceso al segundo recinto. La torre del Calabozo, que defendía esta puerta, es albarrana, de planta rectangular su interior y pentagonal el exterior, con la defensa en quilla.

LA TORRE DE ALARCONCILLO

Sobre un istmo junto al Júcar y frente al Castillo de Alarcón, se encuentra la Torre de Alarconcillo, también en muy buen estado, construida en tiempos del infante Juan Manuel. Es propiedad del Ayuntamiento de Alarcón.

CASTILLO DE VILLANUEVA DE LA JARA

El castillo de Villanueva de la Jara se encuentra dentro del casco urbano de esta localidad. El recinto amurallado cierra el cementerio con un muro almenado formado por tres lienzos de buen estado, con torreones circulares y pequeñas troneras cerca del suelo. Tiene su entrada al sureste de la iglesia, bajo un arco intradós adornado con rosetas dentro de cuadrados, y sobre el arco, el escudo de la villa.

En tiempos de los Reyes Católicos, aunque esta zona pertenecía a las Tierras de Alarcón y los dominios del Marquesado de Villena, los habitantes de la Jara se pusieron a favor de la Corona en la Guerra que los enfrentó a este noble. Tras producirse la victoria y para reconocerle la participación en la Guerra, los Reyes Católicos le concedieron el título de Villa, con jurisdicción Civil y Criminal, que fue otorgado en Segovia el 8 de Julio de 1.476.

Durante el siglo XVII se segregaron de su término jurisdiccional las aldeas de Quintanar del Rey y Tarazona de la Mancha.

INIESTA Y VILLALPARDO

El castillo de Iniesta se alza sobre un cerro, en la parte más elevada de la villa y junto a la Plaza Mayor. Quedan los restos muy transformados de un torreón y puerta del antiguo castillo. Del castillo y muralla que tuvo este lugar, sólo queda un portón de acceso a la fortaleza, el cual tiene un arco adovelado de medio punto, construido en sillar, pilastras e impostas resaltadas. El torreón anejo al Ayuntamiento es de planta cuadrada.

D. Enrique de Aragón, el Nigromante (mal llamado Marqués de Villena), que tuvo casa-palacio en Iniesta en lo que hoy en día es el Ayuntamiento (adosado al antiguo castillo), elaboró parte de sus libros en su biblioteca que llegó a cobrar gran fama en esa época, los cuales en su mayoría fueron quemados por el inquisidor Fray Lope de Barrientos.
El castillo y las murallas fueron derruidos por orden de los Reyes Católicos, tras haber pertenecido al Marquesado de Villena.

En Villalpardo, en la rambla de San Pedro existió el castillo de Peroyoma, que José Luis Rodríguez Zapata cita diciendo dice tan sólo que «Figuraba como castillo perteneciente a Iniesta» (de la que Villalpardo fue aldea). Su paradero es desconocido; es probable que su localización se encuentre en las proximidades del camino que une Minglanilla y Villarta.

MINGLANILLA

El “neocastillo” de Minglanilla está situado en la Picota de la localidad, donde se hallaba el cementerio viejo. Se trata del primer castillo de nueva planta construido en España en el siglo XXI. Las obras iniciadas en 1.999 concluirán en Octubre de 2003, gracias a las Casas de Oficio y un Taller de Empleo. Tiene un doble uso, turístico y cultural a cielo abierto, gracias a sus cuatro almenas desde donde se divisa todo el término. Dispone de escenario con camerinos. Su entorno ha sido acondicionado y convertido en área de paseo.
Puntos:
02-05-10 00:58 #5216926 -> 4839457
Por:jsaizvalero

RE: CASTILLOS Y FORTIFICACIONES EN TIERRAS DEL CABRIEL (1)
Finalmente, me he decantado porque la Conferencia de este verano vaya sobre el Castillo de Enguídanos.
Puntos:
26-01-12 13:37 #9513881 -> 5216926
Por:No Registrado
Re: castillos y fortificaciones en tierras del cabriel (1)
Procura aportar veracidad en tus temas:
1) En Castilla nunca existió el Feudalismo, mal que les pese a los ignorantes que pretenden parecerse a alemanes y franceses: ¿No conoces la existencia del Fuero de Cuenca?. Sí lo tienes oído, no leístes sus primeros articulos.En Cuenca, todos iguales, sean cristianos, moros o judíos.
2) Ben Hafsun nunca estuvo en Cuenca.
3) Yusuf al-Fherí, nunca estuvo en Alarcón, aunque algún tonto lo escribiera por error o malintencionadamente y muchos idemistas sigan la misma senda.
4) Vigila, hoy día Wikipedia, tiene casi más mentiras que verdades.
5) Enhorabuena por tu extenso trabajo, pero exígete un poco más que la vulgaridad.
Un saludo de JA. Almonacid
Puntos:
26-01-12 19:48 #9515838 -> 9513881
Por:No Registrado
RE: Re: castillos y fortificaciones en tierras del cabriel (1)
Haber si asi se calla el cansino historico un poco, porque vamos ya esta bien.
Por otros foros tambien estan dandole, y es que lo poco gusta y lo mucho cansa.

Ale!
Puntos:
29-01-12 13:51 #9527890 -> 9515838
Por:No Registrado
RE: Re: castillos y fortificaciones en tierras del cabriel (1)
Yo tambien pienso igual, tirar de internet para recabar información suele traer estos problemás, menos tonterias y más historia bien documentada de donde de debe optener, que internet tenemos todos.
Puntos:
31-01-12 00:50 #9536181 -> 9515838
Por:jsaizvalero

RE: Re: castillos y fortificaciones en tierras del cabriel (1)
Ya veo que tenéis internet, pero parece que hacéis poco uso de él. Buscar temas de historia del Cabriel y veréis de quien tendréis que tirar. Eso sí, mirar quién ha escrito esos temas: lo más probable algún Amigo del Cabriel. Por cierto... hasta wikipedia te pide las bibliografías. Si encuentras esos artículos con esos contenidos os invito a hacer vuestros comentarios allí mismo. Eso... si los encontráis. Otra cosa es que la historia os importe poco. Mis temas sólo son para quien les interesa.
Puntos:
31-01-12 00:43 #9536147 -> 9513881
Por:jsaizvalero

RE: Re: castillos y fortificaciones en tierras del cabriel (1)
En mis escritos hay la veracidad que ofrecen los historiadores, catedráticos entre ellos (en Amigos del Cabriel están las bibliografías).
Puede que entiendad mucho de numismática pero eso no te hace poseedor de la verdad. Es probable que algunos de los datos estén sesgados pero valoro más el trabajo de historiadores locales y su labor.
1) El sistema feudalista lo explico. Rey - vasallos (nobles y señores con señoríos) y siervos (campesinos). Para que se entienda fácilmente.
2) El Fuero de Cuenca sólo se extendió a esta ciudad de realengo con una extensión de territorio que alcanzaba a Guadalajara y gran parte de las poblaciones con una gran salvedad de territorio. A Moya, Alarcón, Requena e Iniesta, entre otros, se les concedió este fuero a imagen y semejanza del de Cuenca (posteriormente Pedro I el Cruel a Utiel). Eran de realengo no de señorío (en un principio allí no había feudalismo), pero si lo hubo en los lugares de Señorío. En las ciudades de realengo la ciudad servía como "señor feudal" sobre sus aldeas. Pero el Fuero de Cuenca dejó de funcionar por el feudalismo señorial: eran sus tierras. Moya fue señorío de los Albornoz tras haber sido de realengo en el siglo XIV y posteriormente, a partir de mediados del siglo XV, al dárselo a Juan Pacheco, Marqués de Villena por Enrique IV, y poco después a los Cabrera y Bobadilla a finales del mismo siglo, convirtiéndolo en Marquesado así como sus aldeas (1/4 del territorio conquense prácticamente, casi toda la serranía a excepción de Enquuídanos, Campilllo y la Pesquera (que eran de Cuenca). Para más Inri ,toda la tierra de Alarcón e Iniesta fue dada al Marquesado de Villena por las pérdidas de Elche ya a Don Juan Manuel y así seguiría hasta mediados del siglo XV por ayudar a los Reyes Católicos que les devolvió su señorío. Hasta Requena llegó a pertenecer en breves periodos de tiempo en esta época a los Condes de Castrogeriz, incluso Utiel a los Albornoz. Hubo que esperar al siglo XIX a la abolición de los Señoríos para que el Marquesado de Moya y el de Villora (incluso este último casi el XX) se deshiciera y la tierra pasase a sus legítimos propietarios. Esto por lo de que no había feudalismo. Y esto está documentado, no tus afirmaciones un tanto anticuadas. Podías haber sido crítico y a la vez constructor aportando datos, no sólo desmintiendo y haciendo informaciones que no se fundamentan ni en bibliografías.
2) Puede que Ben Hafsun no estuviera en Cuenca y sea una leyenda que algún historiador escribiese y no saliese nunca de su centro de Bobastro, pero tampoco podemos asegurar que no estuviera. Es posible que su "nido de águilas" inspirarse a algún historiador. Pero con todos los respetos, hasta catedráticos de historia llegan a cometer errores que con el tiempo e investigación se van modificando.
3)En Wikipedia poca información encontrarás de estos castillos. Gran parte de la información es de informes de patrimonio, libros de historiadores locales y bibliografía de un catedrático y miembro de la Academia de la Historia como Miguel Romero Sáiz (con todos los respetos y del que soy un gran admirador).
4)La prepotencia te ha podido. Eso no te hace más sabio ni aquellos que te jalean cuando realmente ni les importa la historia, ni lo que escribes, ni lo que ecribo (sólo buscan en el anonimato lo de siempre, demostrar su cobardía, sus ganas de gresca, su falta de respeto y su necedad). No son buenos consejeros. Es fácil traicionar y aparentar desde el anonimato.
5) Y como siempre digo... el que rebata, que rebata con argumentos. Te agradezco el comentario y sigue con tus buenos escritos sobre numismática, que yo seguiré con mis investigaciones (no precisamente en wikipedia, sino en libros de autores conquenses que estudian los documentos y los hechos). Te aconsejo el blog de Amigos del Cabriel para hacer tus aportaciones. Aquí sirven de bien poco; allí tienes con quien compartir conocimientos.
Nota: una amiga me ha tenido que avisar de este comentario ya que hace tiempo abandoné un foro ciudad que aún invita a los anónimos cobardes y poco respetuosos para vociferar. Mis textos no confunden (llevan mi nombre): Nadie obliga a leerlos. De hecho, hacía tiempo que no leía ninguno. Parece ser que estos "elementos" sólo están esperando carnaza. No vale la pena perder ni un minuto en ellos (es como hablarles al vacío).
Puntos:
31-01-12 00:45 #9536156 -> 9536147
Por:jsaizvalero

RE: Re: castillos y fortificaciones en tierras del cabriel (1)
Entiéndase "rebatir" por debatir.
Puntos:
31-01-12 19:03 #9539226 -> 9536147
Por:No Registrado
RE: Re: castillos y fortificaciones en tierras del cabriel (1)
!Y vuelta de la burra al trigo!.

Y no insulte amigo ya que precisamente de cobardes esta lleno el mundo, ¿verdad?.

Ah! y en Madrid hay un sitio donde documentarse mucho mejor de los castillos, pero dudo mucho que lo conozcas.
Puntos:
31-01-12 20:17 #9539699 -> 9536147
Por:jsaizvalero

RE: Re: castillos y fortificaciones en tierras del cabriel (1)
Yo no insulto a nadie puesto que comento sobre la actitud de un anónimo a todos los efectos (llamo a las cosas por su nombre; a mi si que se me ha comparado sin dar la cara).
Puntos:
31-01-12 22:49 #9540867 -> 9536147
Por:jsaizvalero

RE: Re: castillos y fortificaciones en tierras del cabriel (1)
Dudo que tú tampoco... lo tuyo es ir a por trigo. Precisamente a excepción de los castillos como Cañete, Alarcón o Moya, poco hay o está inconexo. Si consigues información que no sea de estos tres citados, nos la enseñas y darás veracidad a tus vanas informaciones.
Puntos:
31-01-12 23:03 #9540963 -> 9536147
Por:No Registrado
RE: Re: castillos y fortificaciones en tierras del cabriel (1)
Si que hay información amiguete, más extensa y precisa que la que puedes encontrar por internet y en bibliotecas (estas pertenecen a estamentos oficiales), el tema es que no esta al alcance de todo el mundo.

Privilegios que tenemos algunos.

Y por enseñarla no hay problema ya lo he echo, logicamente en ningún medio directo o indirecto publico, las buenas esencias en frascos pequeños y discretos.

Ah! y no solo de los castillos tambien fortalezas y muchos otros parajes, la lastima es no poder dar veracidad como tu dices a mis argumentos publicamente, pero tampoco es un tema que me apasione.
Puntos:
01-02-12 18:37 #9546884 -> 9536147
Por:jsaizvalero

RE: Re: castillos y fortificaciones en tierras del cabriel (1)
Hablar por hablar. Personalmente, no me creo nada de lo que dice un anónimo (ni confío)y de existir, por su relevancia, ya se habría hecho acopio la UCM (Universidad de Castilla-La Mancha). Como dijo una gran amiga: no es más sabio el que sabe sino el que sabe hacer lo que hay que hacer con lo que sabe. La cultura escondida no sirve para nada. Al final es conocimiento que se pierde con el tiempo. Muchos grandes archivos se han perdido por este motivo y son irrecuperables. Por supuesto que antes había mucha documentación a la que no se tenía acceso. Afortunadamente la información (incluso la del CSIC) de este tipo se ha descalificado y se puede tener acceso (previa solicitud). Cada uno es como es, y cada quién es cada cual.
Puntos:
01-02-12 19:36 #9547249 -> 9536147
Por:anonimo 2012

RE: Re: castillos y fortificaciones en tierras del cabriel (1)
Bueno, me he tenido que registrar para poder entrar hoy, curioso.

Señor-a jsaizvalero, no se imagina usted la cantidad de información de todo tipo que por ciertos motivos que no vienen a cuento esta como es logico fuera del alcance de los llamemos "ciudadanos de a pie".

Todo el mundo tiene en su casa cosas que no enseña a los demás por algún motivo, y una nación con su pertinente gobierno de turno tiene muchos secretos que no son recomendables conozcan la luz por motivos de todo tipo, españa no es menos y en ellas se encuadra sus comunidades autonomas.

El CSIC le puede dar información de diversos temás,pero le aseguro que ni un 5% de todo lo que se maneja como es logico, es más hay información que ni altos mandos del propio cuerpo tienen aceso incluido politicos y mandatarios.

No me quiero extender ya que es un tema que no viene a cuento en este foro, simplemente era para decirle que los gobiernos de los paises democraticos saben más de nosotros que nosotros de ellos, y que mucha parte de la historia no esta escrita, al igual que la que esta escrita muchas veces difiere de la realidad.
Puntos:
31-01-12 00:57 #9536199 -> 9513881
Por:jsaizvalero

RE: Re: castillos y fortificaciones en tierras del cabriel (1)
Para JA. Almonacid:
-Felicitarte por tus trabajos y conocimientos de la España árabe o Al-Andalus. En ese sentido soy un aprendiz, pero todos aprendemos de todos.
Puntos:
02-02-12 22:42 #9554131 -> 9536199
Por:jsaizvalero

RE: Re: castillos y fortificaciones en tierras del cabriel (1)
"Cuenca aparece nombrada por primera vez en 784 por un cronista musulmán, quien habla de la existencia del castillo de Conca. Según la misma fuente, esta fortaleza sirvió como último refugio del hijo de Yusuf ibn Abd al-Rahman al-Fihri, emir de Córdoba. En ella también se hizo fuerte Calib-ibn-Hafsun, quien tras huir de Toledo (s. IX) llegó a estos territorios y se apoderó de las alcazabas de Uclés, Huete, Alarcón y Cuenca."(Gran Enciclopedia de España) https://ww.mienciclo.es/gee/index.php/Cuenca
Nota: Para hacerles saber que están en un error. Personalmente no puedo hacerlo porque no tengo datos para debatirlo.
También se cita en "Historia de la Dominación de los Árabes" de Don José Antonio Conde (1874).pág.23 "... volvió á salir de. sus montes Calib ben Hafsun, y con ayuda de sus parciales ... Llegó este caudillo con presurosas marchas a confines de Toledo: el rebelde Aben Hafsun temió hallarse cercado en una ciudad donde no tenía confianza; y para evitar esto se salió con la flor de su gente, dejando numerosa guarnición para defender la ciudad: fotificó los castillos del Tajo, y las fortalezas de Uclis y Webde, Alarcon y Conca.".
Puntos:
02-02-12 22:45 #9554158 -> 9536199
Por:jsaizvalero

RE: Re: castillos y fortificaciones en tierras del cabriel (1)
Según el autor está sacado de varios manuscritos y memorias arábigas. Don José Antonio Conde era doctor del gremio y claustro de la Universidad de Alcalá (de Henares).
Puntos:
02-02-12 22:50 #9554201 -> 9536199
Por:jsaizvalero

RE: Re: castillos y fortificaciones en tierras del cabriel (1)
Para saber más, hay un enlace con este libro actualizado (el que yo vi era una digitalización del original): ( )
Puntos:

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