La Rambla - Cordoba

Ha escogido para debutar la Venezuela de Chávez que fue durante su presidencia el mejor cliente en la industria de armas
Ya tenemos a Zapatero dando conferencias, como cualquier ex de alto nivel. Era la crónica anunciada de algo que iba a ocurrir. El hecho, dado como indiscutible, estaba en situar las coordenadas. La primera, el lugar. ¿Dónde ocurriría el evento? ¿En qué tribuna se estrenaría? La segunda, digamos que, lógicamente, estaba relacionada con el tiempo. Es decir, qué momento elegiría o dicho de otra forma ¿cuánto tardaría el expresidente del gobierno español en lanzarse al ruedo? Había una tercera cuestión por dilucidar: ¿de qué hablaría Zapatero? Interesaba saberlo porque jamás se le había conocido el ejercicio de profesión alguna, aparte de dedicarse a la política. Durante años como diputado ignoto por la circunscripción de León y desde el 2004, merced a una trágica carambola del destino, como presidente de España. Convendrán conmigo, que la cuestión, por todas estas razones, se planteaba, no sin fundamento, como un misterioso arcano. A quienes esperaban impacientes una respuesta le han sido al fin despejadas las incógnitas y, a fuer de sinceros, hemos de señalar que Zapatero no se ha mostrado cicatero. Aclaro que lo de la no cicatería está referido al hecho de que no ha tardado mucho en dar respuesta, sino más bien al contrario.
Es posible que en esta premura haya influido que después de que su larga trayectoria —más de una década en la tribuna— como comunicador, haya vivido un corte tan radical, al contemplar como otras posibilidades no se materializaban, que le ha llevado a no poder contener su deseo de dirigirse a un auditorio. Las otras posibilidades que, probablemente barajaba, eran, por ejemplo, alguna aparición pública en las campañas electorales de Andalucía y Asturias, pero las huestes socialistas de Rubalcaba no sólo no le han dado una oportunidad, es que ni le han dejado asomarse a la campaña, aunque fuera sentado en primera fila.
En definitiva, apenas transcurridos tres meses de su salida de la Moncloa y de los focos mediáticos ha tomado la decisión de iniciar su periplo de ex presidente conferenciante y se ha estrenado en su nueva faceta. El lugar escogido —si es que ha existido dicha posibilidad, cosa que ignoramos— se encuentra al otro lado del Atlántico. Se trata concretamente de la Venezuela bolivariana de Hugo Chávez que fue, durante los años de la presidencia de Zapatero, uno de los mejores clientes de la industria armamentística española, cuyas ventas crecieron de forma espectacular durante sus años de mandato, pese al talante pacifista del que el expresidente siempre alardeó. Nada que objetar en cuanto al momento y al sitio elegido, más allá de los comentarios hechos, que se limitan a señalar sus prisas y el lugar.
En cuanto a la materia objeto de su disertación, que ha versado sobre economía, los reparos se amontonan y resultaría prolijo señalarlos. Baste indicar que es lego en la materia —recuerden que Jordi Sevilla, uno de sus defenestrados ministros, se comprometió a ponerlo al día en materia económica en un par de tardes—- y su actuación como presidente ha revelado de forma inequívoca su más absoluta ignorancia. Estamos pagando caras sus ocurrencias y por lo que se ve su descaro, fruto de la ignorancia que siempre es osada, no conoce límites.