La Rambla - Cordoba

La causa de la tristeza de Cristiano Ronaldo es, según se ha sabido, el vil metal. Un ejemplo para millones de escolares
Hay una vieja expresión a la que se han dado diferentes sentidos. Me refiero a «cantar la gallina» cuyo origen, al parecer, se encuentra en un milagro que obró Santo Domingo de la Calzada para salvar la vida de un peregrino acusado injustamente de robo -en recuerdo del milagro en la catedral de la localidad que lleva el nombre del santo existe un gallinero de estilo plateresco donde se cobijan un gallo y una gallina-. Se dice de quien aparenta virtudes que no posee y al final se descubre el engaño, entonces canta la gallina, también se refiere a quien oculta algo a los demás que termina por descubrirse. Esta segunda explicación es la que conviene al caso que nos ocupa; a saber, el descubrimiento de la tristeza de Cristiano Ronaldo, acerca de la cual se hicieron toda clase de especulaciones y fue motivo en la prensa nacional e internacional de fuertes debates, dada la trascendencia de la cuestión. Cristiano Ronaldo estaba triste, tanto como para no celebrar los goles que marcaba con el equipo de fútbol que le paga a razón de 9,5 millones de euros por temporada en concepto de lo que en las sociedades anónimas deportivas se denomina ficha, lo cual significa que no están incluidas primas como tampoco los derechos de imagen y propaganda que suponen, en el caso de estos últimos, cifras aun mayores.
Después de algunos días de incertidumbre, en el caso de Cristiano Ronaldo ha cantado la gallina. Por fin, conocemos que la causa de su tristeza no se debía a haber quedado finalista en la elección del mejor jugador del fútbol europeo durante la pasada temporada, tampoco al enfriamiento de sus relaciones con otros componentes del vestuario madridista. La causa de la tristeza de Ronaldo se encuentra en que sólo cobra 9,5 millones de euros y se siente mal pagado. Al parecer, otros futbolistas a los que se supone con menos talento -caso de Samuel EtoŽo, el que se fue de España dejando, presuntamente, una deuda millonaria pendiente de pago a la Agencia Tributaria, cuya ficha es el doble o el de su hasta hace poco compañero Lassana Diarra que cobra casi lo mismo que él, estando ya en el ocaso de su carrera-, están mejor tratados que él, económicamente hablando.
La causa de la tristeza de Ronaldo es, según se ha sabido, el vil metal. Todo un ejemplo para millones de escolares que estos días comienzan su curso académico y que lucirán en las aulas la camiseta que viste su ídolo en el Real Madrid. Ausente por unos días de nuestros campos de fútbol no sabemos si a su vuelta seguirá estando triste porque sus 9,5 millones de euros al año le parecen poca cosa por darle patadas a una pelota. Claro que podrá alegar, con toda la razón, que millones de personas pagan por verlo hacer eso y, en medio del pesimismo que nos invade, a los aficionados, forofos y seguidores del Real Madrid les hace la vida más llevadera. Esta es la sociedad de nuestros días, que me recuerda, por lo que sabemos, a la de los últimos tiempos del imperio romano, cuyos ciudadanos sólo estaban interesados en los espectáculos que se ofrecían en los anfiteatros.