Calzada de Calatrava - Ciudad Real

España se dirige, como el resto de Europa, hacia una probable nueva recesión. El paro está disparado, la recaudación fiscal se ha hundido, habrá que recapitalizar a la banca con dinero público y nos hemos comprometido, ante la UE y en la propia Constitución, a llevar el déficit por debajo del 4,4% del PIB en 2012 (este año el objetivo era del 6% y, pese a los recortes, no se cumplirá). Mi duda de es: ¿con qué dinero piensa Mariano Rajoy pagar esas rebajas fiscales que ha prometido en el avance de su programa electoral?

Repasemos la letra, que dentro de poco nos la van a cantar. El PP propone recuperar la desgravación por vivienda y aumentar las deducciones por los planes de pensiones privados. Son dos maneras bastante injustas de inyectar aún más dinero público al sector de la construcción y al de la banca, que son los que indirectamente se quedan con esas ayudas. ¿Tiene sentido, además, que una persona que vende un chalet de dos millones de euros y se compra otro de seis reciba también una subvención?

Otra de las propuestas estrella: rebaja fiscal para los rendimientos del capital (el PP lo llama “ahorro”). La teoría liberal dice que las bajadas de impuestos incentivan el crecimiento; en parte es verdad, aunque no todo el dinero que el Estado deje de ingresar con esta rebaja se moverá después como nos gustaría. Sin embargo, esa rebaja beneficia especialmente a los más ricos: a los que se ganan la vida con las rentas, y no con su trabajo.

Para pagar esta fiesta, el PP sólo avanza un indefinido “plan de austeridad” que consiste en eliminar “los gastos superfluos” de la administración. El plan para “las cuentas públicas” –tres párrafos– no detalla recortes ni en el subsidio de desempleo ni en las pensiones ni en sanidad ni en educación. Guarden este programa. Dentro de unos meses, lo tendremos que recordar.