Trebujena - Cadiz

Cuando estaba en el instituto, nos tocó un maestro de matemáticas que creo que era de Jaén, pero ya no me acuerdo bien. El tema es que cuando dábamos las ecuaciones, cuando había que pasar las equis de una parte de la ecuación a la otra, el hombre en vez de decir, al otro lado, decía "al lotro" y cada vez que lo decía todo el mundo ha reirse. No veas que cachondeo.

Luego unos pocos años más tarde, cuando del instituto se pasa a la universidad, hablando, era yo el más bruto de toda la clase y eso que allí había gente de toda Andalucía. Todavía después de unos 20 años de eso me siguen diciendo, tu acento de donde es, es difícil entenderte y eso por muy fino que intente hablar.

No es por criticar el habla, ya que es el habla que yo hablo, sino por recordar lo tonto que es uno de chico, que por estar en el instituto ya se creía uno que era un catedrático o que iba para presidente del gobierno. Y lo mismo con lo del "lotro" con el que iba al campo a coger un guisito de habas, otro cachondeo, o cuando pasaba el del tractor labrando la tierra. Lo pronto que se le suben a uno los humos de grandeza por estar entre cuatro paredes concretas, cuando en Trebujena, si no es tu padre o tu madre la que siembra habas o tiene campo, es tu vecino, tu tío o tu abuela.

Claro después cuando uno termina los estudios, nos vemos con el derecho de tener un buen trabajo, con buen salario y con una buena reputación social, porque hemos estudiado una carrera, "Anda, que mi niño es licenciado", y como licenciado cómo me voy a ir a trabajar al campo, si yo he estudiado una carrera.

Y tampoco estoy diciendo que el licenciado es un chulito por no querer ir al campo a coger aceitunas. A lo que me refiero, es que una cosa es tener una formación y otra muy diferente es que esa formación te sirva para algo, y no porque no sirva para nada, sino porque no sabes darle un uso a eso que has aprendido y aprobado. Tanta carrera y tanto estudio, se tiene que notar en algo, vamos, digo yo.

Yo nunca he trabajado de lo que estudié, pero tampoco significa que a mi estudiar no me ha servido de nada. Me ha servido para mucho, entre otras cosas para salir de Trebujena, porque salir a ver el mundo es algo que siempre se agradece. Antes estaba la mili y ahora están los estudios, siempre hay un rito iniciático, una primera vez. Y otra cosa, no solo hay que mirar al pasado, hay que mirar al futuro también, y para lo que te puede servir la carrera en el futuro que está por escribirse.

Y salir de Trebujena no lo digo con desprecio, lo digo porque esa sensación no tiene precio. El verte solo, que te inunde la angustia de estar en un sitio nuevo completamente solo, ese instante de acojone es lo que te hace ver el mundo tal cual es, un destello, un acojone inmenso, eso es, fuera de los estereotipos, de los amigos, de la protección de tu entorno familiar, fuera de tu barrio habitual donde siempre compraste el pan y viviste los carnavales.

Los jubilados que se sienta en lo de la Oña, muchos de ellos estuvieron en Francia, en Holanda, en Suiza y Alemania. Hoy muchos salen de nuevo y parece que hay que hacerles un programa, "Trebujeneros por el mundo", como si esto fuera nuevo, lo más moderno del mundo. Pero eso si que era emigración, cuando te ibas a Alemania en los sesenta con una maleta de madera que pesaba más la maleta que lo que cabía dentro. Sin teléfono, internet ni video conferencia. Para escribirte con la familia o la novia por carta y pegando el sello con la lengua. Y sin Unión Europea ni haber estudiado idiomas.

Y a pesar de los años el mundo sigue con sus mismas vueltas, lo mismo que en los sesenta, ahora en los dosmiles, y el habla trebujenera en su sitio, con el trebujenero, donde quiera que va le acompaña su acento. "A todos los lugares se va pero a Trebujena se vuelve, por su gente".