La sombra de aquella encina Bajo aquella encina grande que buena sombra nos daba, descansaba un viejo hurdano que al Pino se encaminaba. Iba a ver a la familia de la poca que quedaba, y también a sus amigos de los pocos que contaba. Tantos años han pasado desde aquél dia tan feliz que junto con su mujer buscara un mejor vivir. Para no alejarse mucho de la tierra en que nació, a Torrecilla nos vino y en la misma se quedó. Alli nacieron sus hijos y alguna tierra compró, que a fuerza de sacrificios tuvo una vida mejor. Vivió contento y feliz por espacio muchos años, ayudado por sus hijos y trabajando a destajo. Más el tiempo va pasando y los años no perdonan, y aquél que con tanto pudo trabajando a todas horas, ya con todo se fatiga y sólo busca descanso en la sombra aquella encina. jacintoP. |