Santibáñez el Bajo - Caceres

Este articulo de opinión de FELIX BARROSO GUTIERREZ,que en el día de hoy 15/2/2015,a salido publicado en EXTREMADURA PROGRESISTA o DIGITAL EXTREMADURA.

Dicen que la probabilidad de que te caiga un rayo encima es de una entre tres millones, cuando en lo tocante a la lotería de Navidad es de una entre ochenta y cinco mil. Pero casos se cuentan por estos lugares del cazador al que le sorprendió la tormenta y, refugiado bajo un árbol, la exhalación vino a buscarle a través de los caños de la escopeta, dejándole completamente achicharrado. El 4 de agosto de 1967 quedó muy marcado en el calendario luctuoso de la población de Montehermoso, cuando la maldita chispa descendió mortalmente sobre un secadero de tabaco en el paraje de “Vega la Barca”, fulminando al vecino Teófilo Carpintero García, de 38 años, perteneciente a la saga familiar conocida localmente como los “Potájih”. Le acompañaban mujer e hijos, pero solo a él se lo llevó para otros mundos.

En el agosto siguiente, cuando quedaban tres días para acabar el mes y la comunidad hom-sexual de los EEUU de Norteamérica protestaba y defendía sus derechos en los que dieron en llamarse “Disturbios de Stonewall”, una espantosa tronada se cernió, como pájaro de mal agüero, sobre los parajes de “La Esparraguera”, en la hoja de “El Monte” de los términos del lugar. Allí, al sitio del “Valli Pajal”, con alevosía y nocturnidad, el rayo cogió durmiendo a Ti Avelino Osuna Montero y a su hijo Felipe Osuna Iglesias, soltero y de treinta y nueve años de edad. “-Cayó la chíhpa -me contaba en cierta ocasión Ti Avelino- y el ehtruéndalu me queó abobecíu. No jadía vía de mí méhmu. No se podía ni rehpiral en drentu de la choza. Empecé a llamal al mi Gelipi: -``¡Gelipi, Gelipi, Gelipi…!” Peru no me rehpondía. Lo remecí a tiéntah y no me contehtaba. Allí no se podía ehtal: había una jumarera que me afisiaba. Agarré al mi hiju por lah piérnah y lo arrahtré pa juera. Me golía cumu a chamuhquina. ¡Qué nochi aquella! Jué la peol de mi vida”.

Felipe, que había ejercido como guarda de las fincas del lugar y que ganada fama tenía de haber sido un mozo bien plantado (algunas mozas lo llamaban “Cara de plata”), cayó abanderado de negro. Su padre, Ti Avelino, hijo de Ti Sixto Osuna y de Ti María Montero, y casado con la “pil-nga” Aureliana Iglesias, quedaría cojo para el resto de la vida. Voces corrieron muchas: que la muerte de Felipe se debió a que el rayo se cebó en su cuello, del que colgaba una cadena; que falleció asfixiado porque padecía de bronquios; que si tenía por almohada una chaqueta en la que guardaba una navaja… Rumores que acaban convirtiéndose en leyendas, donde se cobijan todos los temores y creencias telúricas del campesinado del ayer, tan de pan, vino y tocino.

Jamás imaginaría Felipe Osuna, el que había nacido un 6 de junio de 1929, el mismo día que el afamado compositor colombiano Jorge Villamil Cordovez, que, después de tanto patear valles y cerros en su oficio de guarda, cuando parecía estar inmunizado contra todas las inclemencias y tempestades de los campos, una diabólica centella le segaría de un tajo la vitalidad que rezumaba por todos sus poros. Cuando menos se piensa, se conjuran los males del firmamento y caen chuzos de arriba sin que aún sea tiempo de estío. No tan mortíferos como los que fulminan a nuestros labradores y pastores que doblan sus cuerpos y encallecen sus manos con la dura brega. Porque los redobles de la tormenta arrecian en este país, del que decía Napoleón Bonaparte que estaba formado por “una chusma de aldeanos guiados por una chusma de curas”. Aldeanos a quienes el chamusco les ha aburado sus bolsillos y no levantan cabeza, aunque los popes de la derecha que dirigen la locomotora de la nación experimenten auténticos orga..mos al hablar sobre la recuperación. Pero solo la ven y la perciben en Génova-13, donde escandalosamente chillan las gaviotas, que para los españolitos de a pie es puro sarcasmo.

Caen rayos no letales pero sí dañinos sobre los aldeanos que quedan en nuestros medios rurales y los que un día hicieron las maletas y pasaron a formar parte del proletariado obrero. La “Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en el Estado Español” (EAPN) lo acaba de denunciar contundentemente: los pobres y excluídos sociales alcanzan ya a un 27,3% de la población, o sea, a un total de 12.866.000 personas, de modo fundamental a niños y jóvenes. ¡Pobres aldeanos, aunque sean obreros urbanizados a la fuerza y en paro! Pero no tan pobres curas. Ahí tenemos al expresidente de la Conferencia Episcopal, Antonio Rouco Varela, con fama de trabucaire, que ya dejó de ser un okupa. Pese a que hace cinco meses el Papa Francisco, que es de otra hornada y otra sensibilidad más evangélica, le cesó y nombró, en su lugar, como arzobispo de Madrid, a Carlos Osoro, el ciudadano Rouco seguía aferrado a su sillón y a su palacio. Ahora, por fin, abandona su cuartel eclesiástico y se retira nada menos que a un ático de lujo de 370 metros cuadrados, en el centro de Madrid. ¡Si Jesús de Nazaret levantara la cabeza…!

¡Que sigan cayendo rayos!, parecen decir aquellos 62 diputados (34 del PP, 25 del PSOE, 1 de CiU y 1 de Coalición Canaria) que, aparte de cobijar sus cabezas en el Palacio de las Cortes, cuentan con pisos en Madrid y tienen la cara dura de cobrar 1800 euros al mes por dietas de alojamiento. Y en primera línea, Cristóbal Montoro, el ministro de Hacienda con sonrisa de estornudo. Este derechista ciudadano cuenta con un chalet adosado, en cuya reforma se invirtieron 30.000 euros de dinero público, una casa y un piso. Unos, que no tienen vergüenza, con docenas de pararrayos sobre sus hombros, y otros, echados a la calle por los desahucios o sin una simple buhardilla donde cobijarse, dejados a la intemperie, a merced de los fogonazos del cielo. ¡Y, luego, se ponen de los nervios cuando hablamos de la Casta!

Un buen y gran amigo mío, Seve Sánchez, director del instituto de secundaria “Solokoetxe BHI”, de Bilbao, entrañable camarada desde los tiempos de la p..ta mili, abulense y vasco a la vez y luchador revolucionario bajo mis mismas banderas, me cuenta que “por encima de la democracia, solo hay más democracia. Ni la justicia social, ni la patria, ni la riqueza están por encima de la democracia”. Así debería ser, para que todos quedáramos a salvo de los rayos y centellas. Pero mucho nos tememos que con las normativas que se saca de la manga la derecha, tal que la “Ley Mordaza” (también el PSOE puso en circulación la “Ley Corcuera” o de la patada en la puerta), o la recién pactada con el guaperas de Pedro Sánchez y donde se incluye el eufemismo de “prisión permanente revisable” (cadena perpetua), la democracia seguirá tambaleándose y las chispas continuarán cebándose con los de siempre. Y que no le hablen de democracia, sino de doblones, a esos seis grandes bancos españoles que ganaron 9995,9 millones de euros en 2014, un 38,8% más que en el ejercicio anterior. ¡Menudos pararrayos se gastan los gachós! Luego, la todopoderosa y casposa casta cantándoles exequias, panegíricos, encomios y loas a banqueros tenidos como superbenefactores de la nación, tal que Emilio Botín, y ahora resulta que era un defraudador, con miles de millones en los paraísos fiscales.

Felipe Osuna, al que algunas mozas llamaban “Cara de Plata”, como a un noble personaje de las Comedias Bárbaras de Valle Inclán, lo mató en mala hora un rayo criminal. Su tocayo, el ciudadano Felipe de Borbón y Grecia, rey de España, el que tiene la mollera a salvo de las exhalaciones (aparte de seguir teniendo los riñones bien cubiertos por más que se baje el sueldo), acaba de arengar, ante la Cámara de Comercio de España, a los jóvenes para que salgan al exterior, al objeto de lograr una “valiosa experiencia laboral”. Vomitivo. Propio de quien está fuera de la realidad y no huele la chamusquina de los rayos que persiguen a nuestros cualificados mozos, que a miles y a la fuerza abandonaron el solar patrio porque la patria se ha convertido cada vez más en el cortijo de unos cuantos. Al fondo del escenario, les franquea la puerta el impresentable ministro Wert, perorando sobre la importancia de suprimir en el bachillerato la botánica y la zoología. ¡Lástima que no le cayera un rayo democrático en su bien conformada calva!

No tenía abuelos maternos que le lloraran el pobre Felipe Osuna, ya que su madre era hospiciana. Pero sí los tienen muchos de los que se pasean chulescamente por España con pararrayos por cima de sus testeras. A ellos les tocará derramar lágrimas cuando la herrumbre haga mella en tales artefactos y devengan en obsoletos. La fecha de caducidad está a la vuelta de la esquina, por más que chillen, pataleen, enchufen el ventilador y amaguen con los cuatro jinetes del Apocalipsis. ¡Ya está bien de que los rayos caigan sobre los siervos de la gleba, los de siempre!

Buenas tardes.

El Pizarroso, por experiencia te digo que estos larguísimos copia-pega no los lee enteros nadie. Mejor te lo lees, lo resumes y lo pones, seguro que lo leen más foristas.

Saludos.