Santibáñez el Bajo - Caceres

Este nuevo articulo de FELIX BARROSO GUTIERREZ que en el día de hoy 21/9/2014,a salido publicado en el diario !!!!!" DIGITAL EXTREMADURA"!!!!!" y la podéis encontrar dentro de la sección "OPINION.

A Aquilina Corrales Montero, a la que todos conocíamos como Ti Quilina, le oí comentar un día: “Mi padri, que en pajehté, no se pusu cumu don Quijoti porque Dióh no quisu, que tóh loh sántuh díah andaba metíu entri líbruh y papélih. Era mu rebajetinu y tenía mu pócah chíchah, peru era máh líhtu que la jambri, que la enteligencia se le rebosaba por la su cabeza”. Ti Aquilina fue madrina de guerra de Santiago Sánchez, natural del pueblo salmantino de Martiago y que atendía, en el lugar, por Ti Santiaguito. Con él se casó, ejercieron el oficio de carniceros y tuvieron una hija, Pili, casada con Alejandro Montero Gutiérrez, de la familia de Los Moyanas, y un hijo llamado igual que su padre, que se hizo fraile escolapio.


Ciertamente, Vicente Corrales Jiménez era muy poquita cosa y, por ello, lo llamaban Ti Vicentino. Había nacido el mismo día que el famoso pediatra y escritor polaco Janusz Korczak, allá por 1878. Era hijo de Ti Victoriano Corrales y de Ti Trinidad Jiménez. Aplicado estudiante, se metió en el mundo del Derecho y llegó a ser secretario de Administración Local en el Ayuntamiento de su pueblo. De él cuentan que tenía auténtico interés en que todos los muchachos del lugar recibieran, al menos, las cuatro reglas. No quería que hubiera más analfabetos en la localidad, empezando por su padre, al que enseñó a leer y a escribir cuando ya peinaba algunas canas. Se volcaba, fundamentalmente, por los hijos de las familias más humildes, a muchos de los cuales, siendo mozos, los preparó para ingresar en el Guardia Civil, en el Cuerpo de Carabineros y en otros estamentos donde se pudieran ganar el jornal decentemente. Ti Vicente, que contrajo nupcias con Ti Vicenta Montero, que pertenecía a la saga familiar de Las Moras, no sería el que acuñó lo de llamar “desertores del arao” a los mozos que abandonaban nuestros campos y se iban a buscar fortuna en las Fuerzas de Seguridad. Pero si no fue, cerca le andaba. Relatan que, cuando los preparaba para la Academia, les repetía continuamente: “Ya habéih enterrau loh pieh en vida múchah vécih, echandu súrcuh pol baldíuh y barbéchuh; ahora voh toca dejal el arau arrinconau y sacudírvuh el polvu de loh terrónih”.

Fue Ti Vicentino gran amigo de José María Gabriel y Galán, que residía en el cercano pueblo de Guijo de Granadilla, y aficionado también a escribir, en el habla popular de la zona, algunos cuentos y obrillas de teatro. Simpatizó con el Partido Republicano Progresista, de Manuel Ruiz Zorrilla, y fue un furibundo fustigador del caciquismo. Cuando su casa ya era pura ruina, entré en ella con uno de sus nietos más pequeños, Fermín Montero Corrales, hijo de su hija Marcela, buen amigo mío y al que desde chico siempre llamamos Jaime. Allí había varios arcones con libros y legajos, entre los que encontré interesantes documentos.


Nuestro paisano, nieto paterno de Ti Antonio Corrales y de Ti Isabel Caletrío, fue un entusiasta de la enseñanza pública y, sin ser maestro, se volcó en ella. Bien le valdría a José Ignacio Wert Ortega, el que fuera alumno del elitista colegio de El Pilar y actual Ministro de Educación, aprender algo de la biografía de Ti Vicentino. Porque hay que decir muy alto y claro que, con la implantación de esa nueva Ley educativa, llamada la LOMCE, en el presente curso académico, se han desatado todos los demonios. Los que llevamos metidos en las tareas educativas una piña de años observamos que la LOMCE no persigue otra cosa que la mercantilización de la educación y la domesticación de la sociedad. Carmen Rodríguez Martínez, de la Universidad de Málaga, escribía en la revista “Cuadernos de Pedagogía” (mayo, 2014), lo siguiente: “Con la justificación de que hay que preparar al alumnado para el mundo laboral, la educación está sufriendo una reorganización de acuerdo con los principios del mercado. Se genera, así, un nuevo modelo caracterizado por la dependencia y la falta de responsabilidad social que conducirá a sociedades menos democráticas y abiertas, a las nuevas plutocracias en ascenso”. La alianza neoliberal-conservadora de la Unión Europea ya significó con firmeza que el objetivo principal de la política educativa es “la producción de capital humano para una economía competitiva”. Lógicamente, el PP, como aplicado discípulo, ha plasmado tales consideraciones en la LOMCE y en esa formación del espíritu nacional que lleva pareja.


Que trepe el que más pueda, aunque sea pisando al de abajo. La ley de la selva impresa en los textos de la ley educativa de la derecha. Todo un sistema discriminatorio, donde se selecciona al alumnado para que su progresión en los estudios esté totalmente mediatizada por el nivel social y las posibilidades económicas de la familia. Todo estudiante que no cumpla con los requisitos de un perfil prefijado ideológicamente, será expulsado del sistema. O sea, una enseñanza para ricos y otra para pobres. Una educación que apuesta por la privatización de todo lo público, que arrasa con programas educativos que han dado eficaces resultados, que impone la jerarquización del profesorado, que hace de la Religión Católica una asignatura evaluable, que subvenciona a centros privados que segreguen por sexos y que tiene como último objetivo crear y adiestrar a sujetos como entes consumidores compulsivos y no críticos, en vez de educar a personas solidarias, racionales, imaginativas e inconformistas.


El Sindicato de Estudiantes y la Plataforma Estatal por la Escuela Pública ya están calentando motores para la huelga general de finales del próximo octubre. Alumnos, padres, docentes y demás personal de los centros educativos están convocados a las barricadas, porque barricadas de la desobediencia civil pide el pueblo ante la barbarie de la casposa ralea que nos quiere tejer una maldita urdimbre de acuerdo con patrones que nos devuelven a aquel nacional-catolicismo de triste memoria. De “Contrarreforma franquista” ha sido tachada por el Sindicato de Estudiantes esta ley educativa, aprobada en solitario por la derecha de este país.


Por estas Extremaduras nuestras que ya presienten el alborear del otoño, la “normalidad es absoluta”. Y lo clama a los cuatro vientos doña Trinidad Nogales, flamante consejera de Educación y Cultura. No oye o no quiere oír a todos esos miles de padres extremeños que se han subido por las paredes al saber que a sus hijos de enseñanzas no obligatorias se les ha impedido hacer uso del transporte escolar nada más iniciarse el presente curso escolar y, a fecha de hoy, siguen sin poder montar en los autobuses. El 26 de septiembre del pasado año la Asamblea de Extremadura aprobó por unanimidad una propuesta de IU, en la que se restablecía el transporte escolar gratuito para los alumnos de Bachillerato y Formación Profesional. Posteriormente, el 12 de diciembre del mismo año, la Asamblea volvía a considerar, con la abstención del PSOE, una enmienda de la citada formación izquierdista, que volvía a garantizar el transporte escolar a todos los alumnos extremeños para el año 2014, estableciéndose un millón de euros para garantizar dicho transporte. Pero parece ser que al Gobex, o sea, a la Junta de Extremadura o poder ejecutivo, le traen al pairo muchas de las resoluciones y enmiendas aprobadas en la Asamblea. El pasado curso no se resolvió la gratuidad del transporte escolar hasta dos largos meses después de haberse aprobado, teniendo que buscarse la vida los padres (la mayoría obreros y pequeños campesinos) para llevar y traer a los hijos que cursaban enseñanzas postobligatorias a los centros. Con todo y eso, hubo pueblos que se quedaron sin la gratuidad, como es el caso de Santibáñez el Bajo, estableciéndose así un flagrante agravio comparativo con el resto de otras rutas escolares. De justicia sería que se devolviera a estos padres, con carácter retroactivo, el dinero desembolsado, en tanto y cuanto estaba aprobada la gratuidad del transporte de sus hijos.

Tanto el derechista Ministerio de Educación como el Gobex, que es de la misma onda, pasan olímpicamente de la biografía de Ti Vicentino, el que fue nieto materno de Ti Manuel Jiménez Domínguez y de Ti Cándida Montero Dosado. A ellos les importa un pimiento una enseñanza pública de calidad, ya que su ideología, como se corresponde a una derecha que se precie, va por otros derroteros muy diferentes y así lo ha constatado la historia.

No rotularon con el nombre de nuestro paisano calle o plazuela alguna. Ti Vicentino dio el último suspiro el día de San Agatópodo, en 1966, cuando contaba 88 primaveras. Le venció la senectud y el agotamiento general. Ni un solo rótulo con su nombre, pero seguro que José Ignacio Wert o doña Trinidad Nogales tendrán alguna mención honorífica, o alguna plaza, como la que acaba de inaugurar aquella otra pepeísta y alcaldesa de Madrid por el dedo, que no por los votos, doña Ana Botella, dedicada a Margaret Thatcher, la “Dama de Hierro” que con tanto ahínco defendió el “apartheid”, jodió a los mineros y le quitó la baba al dictador y genocida Augusto Pinochet. Dios los cría y ellos solo se juntan.

Buenas noches.