Santiago del Campo - Cáceres

CUENTO DE NAVIDAD

La navidad se acercaba, la nieve se acumulaba junto a los bordes del comino y los matojos. No solo en las cimas donde esta permanecía estática, hasta abril. Era el momento de hacer una escapada y cambiar de aires. Dejar la montaña. Como oriundo de Cuenca la nieve no es lo mio. Digamos que me llamo Cristóbal. Que ésto es un breve retazo de mi vida.`Cuando en los años 60 para ganarse el pan había que trabajar duro.. Andaluces y extremeños habíamos colonizado buena parte de Cataluña. En los trabajos que los nativos despreciaban. Trabajábamos talando pinos que la nieve en el crudo invierno no te permitía. Como temporeros. Una escapada durante esta pausa era una buena opción. Joven, sin ataduras como un mochilero de hoy día. Conocía esa Cataluña rural y tramontana. Desde Pon de Suert a La Sardanya, sin olvidar Ripoll. El clásico tipo de '”carretera y manta.” Uno de mis colegas, Juan Torres de Mojacar, me invitó a que conociera su pueblo y su gente, cuando hubo que hacer una obligada pausa. Como me venía de paso acepte, y después seguir mi propio itinerario.
El pueblo apiñado sobre una colina, con su casas blancas. Mantenía una temperatura aceptable por su cercanía al mar, que es el medio de vida del pueblo, la pesca de toda la vida.
Un paisaje de arbustos y rieras sin agua se divisaban tierra adentro. Un paraje descorazonador.
Mirando al éste, el placido Meditterráneo o Mare Nostrum. Juan me explicó que el 'tracoma' era endémico, en la zona y muchos se libraban de la mili por esa afección a la vista. Algo ambiental por la arena. Las costumbres no habían evolucionado mucho. Se ponían de acuerdo las parejas y en vez de casarse desaparecían unos días., Ya se entendía que estaban casados a la vuelta. Algo que aún no se aceptaba por el Nacional Catolicismo. Otra costumbre más perturbadora era atrapar o secuestrar a la mujer que te gustaba, si ella no te aceptaba, por que tenías algún defecto....El sujeto la introducía en su casa. La chica gritaba se debatía con desesperación. por que ya quedaba su honor manchado. Viéndose obligada a aceptar al tipo. Si, cuesta creerlo hoy. Fueron varias versiones las que oí. En esa época no se consideraba punible, no se perseguía.
Tomando un café a media tarde, mientras contemplaba el paisaje tierra adentro, sin vegetación. Al éste, el azul turquesa del mar. En un ambiente plácido tranquilo, solo en una mesa. En el bar que regentaba Loli junto a su madre. -Pocos clientes tienes hoy, Loli.- “hoy y ayer y mañana esto no se sostiene. Era morena, joven, más o menos 2o años. Cabello azabache ensortijados natural. Talla media y figura estilizada. Se movía con gracia. “¿Loli donde para tu novio-”? Una chica tan linda debe tener un amor.. Si, hace que lo dejamos. Se fue a trabajar a Gerona. Hace que dejamos de escribirnos. Era el momento que esperaba para intentar tirarle los“tejos' como suele decirse. Confiando en la suerte, no muy convencido, le dije; Loli; a ti te interesaría un tipo como yo, divertido, un poco calavera. Sin ataduras, que te saque de este apartado lugar, que conozcas otra vida, el amor, el vértigo de vivir al limite. -¿Si, y como lo voy a conseguir; casándome contigo-? Me soltó con apremio y decisión.
El sol iba ocultándose tras una loma y la penumbra se hacía patente. -Mañana he quedado con Juan y su mujer. Vamos a Sorbas a ver a un familiar. Pero te juro que no bromeaba cuando hablaba de nosotros, piénsalo. ¿te veo mañana o vienes con nosotros.? ¿a donde ? con Juan y su esposa... -Otra vez será... Bien mañana te veo vengo a tomar aquí un café contigo y charlamos.
En el pueblo era un invitado, así que mi estancia no se podía prolongar de manera indefinida.
Al siguiente día era sábado. El bar tenía mas clientes de lo normal. La madre de Loli me dedicó
una forzada sonrisa, mientras creí ver que con su mirada me tomaba la medida. Ocupé una mesa
solitaria y, apareció Loli con su desparpajo innato . Tras sus labio sensuales, unos dientes sin macula hacían resaltar una leve sonrisa. Así las cosas. se precipitaron. Los días previos alternamos con mi amigo y su mujer. Que para mi fueron una garantía ante su familia. Me di un 'voleo' por Cuenca, para poner al tanto a mi gente. Y a la vuelta Loli me esperaba radiante, nos dimos un abrazo. Ya con los papeles en regla para casarnos. Hemos vuelto pasado el tiempo por Mojácar: mi suegra encantada con los dos nietos, que ya conocía. Conmigo por el momento encantadora preguntando si quería tomar algo. Esta vez gratis. Emilio Rey. 2022.