Santiago del Campo - Cáceres

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AL VOLVER LA ESQUINA.
Nacemos donde nos ha tocado. Ajenos al destino que nos espera. Unos con estrellas otros estrellados. Una lotería en suma. Difícilmente vas a olvidar los lugares primigenios de estampas bucólico rurales, de nuestras primeras correrías infantiles que han quedan gravadas en nuestro cerebro. Dejamos nuestros pequeño mundo atrás por una necesidad acuciante. No para encontrar el país de Jauja que no existe, por algo más perentorio; comer, algo que escaseaba en ese nuestro reducido entorno.
Y lo hicimos los mesetarios extremeños, que nos vimos en la tesitura de hacer la maleta para buscarnos la vida en otra parte y crear una familia donde hubiese más posibilidades. Lo hicieron ya los pioneros de mi pueblo, Santiago del Campo, allá por 1941. Llegados los 60- 70, sería como un movimiento de arrebatacapas. Incluidos los que contaban con un pequeño pegujal heredado,(porción de terreno) deslumbrados por el neón, de las ciudades.
Es delirante como algún supremacistas del norte, nos tilda abiertamente de “aberrantes seres infrahumanos”. Por el hecho de contar con menos recursos. Poniéndonos a parir y hacernos creer que ellos son los elegidos de los dioses.
Es el innombrable Torra. En un país, que en teoría respeta y reconoce los DD HH. Si ese mismo vocabulario, fuese empleado contra un africano que violó nuestras fronteras. Este que llega ya con nuestras leyes aprendidas, se hubiese provisto de un buen leguleyo, gratis total y, habría reclamado un trato más amable con indemnizaciones incluidas. Esto nos lleva a la diatriba de ´¿'quien pone a los Jueces?'.
Muy en boga precisamente en estos momentos paradigmaticos y difíciles 'per se'.
Es humano comprender, a los que pasan de dichos agravios. Han planificado su vida
allí y ahí nació su prole. Así que es de lógica que no se sientan aludidos. Los que ya conocemos el 'percal' -seis años por esos bellos parajes – en época franquista, donde
no se contemplaba esa chulería. Un tema por irresoluble. Asi que vayanse con (su republiqueta incluida) al guano. Como extremeño de raigambre. Tengo por orgullo a los que fueron conquistadores de un mundo entonces desconocido en una época gloriosa para todos. Lucharon y sobresalieron cuando en el imperio español nunca se ponía el sol. Dejemos con sus ensoñaciones a los utópicos de corto vuelo que se han inventado una historia paralela a su medida. Emilio Rey, septiembre 2021