Santiago del Campo - Cáceres

TARDE DE TOROS
Es descacharrante intentar contar las vivencias de hace ochenta años. En una tarde de julio del 2021. Con casi cuarenta grados a la sombra. Ahora que a nadie le da por leer. A los que hemos nacido con esta manía, nos hubiese gustado ser cronista del lugar. Para transcender, pasar a la historia. Pero para todo hay que valer. Si este pueblo nuestro hubiese aspirado a esa categoría -tener cronista- en los anales constaría... “Hoy sábado cuatro de septiembre del 1945. se celebro el tradicional festejo de los toros en Santiago del Campo. Con la asistencia de muchos foráneos.
Con el encierro de un morlaco al que los mozos acosaron hasta reducir. Cuando entre
las vacas no le era posible defenderse. Hubo los consiguientes sustos porque este se resistió y algunos miedosos lo soltaron, con el inmenso peligro de dejar solo al valiente que tuvo la osadía de ser el primero en echar mano a las defensas del morlaco. De unos cinco años y más de 500 k. que el valiente previamente había anunciado que llevaría a cabo su hazaña” Si, por ahí andaba yo. Con pantalón corto descalzo como otros. Contaba a la sazón nueve años. Los toros me daban miedo.
Pero siempre estaba entre “bambalinas”en un pueblo que casi nunca pasaba nada.
Después del encierro frente al toril, el héroe, se vanagloriaba de su hazaña y no era para menos. Cuarentón, viudo y vuelto a casar, era uno de los hijos de tio Elias y tia Gabriela. Creo que se llamaba Pedro, de apodo 'Carrillones.´' Pastores de tradición familiar todos ellos. La fiesta seguía la costumbre, el mismo ritual de años anteriores.
Los veranos con la recogida de la cosecha se notaba menos la hambruna que seguía
latente para los desheredados. Los que tenían su yunta y sembraban, engordaban el cerdo, eran autosuficientes, los que tenían ganado y labranza se daban el lujo de tener operarios a su servicio por una miseria, de sol a sol. Los bares esas mañanas de domingo estaban muy concurridos a eso del mediodía.
Los segadores habían madrugado para dar la 'marea' y ganarse 4 ó 5 duros. De la época. Así que se recorrían los bares; de mostrador en mostrador ante una copa que ya costaba dos reales,si acaso acompañado de unas aceitunas, cantando la Parrala con un ritmo monocorde, bajo los vapores del alcohol de un clarete peleón. la cerveza
no estaba disponible en ese tiempo. Ese año 45 aun no se había establecido tio 'Pitacha' eso ocurriría años después entrados los 50. En el 53, ya nos dejábamos ver por esos bares los adolescentes de mi quinta. Los del 57.' Seguían 'Macha' y los veterano tío' Peque'. Tío 'Florete..' Los toros seguían aun su pauta. Este 1953. los adolescentes ya nos atraian más las faldas, ver a las chicas trepar por la escalera, mirar sus piernas al instalarse en el tablao de Honorio. Ahí cerca del balcón corrido. Todo era como una reminiscencia del circo romano. De ahí el lema o axioma que nos legaron los monárquicos del XIX. Pan y toros. Y todos contentos.
A partir de estas fechas el éxodo se disparó. Nos largamos buscado horizontes nuevos. Aunque con el convencimiento de que Jauja es sólo un mito o fabula.
Pasados ya muchos años, para los que hemos vivido el devenir de la historia, todo queda negro sobre blanco. Por lo tanto no hay “nada nuevo bajo el sol”.Emilio Rey