sobre los artesanos locales. ALGO SOBRE LOS ARTESANOS. No conozco la biografía de esos Artesanos de que habláis, O es corta o poco lo que hay que reseñar. -'Te lo digo a ti 'Manu'-, que has vivido una época en el pueblo en que los Herreros estaban vigentes aún, y llevarías algún formón o reja para aguzar. Cerro de las Vacas, estaba ya ausente en ese tiempo, buscándose un horizonte de más altura. Y no puedo responderle igual a su requerimiento. Por contar algo de los antiguos oficios; ya a principio de los 40. Cuando empiezo a tener noción de las cosas y alternar con persona mayores, sus historias,sus vidas. Para un chico de 6 a 10 años desde la huerta. Un lugar como los Hornos Tejeros era un pequeño mundo ya entonces. No solo era una vía de paso, de la dehesa a las Eras en verano, acarreando los cereales y otras tareas Teníamos como vecinos a tío Lucio el Cantaor en uno de esos hornos el más próximos. Ahí padre e hijo se repartían el trabajo, de dureza extrema. Era septiembre del 47. La sintonía entre padre hijo no era todo lo deseable ante la acumulación del trabajo. Recuerdo esas fechas porque sólo se hablaba de la muerte de Monolete ese aciago verano. A la izquierda puede verse el que perteneció a los Gallos. Poco o nada operativo. Según se sale de la calleja, a la derecha, tío Ceferino, El horno más activo. Éste, por que ya era de su pequeño clan familiar. Donde empezaban los nietos a ayudar y aprender el oficio. Era un trabajo duro donde los hubiera. Nada de maquinaria, a pico y pala. Buscar un lugar con arcilla roja, cribar acarrear con el rucio y amasar y llenar hasta los topes el horno de tejas y ladrillos previamente secados. Acarrear cantidad de retamas y, fuego al canto. Una semana sin que este disminuyera. Noches enteras atizando el fuego. A estas gentes los veías sudar sin rechistar ni lanzar una queja. El abuelo iba sacando pellas de barro bajo un sombrajo, las ponía en el molde de la teja y una tabla mojada la allanaba. Ahí empezaba el trabajo -del ya desaparecido Faustino- el mayor de los nietos. Lo volcaba en el molde y con tacto y maestría la teja a pesar del barro blando se mantenía sin perder las formas hasta su secado para ser cocida. Hoy con mi experiencia, tengo que admitir que era un trabajo muy duro, amasar el barro hasta hacerlo maleable. Tio 'Fefe' -junto a su mujer- creo llegó a una edad avanzada. El años 65 me ausenté y poco más puedo contar. Como matrimonio bien avenido -para toda la vida- a él le gustaba una canción entonces de moda que la radio aireaba como un martinete 'A tu vera, siempre a la verita...Te lo encontrabas con el burrillo de vuelta de la fuente tío Gacho con las aguaderas y sus cántaro. Esos veranos siempre escasos del liquido elemento. Le preguntabas, tío “Fefe,” ¿ Ha quedao agua en la fuente? - “Mu poquina, tendrás que esperar que se llene el pilón”.- Todo se lo llevó el viento, añado yo. “Inoportuno reloj que apresurado/ tu curso, mi dolor me representa/ estrella con quien nunca tuve cuenta/que mi partida vais acelerando.” G, de Cetina. Emirey PD. A quienes desde facebook me recordáis la cantidad de años que voy acumulado. Mis mejores deseos. Algo ineludible. Lo iréis notando, cuestión de tiempo. |