Aclarando Dedico muy poco tiempo a internet y sólo dispongo de conexión a la red en el trabajo. Un periodo breve de convalecencia me ha permitido, desde un cibercafé, colgar estas historietas en el Foro de Cañamero. Ellas, las historietas, sólo aspiran a que el lector se entretenga un rato. Me reservo el juicio sobre su verdad o falsedad aplicada a Cañamero, dejando este asunto a la opinión y pericia de mis paisanos (un pequeño juego que puede depararnos algunas sorpresas). Con todo respeto para mi noble contrincante (¡qué pesadilla me ha caído contigo, macho!) si el enunciado Historias de Cañamero requiere como exigencia la veracidad probada de dichas historias, me parece muy bien. Pero (y no olvidemos que existen muchas historias: de las costumbres, de las mentalidades, del pensamiento…incluso de la fantasía, y muchas metodologías históricas), ¿qué ocurre con las transmitidas por tradición oral y que en muchos casos no han podido ser probadas, y tanto más cuanto más lejanas, fantasiosas e imposibles? ¿No es privar a nuestros conciudadanos presentes y futuros de una dimensión simbólica (sueños, fantasía, distorsiones de la realidad) perteneciente a sus antepasados, a ellos mismos y ampliamente analizada hoy por la Psiquiatría, la Psicología y el Psicoanálisis? ¿Estamos en disposición de olvidar todo esto en aras de una Historia con mayúsculas? ¿Y qué ocurre con esa misma dimensión imaginativa en el presente? ¿También hay que anularla? Yo, que no encuentro contradicción entre todas estas historias, propongo en este Foro un desarrollo paralelo de todas, una apertura hacia, digamos, “la imaginación histórica”, y si se quiere y posteriormente, una clasificación en diferentes apartados dentro del Foro (real, imaginada, fantástica, cruel…) todo ello, arropado por la denominación genérica de “Historias de Cañamero”. Siempre es de sabios mantener vivo el espíritu de la duda, pues al igual que no existe el crimen perfecto, tampoco los hechos probados ofrecen siempre los mismos resultados, y si no, que se le pregunten a Heisenberg. Un saludo
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