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Abertura - Caceres

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España > Caceres > Abertura
18-09-08 20:38 #1194443
Por:coguta

Paquito el Güevero...Continuación
¡Esto, que m´encontrao!......................

Un chillío pegó Rosalina, la hija de tío Martín, cuando Damián deshizo el reuño que traía.
¡Dios Santo! –exclamó Catalina, su mujer-,
¡Qué has hecho muchacho!- dijo tío Martín, que estaba ya mancornao.
¡Santa María Purísima!, ..Profanación – dijo el Curina- eso es profanación; tu no sabes que te puen llevar a la cárcel por eso, chacho…, ¡Eso es robar a los muertos!.

¡Yo no he robao na, -dijo Damián-, solo he cogío, lo que estaba tirao!
Catalina.- ¡Pero estaba en el cementerio…por Dios…, donde debe estar!. Además, ¿tu pa que quiés eso, si no sirve pa na?.

¡Pues sí que me pué valer! –Damián-.
¡Que te pué valer! …¿pa qué? – Catalina-

¡Pues mismamente pa las Candelas y Los Santos, que como yo no tengo habeliá pa vaciar y recortar las sandía, sin se que se rajen,… tos los años los muchachos se ríen de mis calaveras. Y con ésta, éste año no se van a reir…, que le pongo abajo un cartón con una vela…y tu verás, la mejor calavera!. Y también he pensao que pué servir p´al mochuelo (Damián, en vez de tener un Mícal, como Paquito, tenía un Muchuelo que había cogío del nío), que metiéndole dentro…, con esos s´ojos que tié, cuando se le vean por las cuencas, bien gracioso tíe que estar.

Y es que Damián, s´había traío la calavera de aquél muchachino o muchachina que se habían encontrao casi entero en el cementerio viejo.

¡Anda…Anda.., no seas modorro, que encima lo vas a ir enseñando por ahí!, mañana sin falta, y sin que te vea naide, la vuelves a dejar aonde las cogío, y que no s´entere naide d´esto, que te pues buscar algún lío. – Dijo Tío Martín.- y.. no hay más qu´hablar, soldar la roanga y ¡ Venga…. to el mundo a costar!.

¡Pues yo me voy asomar un ratino an ca la Manuela, a ver cómo está que dende ésta tarde no se ná! – Catalina-
Es verda –dijo el Curina-, que m´han dicho que está mu mala. ¿Qué la pasaoooo?
Sí…mu chuchurría está, qu´han llamao a toa la familia, porque no saben si d´esta saldrá – Catalina-, y ¿qué la va pasar?, que ya son muchos años y mucho paecimiento, y además, desde lo del susto del perro, no ha levantao cabeza.
¿Qué susto del perro? – El Curina.
¡Estos muchachos - dijo Catalina señalando al Chivi, Paquito y Damián-, que no tienen ni una idea sana en la mollera!. Que te lo cuenten ellos mañana, que ya está bien de cháchara, que no vamos a dejar dormir a Martín.

¡Hasta mañana Martín –dijo el Curina- y ten cuiao con la bicha, que ya m´han dicho que me los tiés que contar!.

Seguía dando guertas el trillo, mientras Paquito pensaba en Tío Martín, que era un hombre amable, paciente y trabajador. Su casa siempre estaba llena de gente, y te daba to lo que tuviera, y le gustaba escuchar historias y titulillos, y reir, sobre to le gustaba reirse a carcajás. Era campeño, pero vino un día an ca Chicote al baile, vio a la Catalina, y endintonces no faltó un domingo o fiesta de guardar. Su padre había sío también jerrero, y por eso conocía bien el oficio. Con lo poquino de la dote, y otro poquino que sacaron del baile la manzana, compró un yunque un fuelle y cuatro marras, y en el corral que techó de la casa, puso la fragua.

Y al principio na de na; pues como él decía, aquél oficio, más que trabajar, requería cháchara, paciencia y alternar. Pero no tardó en darse a conocer.

Una vez contaba el Curina, anque pa esto es un poco esajerao, que con algunas perras que habían mandao de Plasencia, estaban arreglando la Iglesia, y hacía unos días que habían llegao de Valladolid, dos carros grandes con las campanas nuevas, una la mayor, una romana y el esquilón. Se necesitaron más de una veintena de mozos pa subirlas a la torre. Y en los mismos carros se llevaron las viejas, sin caer nadie en la cuenta, hasta el día siguiente, que por olvío o confusión, las nuevas venían sin badajo.
Don Genaro, el cura de entonces, escribió enseguia a Valladolid, pa que le mandaran los badajos, pero habían pasao ya más de diez días, y aquellos no habían llegao, y las campanas seguían sin sonar.

Cayó entonces en la cuenta Don Genaro – mu mayor el hombre ya- que en dos días pasaría por la carretera la Virgen de Fátima, camino de Madrid pa Francia, y que desde Plasencia le habían requerío pa que toas las parroquias de alreol, saliesen en procesión a recibir a la Virgen, que se engalanasen los pueblos e Iglesias, y repicasen las campanas, pues ese día el Obispo pasaría por tos ellos, pa que se uniesen a él los feligreses, y dirigirse en procesión hasta el cruce La Mejorá, dónde se encontrarían a la comitiva de Cardenales y Obispos que acompañaban a la Santa.

Por más soluciones que buscaba, otra cosa no podía hacer Don Genero más que rezar, pa que los badajos llegasen a tiempo.

El día antes, por la tarde, llegó al pueblo el Obispo Auxiliar, pa comprobar que to estaba dispuesto y preparao. Era costumbre entonces que, las visitas de los mandatarios eclesiásticos se anunciasen con repiques de campanas; por ello, lo primero que preguntó el Obispo al llegar:
- ¿por qué en este pueblo no s´ hacen sonar las campanas?.
- Don Genaro le contestó: ¡Pues míe Vd. señó, nuevas las tenemos, pero las trujeron sin badajos, y sin badajos las campanas no puén sonar!.
- ¿Pero mañana sonarán …no?.
- ¡Pues como no haga un milagro San Juan, mucho me temo que no!.

Paice ser que el Auxiliar, enfurruscao, cogió por el brazo a Don Genaro, metiéndole pa la Sacristía. Se escucharon fuertes voces, y el Auxiliar salió deprisa, sin dar el rosario, ni despedirse, ni ná. Don Genaro, salió derrumbao, arrastrando la sotana se fue a casa del Alcalde, relatando y aboristrando que no habría más perras pa terminar la obra de la Iglesia.

Días antes ya había intentao Don Genaro, con Valentín el jerrero alguna solución, sin obtener resultao, pues siendo las campanas, al parecer de bronce, los jierros no las hacían sonar.

El Alcalde le dijo entonces, que por qué no iba a hablar con Martín el jerrero nuevo, por si él tenía alguna idea; y así lo hizo D. Genaro.

-Si yo pudiera hacer algo, lo haría –le dijo Tío Martín enseñándole la fragua- pero mire Vd., esto está baldío, que lo que tengo no es más un fogón chico con fuelle, ese yunque viejo, cuatro marras, dos tenazas, y esa media docena de rejas de arao pa afilar.

Don Genaro comprendió que aquello no tenía solución, que estaba perdía la subvención, y que más tarde o más temprano, parte de la Iglesia se caería. Y se fue a su casa ajuncao, a intentar descansar.

Pero aquella noche Tío Martín, no podía dormir, y al ratino se levantó, despertó a la Catalina, rebuscando tos los cacharrinos de bronce, cobre y estaño que pudiera haber por la casa, adornos, y algún valde; Se fue a la fragua y preparó un betujerio. Y en un molde de un machotino que tenía, lo vertió y enfrió. Se fue entonces a despertar a Pedrito el Sacristán, pa pedirle las llaves de la Iglesia, pa probar. Subió a la torre y probó, golpeando a las tres campanas, y aunque mejor que el jierro sonaban, a calambuco viejo recordaba. Tres veces tuvo que borucar las medías de bronce, cobre y latón, y aunque perfecto no sonaba, podría pasar la situación…pensó.

Pero el badajo, al menos de la mayor, debería ser considerable, pués si no, no se adeantaba na, y él no tenía suficiente material. Entonces la Catalina le acordó que el Boticario tenía en el zaguán de la entrada, una figura grande que paicía de bronce, y que Juanito el afilaor señorito, que también se dedicaba a arreglar cacharros de estaño, tenía en casa algunos calderos y platos de adorno, de estaño y de cobre.

Sin pensarlo un instante Tío Martín se fue a casa del Boticario, sacándole de la cama, y poniéndole al corriente de lo que pasaba. El Boticario, que era un hombre mu religioso, ni siquiera lo dudó y le dijo que cogiera la estatuilla, y que él iría a despertar a Juanito el afilaor, pa convencerle de que diera tos los cacharros que pudiera tener.

Al instante estaba tío Martín, afaginando en la fragua, con el fogón a toa mecha, y preparando unos moldes pa la fundición. Al rato llegó el Boticario, con Juanito el afilaor, y Toñeque el Tahonero, y Tío Agustín Palomino, y Pedro el carretero, y Fidel de la Cancha… y otros varios vecinos más, arrematajina, ca uno con sus achiperres de bronce, cobre o estaño, incluso un costalino lleno de pesetas antiguas. Y se fueron a la Iglesia, y arramblaron y esfarataron un par de andas, candelabros, y que se yó…

A las diez de la mañana estaba D. Genaro, como un juramago, encorujao en la puerta de la Iglesia, ya vestío con su casulla, esperando a las mujeres del coro, y a los muchachos que ese año hacían la comunión, y a los de la confirmación; pa ir al Cerrillo el Campo, a recibir la comitiva, que debía venir de Alcollarín, pasando endispués por Campo Lugar.

Desde el Cerrillo ya se oían repicar las campanas, las del Campo, de Alcollarín, incluso la de los pirondos; y Don Genaro, con las manos cruzás, miraba al cielo, moviendo la cabeza, y pidiendo al Señor le diera paciencia pa soportar lo que le esperaba.

Se acercaba la comitiva y se adelantó el Auxiliar del Obispo, pa decirle a D. Genaro, que había decidío que no se entretuvieran, ni cánticos, ni visita a la Iglesia, ni confirmación, ni na, que cuanti antes pasaran aquél pueblo, menos caldeo le iba a causar al Obispo.

Pero…, cuando estaban entrando en la plaza…¡Talán, Talán, Talán!, las campanas empezaron a repicar, primero el esquilón despacino, la mediana endispues, y con volteos y to, a arrebato, la mayor. De los balcones, tejaos y doblaos, caían pétalos de flores, y toa la gente en la plaza engalaná. En la puerta de Antonio Luís, estaban el Boticario, Catalina y Tío Martín (que le hizo un guiño a D. Genaro). El Obispo pidió entonces ir a la iglesia, a rezar una oración a San Juan Bautista, y el Auxiliar, se acercó a Don Genaro, preguntándole:

- ¿Y esto que es, algún un milagro de San Juan?, ¿No decía Vd. que, las campanas sin badajos no podían sonar?.
- Y ayer las campanas no los tenían señó; y más que milagro va ser, que en éste pueblo hay buenos hombres, que los suyos han de tenerlos bien puestos, y que si la ocasión lo merece y es menester, y si hay que ponerlos los ponen, y si las campanas han de sonar, las de Abertura no han de quedarse callás.

El Obispo escuchando aquello, dijo. “¡psssss…por Dios… qué doló”!.

Y rezaron la oración, y dio el Obispo a los muchachos la confirmación, y bendijo las campanas; y endispués, más de medio pueblo se unió a la procesión, camino a la Mejorá, lástima qu´al llegar, y cuando s´iban a juntar con la Santa, empezó a tronar y a caer chuzos de punta, que hasta las famosas palomas de la Virgen, que decía el Curina que siempre la acompañaban, s´asustaron y echaron a volar, y a la Torre de nuestra Iglesia fueron a asentarse, y dice el Curina, que una d´ellas, s´asentó en la campana Mayor.

Y desde entonces Tío Martín, se dio a conocer.

Y también tenía Tío Martín buen humor. Anque era un hombre de apariencia seria, y más de escuchar que contar, y sobre to, de reirse a carcajás, también tenía en vez incuando algún golpe regular. Como aquel del marchante de Escurial.

M´ha contao mi Padre (qu´es buen amigo de Tío Martín), qu´un día estaba él en la Fragua, pa afilar los cuchillos matanceros, y llegó un marchante de jierros de Escurial. Un hombre que tenía fama de serio y desabrío, pues paicía que l´había dao un aire en la cara; nunca se reía, ni mueca siquiera hacía. Y estuvieron Tío Martín y él hablando un buen rato, y como Tío Martín era siempre tan cumpliol, le dijo: ¡Bueno yo creo que está to hablao, y como ya son mas de las once, le convío a Vd. a un chato, que es como a mí me gusta cerrar los tratos!.

Accedió agradecío el marchante, y los tres (mi padre por estar allí también fue convidao), cogieron calle arriba camino la taberna, y en subiendo la calle El Chico, iba el marchante delante, y hablando Tío Martín y mi padre, detrás. En esto que, enfrente la puerta había una ñorda esajerá, que más paicía humana que d´animal. El marchante se paró, y señalándola dijo ¿Tenga Vd. cuidao Sr. Martín!, a lo que Tío Martín, mirándola espetó: ¡¿Cuidao yo..?,..que tenga ella cuidao conmigo que…me cagüen…la pego un pisotón que l´habío!.

Aquél golpe le debió caer en gracia al marchante, que – pa no haberse reío nunca- , no lo dejó en to lo que duró el alboroque. Y lo malo es que, cada vez que viene, y mierda que ve, la señala e ice: ¡Que te pego un pisotón …que t´habío!.

¡Y lo de la bicha!..., eso pa oirselo contar.

Hace ya varias noches, estabamos los de siempre, al fresco, sentaos en el lanchar de su puerta; ya llevábamos un buen rato, y no m´acuerdo de lo que estábamos contando, cuando Tío Martín, le dijo a la Catalina:

¿Y no le vas a sacar algo de condumio a estos muchachos qu´ estarán mayaos? .
¡Mía qu´eres lechuzo! –Dijo Catalina, sabiendo que se refería a las perrunillas qu´había hecho esa misma madrugá en el horno la tahona- ¿Serás tú el que quieres que te traiga algo, que los muchachos no han dicho na?.
¿Hombre…mujer…ya que vas!

La Catalina se fue al chinero de la cocinilla pa coger un plato, y endispués, encendió la luz del zaguán, y entró en el cuarto de matrimonio, que estaba al fondo, aonde estaba la lacena, y que no tenía luz, pa condural, que decía Tío Martín que pa lo qu´hay que ver dormío, sobraba con la del zaguán. Y se escuchó un chillío: ¡Ayyyy…Martín….! , corriendo y descompuesta apareció la Catalina: ¡Una bicha …Martín…una bicha, ..Martín, qu´hay una culebra grande encima el cobertón!.

¡Me caguen….esa s´qua venío al fato las perrunillas!- dijo Tío Martín.

Se jue pa la puerta que da a la fragua y agarró el primer jierro que encontró; entró en el cuarto y allí estaba.., tan campante, enroscá en mitá la cama. Se acercó despacino y..¡zasca!...un zurriagazo la metió que la bicha se retorció y saltó p´arriba, y cayendo en el mismo sitio se volvió otra vez a enroscar.

¡Me caguen la…., pos tu te vas a enterar!..¡zasca, zasca y zasca!, zurriagazos que te crió, y la bicha saltaba y se retorcía, y se volvía a enroscar. Ya estaba suando Tío Martín, pero la joía no se moría, pues se la veía la lengua sacar. Agarró el jierro con las dos manos, pa apuntar a la cabeza, y otros tantos zurríos la endiñó. La bicha se retorció, pero al ratino, descansando Tío Martín, vio que ya no se movía, y ¡ya está muerta! –pensó.

Fue a la cocinilla a por el candil, pa cogerla y jundearla, y cuando otra vez entró en el cuarto, se oyó:

¡Me caguennn ….toooo!

¿Qu´ha pasao…qu´ha pasao, Martín,?- Dijo la Catalina-, ¿T´ha picao?.

¡Que coñ.. me va pical!..lo qu´ha pasao es que…….un cinturón he matao!, y encima he desecho el jergón, con toas las borras salías y to tirao.

Y es que al levantarse de siesta, tío Martín, s´había dejao olvidao encima la cama, medio enrollao, el cinturón; y con la poco luz qu´entraba la Catalina lo confundió, y más tío Martín, que veía lengua en lo que sólo era el pitón de la hebilla.

CONTINUARÁ.- (Las personas y hechos que se relatan son totalmente imaginarios; cualquier parecido con la realidad es pura casualidad)



Puntos:
18-09-08 20:44 #1194461 -> 1194443
Por:Miguel Tardio

RE: Paquito el Güevero...Continuación
Muy bueno, pero de verdad que muy requetebueno.
Enhorabuena y no te precipotes en los envíos que no importa esperar y a mí con el Paquito me está pasando como con los buenos libros, que quisiera que no terminaran.
Felices fiestas y próspero año nuevo.
Puntos:
18-09-08 22:42 #1195010 -> 1194461
Por:coguta

RE: Paquito el Güevero...Continuación
Mu agradecío, Tio Miguel. Yo no me prepucito, que dicen que eso es pecao y además que te pues quear cegato. No se si leyó Vd. que Paquito había sufrío un siniestro informático, y de ahí su tardanza. Pero ya se está recuperando; y si a ello unimos que trás las vacaciones, con lo que me encontrao, no esoty en mu buena condición...pues eso...que con paciencia y una caña (que le voy a decir a Vd.).
Salúos.
Puntos:
18-09-08 20:58 #1194504 -> 1194443
Por:Güe Sí Yo

RE: Paquito el Güevero...Continuación
Por fín!!! Vaya que se hace Vd. de rogar, más que el Admin, con las veces que llevo entrando pa ver si acaso.
Espera que lo copie y lo lea...

Salu2.
Puntos:
19-09-08 02:28 #1195803 -> 1194504
Por:ispega

RE: Paquito el Güevero...Continuación
( ).¡Múa me queao!,se está ud. superando Sr. Coguta,aunque a veces casi no me entero de lo que leo debido al lenguaje de la tierra que ud.tiene a bién utilizar,tiene que ser un punto complicao cuando trata con los iures finolis de la capital y le sale la vena extremeña, ó ¿acaso guarda usía esta dialéctica para los intimos?,me imagino por otro lado que se trata del lenguaje utilizado en la época en la que se desarrolla la acción.
Séa cómo fuere ¡Chapeau! Sr. Coguta,quedamos a la ansiosa espera de la siguiente entrega.

Saludos desde el N. de M.
Puntos:
19-09-08 13:02 #1196898 -> 1194504
Por:Güe Sí Yo

RE: Paquito el Güevero...Continuación
Ya voy haciendo yo el estudio de mercao, por si lo pide el editor. En 1960 casi el 60% de la población española era rural, y en el 2008 casi el 70 % es ya urbanita.

Pero he te aquí que lo rural ya no es sinónimo de “declive”, todo lo contrario, ahora a lo rural le otorga un mayor valor la sociedad y es en la ciudad donde se encuentran mayores factores de rechazo. Así renace el orgullo de ser extremeño, una mayor autoestima para los de dentro y cierta añoranza para los que están fuera (ese es el negocio también de este sitio, foro-ciudad). Y a los activos y atractivos del mundo rural se suman también los “intangibles”, como estos que están en el relato del Paquito, merecedores también de la más escrupulosa custodia (como el Macho Pilón), y que pueden ser devorados por las generaciones más abultadas de la década de los 50 y 60.

Tiene mercao, ya le digo, tiene mercao. Piénseselo, Sr. Coguta, piénseselo. Si acaso, ya le busco yo por aquí padrino.

Salu2.
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Paquito el Güevero Continuación Por: coguta 29-08-08 02:47
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Miguel Tardio
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