Zahínos - Badajoz

A VER A VER JAAJAJA

me pido el segundo capitulo,ya lo sabes!!!

Pues yo como soy el que siempre llega el último, pues yo me pido el final.

deseo concedido ,no corall?,hola amigo lestat

hola dzt, mañana nos vemos otra vez no? que bien tio!.
Bueno quien empieza?

Corall y tu que has tenido la idea ,empezar? o por lo menos el titulo,total na,lo demas girara en torno a eso,k responsabilidad no?

Me gusta la idea de escribir algo. A ver que os parece este inicio
LA ROSA Y LA ESPINA

Era una tarde violeta. Los portugueses habían echado ya mano al sol y tenían ya a buen recaudo, dejándonos en una semipenumbra que anunciaba la noche.
La noche, para la familia de María, pintaba larga. En la calle donde vivía con su marido, un zagalón que se ganaba la vida en las duras faenas del campo, no había alboroto alguno, pero algo extraño se respiraba en el ambiente. Mujeres silenciosas iban de una casa a otra. O mejor dicho iban de sus casas a la de María. Todas caminaban encorvadas hacía delante, como si les estuvieran disparando por lo alto. Iban silenciosas y cuando en alguna ocasión se cruzaba una con otra, se decían casi con un suspiro.
-La cosa no viene muy bien-
-Ave, que le vamos ha hacer- contestaba la otra, para enseguida añadir
-Yo, voy para allá otra vez, estamos haciendo lo que podemos-

Sigue
La Angélica, era una buena mujer. Buena mujer y buena vecina. Era la de más edad de la calle; una calle orientada al naciente en un pueblo pequeño de la recia Extremadura, que se recostaba perezoso sobre un monte olvidado.
La Angélica, había atendido a muchos partos; era una experta en traer al mundo toda clase de criaturas; pero hoy estaba un tanto nerviosa; nunca se había visto en una cosa así.
La María, era de mediana estatura, débil y siempre había tenido una salud delicada; quizá por que no se alimentó lo suficiente en su niñez. Tenía 24 años recién cumplido y llevaba casada dos con Julián, el zagalón alto y recio que no se apartaba ni un segundo de la cama donde su esposa intentaba dar a luz a su descendencia.
Era el primer retoño que tenían y María, llevaba ya demasiado tiempo intentando parir, sin conseguirlo a pesar de los cuidos de la Angélica, que no la dejaba ni un momento sola. Bueno, se había ausentado de la casa por unos momentos, para cumplir el rito diario de ponerle al tío Raimundo, su marido, la cena en la mesa antes de que anocheciera.
El tio Raimundo, era de costumbres férreas en lo tocante a las comidas; por eso la Angélica, se había ausentado un momento y ya regresaba para intentar que aquella criatura viniera al mundo lo antes y mejor posible.
El grito la sorprendió entrando por la puerta de la humilde casa

Eran mas de las diez de la noche,de Andres todavia no se sabia nada, de Antonio que habian encontrado su bicicleta ,en la dehesa,donde los toros.
Almenos esas eran las unicas palabras,que el guardia civil ,el mas alto de los dos ,que aquella noche nos acompañaban,susurro a los oidos de don Simon,el parroco del pueblo.
Anda Simon,diselo tu a la Maria,ke yo pa estas cosas sabes que no valgo,comentaba el benemerito.
Una tila Maria,se escucho al fondo de la cocina,esa cocina donde tantas veces se sentaba ella a dormir a Antonio y Andres,sus hermanitos del alma,pero esa noche,no estaban , estaban perdidos ,quien sabe donde,estos niños,esa maldita aficion.
Y entre tanto el pueblo entero a la luz de la luna,buscaban a los niños, a los hermanos de la Maria , si a los nietos de Pepe,de Pepe el Torero,que una noche tambien de luna,hizo su ultima faena.

alabardero,habra k escribir mas de una historia,yo la he continuado de otr forma,k interesante

Eran las doce de la noche cuando Angelica entraba de nuevo en la casa de Maria,al oir el grito de dos zancadas se recorrio el zaguan y al entrar en la habitación vio que la cosa estaba muy avanzada.!Empuja,empuja! un poquito mas que ya casi lo tenemos,Maria se notaba muy cansada pero con fuerzas para continuar¿y el agua esta ya caliente?pregunto Angelica,voy a ver.eso era solo una excusa para salir de la habitación y preguntar ¿y de los niños se sabe algo? no aun no sabemos nada desde que encontaron la bicicleta, ahora se esta preparando ota partida para que vengan a descansar los que estan fuera y Maria que, Maria bien pero sera largo es un niño muy fuerte y nos va a dar trabajo sacarlo de vuelta a la habitacion Angelica puso su mejor sonrisa pero Maria pegunto ¿pasa algo? nooo ¿porque lo dices? por tu cara tu sonrisa es triste ah, no estoy cansada y este mocoso nos va dar la noche,Ahh hay otro EMpuja ,ahora un poquito mas que ya esta a punto de salir la cabeza mas, mas ya queda poco ya tenemos la cabeza fuera.
mientras tanto en la mente de Angelica,de Dolores y Margarita solo estabban esos niños que desde po la mañana no se sabia nada de ello Ahh venga otro poquito mas y ya veras que cosa mas linda que viene por aqui Maria ya estaba muy cansada pero segui empujando

En el pueblo todo el mundo barruntaba que algo había; que quien se adentraba entre esas piedras milenarias lo notaba. La Cueva de los Ladrones....
Se cuenta que unos ladrones la utilizaban como escondrijo, pero todos en el pueblo sabian que esto era solo una historia de niños; todos en el pueblo sabian que no era la primera vez que se buscaba a niños en esa parte del campo; todos sabian, enfin, que no siempre habían aparecido.

La campana del reloj de la vieja torre, susurró la hora. ¡Las tres de la madrugada!
-¿Todavía nada?- preguntó una curiosa
-Nada- Contestarón varias dolientes a coro

Maria estaba a punto de desfallecer; sus ojos abiertos, reflejaban la angustia del esfuerzo, la ansiedad del dolor. Por su frente llovia el sudor y cada gota era como sangre.
De repente... ¡un llanto! ¡Sí! Ahí estaba, sucia su piel, chorreando, arrugado, pero ¡vivo! Era su hija, su primera hija. El pelo ensortijado, de ojos grandes y rajados; ¡iba a ser la más bonita!

El murmullo de la noticia corrió por toda la casa y pronto salió a la calle e inundó el pueblo.
La Angélica, sostenía a la criatura admirando su belleza a la vez que trataba de suturar la tripa umbilical.
De pronto, noto algo que no era normal. Aquello que colgaba como una tripa flacida, no era lo que parecía. Ella había cortado la tripa y, sin embargo seguía un trozo allí.
-Dios míos- se dijo liando en una toalla con olor a jabon casero a la criatura -¡Es niña y niño a la vez!

-¡Es niña y niño a la vez!


¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡TE PASASTE MACHO!!!!!!!!!!!

veo que os habeis animado y me alegro, aun no he tenido tiempo de leer, más tarde intentaré participar.

alarbardero, dezahinos, maguirre,,, no registrado, muy bueno el relato. el principio el desenlace y el final. asi que ya no puedo intervenir jaajajaj
una cosa ¿el recien nacido es hermafrodita? jajajaja

!Por Dios que susto me he dado! con los nervios no me he fijado bien y el codon de colgar la toalla me habia parecido un miembro viril, pero no, es una niña bien hermosa una mujer muy mujer, Angelica toda nerviosa le dijo al padre de la niña,toma mira tu hija,cogela y saborea el placer del fruto del amor, de ese amor que pusiste al hacerla,el padre torpe, muy torpemente cogio a su hija como si fuera un algodon,tenia mucho miedo ,estaba muy nervioso pero pudo darse cuenta que tenia en sus manos algo muy valioso ¿Y como se llamara? Aun no lo hemos pensado,yo quisiera que se llamara Maria pero ya le pondremos nombre, ahora que su madre le de el pecho llora porque tiene hambre y los pechos de su madre estan a rebosar de calostros.Anda chuperretea ya veras que bien.
Cuando Angelica salio de la habitacion ya eran las once de la mañana y pregunto a los que estaban en la cocina ¡y de los niños que se sabe,nada no sabemos nada.como ha estado toda la noche lloviendo deben de estar resguardados en algun lugar.Alguien ha mirado debajo del puente del coto,yo cuando era niña pase ua tormenta alli, pues no mira que si estan tan cerca, vamos nosotras a mirar.

¿Como llevamos la segunda parte de "El Laberinto Del Fauno"?
Que fuerte,que fuerte que fuerte,es hermafrodita como los caracoles!

Era una cueva pequeña, habían pasado por allí mil veces y nunca la habían visto, Andrés cogió a Antonio de la mano y entraron, estaba muy oscura y fría, fuera estaba lloviendo, empezaba a amenazar tormenta y los dos niños estaban empapados y muertos de miedo.
De pronto Antonio le señalo a su hermano con su manita una apertura en el fondo de la cueva, parecía como un pasillo, ambos se agacharon y empezaron a reptar por el hasta llegar a un ensanchamiento en el que entraba un pequeño haz de luz desde el exterior, justo por donde se colaba a duras penas una luna oscurecida por la lluvia. No se oía nada, solo la respiración acongojada de los dos hermanos…

- Que? Le pregunto Antonio a su hermano
- Yo no he dicho nada
- Entonces que ha sonado
- No se, yo no he oído nada
- Escucha…
- Solo oigo llover, y tu seguro que es lo que has oído, me estas poniendo nervioso
- Calla, ¿lo oyes ahora?
- Te digo que no. De repente se quedó callado, los dos niños estaban petrificados.
Al fondo de la cueva había algo que se movía lentamente y que apenas emitía un sonido sordo…

María, que despertó aun cansada, pregunto por los hermanos con temor de la respuesta. Para no alarmarla le dijeron que ya habían ido a ver si estaban debajo del puente del coto, que esta posibilidad no se les había ocurrido, ¡que tontos, Dios mío!
Ella miro a la niña dormida y trato de levantarse. Las mujeres, que andaban de un sitio para otro, ayudando y normalizándolo todo después de la larga noche, se echaron las manos a la cabeza:
-¡Donde vas, criatura, que das un troncallon y ya era lo que nos faltaba!
Estate quietita que te voy a traer un caldito, que tienes que comer para que te suba la leche.
-Es que los zagales tienen que estar perdidos, porque si no, ellos no harían esto. ¡Ay, Cristo de la Expiración! ¿y si les ha pasado algo?
En la puerta se oyeron las conversaciones de los que habían ido a ver si los niños estaban debajo del puente. ¡No estaban allí tampoco…!

este relato va muy biennnnnnn yo pensaba que habia terminado y veo que no, que pobre soy, seguid asi, yo no me atrevo a intervenir soy mas simple y no quiero estropearlo, lo ire poniendo en un documento de word para leelo de una vez, aunque lo voy leyendo pasito a paso,,,,muy bien forerosssssssss zahinos el mejorrrrrrrrrrrr yupiiiiiii

los dos se quedaron mudos al contemplar de cerca aquella cosa que respiraba plácidamente mientras amamantaba a sus cachorros, era una loba preciosa, llena de vida y de felicidad coontemplando a sus cachorros, vivarachos, con gran apetetito y ajenos a los peligros que tenían que afrontar en el futuro. En esto, la loba se percató de la presencia de los dos niños y se puso muy nerviosa (le tenía pavor a los humanos)pero cuando comprobó que solo eran dos niños, se relajó y continuó dando de comer a sus hijos. Los niños respiraron cuando comprobaron que la loba era civilizada y que no tenía ninguna intención de atacarles así que se aproximaron, léntamente y no sin precaución hacia élla y acariciando a los lobeznos, se miraron con la complicidad natural que lo hacen los animales y los niños, todos se sintieron bien y seguros en aquella cueva que al menos les libraba de mojarse.

Dejó de llover, olía a tierra mojada, el cielo estaba imponte con los nublados ocres con rayos de sol aislados y todos salieron de la cueva, aprovecharon para beber en uno de los innumerables charcos que había dejado la tormenta.

Los niños se sentían bien, se acariciaban todos, estaban viviendo una de las experiencias (posiblemente) mas importante de su vida hasta que.....

La loba apresuradamente transportaba lejos del lugar a sus cachorros y de pronto desapareció.......

No era de extrañar,a lo lejos podian escucharse las voces de un cabrero que acarreba sus cabras tras la tormenta y los ladridos de dos mastines que le acompañaban en su tarea diaria.
Los dos hermanos vieron desaparecer a la loba a lo lejos y se miraron, sorprendidos aún por lo que les había sucedido.
Mientras,en casa de María,mucha gente era la que se iba congregando en la puerta..."¿aun no se sabe nada?",era la frase que mas repetían cada uno en su interior y que nadie queria pronunciar,por no empeorar aún más el estado de nervios de la recién parida.
Mucho suspiro en el aire,algunas seguian con sus rezos a media voz,con sus invocaciones al Cristo de la Expiración,otras invocaban a Santa Barbara para que les hubiera protegido de la tremenda tormenta que habían pasado.
Empezaron a organizarse grupos de hombres para salir a buscarles,unos irán haia el coto,otros tirarian hacia el machio,otros hacia garcíalvarez,otros hacia botello,no podín haberse alejado mucho,eran pequeños y no podrían haber caminado mucho,las mujeres y algunos niños pequeños se quedaban en la calle,las mas allegadas dentro intentando calmar el drama que estaba viviendo María y su esposo.
Alguna recordaba que hacía años tambien se perdió un niño y que luego apareció sano y salvo,que todo quedaría en el susto,todo por aliviar la tensión existente.María sólo escuchaba murmullos,su mente estaba completamente abstraida pensando donde estarian los niños y sobre todo cómo estarian.
Miraba a su niña recién nacida y pensaba la de veces que había soñado el momento de ver su carita,pero nunca pensó que se vería empañado por la desaparicion de sus hermanos,era una mezcla de tremenda alegría y profunda tristeza.

Julian miraba a Maria y a su niña,no sabia que decirle que pudiera mitigar un poco el dolor que sentía,solo acariciaba la mejilla de María,limpiaba sus lagrimas con sus manos asperas pero llenas de ternura.

Había amanecido, la alballá relumbrava con los primeros destellos del sol encima de las yerbas casi heladas por el frío.
Antonio, caminaba arrebujado en su manta ruana, tirando del burro; un rocín que tenía las orejas grande. El burro era grande; estaba entero y cuando sacaba sus atributos y la gente se burlaba, no del burro, si no de Antonio, éste solía decía:
-Dejalo, que va a ingresar en la policía armada-
De pronto, entre sus tribulaciones, creyó haber escuchado unas vocecillas en dirección al enorme zarzal que crecía junto a las marrás.
-El frío me hace oir cosas- dijo para si, y continuó tirando del burro, que ya en aquella época y a pesar de haber nacido para ello, se estaba negando también a trabajar

Maria,mientras,seguía ensimismada,no decia nada,solo lloraba sin ruidos,repasaba las cuatro paredes de su pequeño dormitorio,miró hacia la pared de enfrente,allí estaba la foto de sus padres,la única que tenía de ellos,la mandó a hacer cuando su madre murió,al poco de nacer los mellizos,rescató la foto de su padre y las mandó a badajoz señó antonio el elctricista para que las acoplasen las dos,era la unica imagen que tenía de ellos.Ahora les miraba y pensaba sobre todo en su madre,en lo feliz que se hubiese sentido de conocer a su nieta y a la vez sentía una especie de temor de mirar la cara de su padre,esperaba una recriminación por no haber sabido cuidar a sus hermanos pequeños,estaba desolada.Seguía mirando la habitacion,la cama desvencijada y la pequeña cuna que habia hecho su marido con madera de encina con tanta ilusión.

Antonio, miró a ambos lados del camino desconfiado, no dejaba de oir aquellas vocecillas y para espantar su miedo canturreo:
A los guarros a los guarros a los guarros
a los guarros que les pasará
dicen que es de la peste porcina
pero la porrina los quiere matar
al guarrín, rin, rin rin
al guarrrón, ron, ron, ron
marranillas, cochinas y tos.

Seguía el ritmo a duras penas y al escuchar otro ruido más fuerte, tiró del burro con todas su fuerzas y al no poder aligerar su marcha, soltó el ronzal y echando a correr, gritó ¡En el machío te espero!

La noche se avecinaba de nuevo y los dos hermanos, que no habían probado bocado desde que el perro les hiciera huir sin rumbo y sin permitirle ni siquiera coger la bicicleta, sintieron en el estomago las punzadas del hambre. Andres miro a su hermano y se le hizo un puchero en la expresión. Tenia hambre, miedo, frio… y los dos se pusieron a llorar.
Entre sollozos no atinaron a escuchar los mastines que ladraban. El cabrero y los perros se afanaban con el rebaño, antes de que se les echara la noche encima. De pronto oyeron un silbido que los paralizo durante un segundo para hacerlos saltar a continuación, gritando para que el cabrero les escuchara.
-¿Que haceis por aquí a estas horas, que os vais a perder?
-¡Si! ¡Ya nos hemos perdido! ¿Tu sabes por donde se va a Zahinos?
-¡Si, hombre! ¿Pues no voy a saber? ¿De quien sois vosotros, “compare”?
-De mi hermana y mi cuñado. Usted conoce a mi hermana? Se llama Maria y mi cuñado Julian.
¡Cago en diez, pero si os están buscando por todos sitios, hombre! ¡Vamos, vamos que es gorda!

con las carreras y el ojo cegato de una pedra cuando chico,antonio no iba echando muchas cuentas de las piedras del suelo del machio,en esto que dio un mal traspies y fue a dar con la rotula en una piedra que abia dos metros mas alante,aquello no pintaba bien la rodilla abia sonado como una rama seca rodaron dos lagrimones por sus mejillas como puños y cundo el dolor lo dejo gesticular una palabra lo unico que salio de su boca fue¨la madre que me pario que en gloria este la que e metio en casa...

El dolor era intenso, fuerte, pero lo peor no era eso. ¿A ver como contaba en el pueblo que le había entrado el cangui y había salido corriendo? ¡Sería la risión de todos!
Lo pensó mejor, diría que le había salido una liebre y al tirarse a cogerla tuvo la mala suerte de dar el rodillazo en la piedra.
Pero ¿Y el burro? ¿Dónde andaría el peazo animal?
Como conestación a sus pensamientos, un rebuzno cercano le anunció la llegada del rocín, que aunque más despacio le había seguido en la carrera, quizá tambien asustado.
¡La madre que me crió! ¿A que voy a ser yo mas burro que el burro?
Y ahora, ¡Como me las arreglo para subirme en el y regresar al pueblo?
¡stoma! 'stoma!, llamó al burro, tendiendole una mano, como para ofrecerle algo de comida.
El animal se acercó a él receloso, de pronto sus orejas se empinaron y soltando el caracol de su rosnido y dejando caer el desarrollo de su atributo, salió raudo hacia una mojea de alcornoques cercanos.
¡El hijo p.! gritó Antonio, lo que faltaba; habrá por ahí alguna burra caliente.

En el pueblo, mientras tanto, todo era alegría, ya había llegado la noticia de que un cabrero había encontrado a los dos zagales y los tenía en la majada calentandolos con sendos tazones de leche.
La Angélica, se paseaba orgullosa por la calle arriba y abajo, como matador en tarde triunfal, pregonando la gran faena que había realizado en la tarea del parto de María.
-Lo que hemos traído al mundo es un angel- decía -Es una rosa- repetía. No sabía la Angélica, que aquella rosa venía acompañada de su correspondiente espina...
Ahora...unos minutos de anuncios
¡Lejía el Herrero, laba la señora y laba el caballero!

use bayetas flecha,bayetas flecha mejor

¡¡QUE FUERTE!!

Si quiere de verdad estar fuerte, ¡Tome calcio 20!

No, no era una burra caliente sino un burro de pelo en pecho, que lástima, el burro de alabardero es gay (aunque no tenga carrera ni yate).

Después de un forcejeo entre los dos jumentos y dándose por vencido el asno amanerado, regresó junto a su amo y docil le ofreció su lomo.

Pusieron rumbo a zahinos, las luces de las calles ya se veían y recortaban la silueta de las calles, poco a poco se iba barruntado la algarabía.....

Entretanto, en el pueblo se había corrido la voz de que los chicos estaban bien. María, más tranquila, empezaba a disfrutar de su hija sin advertir la inquietante mirada de una de las vecinas que habían venido a conocer a la niña. Ajena al sentimiento que asomaba a aquellos ojos, amamantaba a la criatura sin saber que, quizás fuera la última vez.
Entró Julián, que al verla tan pálida se estremeció. María lo miro y con ganas de tranquilizarlo le dijo:
-¡Estoy zofrá!
El, mesándose el escaso cabello, desvió la mirada y... entonces la vio…

Tras un merecido descanso y un reconfortante tazón de leche recien ordeñada, el cabrero condujo a los niños a su casa, fue entrar en el pueblo, por las cruces, se "topo" con unos cuantos de mozos que iban a buscar a los niños por la Zorrera, ya que parece que los habian visto por alli. En esos momentos,la tormenta que parecia haber pasado, era tremenda ¡Que truenos, que relampagos!, daba miedo salir de casa.
Alla por el camino se divisaban el pastor y los niños que venian montados en un burro, al ruido de los truenos y los relampagos el animalito respingaba de tal forma que hizo caer a los jinetes al suelo.

-¿¿¡¡Que es eso que trae la perra en la boca!!??
-¡¡LA MADRE QUE LA PARIO!! -Exclamo la tía Antonia- ¡El lomo que acabo de partir, para ponerle una tapina a los que han estado buscando a los zagales!
Julián salió detrás de ella para intentar recuperar el lomo y aprovecharlo, si era posible.
La niña se revolvía inquieta. La madre, preocupada, se esmeraba en la tarea, que no estaba dando el resultado esperado.
-A ver –dijo la Angélica comprobando el caudal de leche- Esta zagala no está sacando nada de ahí. Tendrás que darle leche de vaca; una vaquita que sea buena.
Fernanda dirigió su estrábica mirada hacia ella y le dijo:
¡Que coñño vaca! ¡Trae para acá a la zagala!
Sin pensarlo dos veces, se desabrochó la blusa y se puso a darle teta a la niña, que no tardo en dormirse. Fernanda, satisfecha, le dijo a María, que la miraba sorprendida:
-¡Esta va ser hermana de leche de la mi Manuela!-y la emperinó para hacerla eructar.

pero vamos a ver, este relato que se esta creando, ¿Es copiado? jejeje empiezo a tener dudas

al escuchar esto,la tia Fernanda se acabó de abrochar la blusa y dirigió su mirada hacia corall y le espetó:"amante,como se nota que eres muy joven,ojalá esto fuera una novela de esas del "aradio" y salió de la habitación murmurando una ininteligible letanía...Corall se enrojeció y agachó su mird hacia las lanchas del cuarto.

Muchas de las mujeres preguntaban:"¿y esa zagalita tan gupa de quién es?" y se miraban unas a otras sin saber dar respuesta alguna,fué entonces cuando tia Angelica "la partera"dijo,esa es mi sobrina,la de la Justa,que se casó con uno de Olivenza y ha venido a pasar unos dia conmigo por que estoy ahora rematá de dolecias,"es mu buena zagala y mu dispuesta",sentenció la tian Angelica,al fondo se escuchaban las mujeres diciendo,ahhhhh pues si,ahora que lo dices si se da un aire a tu hermana Justa,pero es mas alta,eso lo habrá sacado del padre...

jajaja tulipa esto esta muy bien, ya no se si es copiado pero si se que me han metido en uno de los personajes, sera copiado?? si no lo es, ¡enhorabuena a todos! sois fantasticos¡¡¡¡¡

La hembra olfateó los cuatro puntos cardinales, y orientó su rumbo hacia el Norte donde sabía campaban por sus fueros las grandes manadas al libre albedrío, cobijadas por la fronda boscosa (la idílica tierra de la abundancia, donde los rebaños de rica carne ovina pastan indefensos en los fértiles valles próximos a las loberas; donde abundaban los conejos, liebres, ratones, perdices, y existe sin par variedad de la tierna carne de pluma que inverna por aquellos remotos lagos, charcas y humedales. Donde prolifera en desmesurada abundancia el fornido jabalí de rica y grasienta carne porcina.

Seguíanla su camada de ocho lobatos con paso indeciso, brincando aquí, cayendo allá, siguiendo los sinuosos rastros mañaneros de liebres y conejos, jugando y rejugando bajo la maternal vigilancia peremne de la fornida cánida.

Un día la loba observó que los sobrevolaba, vigilantemente atenta, desde lo alto, allá contra el impoluto azul celeste, la siniestra figura de la temible águila real, acechando cualquier despiste de la madre para lanzarse, silente, sobre las crías desprotegidas. A partir de entonces siguieron su peregrinar trashumante hacia el norte, en busca de las grandes manadas, al ponerse el sol.
Algunos trémulos moradores de aquellas aldeas, comentan aún hoy, mientras el rugoso tronco se consume en la chispeante llama oscilante de la cálida llar, ancestrales historias de asesinas fieras, para terminar afirmando haber contemplado las negras figuras de aquella familia de lobos recortándose amenazadora en el horizonte hacia los montes del Norte, lo cual impulsa a las damas a realizar la señal de la cruz y a los niños a cobijarse entre los faldones maternos.

LA ROSA Y LA ESPINA

Era una tarde violeta. Los portugueses habían echado ya mano al sol y tenían ya a buen recaudo, dejándonos en una semipenumbra que anunciaba la noche.
La noche, para la familia de María, pintaba larga. En la calle donde vivía con su marido, un zagalón que se ganaba la vida en las duras faenas del campo, no había alboroto alguno, pero algo extraño se respiraba en el ambiente. Mujeres silenciosas iban de una casa a otra. O mejor dicho iban de sus casas a la de María. Todas caminaban encorvadas hacía delante, como si les estuvieran disparando por lo alto. Iban silenciosas y cuando en alguna ocasión se cruzaba una con otra, se decían casi con un suspiro.
-La cosa no viene muy bien-
-Ave, que le vamos ha hacer- contestaba la otra, para enseguida añadir
-Yo, voy para allá otra vez, estamos haciendo lo que podemos-
La Angélica, era una buena mujer. Buena mujer y buena vecina. Era la de más edad de la calle; una calle orientada al naciente en un pueblo pequeño de la recia Extremadura, que se recostaba perezoso sobre un monte olvidado.
La Angélica, había atendido a muchos partos; era una experta en traer al mundo toda clase de criaturas; pero hoy estaba un tanto nerviosa; nunca se había visto en una cosa así.
La María, era de mediana estatura, débil y siempre había tenido una salud delicada; quizá por que no se alimentó lo suficiente en su niñez. Tenía 24 años recién cumplidos y llevaba casada dos con Julián, el zagalón alto y recio que no se apartaba ni un segundo de la cama donde su esposa intentaba dar a luz a su descendencia.
Era el primer retoño que tenían y María, llevaba ya demasiado tiempo intentando parir, sin conseguirlo a pesar de los cuidos de la Angélica, que no la dejaba ni un momento sola. Bueno, se había ausentado de la casa por unos momentos, para cumplir el rito diario de ponerle al tío Raimundo, su marido, la cena en la mesa antes de que anocheciera.
El tío Raimundo, era de costumbres férreas en lo tocante a las comidas; por eso la Angélica, se había ausentado un momento y ya regresaba para intentar que aquella criatura viniera al mundo lo antes y mejor posible.
El grito la sorprendió entrando por la puerta de la humilde casa
Eran mas de las diez de la noche, de Andrés todavía no se sabia nada, de Antonio que habían encontrado su bicicleta, en la dehesa, donde los toros.
Al menos esas eran las únicas palabras, que el guardia civil, el más alto de los dos, que aquella noche nos acompañaban, susurro a los oídos de don Simon, el párroco del pueblo.
Anda Simon, diselo tu a la Maria, que yo pa estas cosas sabes que no valgo, comentaba el benemérito.
Una tila Maria, se escucho al fondo de la cocina, esa cocina donde tantas veces se sentaba ella a dormir a Antonio y Andres, sus hermanitos del alma, pero esa noche, no estaban, estaban perdidos, quien sabe donde, estos niños, esa maldita afición.
Y entre tanto el pueblo entero a la luz de la luna, buscaban a los niños, a los hermanos de la María, si a los nietos de Pepe, de Pepe el Torero, que una noche también de luna, hizo su ultima faena.
Eran las doce de la noche cuando Angélica entraba de nuevo en la casa de Maria,al oír el grito de dos zancadas se recorrió el zaguán y al entrar en la habitación vio que la cosa estaba muy avanzada!Empuja,empuja! un poquito mas que ya casi lo tenemos,Maria se notaba muy cansada pero con fuerzas para continuar¿y el agua esta ya caliente?pregunto Angelica,voy a ver.eso era solo una excusa para salir de la habitación y preguntar ¿y de los niños se sabe algo? no aun no sabemos nada desde que encontaron la bicicleta, ahora se esta preparando ota partida para que vengan a descansar los que estan fuera y Maria que, Maria bien pero sera largo es un niño muy fuerte y nos va a dar trabajo sacarlo de vuelta a la habitacion Angelica puso su mejor sonrisa pero Maria pegunto ¿pasa algo? nooo ¿porque lo dices? por tu cara tu sonrisa es triste ah, no estoy cansada y este mocoso nos va dar la noche,Ahh hay otro EMpuja ,ahora un poquito mas que ya esta a punto de salir la cabeza mas, mas ya queda poco ya tenemos la cabeza fuera.
mientras tanto en la mente de Angelica,de Dolores y Margarita solo estaban esos niños que desde por la mañana no se sabia nada de ello Ahí venga otro poquito mas y ya veras que cosa mas linda que viene por aquí María ya estaba muy cansada pero seguía empujando
En el pueblo todo el mundo barruntaba que algo había; que quien se adentraba entre esas piedras milenarias lo notaba. La Cueva de los Ladrones....
Se cuenta que unos ladrones la utilizaban como escondrijo, pero todos en el pueblo sabían que esto era solo una historia de niños; todos en el pueblo sabían que no era la primera vez que se buscaba a niños en esa parte del campo; todos sabían, en fin, que no siempre habían aparecido.
La campana del reloj de la vieja torre, susurró la hora. ¡Las tres de la madrugada!
-¿Todavía nada?- preguntó una curiosa
-Nada- Contestarón varias dolientes a coro
María estaba a punto de desfallecer; sus ojos abiertos, reflejaban la angustia del esfuerzo, la ansiedad del dolor. Por su frente llovía el sudor y cada gota era como sangre.
De repente... ¡un llanto! ¡Sí! Ahí estaba, sucia su piel, chorreando, arrugado, pero ¡vivo! Era su hija, su primera hija. El pelo ensortijado, de ojos grandes y rajados; ¡iba a ser la más bonita!
El murmullo de la noticia corrió por toda la casa y pronto salió a la calle e inundó el pueblo.
La Angélica, sostenía a la criatura admirando su belleza a la vez que trataba de suturar la tripa umbilical.
De pronto, noto algo que no era normal. Aquello que colgaba como una tripa flácida, no era lo que parecía. Ella había cortado la tripa y, sin embargo seguía un trozo allí.
-Dios míos- se dijo liando en una toalla con olor a jabón casero a la criatura -¡Es niña y niño a la vez!
!Por Dios que susto me he dado! con los nervios no me he fijado bien y el cordón de colgar la toalla me había parecido un miembro viril, pero no, es una niña bien hermosa una mujer muy mujer, Angélica toda nerviosa le dijo al padre de la niña, toma mira tu hija,cogela y saborea el placer del fruto del amor, de ese amor que pusiste al hacerla, el padre torpe, muy torpemente cogió a su hija como si fuera un algodon,tenia mucho miedo ,estaba muy nervioso pero pudo darse cuenta que tenia en sus manos algo muy valioso ¿Y como se llamara? Aun no lo hemos pensado, yo quisiera que se llamara María pero ya le pondremos nombre, ahora que su madre le de el pecho llora porque tiene hambre y los pechos de su madre están a rebosar de calostros. Anda chuperretea ya veras que bien.
Cuando Angélica salió de la habitación ya eran las once de la mañana y pregunto a los que estaban en la cocina ¡y de los niños que se sabe, nada no sabemos nada. Como ha estado toda la noche lloviendo deben de estar resguardados en algún lugar. Alguien ha mirado debajo del puente del coto, yo cuando era niña pase usa tormenta allí, pues no mira que si están tan cerca, vamos nosotras a mirar.
Era una cueva pequeña, habían pasado por allí mil veces y nunca la habían visto, Andrés cogió a Antonio de la mano y entraron, estaba muy oscura y fría, fuera estaba lloviendo, empezaba a amenazar tormenta y los dos niños estaban empapados y muertos de miedo.
De pronto Antonio le señalo a su hermano con su manita una apertura en el fondo de la cueva, parecía como un pasillo, ambos se agacharon y empezaron a reptar por el hasta llegar a un ensanchamiento en el que entraba un pequeño haz de luz desde el exterior, justo por donde se colaba a duras penas una luna oscurecida por la lluvia. No se oía nada, solo la respiración acongojada de los dos hermanos…

- Que? Le pregunto Antonio a su hermano
- Yo no he dicho nada
- Entonces que ha sonado
- No se, yo no he oído nada
- Escucha…
- Solo oigo llover, y tu seguro que es lo que has oído, me estas poniendo nervioso
- Calla, ¿lo oyes ahora?
- Te digo que no. De repente se quedó callado, los dos niños estaban petrificados.
Al fondo de la cueva había algo que se movía lentamente y que apenas emitía un sonido sordo…

María, que despertó aun cansada, pregunto por los hermanos con temor de la respuesta. Para no alarmarla le dijeron que ya habían ido a ver si estaban debajo del puente del coto, que esta posibilidad no se les había ocurrido, ¡que tontos, Dios mío!
Ella miro a la niña dormida y trato de levantarse. Las mujeres, que andaban de un sitio para otro, ayudando y normalizándolo todo después de la larga noche, se echaron las manos a la cabeza:
-¡Donde vas, criatura, que das un troncallón y ya era lo que nos faltaba!
Estate quietita que te voy a traer un caldito, que tienes que comer para que te suba la leche.
-Es que los zagales tienen que estar perdidos, porque si no, ellos no harían esto. ¡Ay, Cristo de la Expiración! ¿Y si les ha pasado algo?
En la puerta se oyeron las conversaciones de los que habían ido a ver si los niños estaban debajo del puente. ¡No estaban allí tampoco…!

los dos se quedaron mudos al contemplar de cerca aquella cosa que respiraba plácidamente mientras amamantaba a sus cachorros, era una loba preciosa, llena de vida y de felicidad contemplando a sus cachorros, vivarachos, con gran apetitito y ajenos a los peligros que tenían que afrontar en el futuro. En esto, la loba se percató de la presencia de los dos niños y se puso muy nerviosa (le tenía pavor a los humanos) pero cuando comprobó que solo eran dos niños, se relajó y continuó dando de comer a sus hijos. Los niños respiraron cuando comprobaron que la loba era civilizada y que no tenía ninguna intención de atacarles así que se aproximaron, lentamente y no sin precaución hacia ella y acariciando a los lobeznos, se miraron con la complicidad natural que lo hacen los animales y los niños, todos se sintieron bien y seguros en aquella cueva que al menos les libraba de mojarse.

Dejó de llover, olía a tierra mojada, el cielo estaba imponte con los nublados ocres con rayos de sol aislados y todos salieron de la cueva, aprovecharon para beber en uno de los innumerables charcos que había dejado la tormenta.

Los niños se sentían bien, se acariciaban todos, estaban viviendo una de las experiencias (posiblemente) mas importante de su vida hasta que.....

La loba apresuradamente transportaba lejos del lugar a sus cachorros y de pronto desapareció.......
No era de extrañar, a lo lejos podían escucharse las voces de un cabrero que acarreaba sus cabras tras la tormenta y los ladridos de dos mastines que le acompañaban en su tarea diaria.
Los dos hermanos vieron desaparecer a la loba a lo lejos y se miraron, sorprendidos aún por lo que les había sucedido.
Mientras, en casa de María, mucha gente era la que se iba congregando en la puerta..."¿aun no se sabe nada?",era la frase que mas repetían cada uno en su interior y que nadie quería pronunciar, por no empeorar aún más el estado de nervios de la recién parida.
Mucho suspiro en el aire, algunas seguían con sus rezos a media voz, con sus invocaciones al Cristo de la Expiración, otras invocaban a Santa Bárbara para que les hubiera protegido de la tremenda tormenta que habían pasado.
Empezaron a organizarse grupos de hombres para salir a buscarles, unos irán hacia el coto, otros tirarían hacia el machio, otros hacia garcíalvarez, otros hacia botello, no podían haberse alejado mucho, eran pequeños y no podrían haber caminado mucho, las mujeres y algunos niños pequeños se quedaban en la calle, las mas allegadas dentro intentando calmar el drama que estaba viviendo María y su esposo.
Alguna recordaba que hacía años también se perdió un niño y que luego apareció sano y salvo, que todo quedaría en el susto, todo por aliviar la tensión existente. María sólo escuchaba murmullos, su mente estaba completamente abstraída pensando donde estarían los niños y sobre todo cómo estarían.
Miraba a su niña recién nacida y pensaba la de veces que había soñado el momento de ver su carita, pero nunca pensó que se vería empañado por la desaparición de sus hermanos, era una mezcla de tremenda alegría y profunda tristeza
Julián miraba a María y a su niña, no sabia que decirle que pudiera mitigar un poco el dolor que sentía, solo acariciaba la mejilla de María, limpiaba sus lágrimas con sus manos ásperas pero llenas de ternura.

Había amanecido, la alballá relumbraba con los primeros destellos del sol encima de las yerbas casi heladas por el frío.
Antonio, caminaba arrebujado en su manta ruana, tirando del burro; un rocín que tenía las orejas grande. El burro era grande; estaba entero y cuando sacaba sus atributos y la gente se burlaba, no del burro, si no de Antonio, éste solía decía:
-Déjalo, que va a ingresar en la policía armada-
De pronto, entre sus tribulaciones, creyó haber escuchado unas vocecillas en dirección al enorme zarzal que crecía junto a las marrás.
-El frío me hace oír cosas- dijo para si, y continuó tirando del burro, que ya en aquella época y a pesar de haber nacido para ello, se estaba negando también a trabajar
Maria, mientras, seguía ensimismada, no decía nada, solo lloraba sin ruidos, repasaba las cuatro paredes de su pequeño dormitorio, miró hacia la pared de enfrente, allí estaba la foto de sus padres, la única que tenía de ellos, la mandó a hacer cuando su madre murió, al poco de nacer los mellizos, rescató la foto de su padre y las mandó a Badajoz señó Antonio el electricista para que las acoplasen las dos, era la única imagen que tenía de ellos. Ahora les miraba y pensaba sobre todo en su madre, en lo feliz que se hubiese sentido de conocer a su nieta y a la vez sentía una especie de temor de mirar la cara de su padre, esperaba una recriminación por no haber sabido cuidar a sus hermanos pequeños, estaba desolada. Seguía mirando la habitacional cama desvencijada y la pequeña cuna que había hecho su marido con madera de encina con tanta ilusión.
Antonio, miró a ambos lados del camino desconfiado, no dejaba de oír aquellas vocecillas y para espantar su miedo canturreo:
A los guarros a los guarros a los guarros
A los guarros que les pasará
Dicen que es de la peste porcina
Pero la porrina los quiere matar
al guarrín, rin, rin rin
al guarrrón, ron, ron, ron
marranillas, cochinas y tos.

Seguía el ritmo a duras penas y al escuchar otro ruido más fuerte, tiró del burro con todas sus fuerzas y al no poder aligerar su marcha, soltó el ronzal y echando a correr, gritó ¡En el machío te espero!
La noche se avecinaba de nuevo y los dos hermanos, que no habían probado bocado desde que el perro les hiciera huir sin rumbo y sin permitirle ni siquiera coger la bicicleta, sintieron en el estomago las punzadas del hambre. Andrés miro a su hermano y se le hizo un puchero en la expresión. Tenía hambre, miedo, frio… y los dos se pusieron a llorar.
Entre sollozos no atinaron a escuchar los mastines que ladraban. El cabrero y los perros se afanaban con el rebaño, antes de que se les echara la noche encima. De pronto oyeron un silbido que los paralizo durante un segundo para hacerlos saltar a continuación, gritando para que el cabrero les escuchara.
-¿Que hacéis por aquí a estas horas, que os vais a perder?
-¡Si! ¡Ya nos hemos perdido! ¿Tú sabes por donde se va a Zahinos?
-¡Si, hombre! ¿Pues no voy a saber? ¿De quien sois vosotros, “compare”?
-De mi hermana y mi cuñado. ¿Usted conoce a mi hermana? Se llama María y mi cuñado Julián.
¡Cago en diez, pero si os están buscando por todos sitios, hombre! ¡Vamos, vamos que es gorda!

con las carreras y el ojo cegato de una pedrá cuando chico, Antonio no iba echando muchas cuentas de las piedras del suelo del machio,en esto que dio un mal traspiés y fue a dar con la rotula en una piedra que había dos metros mas adelante, aquello no pintaba bien la rodilla había sonado como una rama seca rodaron dos lagrimones por sus mejillas como puños y cundo el dolor lo dejo gesticular una palabra lo único que salió de su boca fue¨la madre que me pario que en gloria este la que e metió en casa...
El dolor era intenso, fuerte, pero lo peor no era eso. ¿A ver como contaba en el pueblo que le había entrado el cangui y había salido corriendo? ¡Sería la risión de todos!
Lo pensó mejor, diría que le había salido una liebre y al tirarse a cogerla tuvo la mala suerte de dar el rodillazo en la piedra.
Pero ¿Y el burro? ¿Dónde andaría el peazo animal?
Como contestación a sus pensamientos, un rebuzno cercano le anunció la llegada del rocín, que aunque más despacio le había seguido en la carrera, quizá también asustado.
¡La madre que me crió! ¿A que voy a ser yo más burro que el burro?
Y ahora, ¡Como me las arreglo para subirme en el y regresar al pueblo?
¡stoma! 'stoma!, llamó al burro, tendiéndole una mano, como para ofrecerle algo de comida.
El animal se acercó a él receloso, de pronto sus orejas se empinaron y soltando el caracol de su roznido y dejando caer el desarrollo de su atributo, salió raudo hacia una mojea de alcornoques cercanos.
¡El hijo p! gritó Antonio, lo que faltaba; habrá por ahí alguna burra caliente.

En el pueblo, mientras tanto, todo era alegría, ya había llegado la noticia de que un cabrero había encontrado a los dos zagales y los tenía en la majada calentándolos con sendos tazones de leche.
La Angélica, se paseaba orgullosa por la calle arriba y abajo, como matador en tarde triunfal, pregonando la gran faena que había realizado en la tarea del parto de María.
-Lo que hemos traído al mundo es un ángel- decía -Es una rosa- repetía. No sabía la Angélica, que aquella rosa venía acompañada de su correspondiente espina...
Ahora...unos minutos de anuncios
¡Lejía el Herrero, lava la señora y lava el caballero!
Use bayetas flecha, bayetas flecha mejor
Si quiere de verdad estar fuerte, ¡Tome calcio 20!
No, no era una burra caliente sino un burro de pelo en pecho, que lástima, el burro de alabardero es gay (aunque no tenga carrera ni yate).

Después de un forcejeo entre los dos jumentos y dándose por vencido el asno amanerado, regresó junto a su amo y dócil le ofreció su lomo.

Pusieron rumbo a Zahinos, las luces de las calles ya se veían y recortaban la silueta de las calles, poco a poco se iba barruntado la algarabía.....
Entretanto, en el pueblo se había corrido la voz de que los chicos estaban bien. María, más tranquila, empezaba a disfrutar de su hija sin advertir la inquietante mirada de una de las vecinas que habían venido a conocer a la niña. Ajena al sentimiento que asomaba a aquellos ojos, amamantaba a la criatura sin saber que, quizás fuera la última vez.
Entró Julián, que al verla tan pálida se estremeció. María lo miro y con ganas de tranquilizarlo le dijo:
-¡Estoy zofrá!
El, mesándose el escaso cabello, desvió la mirada y... entonces la vio…
Tras un merecido descanso y un reconfortante tazón de leche recién ordeñada, el cabrero condujo a los niños a su casa, fue entrar en el pueblo, por las cruces, se "topo" con unos cuantos de mozos que iban a buscar a los niños por la Zorrera, ya que parece que los habían visto por allí. En esos momentos, la tormenta que parecía haber pasado, era tremenda ¡Que truenos, que relámpagos!, daba miedo salir de casa.
Allá por el camino se divisaban el pastor y los niños que venían montados en un burro, al ruido de los truenos y los relámpagos el animalito respingaba de tal forma que hizo caer a los jinetes al suelo.
-¿¿¡¡Que es eso que trae la perra en la boca!!??
-¡¡LA MADRE QUE LA PARIO!! -Exclamo la tía Antonia- ¡El lomo que acabo de partir, para ponerle una tapina a los que han estado buscando a los zagales!
Julián salió detrás de ella para intentar recuperar el lomo y aprovecharlo, si era posible.
La niña se revolvía inquieta. La madre, preocupada, se esmeraba en la tarea, que no estaba dando el resultado esperado.
-A ver –dijo la Angélica comprobando el caudal de leche- Esta zagala no está sacando nada de ahí. Tendrás que darle leche de vaca; una vaquita que sea buena.
Fernanda dirigió su estrábica mirada hacia ella y le dijo:
¡Que coñño vaca! ¡Trae para acá a la zagala!
Sin pensarlo dos veces, se desabrochó la blusa y se puso a darle teta a la niña, que no tardo en dormirse. Fernanda, satisfecha, le dijo a María, que la miraba sorprendida:
-¡Esta va ser hermana de leche de la mi Manuela!-y la emperinó para hacerla eructar.
Al escuchar esto, la tía Fernanda se acabó de abrochar la blusa y dirigió su mirada hacia corall y le espetó:"amante, como se nota que eres muy joven, ojalá esto fuera una novela de esas del "aradio" y salió de la habitación murmurando una ininteligible letanía...Corall se enrojeció y agachó su mirada hacia las lanchas del cuarto.
Muchas de las mujeres preguntaban:"¿y esa zagalita tan guapa de quién es?" y se miraban unas a otras sin saber dar respuesta alguna, fue entonces cuando tía Angélica "la partera"dijo,esa es mi sobrina, la de la Justa, que se casó con uno de Olivenza y ha venido a pasar unos día conmigo por que estoy ahora rematá de dolecias,"es mu buena zagala y mu dispuesta”, sentenció la tía Angelica,al fondo se escuchaban las mujeres diciendo,ahhhhh pues si, ahora que lo dices si se da un aire a tu hermana Justa, pero es mas alta, eso lo habrá sacado del padre...
La hembra olfateó los cuatro puntos cardinales, y orientó su rumbo hacia el Norte donde sabía campaban por sus fueros las grandes manadas al libre albedrío, cobijadas por la fronda boscosa (la idílica tierra de la abundancia, donde los rebaños de rica carne ovina pastan indefensos en los fértiles valles próximos a las loberas; donde abundaban los conejos, liebres, ratones, perdices, y existe sin par variedad de la tierna carne de pluma que inverna por aquellos remotos lagos, charcas y humedales. Donde prolifera en desmesurada abundancia el fornido jabalí de rica y grasienta carne porcina.

Seguíanla su camada de ocho lobatos con paso indeciso, brincando aquí, cayendo allá, siguiendo los sinuosos rastros mañaneros de liebres y conejos, jugando y rejugando bajo la maternal vigilancia perenne de la fornida cánida.

Un día la loba observó que los sobrevolaba, vigilantemente atenta, desde lo alto, allá contra el impoluto azul celeste, la siniestra figura de la temible águila real, acechando cualquier despiste de la madre para lanzarse, silente, sobre las crías desprotegidas. A partir de entonces siguieron su peregrinar trashumante hacia el norte, en busca de las grandes manadas, al ponerse el sol.
Algunos trémulos moradores de aquellas aldeas, comentan aún hoy, mientras el rugoso tronco se consume en la chispeante llama oscilante de la cálida llar, ancestrales historias de asesinas fieras, para terminar afirmando haber contemplado las negras figuras de aquella familia de lobos recortándose amenazadora en el horizonte hacia los montes del Norte, lo cual impulsa a las damas a realizar la señal de la cruz y a los niños a cobijarse entre los faldones maternos.

Pero en la mirada de las mujeres se observó algo extraño.La tia Angelica dijo: me voy estoy muy cansada,cuando se fue las demas mujeres cuchiheaban pues su hermana y el marido no decian que no podian tener hijos?Aaahy que nos la estan dando,no os acordais de cuando Angelica decia que estaba mala y estuvo mucho tiempo con su hermana y todas se miraron con ojos de complicidad.

No esperaba la loba aquella tela de araña asfaltada que cruza el territorio Castellano.
So pena de mayores riesgos, y huyendo de aquellos temibles óculos incandescentes que rompen veloces la oscuridad en todas direcciones, la camada buscó la ruta de la ancestral trashumancia a través de las cañadas por donde los rebaños ascienden hacia los pastos de alta montaña.

Otro cazador, denominado el Cara de Ángel, hermoso espécimen de la raza humana, quien gozaba del beneplácito femenino y era licenciado, a la par que máster, en artes amatorias, disfrutaba de su reciente conquista en la trasera de un coche a esa hora prima de la madrugada. El bello Cara de Ángel había dejado las ventanillas bajadas para que la leve brisa de la apacible y calurosa noche estival refrescara los sudorosos cuerpos desnudos que se amaban en la trasera del vehículo.

El último lobato tenía la corpulencia suficiente para que su salto ganara limpiamente la otra orilla del barranco en cuyo suelo hallábase varada aquella máquina estática. En el mismo instante en que el animal tomaba impulso para saltar, aquel artilugio empezó a moverse rítmicamente arriba y abajo, lo cual distrajo al cachorro, quien, en vez de salvar la sima, precipitose sobre el cacharro metálico colándose por una de las ventanas abiertas al fresco nocturno. El bicho, de espaldas en el asiento delantero, comenzó a patear con desespero, con tan mala suerte que una de sus patitas se enmarañó en los tirantes del sostén que yacía, de cualquier manera, arrojado sobre el respaldo. Vínosele encima la cálida prenda femenina, de tal manera que cuando El Cara de Ángel (quien ante la inesperada algarabía había dejado de votar encima de aquella exuberante hembra desnuda que le pedía fogosamente más y más atrayéndolo trémula sobre si) se asomó por encima del respaldo, contempló atónito como aqueel generoso sostén de su hembra, inesperadamente provisto de vida propia, pugnaba por salir por la ventanilla del auto.

El gatillazo que lo sumió en una impotencia senil de por vida vínole cuando intentando sujetar aquella prenda de lencería que corría el peligro de salir por la ventana, topose con el hocico amenazador de una terrible loba que apareció tapando todo el hueco con su endemoniada cabezota, enseñándole sañuda dos blancos colmillos que daban dentelladas en el aire, a diestro y siniestro, como dos puñales sanguinarios. Echose al punto hacia atrás el hermoso amador desnudo siendo recibido ansiosamente por su amada quien se le subió a caballo pretendiendo terminar de esta forma lo que tan placenteramente había empezado...
En tanto la loba, con su cría enmarañada por el sostén entre sus fauces huía monte adelante, seguida del resto de la prole, por la senda que marca la Vía Láctea.

Una vez el otoño exhibe su inclemente bagaje de lluvia y viento, los hombres dejan de faenar en las tierras de labor y reúnense en la taberna de Anselmo el Gallego para matar el tiempo bebiendo, jugando a las cartas y apostando en las más inverosímiles porfías. Hasta que el veranillo de San Martín da una tregua para celebrar el rito de la matanza y la recolecta de castañas.

Anselmo, un buhonero gallego que hacía la ruta de Castilla con la rueda de afilar, había sentado plaza en aquel pueblo acreditando su taberna por fomentar el juego entre los aldeanos amantes de la polémica y la controversia.
Varios oficios compaginaba el gallego al margen de la taberna, entre ellos la cría de perros para competir en las peleas de tapadillo; que sus buenos cuartos movían aquellos endiablados lances.

En este sentido, la mejor posesión del tabernero era un perrazo trabado, zaino, con la cabezota en forma de uso, cruce de dos razas indómitas (pitbull y doberman) Determinando un taimado asesino a quien el ladino gallego había adiestrado con una serie de artimañas que el animal ponía en práctica para combatir y dar muerte a los temibles guerreros de la raza canina que disputaban su vida en sanguinarias reyertas.

Por eso cuando llegó la noticia de que en varias aldeas se había divisado una camada de lobos ascendiendo por los aledaños a la Vía de la Plata, desde Extremadura hacia el norte, el gallego abrió la apuesta porfiando en que su perro Cancerbeiro, que tal nombre tenía la taimada fiera, mataría como mínimo a seis de los ocho componentes de la camada, incluida la descomunal loba, matriarca del clan.

Cuando la puja alcanzó la cifra de tres mil euros quedó cerrada aquella timba, concretando que la lid tendría lugar en el angosto desfiladero denominado el Cañón Fosco, una constreñida garganta por donde los lobos habrían de pasar forzosamente para vadear el río y ganar definitivamente la ruta hacia los encrespados picos.

Al abrigo de unas peñas los lobatos quedaron mimetizados entre las jaras, las matas de tomillo, el romero y el monte bajo, desapareciendo, hipsofacto, a la visión de los ojos menos habituados. La madre remontó con ágil zancada las empinadas cuestas hasta encaramarse al otero desde donde observaba a la a la desaprensiva horda de humanos que ascendían, precedidos por la torva figura de una recelosa fiera, hacia el único paso que atravesaba aquella angosta hondonada y vadeaba el río.

La loba, previendo la encerrona, precipitose rauda hasta el desfiladero, ofreciéndose a si misma como señuelo. A mitad de trayecto se topó con el traicionero perro, quien, con el rabo gacho, comenzó a rondarla como si de un cortejo se tratara. Maliciando aguantó la hembra aquellos arrumacos. Cuando el traidor Cancerbeiro intuyola desprevenida, lanzó una cruenta dentellada que atarazó su pecho arrancando un buen bocado de pelo y carne. La loba, a no ser por la visión de la herida infringida manando abundante sangre, apenas se percató del dolor. Continuaba su visión pendiente del lance, aunque su memoria de madre vagaba cerca de aquellos cachorros al cobijo del abrigo rocoso.
Ahora el perro, envalentonado, mantenía su rabo erecto en señal de desafío, pero el exceso de confianza del engreído macho hizo que no calibrara en el hocico de la fiera, la cual, husmeando a ras de suelo como si la dentellada de su enemigo resultara mortal, enarbolaba en sus fauces siniestras dos sañudos colmillos, que hubieran hecho tremolar al observador menos parcial. En definitivo salto lanzose el perro resuelto a rematar aquella pobre hembra con la que no había tenido ni para empezar. Mas cuando fijó sus triangulados ojos amarillos en el suelo con tal de aplicar el castigo definitivo, la moribunda ya no estaba tendida en el sitio donde el previera rematarla.
Muy al contrario, al unísono la hembra había brincado, con suma agilidad, por encima del traidor, y aveníase ahora en el aire sobre él para hincarle sin piedad los afilados caninos en la garganta según transmisión genética de su raza. Mas el perro, acostumbrado a las martingalas de las riñas callejeras, esquivó la arremetida, yendo a clavarse la mortal dentellada de la loba sobre el ojo derecho que arrancó de cuajo dejando en el hocico del macho un enorme boquete sanguinolento donde antes hubiera el amarillo óculo cánido.
Viniéronse ambos contendientes al suelo y, cuando la fiera se acercó al perro traidor, este, tumbado panza arriba, ofreció a la loba su garganta en señal de rendición. Artimaña empleada por Cancerbeiro en otros combates para, en el momento en que su enemigo triunfador se volvía de espaldas, abalanzarse sobre él para rematarlo a traición.

Acercose la loba hasta el perro, y, lejos de reparar en el gesto de rendición, rememoró a sus ocho cachorros, y al infiel carnicero haciendo con ellos una masacre, a poco que ella aflojara y aquel traidor escapara vivo de la gresca.

Anselmo el Gallego, y su reata de compinches contemplaron atónitos como la loba hincaba sus fieros colmillos en la garganta del can sajando su yugular que expandió incontenibles chorros de sangre por los que se esfumaba, a raudales, la vida de Cancerbeiro.

En magno gesto de desafío la loba fuese contra los humanos portando el guiñapo sin vida del perro que fuera luchador sin igual asido en sus fauces sanguinolentas, desgañitándose en fiero aullido retador que puso en precipitada fuga al porfiante Anselmo y a su cuadrilla de apostadores, quienes, a la desbandada, cobijáronse en la tasca del gallego atrancando puertas y ventanas sin osar siquiera comentar la pavorosa escena que acababan de contemplar.

María despertó sobresaltada.
Sentía una sorda pesadez en los riñones, producto de la forzada postura en la que debía dormir dado su avanzado embarazo.
Pero sentía mucho más pesado el ánimo con la pesadilla que acababa de abandonar. Ya sabía que en los últimos meses los sueños eran muy vívidos, pero nunca le había ocurrido nada así.
Y había sido tan extrañamente aterrador, Andrés y Antonio, sus hermanos, perdidos. Sus hermanos, Andrés y Antonio...
Pero Andrés y Antonio no eran sus hermanos, eran sus hijos y dormían en la habitación contigua. A medias entre la certeza y la congoja se levantó torpemente procurando no despertar a Julián que roncaba suavemente a su lado y se acercó para comprobar que sus niños dormían tranquilos, al través, como siempre, pero relajados.
Pensó hacerse una infusión y dirigió sus pasos a la cocina del pisito de Móstoles que habitaban desde la boda, ya pequeño con el nuevo miembro de la familia que estaba por llegar.
Niña, había aseverado el doctor Sugrañes. Y claro, poner a dormir a su niña con aquellos zagalones...
El sol clareaba el viernes que quería empezar.
Qué sueño tan extraño, por Dios.
¿Y qué hacía su marido vestido de campo? Y con las manos llenas de terrones, él, que no veía la tierra más que los fines de semana, cuando se escapaban a Zahinos.
A propósito, debía recordar a sus padres que este era el último fin de semana que se acercaban al pueblo, el médico le había aconsejado que no viajara demasiado hasta después del parto.
Pobre Julián, si imaginara que le he cambiado, aunque en sueños, su oficinita municipal por el campo duro e ingrato de Extremadura.

Pasó el tiempo; los años se fueron escurriendo entre las manos de las personas mayores de aquél lugar, que las apretaban para no dejarlo escapar. Pero el tiempo, juguetón y esquivo, se negaba a detener su marcha inexorable; muy rápido para unos y extremadamente lento para otros, que no veían nunca la hora de poder salir solos a disfrutar de las noches de botellón.
Rosíta, había crecido casi sin que nadie se diera cuenta. Era una muchacha espiguada y rubia. Los tirabuzones de sus cabellos, jugaban con su cara de querubí en la que destacaban un par de ojos color cielo, que miraban fijamente a todo lo que le interesaba, que era casi todo.
A sus quince años, podía decirse que era toda una mujer. Una mujer si mirábamos su cuerpo, pero una niña en su manera de ser.

esto es mas largo. que el quijote dela mancha.ponerle ya FIN

El fin se lo puede poner uno cuando quiera solo tiene que dejar de leer

Llovía intensamente sobre la ciudad de Hamburgo. Javier, escudriñaba la calle intentando ver la lucecita que le indicara que algún taxí libre se acercaba al lugar. Tenían tiempo; había madrugado, es más, no habí dormido en toda la noche, pensando en el viaje que le esperaba. Pensando en cómo sería alquel pueblecito de la lejana Extremadura, del que tanto le hablaba su padre.
Javier, era un buen mozo; alto y espigado, era la pura mezcla de español y alemana. Tenía 18 años cumplido y por fín, su padre, que desde que emigró no había vuelto a su tierra, le permitía ir a conocer sus orígenes.
Era un viaje deseado, soñado desde su infancia. Conocería a su familia española.
-¡Taxí!- gritó ante la aparición del mercedes que se acercaba portando la luz de libre.
-Al aeropuerto-

ja, ja

no me hace niguna gracia

dddaas

Instalado cómodamente en su asiento aunque no sin cierto temor, Javier ya sobrevolaba los cielos azules de Francia, hacía buen día y no había nubes que impidieran ver los magníficos paisajes de los alpes, del mediterraneo. Ya estaba más tranquilo, no fue un despegue perfecto, después de dos tentativa el avión consiguió elevarse y ahora que ya estaban caliente los motores apenas se notaban fallos en el avión.

Era muchas las ilusiones que viajaban en la maleta de javier, eran muchas las dudas pues no es fácil enfrentarse a las raices de uno y conocer por 1ª vez a tu familia de sangre a los 18 años.

Por fin se escucha la voz qe anunciaba la inminente toma de tierra (iban a tomar tierra, no ha hartarse) y una vez que la nave tomó tierra ya más seguro en el suelo, se encaminó a la salida, allí estaba Jacinto con su taxi esperándole: Hola!, tú eres Javi?, si, contestó Javi no sin cara de asombro por haberlo encontrado tan pronto (no sabía que Jacinto tiene una magnífica nariz para su negocio)...

Una vez instalado en el taxi con todo su equipaje perfectamente colocado se encaminaron hacia Zahinos, aún le quedaban más de dos horas de viaje....

ME HE PERDIDO CON EL TROZO DE ALMA TIZNADA, ENTONCES TODO HA SIDO UN SUEÑO? LOS NIÑOS NO SE HAN PERDIDO, NO HA NACIDO UNA NIÑA QUE SE LLAMA MARIA................. QUE LIO ¡¡¡¡¡
0-0

Lo siento, fue un vano intento de reconducir el relato.
Un intento egoísta, la verdad, porque ya casi no me enteraba de nada entre lobos y cazadores.
Pero parece que hemos dado un salto temporal, la niña ya tiene 15 años, y espacial, hemos acabado en Alemania para volver al pueblo.
Mejor así, creo yo.

Me pareció oportuno retomar la figura de los lobos (porque no quedara finiquitada en aquel pasaje de la cueva) y contar una historia paralela, (una trama con humanos, y otra con una familia de lobos huyendo hacia la tierra prometida, dos historias que se entrecruzan a la vez que la trama discurre paralela) ¿Os parece que siga contando avatares de lobos, o le doy carpetazo integrando en la cordillera definitivamente a la familia que huye hacia el norte?

tù mismo Ñavalón

angelica ,a la que todos adoraban,aquella que había recogido cientos de niños,siempre con su sonrisa bobalicona y sus ganas de hacer parecia estar ahora ensimismada,su alegria habia desaparecido con la llegada de su sobrina y una tristeza enorme se apoderaba de sus ojos al mirarla.
la zagala era alegre, espabilada, cariñosa y guapa muy guapa, tenia esa belleza extremeña ,dulce y tosca a la vez, las manos ya llenas de sabañones a pesar de su corta edad y una espina clavada en el alma desde hacia pocos dias .
A pesar de todo se afanaba en tener la casa limpia y a su tia bien asistida.
lucia, que asi es como se llamaba la sobrina de angelica sentia hacia su tia una mezcla de amor, rencor, compasion y odio .

Después que la loba pusiera en fuga a los depredadores humanos, y una vez comprobó como aquellos timoratos se refugiaban en su maloliente cubil, bajó hasta el río y allá en el recodo donde el agua cristalina remansa sedimentando el pastoso lodo, el animal revolcose entre el fango y el musgo, con tal de aliviar los desgarrones y sellar así las heridas infringidas por el traidor Cancerbeiro.

Mordisqueó unos tallos de cirigüeña (celidonia) Y con la lengua pastosa y amarilla por la sabia de la planta, lamiose las heridas para desinfectarlas y favorecer de este modo la cicatrización.

Una vez curada volviose al abrigo donde dejara a sus crías y todos juntos vadearon el río haciendo equilibrios por encima de las resbaladizas piedras, aprovechando, como improvisado puente, los desvencijados troncos derribados sobre el cauce.
Cuando lo franquearon emprendieron ruta, atravesando los agostados trigales y las verdes praderas, hacia la cordillera cuya sombra caliza destacaba imponente contra el horizonte.

Desde lejos divisaron las inhóspitas cumbres coronadas del gélido blanco. Al punto penetraron en los frondosos bosques de carballos y hayedos que difuminan en apagado verdor la celeste luz solar, mientras la foresta se tupía impidiendo el paso a seres más corpulentos y el suelo íbase alfombrando del suave tapiz otoñal. Por fin una profunda sima, cálida por el efecto térmico que conserva la temperatura estable, proveyolos del cobijo deseado en aquel paraíso, generoso de agua, mullido el piso y con caza en abundancia. La fresca brisa de poniente traíales el desconocido aroma salitroso de la mar Cántabra que roncaba en lontananza. Algunos precipitados ruidos descubriéronles la inmediata presencia de presas a la desbandada que alimentarían la atrasada gana de la prole. Husmeando los miasmas provenientes del cercano valle destacaron a rebaños con presas de mayor enjundia pastando por las proximidades.

Finalmente la loba decidió, además de pernoctar en aquel idílico paraje, hacer propio el terreno, imponiéndose como tarea para el siguiente día, establecer las marcas personales que delimitaran su territorio y averiguar las de sus congéneres, en tanto las revoltosas crías jugueteaban a revolcones en aquel espacio seguro y acogedor.




Queridos amigos de Zahinos, como buen padre que se preocupa de instalar apaciblemente a su prole, aquí abandono esta historia, y os digo hasta luego, amigos que os empeñáis en culminar tan digna empresa.
Con la determinación, por mi parte, de retomar el cuento de los lobos más adelante, si viniera el caso y fuera necesario.
Entre tanto, recibid un saludo de este que se honra en haberos conocido, y os seguirá leyendo:

ÑAVALÓN