Mombeltrán - Avila

Gran parte de los avances que se han producido en la lucha contra el “Régimen Julista” han sido fruto de la acción tenaz de la oposición villana organizada, capaz incluso de corregir sus propios errores. Pero, al mismo tiempo, todos esos avances han conllevado un simultáneo cambio de paradigma por parte de la sociedad villana. Y hablo de paradigma en su sentido más estricto, el de Thomas Kuhn, como una forma de organizar la aprehensión intelectual de una realidad tan potente que termina por constituir esta misma, definir sus problemas y determinar sus soluciones.

Durante muchos años la sociedad villana vivió instalada en el paradigma de la imbatibilidad en las urnas del “Alcalde de los líos y de los lodos”: no era posible una solución democrática al asunto, se afirmaba, era necesaria una solución política. Pues bien, allá por Mayo de 2007, aproximadamente, este apotegma se derrumbó y de pronto descubrimos todas las Villanas y todos los Villanos que si era posible terminar con el “Régimen Julista” por medio de la acción democrática. Hoy nos resulta una idea absurda, pero lo cierto es que durante muchos años todas y todos en Mombeltrán vivimos instalados en la certeza de que no cabía una solución democrática frente al “Alcalde de los líos y de los lodos” y su “Régimen”. Y contribuimos a construir una desafortunada realidad política desde esa certeza.

Este paradigma integra también, congruentemente, una autoexigencia para los demócratas: la de posibilitar la vuelta a la política de las bases sociales villanas. El agua es una metáfora de lo dúctil, de lo cristalino; sirve para reflejar la vida o la muerte, el amor o la violencia,... siempre ha sido así, ¿no? Por todo ello, el “Régimen” decadente debería tener un recuerdo introspectivo en el que más que nadar debería plantearse, tal vez, bucear y airear todos sus trapos sucios a sabiendas de que solo de esa manera es posible su redención social.

En el fondo del final de este paradigma hay una percepción, borrosa pero muy motivadora por su impronta salvífica, del fin del “Régimen Julista” como un tiempo nuevo, como un momento inaugural, como el tiempo de una nueva política municipal villana y de una democracia más profunda y verdadera. La parábola de la vuelta del hijo pródigo es la que inspira las mentes de los más esforzados sostenedores del fin del “Régimen”. Un proceso en el que es el afán villano por ganar un horizonte común el protagonista único, y el “Régimen Julista” la materia inerte sobre la que caen sus golpes. Un proceso que no busca reintegrar a nadie a la democracia, porque la democracia se siente tan superior como para saber que ya vendrán tarde o temprano. Una democracia que no se sentirá incompleta ni defectiva porque falten algunos, sino que se siente cualitativamente superior precisamente porque les excluye. En este proceso no se espera del “Régimen Julista” nada, ni siquiera que asuma su derrota, porque no es él el protagonista de su final, ni desde luego lo va escribir él. Un viaje que suena raro, lo reconozco para las Villanas y los Villanos que lo llevamos esperando lustros, pero sólo porque no lo pensamos otra vez.

¡Por la rebelión cívica de la Villa de Mombeltrán!

Otros, muchos, la mayoría, tenemos parecida o igual opinión con datos en la mano, exentos de demagogias y sectarismos del porque España dejo de ser la 8ª potencia mundial y la 1ª en paro, recortes sociales e indigencia de toda Europa.

Gran parte de los avances que se han producido en la lucha contra el socialismo “ecologista” han sido fruto de la acción tenaz de la oposición organizada, capaz incluso de corregir sus propios errores. Pero, al mismo tiempo, todos esos avances han conllevado un simultáneo cambio de paradigma por parte de la sociedad española. Y hablo de paradigma en su sentido más estricto, el de Thomas Kuhn, como una forma de organizar la aprehensión intelectual de una realidad tan potente que termina por constituir esta misma, definir sus problemas y determinar sus soluciones.

Durante siete años la sociedad española vivió instalada en el paradigma de la imbatibilidad en las urnas del socialismo “ecologista”: no era posible una solución democrática al asunto, se afirmaba, era necesaria una solución política. Pues bien, allá por el 2008, aproximadamente, este apotegma se derrumbó y de pronto descubrimos que si era posible terminar con el socialismo “ecologista” por medio de la acción democrática. Hoy nos resulta una idea absurda, pero lo cierto es que durante estos años todas y todos los españoles vivimos instalados en la certeza de que no cabía una solución democrática frente al socialismo “ecologista” y su “Régimen”. Y contribuimos a construir una desafortunada realidad política desde esa certeza.

Este paradigma integra también, congruentemente, una autoexigencia para los demócratas: la de posibilitar la vuelta a la política de las bases sociales españolas. El agua es una metáfora de lo dúctil, de lo cristalino; sirve para reflejar la vida o la muerte, el amor o la violencia,... siempre ha sido así, ¿no? Por todo ello, el socialismo “ecologista” decadente debería tener un recuerdo introspectivo en el que más que nadar debería plantearse, tal vez, bucear y airear todos sus trapos sucios de corrupción institucional y el caso faisan a sabiendas de que solo de esa manera es posible su redención social.

En el fondo del final de este paradigma hay una percepción, borrosa pero muy motivadora por su impronta salvífica, del fin del socialismo “ecologista Régimen” como un tiempo nuevo, como un momento inaugural, como el tiempo de una nueva política nacional española villana y de una democracia más profunda y verdadera. La parábola de la vuelta del hijo pródigo es la que inspira las mentes de los más esforzados sostenedores del fin del “Régimen”. Un proceso en el que es el afán villano por ganar un horizonte común el protagonista único, “Régimen socialista” la materia inerte sobre la que caen sus golpes. Un proceso que no busca reintegrar a nadie a la democracia, porque la democracia se siente tan superior como para saber que ya vendrán tarde o temprano. Una democracia que no se sentirá incompleta ni defectiva porque falten algunos, sino que se siente cualitativamente superior precisamente porque les excluye. En este proceso no se espera del “Régimen socialista” nada, ni siquiera que asuma su derrota, porque no es él el protagonista de su final, ni desde luego lo va escribir él. Un viaje que suena raro, lo reconozco para las españolas y españoles que lo llevamos esperando, pero sólo porque no lo pensamos otra vez.

¡Por la rebelión cívica!

Más dicha que dolor hay en la Villa
más flores en sus calles que ladillas en la carretera
hay mucho más azul que nubes (de verano) negras
y es mucha más la luz que la oscuridad.

Digan lo que digan, digan lo que digan
digan lo que digan, los "Julistas".

Son muchos muchos más, los que no olvidan
que aquellos que pretenden al "Régimen" justificar
la gente quiere la verdad y no la mentira
y adora lo que es justo nada más.

Y digan lo que digan, digan lo que digan,
digan lo que digan, los "Julistas".

Hay mucho mucho más amor que odio
más ganas de cambio que mala voluntad
los Villanos tienen fe en la alternativa
y luchan por el bien común no por el mal.

Digan lo que digan, digan lo que digan,
digan lo que digan, los "Julistas"...(2).


¡Por la rebelión cívica de la Villa de Mombeltrán!

Soy una julista empedernida y no comprendo cuántas críticas le queréis sacar, sobretodo esta persona que firma elnombredelarosa, que más que rosa parece un cardo pinchoso contra mi Julián.
No hay que quejarse tanto. Creo que todos los fallos que mi Juli haya podido tener, como representante y caudillo ejemplar de todo un pueblo admirado, en su merecida trayectoria de liderazgo y modelo de la más rancia villanía y taruguismo predemocrático, no son responsabilidad suya.
La culpa la tienen esos... malvados invasores:
¡¡¡los socialistas-ecologistas!!! Aaaaaaaaaaaahhhhhhhgggg...

Seres extraños de un planeta que se extingue.
Destino: la Tierra.
Propósito: adueñarse de ella.
El especulador inmobiliario los ha visto.
Para él todo empezó una noche en un camino solitario cuando buscaba un pelotazo urbanístico que nunca encontró.
Empezó con una parcela de suelo rural cerrada y abandonada, con un arquitecto tan fatigado que no podía seguir recalificando y edificando.
Empezó con la llegada de una nave de otra galaxia.
Ahora el especulador sabe que los invasores ecologistas han llegado. Que se han adaptado al aspecto humano.
En alguna forma, debe convencer a un mundo incrédulo de que la Pesadilla... ha comenzado.
Tachán Tachááán

¡Qué raro este Mombeltrán, tan lleno de contrastes que parece que una de las dos mitades en las que se divide sea mentira! Pero, así está el asunto y quieren que el viento continúe soplando hacia donde quiera el dueño o los dueños de los ventiladores. Tampoco, en el fondo, hemos avanzado mucho, la verdad: antes, mientras los vasallos-esclavos cargaban las piedras con las que se construyeron el Castillo de los Duques de Alburquerque o la Iglesia Parroquial de San Juan Bautista, los señores feudales se dejaban abanicar, y ahora pretenden poner el aire acondicionado para continuar disfrutando de lo que emana de la poltrona municipal, pero el resto sigue, básicamente, igual.

Lo más curioso de los nuevos “señoritos” feudales villanos es que poseen una orientación de gaviota mensajera y se comunican entre ellos como los delfines, de modo que siempre saben a qué balcones ir a defecar y en qué piscinas reunirse para hacer lo otro. Y sin perder de vista que la economía que defienden es Tenerife al revés: debajo hace frío, está nublado y hay volcanes, en medio se ve un mar de nubes negras y arriba luce el sol. Hablando en plata, a las Villanas y a los Villanos normales nos están metiendo la tijera y nuestro nivel de vida baja lo mismo que si alguien hubiera quitado el tapón, mientras que a los que están en los aledaños de la poltrona y de la casa no común de color albero, los bañan en oro, como dice la copla. No hay círculo más raro que el del dinero en la Villa de Mombeltrán: dejas caer un euro en el hostal “Marji” y rueda hacia arriba, en dirección a la parte media-alta del pueblo, como si tuviese ideología y un motor dentro que le hiciera saber dónde tiene que dirigirse y cómo llegar allí. Lo peor de todo es que quizá todas y todos estamos convencidos de que el problema es que ahora no lo van a intentar vender como algo excepcional cuando ha sido, es y volverá a ser, si lo volvemos a consentir en Mayo por sexta vez, la norma: la pelota siempre se quedará de nuestro lado en la red por nuestras razones morales, no por sus razones políticas, lo cual me lleva a recordar el enorme parecido que existe entre las banderas y los manteles: hoy por ti y mañana por mi. Si volvemos a mirar hacia otro lado será el “Alcalde de los líos y de los lodos” y su tropa los que pueden seguir “cagándola” a cada paso con cada una de sus alcaldadas. Ya lo dijo William Shakespeare: “El destino es el que baraja las cartas, pero nosotros somos los que jugamos”. ¡Y no la jugamos, sin ningún género de dudas, en Mayo! ¡Más claro, agua del río Vítar!

¡Por la rebelión cívica de la Villa de Mombeltrán!