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Mombeltrán - Avila

Poblacion:
España > Avila > Mombeltrán
28-11-18 20:13 #14345562
Por:OvariosVillanos69

"¿Qué le hace una raya más al tigre?”
¿Qué le hace una mancha más a un político? Nada, dirán los cínicos. Todo, dirán los que piensan que la educación, las normas y los hábitos democráticos, no se pueden continuar ninguneando ni vulnerando descaradamente durante más tiempo, en virtud de las conductas, los desplantes y los despropósitos reiterados con los que se manejan habitualmente el "mandamás" de turno y su séquito de adláteres. ¿Por qué? Porque no tienen a bien, y porque ni se toman ya las molestias en disimularlo, de contestar siquiera a los asuntos o las quejas que plantean algunos vecinos por las vías y los procedimientos regulares establecidos por ellos. No importa que sean los vecinos residentes o los vecinos “migrantes” los que se ponen de acuerdo para elevar individual o colectivamente una consulta o una queja en relación con un asunto que los molesta o perjudica.

Imagínese el lector, o mejor dicho el vecino, el siguiente supuesto real: una señal vertical luminosa e intermitente de tráfico en pleno casco urbano, que bien podría estar situada enfrente del balcón, de las ventanas o de alguno de los dormitorios de su casa, y que por lo tanto les causa molestias en su vida diaria y también a la hora de dormir o de descansar. La señal de marras se encuentra situada ahí exclusivamente porque el concejal “iluminado” de turno y el alcalde “luminoso” decidieron arbitrariamente que esa era la ubicación perfecta porque existía un punto de luz del alumbrado público, que no es el único, porque los hay cada 10 metros hasta el principio del casco urbano. Sin embargo, la señal de marras en todos los pueblos o cascos urbanos de la zona se localiza exclusivamente al inicio del pueblo para recordar a los conductores la obligación de la limitación de la velocidad al paso por el casco urbano. Pero las señales no molestan ni interfieren en el día a día de los vecinos del lugar, ni los causa perjuicio o trastorno alguno, tanto de día como de noche.

La señal de marras a algunos de los residentes “firmantes” los molesta diariamente. Tal es el caso de algunos que han tenido que interponer macetas o cartones para poder salir y hacer vida en sus propios balcones. A otros, cuando intentan simplemente dejarse caer por aquí para descansar y disfrutar del que siempre han considerado y sentido como su pueblo, porque aquí nacieron y entierran a sus seres queridos. Y tienen familia, amigos, conocidos; amén de poseer casas, fincas o coches por los que tributan a las arcas municipales contribuyendo como ciudadanos ejemplares al mantenimiento y la existencia del ayuntamiento de marras. Muchos de ellos ejercen también aquí su derecho al voto para elegir al “mandamás” de turno y otros se plantean que algo tendrán que hacer al respecto para que los escuchen, consideren, respeten, respondan y les den soluciones de una vez por todas sobre un tema que condiciona el bienestar de su vida diaria cuando visitan su pueblo.

El silencio administrativo discrecional instaurado por los “mandamases” actuales, por no llamarlo directamente “la cobardía o la desvergüenza administrativa”, es la nueva “raya/mancha” del “tigre/gatito” del título de la entrada. Esta mancha viene a ser una más de las muchas que ha ido acumulando, quizá ya hasta las colecciona, el “tigre/gatito” que continúa dañando, cada vez más, el nombre de un pueblo que debería estar limpio ya y haber desterrado, de una vez por todas y para siempre, todas las “manchas” caciquiles e indignas del pasado más reciente. Más aún, para poder ser, o mejor llegar a ser, todo lo transparentes, ejemplares e inmaculados que nos prometieron que seríamos con ellos y que ellos serían, desde el principio, con nosotros. Todo ello, por supuesto, antes de llegar al cargo y hacerse con la poltrona municipal, los que ahora usan y abusan de estos procedimientos caciquiles y comportamientos despóticos para enrarecer, envilecer, degradar y continuar “manchando” la convivencia vecinal.

El alcalde de turno como máximo responsable, primero y último de todos los escalones de la gestión municipal, y sus “avezados” concejales parecen estar muy acomodados en sus cargos. Buena muestra de todo ello es que se han repartido y ocupado espacios de poder; verdaderos “minifeudos” en los que hacen y deshacen a su voluntad, entender y antojo, ignorando o archivando, sin explicación pública alguna las consultas de los remitentes, o las quejas vecinales que reciben, lo que interfiere y rompe el trámite esperado, de “luz y taquígrafos”, a la hora de valorar el alcance y la repercusión de las quejas o las consultas vecinales. Sin el uso del trámite público, funciona presuntamente el consabido “yo me lo guiso y yo me lo como”. O lo que es lo mismo, el archivo en “el cajón del olvido” o la incineración en “el cenicero del nunca más”. Procedimientos todos ellos que hurtan a los vecinos firmantes de una solicitud colectiva de la correspondiente respuesta por escrito, puesto que la buena educación y el procedimiento administrativo al uso así lo requiere, dado que los interesados elevaron por este procedimiento su queja y deberían recibir como mínimo una respuesta oficial, indicándoles racional y razonadamente, si esto es posible, el por qué último de las decisiones adoptadas sobre el asunto y en base a qué se desestima la reclamación o la denuncia vecinal. Amén de indicar y asesorar si existen instancias superiores a las que se pueda recurrir la decisión o el dictamen “ad hoc” si no están de acuerdo con él, con el fin de poder rebatirlo y dar traslado de las quejas a otras instituciones superiores y externas al conflicto y quizás no contaminadas por la parcialidad para que puedan decidir conforme al sentido común, y en su caso si es necesario también conforme a ley, la solicitud de los vecinos interesados frente al propio ayuntamiento que se lava las manos, porque es la parte que crea el problema y no quiere una solución para resolverlo.

El silencio, más aún el silencio malintencionado de parte y en el caso que nos ocupa de la parte más poderosa, enrarece y encalla definitivamente la resolución de los problemas más sencillos que solo necesitan el uso del sentido común. Desgraciadamente, el sentido común no es el más común de los sentidos por estos lares; si no el menor denominador común de los sentidos y de las capacidades de los que gestionan, deciden y se empeñan en complicar y no resolver estos asuntos usando a diario como norma el rodillo de la sinrazón en la casa común (la consistorial) de todos los villanos. Esta crisis desencadena y nos aboca de nuevo al cerrilismo de antaño, marca característica de otros tiempos pasados, que por aquí parece que no se terminan nunca de desterrar o superar. Creo, por todo ello, que quizás existe un motivo más profundo e inconfesable, lo que entiendo y llamo la “feudalización” progresiva del gobierno municipal villano que terminará dañando a todos, más pronto que tarde, porque los que ahora mandan en el pueblo vuelven a sentirse y verse como los dueños del mismo, para continuar haciendo buena la expresión más desgraciada de toda la historia reciente de Mombeltrán: “al enemigo, o al rebelde que no se pliega o arrastra, ni agua, ni palabra, ni respuesta, ni solución, ni trabajo… ¡Qué se jd@n!” Lo que viene a demostrar, una vez más, que aquellos que se presentaron a bombo y platillo como “los regeneradores” de “la cosa pública”, no son ahora mucho mejores que los presuntos “degenerados” de antes a los que acusaban y señalaban en sus folletines estivales. Pero si los convierte en igual o menos “fiables” y “ejemplares” que aquellos, porque éstos nos “vendieron” que el fondo, las formas, y las normas iban a ser otros con ellos e iban a reformarlo todo para mejorarlo definitivamente. Lo que ahora se demuestra, una vez más y ya van unas cuantas, que la “palabrería” y las promesas de los “políticos (locales) de turno en campaña electoral” no son sustentadas por los hechos y las acciones de sus protagonistas. La ejemplaridad, “queridos”, no se predica, solo se practica.

El descrédito que trae consigo este tipo de actuaciones locales causa un daño permanente a la institución municipal, que debería estar llamada a ser la referencia de la transparencia, del trato amable y el orgullo de todos los villanos. Sin embargo, se observa un evidente retroceso en lo que afecta a las garantías de trato en cuanto a la igualdad de condiciones de partida, en función de la afinidad, la hostilidad o la rendición incondicional a la personalidad de turno. Lo que nos trae como consecuencia más dañina de todo este escándalo el incremento de la desconsideración y la discriminación selectiva entre vecinos, la erosión de los derechos y el trato injusto y sesgado en base a un determinismo municipal, donde los “iluminados” miembros de la junta de gobierno predeterminan siempre a bote pronto la desestimación y el destino final del asunto, porque ellos nunca se equivocan y, por lo tanto, nunca tienen nada que enmendar o mejorar, ante la queja o la sugerencia constructiva de parte de los convecinos.

El cambio principal que debería darse por aquí con los candidatos que dentro de poco concurrirán para conformar la futura corporación municipal que será elegida dentro de menos de seis meses, y que a su vez tendrá luego que decidir quién es el futuro alcalde por otro periodo de cuatro años, es que las personas seleccionadas para representar y ser la voz visible del pueblo deberían ser vecinos cabales y honestos, capaces de reconocer en uno de ellos la capacidad de liderazgo y de diálogo suficientes, con voluntad demostrada y contrastada de escuchar, de trato afable y humilde en las formas, pero capaz de razonar y racionalizar los asuntos para poner las cosas en su justo sitio, amén de habitualmente posicionarse en el lugar de todos los vecinos, para no ser equidistante interesadamente en función de la afinidad o antipatía personal con los interesados y sus quejas.

Cuando un grupo numeroso de vecinos protestan educadamente y por los procedimientos reglamentarios previstos, no lo hacen por gusto o por llevar gratuitamente la contraria al alcalde o al concejal de turno. Los vecinos habitualmente nunca se quejan reiteradamente porque sí; o porque no tienen otra cosa que hacer o en la que ocupar/perder su valioso tiempo. Solo cuando las decisiones y los hechos de los que ostentan el mando, junto con sus desidias y sus consecuencias les continúan causando problemas agravados con el paso del tiempo, sin respuesta ni solución, afectando y alterando su día a día, e incluso su descanso, además de envileciendo su existencia, su convivencia y su estancia en la comunidad e incluso afectando a su salud; continúan protestando con todos los medios a su alcance para que la irracionalidad y el silencio administrativo malintencionado no degeneren en una situación de malos modos y de enfrentamiento personal que ellos tratan de evitar a toda costa.

La inteligencia emocional tendría que ser una de las cualidades que todo ser humano debería poseer en grado excelso. La empatía tendría que estar aumentada varios órdenes de magnitud en aquellas personas, y en aquellos villanos en particular, que se sienten llamados a dar el paso al frente de la “vida pública” como representantes de los demás, es decir, como “servidores públicos”; puesto que con sus decisiones determinarán la felicidad o la infelicidad de otras personas, de los vecinos a la postre con los que se cruzarán antes o después por las calles de su pueblo y a los que tendrán que mirar, pero no lo podrán hacer, al menos, directa y francamente a los ojos.

Quien no quiere, quien no sabe, quien no puede reconocer que también se puede equivocar, y se empeña y no quiere enmendarlo ni solucionarlo, empezando por dar la cara y las correspondientes explicaciones a sus vecinos, no debería jamás ofrecerse para ser elegido como representante y voz de una comunidad. A no ser claro que la mayor aspiración inconfesable del sujeto en cuestión y de su corte de adláteres sea la de erigirle para ser reconocido pública y notoriamente como el nuevo e incuestionable señor feudal de la Villa de Mombeltrán. Y todo ello a pesar de no llevar, ni figurar “Alburquerque” entre los apellidos familiares/oficiales que le legaron sus padres y sus remotos antepasados.

¡Alcalde "feudal", cambia de sitio la señal!

¡Al menos cuarenta vecinos residentes o “migrantes” quieren una solución ya!
Puntos:
29-11-18 23:23 #14345618 -> 14345562
Por:Los Hornos

RE:"¿Qué le hace una raya más al tigre?”
A la vista de lo sucedido en estos tres años y medio con los actuales mandamases del Ayuntamiento hay que decir que pese a quien pese estos chicos tienen futuro.
Esta afirmación se argumenta en un razonamiento sencillo: si el anterior Alcalde ha estado casi 30 años mandando a placer en este pueblo pisoteando a todo aquel que no era de su rebaño, no respetando a nada ni a nadie, pasándose por el forro todo lo que le dió la gana, actuando en el Ayuntamiento como si fuera su casa y su finca particular y en resumen ensuciando vilmente a este pueblo en todas partes, qué mejor que imitar sus métodos y sus comportamientos para tirarse unos años más destrozando más aún un pueblo ya medio aniquilado.
A mucha gente de este pueblo le va esta marcha.
Pues ya sabéis lo que tenéis que seguir haciendo.
¿A quién votaremos ahora, a Málaga o a Malagón?
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