Zardaín - Asturias

Ahora que se ha quemado la Chacinera, de lo que había que hablar es de su futuro. Pero como parece, que éste, está tan negro, como los tizones en que quedaron convertidos sus ostentosas columnas, yo voy a hablar de su pasado, del recuerdo que yo tengo de ella. Cuando mi madre me mandaba a comprar cuarto de morcillo y un hueso de vaca para el caldo. La primera chacinera estaba en el lado izquierdo de la carretera, según se sube. Allí pude contemplar por primera vez como mataban a los animales vacunos, con puntilla, y a los porcinos con descarga eléctrica. Allí empezaron a trabajar muchas mujeres de la comarca, haciendo el embutido, entre ellas mi tia, que fue la primera que trajo un sueldo a casa y nos hizo salir de la miseria económica. Las primorosas manos de aquellas mujeres hacían un embutido inigualable, atado a mano, curado con humo de leñas de nuestros bosques. La buena marcha del negocio hizo que se construyera el imponente edificio de enfrente, que para mí era como un rascacielos cuando lo veía. Durante años y años fue una próspera industria, hasta llegar a la actual generación que se ha visto dramáticamente interrumpida. Deseo que las subvenciones, el pago de los seguros y el ímpetu de nuestras gentes, sean capaces de levantar una Cuarta Chacinera Asturiana.