LA MALDICIÓN DE LAS OVEJAS Hubo una vez unos políticos en Tineo y Oviedo que tuvieron la idea de convertir el monte comunal de Zardaín en una explotación ganadera de ganado lanar, concretamente ovejas. Pero lo hicieron mal, sin encomendarse ni a Dios ni al Diablo, es decir sin contar con la mayoría de los vecinos, sólo se aprovecharon de aquéllos que seducidos por las promesas del gran resultado que iba a tener la idea. El caso es que hicieron una fuerte inversión, para construir una nave, traer agua canalizada hasta esa nave, y cerrar con alambre gran parte del monte comunal que hasta entonces había sido de libre acceso. Esos vecinos convencidos por las promesas de unos políticos manipuladores, trabajaron como burros en la construcción del empalizado y posteriormente también en el cuidado de los animales. La idea estaba condenada al fracaso desde el principio pues pensaron dejar al rebaño libre, pastando por el monte, sin pastores que lo vigilaran, sólo una vez al día acudían por turno esos vecinos implicados en la operación. Pero el pueblo se dividió en dos bandos irreconciliables, los que estaban a favor de las ovejas, (pocos) y los que estaban en contra. Así se produjeron grandes enfrentamientos verbales, riñas entre vecinos de puerta con puerta, que toda la vida se habían llevado bien, habladurías de unos sobre otros, y falta de colaboración que siempre había caracterizado la convivencia vecinal. Hubo mucha tensión, disgustos, amarguras, y hasta casi, casi, llegar a agresiones según me contaron. Y es el caso que de todos los vecinos que de alguna manera se vieron envueltos en la polémica, tanto a favor como en contra, al menos cuatro de ellos han fallecido jóvenes, antes de tiempo, por accidente o enfermedad sobrevenida, como si una maldición hubiese caído sobre ellos. No sería nada extraño que la tensión vivida ayudase a desencadenar dolencias que de otra forma a lo mejor habrían tardado más tiempo en manifestarse. Por suerte o por desgracia la empresa de las ovejas fracasó, pues muchos corderos se morían atrapados o accidentados, y algo increíble los cuervos nada más verlos nacer los atacaban, comiéndoles los ojos. Así la naturaleza devolvió las cosas a su sitio. Los políticos impulsores de este descabellado proyecto pasaron, terminó su legislatura y nada más se supo de ellos. El problema creado entre vecinos con el paso del tiempo se fué olvidando y de hecho nadie quiere ni oir hablar de ello, sólo las personas que como yo, le gusta más hablar del pasado que del presente ni el futuro lo hacemos. Si he molestado a alguien con mis comentarios, pido disculpas. Claro, eso en el caso de que esto lo lea algún ser humano. |