Tineo - Asturias

Más de un millar de personas urge, a través de un grupo virtual, que se acometa la rehabilitación del cenobio tinetense

Arropado por la vegetación que puebla el tinetense valle de Obona, junto a un pequeño riachuelo que con seguridad abasteció a los monjes cistercienses que en su día lo habitaron, se erigen las ruinas del emblemático monasterio de Santa María la Real de Obona. Originario del siglo VIII, según algunas referencias, la majestuosa iglesia data del siglo XIII y los restos del claustro, cuya construcción nunca se finalizó, están fechados en el XVIII. Cada piedra, por tanto, denota historia y también arte, como destacan los escudos señoriales de su fachada o su Cristo románico.

Pero su valor histórico, cultural y artístico no ha evitado el abandono del inmueble ni el avance del deterioro. De hecho, parte de su estructura, que fue refugio de miles de peregrinos durante décadas, amenaza con derrumbarse. Ante la falta de decisiones públicas y la adopción de medidas por la Iglesia, propietaria del antiguo cenobio, muchos ciudadanos anónimos han unido sus fuerzas para tratar de alcanzar una solución que evite la desaparición de un patrimonio ejemplar.

Las redes sociales virtuales se han convertido en una herramienta indispensable en esta tarea. En Facebook, el grupo 'Salvemos Obona', reúne ya a más de 1.200 personas de diferentes puntos de España que reclaman una intervención urgente en el monasterio tinetense. Pero la movilización no se queda sólo en un deseo.

A través de los contactos digitales, se está creando un grupo de trabajo cuyas primeras actuaciones serán solicitar una entrevista con el Arzobispado y la Dirección General de Turismo. «Las acciones posteriores dependerán de las respuestas», explica Sara Peláez, promotora del grupo. Eso sí, recalca que «tenemos muchas en mente» porque «nuestra intención es firme y no vamos a abandonar hasta llegar a un desenlace positivo». Y el objetivo es salvar el monasterio «dándole un uso adecuado», expone Peláez. Y ya hay algunas alternativas sobre la mesa.

El conocido artista Manolo García Linares, que respalda este movimiento, plantea recuperar su antigua función de albergue y cobijo de peregrinos: «Obona y el monasterio de Bárcena pertenecen al Camino de Santiago, por lo que podrían convertirse en albergues que tienen un mantenimiento fácil», señala.

«El símbolo»

Además, propone que estos ejemplos de la arquitectura religiosa del medievo puedan acoger talleres o cursos de verano prácticos para estudiantes de Bellas Artes lo que, a su juicio, además de favorecer la formación, «contribuiría a aumentar el patrimonio». Y es que «los monasterios son patrimonio del pueblo, son las raíces de nuestra cultura», recalca, anticipándose a quiénes atribuyen la responsabilidad por el estado de Obona a la Iglesia.

En este sentido, Peláez señala que «queremos que se comprenda que la cultura es un motor económico, un recurso que puede contribuir en gran medida al progreso de nuestra tierra».
Por eso, afirma que además de lograr una urgente intervención en el cenobio, entre los objetivos del grupo está «remover conciencias y despertar el orgullo y el amor por lo nuestro».

Así, la reivindicación por la conservación del patrimonio es extensible a otros monasterios como el de Cornellana o el de Bárcena del Monasterio: «Queremos que Obona sea un símbolo, un antes y un después en la lucha por el olvidado patrimonio del Suroccidente».