Oviedo - Asturias

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El autillo en su guarida

Mientras, lento y perezoso,
entre de densa neblina,
cansado el sol ilumina
su palacio misterioso,
en el bosque silencioso
un viejo tronco dormido
el hueco oculta escondido
que del autillo es guarida.

Porque, tímido, despierta
por el sueño fatigado,
un sol débil y callado
que al alba llega a su puerta,
cuando, con su luz incierta,
se oye el último alarido
donde un hueco oculta el nido
que del autillo es guarida.

Y el otoño los colores
viste en torno a las veredas,
cubriendo las arboledas
con extraños resplandores.
Y descubre los albores
la helada, donde, rendido,
el hueco oculta escondido
que del autillo es guarida.

Y se sienten cien disparos,
mil ladridos de lebreles
que a los amos siguen fieles,
por los lugares más raros.
Los rayos del sol, avaros,
el campo espera vencido,
donde el autillo escondido
tiene el tronco por guarida.

Después, la paz de los prados
y los densos robledales
sacuden los vendavales,
los fuertes vientos helados.
Y, escuchando sus dictados,
regalándose al olvido,
aguarda, siempre escondido,
el autillo en su guarida.

2009 © José Ramón Muñiz Álvarez
Todos los derechos reservados por el autor.