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Carcarosa - Asturias

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España > Asturias > Carcarosa (Mieres)
02-06-11 16:56 #8035828
Por:Jose Manuel Z.L

La fiesta del oso--de--jordi soler....2ª
Todo esto me lo fue contando Noviembre desde ese sillon que crujia y que, cada vez que se movia, parecia que iba a venirse abajo; me lo fue contando en una serie de soliloquios frente al televisor, que estaba invariablemente encendido, una mania que al principio me molesto pero que, poco a poco, fui asimilando como parte indisociable del proceso. El televisoe encendido le ponia de un animo, digamos, narrativo, y lejos del aparato, cuando saliamos a caminar por la montaña, el gigante se volvia silencioso, introvertido, hosco incluso cuando trataba de sacarle alguna cosa. En todos esos meses de viajes a su casa fui desarrollando un fuerte apego a su persona, un apego donde simultaneamente habia compasion y admiracion. Su vida solitaria en ese pueblo y la miseria en la que vivia me daban lastima pero, paralelamente, salir a caminar con el al bosque me producia un orgullo que tenia mucho de infantil, ir andando a la sombra de ese hombre que yo, desde mi altura estandar, veia tan alto como los arboles. Y con frecuencia imaginaba que lo llevaba conmigo a Barcelona y llegaba a casa y lo presentaba a mis hijos. <<Miren, es Noviembre, mi amigo del que tanto les he hablado>>, y mis hijos lo miraban, con cierto resquemor, mientras el batallaba para meterse por la puerta y acomodarse, con los omoplatos tocando el techo y la cabeza gacha, en medio del salon. Por otra parte el gigante se habia convertido en una suerta de nexo con la verdad, en la pieza que me permitiria liberar a Oriol de la muerte que le habiamos inventado, aunque conforme me fui enterando de los pormenores de su vida real, me ha quedado claro que el destino que le habiamos inventado era mas piadoso, mas aseptico, mucho mejor en todo caso que esa otra historia oscura y perturbadora de la que el gigante no me dijo nunca nada, porque no queria o porque la ignoraba, o quiza simplemente porque era un poco idi.ta. Una historia tras la que me puso esa misma mujer que me habia abordado en Argeles-sur-Mer con la carta sucia y la fotografia. Esa misma vagabunda aparecio ruidosamente una tarde en casa de Noviembre, con el gesto burlon que ya le conocia, e interrumpio el soliloquio con una violencia inaudita, con una brusquedad propia de las parejas que han convivido demasiados años y han podido comprobar que la relacion no puede romperse por mas que se falten al respeto. Aunque la verdad es que no podria establecer que clase de relacion tenian esa mujer horrible y el gigante que, como he dicho era un poco idi.ta. Aquella tarde el soliloquio fue de esa mujer que, como primera medida, le apago el televisor a su amigo y se puso a contarme, ahi mismo de espaldas a la pantalla, la forma en la que se habian enterado de que yo habia matado a Oriol en mi libro; a mi me quedaba claro, por dos o tres cosas que habia dicho, que Noviembre no lo habia leido y hasta ese dia no habia logrado hacer que me contara como habian dado conmigo en aquella presentacion. <<Muy sencillo>>, comenzo a explicar la vagabunda mirandome con la misma sorna que me habia dedicado en Argeles y, de vez en cuando, buscando con los ojos la complicidad de Noviembre, que seguia impavido en su sillon, como si la mujer fuera uno de los personajes que veia en la tele.
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02-06-11 19:08 #8036952 -> 8035828
Por:Jose Manuel Z.L

RE: La fiesta del oso--de--jordi soler....2ª
<<Te oimos en la radio>>, dijo, <<y por lo que contaste y el apellido que tienes, pensamos que se trataba del mismo Oriol.>>. Luego dijo que se habia enterado del sitio donde iba a hablar por un afiche que ella habia visto en Serralongue y añadio que al principio habian pensado que se habian equivocado. <<Porque en cuanto te di la foto no tuviste ninguna reaccion>>, me dijo la vagabunda desafiante, como si mi pasmo de aquel dia hubiera sido un acto deliberado y no producto del desconcierto que me habia provocado su cercania y su mugriento obsequio. <<No es el>>, le habia dicho de regreso al gigante y lo habian confirmado al pasar los dias, durante todo ese tiempo que a mi me habia costado decidirme a ir, a reabrir aquel episodio familiar que parecia definitivamente resuelto. <<No reaccione ante la foto porque no pude verla bien, acababa de quitarme las gafas en ese momento>>, le dije a la mujer y ella se echo a reir como una loca frente al gigante que seguia mirandola como si estuviera dentro del televisor. Desde aquella tarde, la vagabunda, que en realidad se llamo Sonia, aparecia de vez en cuando, irrumpia en la casa para buscar algo en la cocina, o en un armario, o para exigirle a Noviembre algo en una lengua veloz, salpicada de frances y de catalan, que yo no alcanzaba a comprender del todo. Una noche, cuando me subia al automovil para regresar a Barcelona, esa nujer extraña cuya cercania me resultaba incomoda, me cogio de un brazo y arrimo su cara a la mia para decirme:<<Tendrias que ir a ver a Isolda>>. <<¿A quien>>, pregunte, haciendome instintivamente para atras, intentando que no notara la repugnancia que me producia su mano. <<Es una mujer que sabe cosas de tu rio.>><<¿Que cosas?>>, pregunte, con cierta violencia porque su mano huesuda y pelada por el frio y la intemperie pasaba ya demasiado tiempo en mi antebrazo y yo empezaba a sentitme un poco crispado. <<Las cosas que Noviembre na va a contarte, porque adoraba a tu tio y prefiere hacerse de la vista gorda>>, y mientras me iba diciendo esto liberaba, demasiado cerca de mi cara, un aliento espeso donde habia un siglo de olores condensados, agrios, putridos, una concentracion del poso de todas las cosas. <<Algun dia puedo llevarte a su casa, si quieres>>, me dijo antes de enviarme un vaho nauseabundo que quedo ahi, como un nabarron de tormenta, en cuanto se fue y me dejo solo con las llaves del coche en la mano, con la angustiosa sensacion de que estaba a punto de desenterrar algo que quiza era mejor dejar como estaba.
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03-06-11 17:10 #8052608 -> 8036952
Por:Jose Manuel Z.L

RE: La fiesta del oso--de--jordi soler....2ª
De lo que paso despues de que le amputaran a Oriol la pierna se sabe poco. Noviembre la enterro antes de que su huesped recuperara la conciencia, de esa forma resolvio el penoso asunto lo zanjo y le puso punto final porque, hasta donde se sabe, Oriol no quiso ir nunca a mirar el sitio del entierro, ni tampoco hizo nada para enterarse de los detalles. Sin embago mi tio debe de haber pasado un monton de cosas el dia que desperto y se vio sin pierna. ¿Que piensa un hombre en ese trance?, ¿como se asume que una parte tuya ha muerto y ha sido enterrada?, ¿que cosas se preguntan y cuales se dicen?; me parece que aquel fue el momento en que Oriol se convirtio en otra persona, asi lo indica la cronologia de los hechos que he ido sabiendo y, ademas, resulta dificil ignorar la carga simbolica de esa pierna amputada que por una parte es la perdida, el doloroso desprendimiento de la vida anterior y, por otra la metamorfosis, la trasformacion del hombre completo en hombre tullido que, en el caso de Oriol, termino desenbocando en un proceso irreversible de envilecimiento, de animalidad, de descenso al pantanal de la especie. De aquel periodo, despues de que Oriol, al parecer sin rechistar, se hubiera convertido oficialmente en un tullido, se sabe que una mañana en que nevaba con mucha intensidad irrumpio el gigante en la cabaña con el impetu y los modos de una locomotora, cimbro las paredes con su pisada y solto un bufido que fue a repercutir hasta las llamas de la chimenea. Se sabe que llevaba la barba y las greñas manchadas de nieve, y un soldado desfallecido en el hombro que iba cubierto de hielo de los pies a la cabeza. Se sabe que aquel soldado, a pesar de la costra de hielo que llevaba encima, no tenia mas que un cansancio que lo dejo un dia completo fuera de combate, deselandose junto al fuego que el mismo Oriol iba morosamente alimentando. Ya para entonces el gigante salia todas las noches en busca de republicanos perdidos; cogia sus bartulos de rescatista y salia por la puerta sobrado y contundente como un tren. El desconcierto del soldado al volver en si en aquel entorno extraño, se diluyo al ver a Oriol, un hombre con el uniforme de su propio ejercito que tiraba ramas al fuego con una displicencia casi plastica; antes de que pudiera decir algo, porque la inconsciencia y el hielo le habian dejado una especie de oxido en las quijadas, una tumescencia, digamos, reverenda, se sintio apaciguado por la feliz certeza de que no habia caido en manos del enemigo,y eso era mas de lo que podria desear y merecer. Habia escapado de España unas semanas despues que Oriol y eso le habia permitido constatar la magnitud de la represion franquista: la ponzoña del dictador llegaba mas alla de los soldados que habian perdido la guerra, llegaba hasta a sus familias, hasta cualquier individuo al que pudiera notarsele un minimo gesto de simpatia por la Republica. Una sola conversacion basto para que Oriol entendiera que no solo el regreso a su pais era imposible, tambien lo era cualquier contacto con los suyos, que hasta entonces, segun se sabe, no habia hecho, porque una carta, un mensage, o una llamada telefonica fugaz y furtiva podia ser intercectada por la policia de Franco y perjudicar seriamente a su mujer y al resto de la familia. Ahora que voy poniendo esto por escrito y que conozco la historia completa, me pregunto si perjudicar a su mujer y a su familia era impedimento suficiente para que Oriol no escribiera o llamara; quiero decir que es probable que a Oriol, aquella restriccion revelada por el soldado lo hubiera aliviado de la obligacion de comunicarse.
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03-06-11 22:39 #8055028 -> 8052608
Por:Jose Manuel Z.L

RE: La fiesta del oso--de--jordi soler....2ª
Supongo que no seria facil para el escribir o llamar para decirle a su mujer: <<Vivo en la montaña como un vagabundo, en la cabaña de un cabrero gigante, y encima me he convertido en un invalido porque me han cortado una pierna>>. Con lo facil que era, supongo que mi tio habra reflexionado, ignorarlo todo y simplemente seguir tirando, con lo facil que era para un descastado como el. Oriol fue convirtiendose en una especie de pariente del gigante, o en una remora casi seria mejor decir. Su relativa invalidez, mas su tendencia a la abulia y al inmovilismo, lo tenian postrado en una quietud, en una mansedumbre de la que no salia mas que para acompañar al gigante en sus incursiones a Lamanere. La vida en aquella cabaña colgada en la cima del Pirineo giraba en torno al ciclo fisiologico de las cabras. Se sabe que Oriol echaba la mano cuando tocaba ordeñarlas, o cuando habia que reparar algo en el cobertizo, y que se quedaba solo , echando disciplentes ramas al fuego, cuando el gigante llevaba al rebaño montaña arriba; se quedaba solo postrado en su jergon, a darle vuelo a su deprimente monologo interior y a su inconcebible vida vegetativa. Se sabe que la unica variacion que registro aquel periodo lo constituyeron los republicanos que caian de vez en cuando en la cabaña; el paso de aquellos soldados que iba rescatando el gigante le fue dando a Oriol un panorama bastante preciso de lo que sucedia en España, y de los grupos guerrilleros que empezaban a formarse en las inmediaciones del Pirineo. Se sabe que durante esos meses salio a ratos de su monologo interior para conversar al menos con una docena de republicanos y que mas de uno regreso para convencerle de que se uniera, en la medida en que su invalidez se lo permitiera, a ese esfuerzo de resistencia contra Franco que mas adelante, ante la ocupacion del ejercito aleman, fue fundiendose con la resistencia francesa. Se sabe que esta situacion cambio radicalmente el paisaje alrededor de la cabaña, y tambien que termino removiendo la quietud y trasfigurando, de la peor manera posible, la abulia de Oriol. Por alguna razon, que tiene que ver seguramente con la orografia del territorio, muy propicia para el desplazamiento clandestino, de un dia para otro comenzaron a aparecer individuos, parejas o familias completas, que iban huyendo de los alemanes e intentaban introducirse por esa ruta a España, para despues escapar a Inglaterra o a America. Yo a estas alturas de la historia todavia me empeñaba en encuadrar el inmovilismo de Oriol como otra de las reacciones del hombre que, al perderlo todo, mas una pierna, se encierra en una catatonia de la que sale al cabo de unos años, una vez trascendido el temporal; una reaccion no tan extraña en la gente que pierde la guerra y tiene que irse y dejarlo todo de golpe; y a veces, buscandole un filon a esa catatonia, un lustre menos psiquiatrico, tratando de encontrar un destello de su voluntad en ese inconcebible inmovilismo, me daba que pensar que mi tio sencillamente ponia en practica esa virtud estupida, tan apreciada por el universo judeocristiano, que se llama resignacion.
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04-06-11 17:07 #8059040 -> 8055028
Por:Jose Manuel Z.L

RE: La fiesta del oso--de--jordi soler....2ª
La mujer que atiende el unico bar de Lamanere, esa señora que tambien se pasa el dia con el televisor encebdido, y que me indico la primera vez donde quedaba la casa del gigante, recuerda las incursiones en el pueblo de aquella pareja dispar, los veia venir de lejos bajando la cuesta, dando tumbos, Noviembre con su andadura trepidante, con dos tambos de leche cogidos de una cuerda sujeta a su cuello, y Oriol acurrucado en sus brazos, con la muleta cogida entre los muslos y agarrado con una fuerza histerica de su cuello. <<Como un niño temeroso de caerse>>, me dijo la mujer mientras rebanaba un embutido. Llegando al pueblo, presionado por un pudor que iba creciendo a medida que se acercaban a las prineras casas, Oriol le pedia al gigante que lo bajara a tierra y a partir de ahi hacian el camino uno al lado del otro, al ritmo lento y vacilante que imponia la muleta. El recorrido que hacian era siempre el mismo, pasaban por la tienda para comprar bastimentos y vender la leche que habian ordeñado, saludaban a unas cuantas personas en la calle, porque los mas preferian ocultarse o hacerse los desentendidos, y despues recalaban en el bar de esta señora que, fuera del televisor con rugby y de los años que le han pasado a ella por encima, se conserva exactamente igual y ejecuta exactamente la misma actividad que hace un poco mas de siete decadas. La pareja no pasaba desapercibida en el pueblo, le parecia simpatica a unos cuantos pero la mayoria veia en ellos una asociacion contra natura, una afrenta a esa comunidad donde pronto se les bautizo como <<la bete et le petit soldat>>, un gracejo del que estoy al tanto, no por el gigante al que no debe gustarle nada, si es que alguna vez se entero de ello, sino por un dibujo que conserva la regenta del bar y que me enseño, de manera pretendidamente casual, otra vez que recale ahi, nuevamente con un apabullante encuentro rugby en el televisor. <<Regardez a votre ami>>,me dijo con una mala leche compleja y subida, e inmediatamente despues, cuando calculo que yo habia visto lo suficiente, que me habia quedado claro que mi amigo, en su lejana juventud, hacia rarezas socialmente cuestionables, me quito el dibujo de las manos y en su lugar puso la cuenta del salchichon y el vino. Se sabe que en una de aquellas incursiones a Lamanere, Oriol decidio que haria una llamada, la llamada a Barcelona, una llamada impulsiva y tardia porque ya hacia mas de dos años que habia desaparecido y su familia lo daba ya por muerto, una llamada para ver como iban las cosas y para anunciar que estaba vivo, aunque tullido, y supomgo que para vislumbrar si habia alguna posibilidad de regresar. Eso es lo que supongo yo, y mas o menos lo que piensa el gigante, porque la verdad es que a medida que me adentro en la vida y obra de ese pariente mio, entiendo menos sus decisiones, sus acciones y sus moviles. En fin , el cado es que al parecer, para no comprometer a su familia llamo a Pepin, un primo de su mujer que se habia quedado en Barcelona y que, segun sus calculos, debia de estar al tanto de la situacion de su prima. Pepin le dijo, de manera veloz y concisa, que su prima, desde el final de la guerra, habia pasado por una temporada turbulenta, salpicada de ataques de ira y de ansiedad, que el desequilibrio que la habia acompañado siempre se habia acentuado en los ultimos meses a causa del ambiente enrarecido que habia en la casa, la policia de Franco habia irrumpido para llevarse al padre de Oriol y de Arcadi a la prision Modelo y su propia ausencia, la falta de algun signo o gesto que le permitiera saber si Oriol vivia o habia muerto en la huida, habia ocasionado que unos meses antes de esa llamada desastrada, su mujer se ahorcara en el vacio de la escalera, con un cinturon suyo que habia amarrado con un nudo iracundo del barandal. Se sabe que unos dias despues de aquella desafortunada llamada, el primo Pepin fue aprehendido en su casa e inmediatamente despues fusilado en el campo de La Bota, en las afueras de Barcelona, acusado de conspirar contra el nuevo regimen, un delito que nada tuvo que ver, hasta donde se sabe, con la desafortunada llamada de Oriol.
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06-06-11 17:29 #8071422 -> 8059040
Por:Jose Manuel Z.L

RE: La fiesta del oso--de--jordi soler....2ª
La muerte intempestiva de Pepin se llevo entre otras cosas, a la fosa comun, el dato de que Oriol seguia vivo, ahi perdido, para nosotros, la oportunidad de saber que el tio no habia muerto en febrero de 1939, cerca de la cumbre del Pirineo. Se sabe que a partir de entonces Oriol no vuelve a entrar en contacto con nadie, con ningin conocido de su vida amterior quiero decir, y se concentra en su vida nueva, esa vida elemental y siniestra, impropia de ese hombre con muchos años de escuela y cierta cultura, impropia de este pianista llamado a ejecutar solos historicos en Argentina, en Francia o en Inglaterra. Quiza sea el momento de asumir que es un poco artero juzgar cualquier cosa a siete decadas de disetancia, desde el siglo XXI, juzgar una situacion que no he experimentado nunca, la de perderlo todo en una guerra, una linea que se dice facil y que de tanto decirla a perdido su hondura y su calado; con la de guerras que hay en todo el mundo, con la de ensayos y novelas y peliculas que existen sobre la Guerra Civil, todas llenas, estofadas y engordadas por la frase, mil veces repetida, <<perderlo todo en una guerra>> y sin embargo, en cambio, y a pesar de todo, basta detenerse un momento, abtraerse un segundo para captar que esa linea es grave, dura y determinante y que es capaz de trastocar a un individuo, de volverlo loco. Escribo esto sin pretender que sea una deiculpa para lo que voy a contar de Oriol, haciendo un intento para no juzgarlo, simplemente voy contando lo que hasta hoy he sabido. En esa epoca en que el Pirineo empezo a llenarse de peregrinos, los rescates del gigante comenzaron a diversificarse;de vez en cuando, y con creciente frecuencia, tenia que ayudar a una familia judia, o a una de comunistas especialmente significados, que casi siempre tenian la misma configuracion, una señora sola con dos o tres hijos, o con un par de ancianos, gente a la que es preciso ayudar, orientar y acaso defender y brindar asilo,como lo hacia el gigante que desde el final de la guerra, se habia convertido en el anfitrion, en el guia, en el sherpa y en el salvador de esa zona del Pirineo en la que habia nacido y que conocia palmo a palmo. En aquella multiplicacion de los peregrinos que animaba los bosques en el invierno de 1941, el gigante rescato a una señora, a sus tres hijos pequeños y a un anciano que era su suegro. Estaban segun Noviembre,<<hechos una piña en mitad del temporal>>, abandonados a su suerte, sin ninguna posibilidad de salvacion pues era impensable que en esas condiciones lograran encontrar el camino de descenso, y no habia cueva, ni socavon ni piedra donde pudieran resguadarse, no habia nada mas que la Providencia encarnada por el gigante, que se echo en un hombro a dos de los niños, en el otro al viejo y fue seguido por la señora, y por el mayor de sus hijos, que en su asombro no sabian si estan siendo rescatados por un espiritu del bosque o secuestrados por el hombre de las nieves. El gigante irrumpio en la cabaña con el rescate mas tumultuoso de su historia, e inmediatamente fue ayudado por Oriol y por un guerrillero español que convalidecia ahi de una hipotermia. Entre los dos reanimaron al viejo mientras el gigante y el hijo mayor acomodaban a los niños frente al fuego de la chimenea. <<Nunca tuvimos tanta gente en la cabaña>>, dice el gigante que no podia evitar sonreir cada vez que hablaba de aquellos rescates, de aquella actividad heroica, de aquel oficio que el se invento para salvar un monton de vidas, no recordaba cuantas, o quiza nunca quiso decirmelo porque era un hombre modesto que seguia pensando que aquello que hizo lo hubiera hecho cualquiera en su lugar,y tambien insistia en minimizar su heroismo asegurando que se trataba de algo muy facil para el, que conocia al dedillo ese territorio. Quiza en lugar de escribir sobre su gesta heroica, deberia haber aprovechado esta energia para hablar con algun alcalde o con algun ministro para que se reconociera, de manera oficial y publica, a este hombre que presto sus servicios a españoles y franceses, a judios y a comunistas, un reconocimiento que le hubiera permitido siquiera pasar un vejez sin estrecheces, o cuando menos que algun funcionario hubiera incrementado la pirrica pension que mensualmente recibia. Mas de una vez, durante el proceso de investigacion, me plantee esto y acto seguidso regrese a estas lineas que son, en rigor, lo que a mi me toca hacer, lo que me atañe y corresponde. Por otra parte, el gigante ha muerto y ya es demasiado tarde para este tipo de lamentaciones. Una vez dispuesta la familia frente al fuego, mientras devoraban el caldo tenue que Oriol habia confecionado a toda prisa, la señora, una mujer que segun el gigante << era menuda y rubia, de treinta y cinco años aunque parecia de cincuenta>>, comenzo a contar una historia que era su carta de presentacion y tambien la unica manera que tenia de agradecer el providencial rescate y el techo, y el fuego y el leve caldo tenue que sorbia como un pajarillo de la cuchara mientrs desplegaba su agradecimiento contando los pormenores de su desgracia, como quien decide pagar un favor contando algo muy caro y muy intimo, algo que le contaria exclusivamente a alguien muy especial.
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07-06-11 13:27 #8078550 -> 8071422
Por:Jose Manuel Z.L

RE: La fiesta del oso--de--jordi soler....2ª
O quiza esta señora se sentia agobiada por el silencio que habia dentro de la cabaña y decidio que contaria algo para romperlo, para acabar con el protagonismo de los chisporreteos explosivos del fuego y de los golpes de las cucharas contra los cantos de los platos y el esmalte de los dientes; por la razon que fuera la señora, ese pajarillo con las mejillas peladas por el frio y unos ojos acuosos donde repercutian las llamas de la chimenea, conto que venian huyendo de Paris, donde hasta entonces habia vivido, porque una noche de hacia dos meses cuatro soldados alemanes habian irrumpido de manera brutal en su casa, habian disparado contra la cerradura de la puerta y habian trepado como caballos hasta el dormitorio de ellos, de ella y de su marido, con una velocidad y un aplomo que despues la habian hecho pensar que aquellos cuatro caballos sabian a lo que iban , porque se trataba de una casa grande, de dos plantas, con siete habitaciones y ellos habian ido directamente a la suya; la velocidad del procedimiento no permitia otra conclusion: en cuanto los habia despertado el disparo contra la cerradura, un instante despues, ya estaban los cuatro metidos en el dormitoriio, encañonandolos con unas armas largas. Llevaban unos cascos y unas botas y unos gestos que contrastaban con las sabanas revueltas por el sueño, con el desorden de las almohadas, con las gafas encima de la cubierta de un libro, con el vaso de agua bebido a la mitad y sobre todo, recordaba la señora mientras sorbia nerviosamente su caldo, con los pantalones de su marido que colgaban del respaldo de una silla, con el cinturon todavia puesto, listos para que la sirvienta los llevara a la tintoreria, o para que el marido, que quiza fuera un hombre austero y ahorrativo, se los volviera a poner a la mañana siguiente. El contraste de los cuatro soldados se agudizaba frente a esos pantalones, segun recordaba la señora, ese pajarillo maltratado por la vida y por los reflejos de la nieve y de las ventiscas, ya sin el plato en la mano porque el guerrillero diligente, al ver que no quedaba sopa, se lo habia quitado y no habia podido hacer lo mismo con la cuchara porque ella la tenia bien cogida, con una mano, con una mano del cuenco y otra del mango, como si fuera agarrada del manubrio de un patinete. Nadie en la cabaña le quitaba los ojos de encima, su suegro y sus hijos la miraban con extrañeza, con cierta recriminacion anticipada por lo que estaba a punto de contar, y el gigante, Oriol y el guerrillero con cierta expectacion, con autentico suspense, tanto que este ultimo, en cuanto ella se cogio de la cuchara la animo para que siguiera, para que no huyera de la historia en ese patinete hipotetico que agarraba con una energia desmesurada, como si ese mango y ese cuenco fueran su sosten y como si sin ellos no pudiera contar lo que vinia sin venirse abajo.
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08-06-11 17:11 #8097490 -> 8078550
Por:Jose Manuel Z.L

RE: La fiesta del oso--de--jordi soler....2ª
La señora conto, de acuerdo con las actas a las que he tenido acceso, que todos aquellos contrastes, las gafas y el libro contra las botas, los cascos contra las sabanas y las armas contra los pantalones desmayados de su marido, los fue viendo a retazos en lo que seguia el haz luminoso de las linternas, que cuando no daban contra uno de estos simbolos de su intimidad, la enceguecian con su luz, y esto la dejo paralizada, sembrada en la cama sintiendo un terror que se despeñaba hacia dentro desde los ojos, y cuando esta << le llegaba al estomago>>, dijo literalmente la señora, cuando se sentia << totalmente paralizada>>, uno de los soldados metio medio cuerpo encima de la cama para sacar, casi en vilo, a su marido, que en lugar de preguntar a sus agresores de que se le acusaba, volteo a verla a ella, con una expresion donde mas que sorpresa habia resignacion, otra vez la maldita virtud, como si el hombre ya esperara, ya supiera que alguna noche los soldados alemanes irrumpirian en su casa, porque era un empresario judio conocido y a los que eran como el les pasaban entonces esas cosas, eran hechos prisioneros y su caso servia de escarmiento, redondeaba el mensaje del Reich, no se puede ser judio y empresario, no se puede ser judio y significarse, no se puede ser judio y vivir como si no fueras judio, no se puede ser judio y punto, y aquel que lo sea se espone a que vayan los soldados a su casa y se lo lleven, como le paso al marido de esa señora que cogida con fervor a su cuchara, ante los ojos atonitos de sus anfitriones, contaba como su marido en camiseta y calzoncillos, la habia mirado a ella, y esto era lo que mas le dolia y no se perdonaba, no habia podido liberarse del terror ni salir de su paralisis para hacer algo, para interponerse entre los soldados y su marido, para arrebatarselo y regresarlo a la cama, o cuando menos para gritar algo, una razon o un alarido de auxilio, pero al final no habia hecho nada, se habia quedado ahi, sentada en la cama, sin moverse ni abrir la boca, mansa, cobarde y, otra vez la palabra, resignada ante ese flagrante atropello. <<No podia haber hecho usted nada, aunque se lo hubiera propuesto>>, le dijo entonces el guerrillero diligente y caballeroso, y la señora le respondio que eso no la disculpaba, que la utilidad del grito o del forcejeo era irrelevante, que lo importante hubiera sido manifestarse de cualquier forma contra esa injusticia y decirle con ese gesto a su marido: << ya veras, no parare hasta que te liberen estos canallas>>. Cuatro semanas despues del arresto la señora no habia recibido ninguna informacion, iba todos los dias a intentar hablar con alguna autoridad alemana y todo lo que habia conseguido eran desplantes y largas de una secretaria << demasiado voluctuosa y bella para ser exclusivamente secretaria>>, sostenia con rencor la señora, y por mas que habia pedido auxilio a la gente importante de Paris que se relacionaba con ellos antes de la ocupacion, no habia conseguido absolutamente nada, nada tangible o cuatificable quiero decir, porque palabras y mensajes de solidaridad habia recibido algunos, no tantos como lo ameritaba la situacion, y todos escuetos y breves y poco comprometidos, porque en unos cuantos dias los parisinos habian aprendido los peligros que entrañaba relacionarse con judios, y ella, en esas cuatro semanas, habia terminado por aceptar que estaba sola, que por su marido no podia hacer nada y que por mas que insistiera no le darian ninguna informacion, asi que decidio hacer lo mismo que el resto de las familias que estaban en situacion parecida, y cogio todo el dinero y las joyas que tenia a su alcance, cerro la casa y se fue con los niños y el suegro siguiendo el exodo de la gente que por temor dejaba Paris, y asi, luego de un viacrucis que incluia jornadas interminables a pie, dias sin comer y noches al raso con sus niños y el suegro, habia llegado hasta ese punto en el Pirineo de donde el gigante providencialmente los habia rescatado. El plan de la señora, segun decia, era ir a Venezuela, donde vivia su cuñada, la hija del suegro y hermana de su marido, que era la coordenada fija que habian convenido cuando estallo la guerra.
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09-06-11 13:41 #8104529 -> 8078550
Por:Jose Manuel Z.L

RE: La fiesta del oso--de--jordi soler....2ª
El le habia dicho a ella, por si acaso, previendo un desastre que entonces les parecia ajeno y lejano pero del que ya se hablaba como posibilidad remota, que en caso de separacion violenta la consigna era encontrarse en Venezuela, en casa de Irene,un dato que la señora, esa noche de la confesion, tenia entre ceja y ceja. Estaba convencida de que su marido los alcanzaba alla una vez que fuera liberado por el ejercito aleman, no consideraba que en ese momento, mientras ella hablaba con sus anfitriones, su marido podia estar recluido en un campo de concentracion fuera de Francia, de donde dificilmente saldria, y no lo consideraba porque le parecia otro asunto lejano y ajeno, otra catrastofe que no podia pasarle a ella, y tambien es verdad que considerar aquello no iba a ayudarla en nada sino al contrariio, podia suponer la unica fuente de energia que le quedaba; quiero decir que es probable que la señora, deliberadamente, hubiera optado por no pensar en eso. Lo que he podido averiguar sobre ella se reduce a los dias que paso en la cabaña. Se sabe que se apellidaba Grotoweky, que tenia cuarenta y un años de edad, no treinta y cinco como suponia el gigante, que habia trabajado como enfermera voluntaria en el hospital Notre-Dame du Bon Secouurs, y que habia nacido en Cracovia, ciudad que habia abandonado a los cuatro años de edad, un dato que,tambien se sabe, le resultaba incomodo; en todo caso, consireraba Francia su pais y Paris su ciudad,ahi habian nacido sus tres hijos y de ahi era su marido y toda su familia politica y ahi se habia <<convertido en persona>>, dice textualmente el acta de donde he extraido estos datos, un viejo documento que encontre en el archivo de la alcaldia de Serralongue, mientras buscaba informacion sobre Oriol. Esto es lo que se sabe de aquella señora rubia y avejentada que se confeso frente a la chimenea del gigante. Se sabe que unos dias mas tarde llego con su suegro y sus hijos a España puesto que ahi, en la comisearia de Beget, luego de que los aprendiera la Guardia Civil, asento el acta de denuncia que acabaria archivada en la alcaldia de Serralongue, inutilizada y despojada de todo poder legal, supongo que a causa de la posguerra que habia de un lado y la guerra que habia del otro, un periodo turbolento donde la denuncia de un robo, dentro de un infome policial, no interesaba demasiado a ninguna autoridad. No se sabe si logro seguir adelante despues de su arresto, ni si logro alcanzar algun puerto español y embarcarse, con sus hijos y su suegro a Venezuela. Tampoco se sabe que fue del señor Grotowsky, su marido, si pudo sobrevivir a los rigores de la detencion, si llego a alguno de los campos de exterminio o si, al contrario fue puesto en libertad, o indultado o absuelto o logro escapar y eventualmente alcanzar la coordenada fija de su hermana Irene. Nada de esto se sabe y desde luego no es mi papel averiguarlo; la familia Grotowsky ha irrumpido en esta historia porque en cierto momento se ha cruzado con la mia, nada mas, y en cuanto termine esta breve intersecion desaparecera para siempre de estas paginas, aunque no descarto nombrar alguna vez a la señora, exclusivamente como referencia, como otro punto a partir del cual Oriol se convirtio en otra persona o quiza, pensandolo bien, es que Oriol empezaba a dar rienda suelta a la persona que de verdad era.
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10-06-11 13:48 #8121312 -> 8078550
Por:Jose Manuel Z.L

RE: La fiesta del oso--de--jordi soler....2ª
Despues de asegurar qu en el futuro inmediato su marido se reuniria con ellos en Venezuela, la señora interrumpio abruptamente su relato, se puso de pie, dejo en la mesa la cuchara que le habia servido de sosten, derigio una mirada exhausta a su publico y se acurruco al lado de sus hijos. Al dia siguiente se fue el guerrillero. <<Se desvanecio>>, dijo el gigante, <<cuando abri los ojos ya se habia ida y no he vuelto a verlo nunca.>> <<Supongo que tendra que ver con el modus operandi de los guerrilleros>>, le dige yo, << la clandestinidad tiene su propio protocolo.>> << No lo se >>, dijo Noviembre, y luego añadio, para terminar su historia, que la señora y su familia tambien desaparecieron un dia despues, cuando el patrullaba la montaña y ejercitaba a sus cabras, << siguiendo el mismo protocolo del guerrillero, sin avisar que se irian ni despedirse>>. <<¿De Oriol tampoco se despidieron?>>, pregunte para enterarme de cuanto sabia el gigante de aquel episodio, porque yo a estas alturas ya habia urgado en la comisaria y sabia algunas cosas de el, que el gigante ignoraba, o sabia y preferia no recordar. <<Oriol no estaba en la cabaña cuando ellos se fueron, tampoco el los vio irse>>, me dijo y yo batalle unos instantes con la posibilidad de decirle, o no, lo que sabia, lo que habia averiguado en ese acta donde la señora hizo un minucioso recuento de los hechos, quiza sin mucha esperanza de que se le hiciera justicia; era dificil por lo poco que significaba, en aquel contexto, el delito que iba a denunciar. Ademas aquello no era mas que una pequeña parte del informe que hizo la Guardia Civil sobre su familia de << clandestinos en territorio español>>, y no se sabe en realidad si aquella familia logro salir de la comisaria, o si fue remitida a otro sitio; lo cierto es que la señora Grotowsky queria, cuando menos, dejar constancia de lo que le habia sucedido, que hubiera un documento para que alguien en el futuro pudiera enterarse de lo que le habia pasado a esa señora insignificante en una cabaña todavia mas insignificante, perdida en la inmensidad del Pirineo. La unica forma de darle cierta relevancia a lo que acababa de sucederle era explicando los hechos por escrito, era una forma de conseguir que aquello tuviera algun sentido. Despues del <<desvanecimiento>> del guerrillero, el gigante salio a hacer sus cosas, como era su costumbre, y Oriol se quedo solo con la familia Grotowsky, los llevo a dar un paseo por los alrededores, les conto sus ultimos dias de soldado republicano y, señalando aqui y alla puntos del paisaje su <<petit geste heroique dans la montagne>>, dice textualmente el acta. Mas tarde los llevo a pasear por el bosque, << un paseo muy lento por el esfuerzo que debia hacer para avanzar por la montaña con la muleta>>. Durante todo el dia se comporto como un << anfitrion ideal>>, dice la señora Grotowsky, << jugo un buen rato con los niños y se enfrasco en una entretenida conversacion con mi suegro, acerca de los materiales y del proceso de fabricacion de los violines Stradivarius>>. El gigante regreso a la cabaña cuando caia la noche, cenaron todos frente a la chimenea, <<otra vez el mismo caldo tenue que habiamos cenado la noche anterior y desayunado y comido ese mismo dia>>,y despues de una conversacion nocturna cuyo tema no quedo especifiacdo en el acta, se quedaron dormidos, igual que la noche anterio, frente a la chimenea. A la mañana siguiente, despues de beberse un cafe y un plato del mismo caldo tenue, el gigante salio a hacer sus cosas y anduvo a la intemperia todo el dia. <<¿Y como es que un hombre tan grande como tu puede subsistir con un caldo tenue y un cafe>>, le pregunte a Noviembre la tarde en que intentaba reconstruir el episodio de la señora Grotowsky; hasta ese momento no habiamos compartido la mesa y a mi no se me habia ocurrido pensar en sus habitos de alimentacion que debian ser, desde cualquier punto de vista , desmesurados. <<Me gusta comer a la intemperia>>, me respondio entonces con una solemnidad que me impidio ahondar en el asunto, aunque imagine que a media mañana cazaria algun animal, lo pondria al fuego y se lo zamparia sentado en una piedra.
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11-06-11 17:28 #8130197 -> 8078550
Por:Jose Manuel Z.L

RE: La fiesta del oso--de--jordi soler....2ª
Esto era lo que pensaba hasta que vi algo que no tendria que haber visto, un dia llegue a la cabaña mucho antes de mi hora habitual, venia cargado de provisiones que habia comprado en Barcelona y entre, aunque ya habia notado que no estaba, para dejar la caja en la cocina. Espere un rato sentado en un pequeño taburete donde era imposible que cupiera mi amigo, apreciando el silencio que habia en esa casa cuando no habia rugby en el televisor, o cualquier otro programa de los que veia el gigante. Veinte minutos mas tarde sali a caminar por el bosque pensando que probablemente me lo encontraria; a esas alturas tenia una idea bastante precisa de sus rutinas, andaba siempre por los mismos sitios, caminaba en un espacio de elipsis que tocaba la zona que recorria cuando vivia en la cabaña, era un hombre de costumbres arraigadas que, salvo el periodo que paso en prision, no habia salido nunca de la zona donde habian nacido el y sus ancestros, una tribu de pastores del Pirineo que, hasta donde alcanzaban las investigaciones genealogicas de Noviembre, habia contado con un gigante, o giganta, en cada generacion. En su caso en particular la giganta habia sido su madre, una mujer de nombre Marzo, de muy buen corazon, casada con un hombre mas bien bajito, que se prestaba a asistir cada año a un desfile que se celebraba en Perpignan donde habia un contingente de gigantes, todos disfrazados y subidos en zancos menos ella. Noviembre habia ido a verla desfilar un par de veces cuando era niño, pero habia desistido pronto porque los organizadores insistian en incluirlo en el desfile, <<y eso que entonces media la mitad de lo que mido ahora>>, me conto alguna vez. Las rutinas de Noviembre, las rutas por donde le gustaba desplazarse, las habia yo recorrido varias veces durante esa temporada, habia dado algunos paseos con el y tenia trazadas, en el mapa aereo de Google Earth, los caminos que seguia en la epoca de Oriol y los de su epoca en Lamanere; por eso sabia que se trataba de dos elipsis. Despues de dejar la compra en la cocina y de esperarlo un rato decidi, como he dicho, salir a buscarlo; recorri la primera elipsis montaña arriba hasta que llegue a la altura de la segunda, la que tenia como punto de partida la cabaña de piedra; despues comence a caminar hacia el este tratando de mantenerme dentro del perimetro que habia señalado en mi mapa satelital, segui montaña arriba mas o menos media hora y cuando estaba cerca de la cima lo vi de espaldas, desnudo de la cintura para arriba, sentado a horcajadas y medio oculto entre los arboles; habria entre nosotros no mas de veinticinco metros, el no podia verme porque estaba de espaldas y porque yo me encontraba subido en un peñasco, en un sitio visualmente inaccesible para el, salvo que hubiese dajado lo que con tanta concentracion estaba haciendo y se hubiese puesto de pie y dado la vuelta en redondo;comence a bajar del peñasco en direccion hacia donde estaba el, pero en cuanto tuve angulo para ver lo que hacia me detuve en seco y me quede petrificado sin saber que hacer; el gigante estaba sentado a hocajadas encima de un ciervo y cogia con las dos manos una pata que le habia arrancado y la acometia a dentelladas con una violencia que me desconcerto, que me parecio imposible en una persona; devoraba su alimento con una violencia que lo hacia verse como un animal, con los antebrazos y el pecho y la barba y la greña llenos de sangre. Procurando no hacer ruido retrocedi sobre mis pasos; me ayudo que tenia el viento de cara, un viento ruidoso y espeso que impidio que el gigante me oyera, o me oliera, porque en mas de una ocasion, paseando con el, lo habia visto inspeccionando el aire con la nariz, con la cabeza echada hacia atras, la boca abierta y las aletas nasales dilatadas, como un oso. Camine de regreso a Lamanere con prisa, corriendo en las zonas que la montaña me lo permitia; no queria que el gigante me viera, no podia soportar la idea de que supiera que lo habia visto. Llegando a su casa deje una nota apresurada encima de la caja de viveres donde le explicaba que lo habia esperado un rato y al ver que no aparecia habia tenido que irme de regreso a Barcelona, que regresaria la semana siguiente para seguir con nuestra conversacion. Segun el acta, la señora Grotowsky y su familia se quedaron con Oriol en la cabaña, una vez que el gigante, luego de beberse el cafe y el caldo tenue, saliera a <<hacer sus cosas a la montaña>>, asi dice testualmente, una frase que pinta a la señor Grotowsky como una mujer probablemente muy conservadora que veia con cierta reserva las labores de rescate que llevaba a cabo el gigante, aunque probablemente la presencia del guerrillero aquella noche en la cabaña, mas lo que debe haberse conversado sobre los rescates, le hubieran dejado una imagen distorsionada de lo que hacia el gigante, de esa actividad generosa y altruista que a mi me parece heroica. La señora Grotowsky cuenta que ella y su suegro habian acordado, <<con la complacencia de monsieur Oriol>>, que permanecerian otro dia en la cabaña, <<esperando a que la tormenta escampara>>. Despues ella habia salido al toilette. El resto de la familia permanecio dentro de la cabaña porque fuera nevaba copiosamente. Cuando regreso, despues de una breve incursion en el bosque, se encontro con una situacion que le <<helo la sangre>>. Oriol encañonaba a su suegro y a sus tres hijos con una escopeta, estaban los cuatro arrinconados a un lado de la chimenea, con las manos en la cabeza. Antes de que la señora Grotowsky pudiera decir nada, Oriol le dijo que le entregara el dinero y las joyas; la señora trato de argumentar que si le daba lo que le pedia los dejaria sin medios para llegar a Venezuela, pero a Oriol ese argumento lo conmovio poco y se puso a gritar como <<une bete sauvage>> y a decirle que si no le entregaba inmediatamente el dinero y las joyas iba a disparar contra el grupo, que lo miraba azorado y tembloroso desde la chimenea.
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13-06-11 17:09 #8146091 -> 8078550
Por:Jose Manuel Z.L

RE: La fiesta del oso--de--jordi soler....2ª
La señpra Grotowsky, segun explica, no podia entender lo que pasaba, faltaba un capitulo que explicara porque ese hombre que hasta aquel momento habia sido un amable anfitrion se habia convertido, de pronto, en un bandido. Asustada, impotente, y temiendo que << monsieur Oriol>> se hubiera <<vuelto loco>> y comenzara a disparar contra sus hijos, se sento de golpe en el suelo y se quito las botas y un pequeño saco que traia amarrado a la cintura, debajo de la ropa, y entrego lo que le habian pedido. Oriol le arrebato todo de un <<brutal manotazo>>y despues, con un movimiento de cabeza, le indico que se colocara al lado de su familia. Asi los tuvo, de pie y con las manos al aire << el tiempo interminable>> que utilizo para contar el dinero y revisar las joyas, sin dejar un momento de encañonarles con la escopeta. Una vez que termino su <<exhaustivo analisis>>, dice la señora con un rencor que va creciendo conforme el acta avanza, les dijo que se fueran, que no queria volver a verlos merodeando por la zona y que el gigante y el guerrillero apoyaban incondicionalmente ese acto que serviria para << apoyar a las fuerzas de la resistencia>>. Tambien les dijo que <<iban a arrepentirse>> si contaban a alguien lo ocurrido. A la señora Grotowsky le costaba trabajo creer que los amigos de Oriol apoyaran ese atraco, pero al final, segun se desprende de su narracion de los hechos, acabo creyendo que era verdad. Yo ahora se que no era verdad, que aquello fue un vulgar asalto perpetrado por Oriol en solitario, el primero de una serie que tambien a quedado documentada en media docena de actas en la alcaldia de Serralongue, actas que, igual que en el caso de los Grotowsky, eran parte del informe que hacia la Guardia Civil de los <<clandestinos en suelo español>> que iban siendo arrestados en cuanto cruzaban la frontera. Luego de hablar con el gigante sobre este tema, me habia quedado muy claro que el pensaba que la señora Grotowsky se habia ido de la cabaña por su voluntad; es mas, se habia quedado con la idea de que aquella señora era una malagradecida porque se habia ido sin decirle ni adios, despues del rescate in extremis que habia hecho; o cuando menos esto es lo que me dijo entonces. Luego del asalto, y del <<exhaustivo analisis del botinn>>, Oriol echo a los Grotowsky de la cabaña, << en el peor momento de la tormenta>>, asegura la señora. Tuvo la cortesia de salir con ellos a la intemperie para indicarles con la punta de la escopeta hacia donde tenian que caminar. La señora le hizo caso << no tenia otro remedio>>, y al cabo de una larga y dificultosa jornada, << de la que pense que no saldriamos vivos>>, llegaron a España y comenzaron a bajar hacia Beget.Por lo visto, en su penosa jornada no se encontraron ni con republiconos ni con resistentes ni con ninguna de las otras familias que trataban de huir a España por esa ruta; o quiza si se encontraron con alguno pero no dijeron nada del atraco que acababan de sufrir; de otra forma, si lo hubiesen dicho, me parece que alguno de los que trashumaban hubiera ido a hacerle una visita a Oriol, a ponerlo en su sitio y a quitarle el dinero y las joyas, para quedarselos o para devolcerselos a la señora. Aun en aquel rio revuelto entre la posguerra y la guerra, el acto de Oriol era de una enorme bajeza; en todo caso nada de esto quedo escrito en el acta, que es muy completa y registra hasta los detalles minimos, y ademas, cosa curiosa puesto que fue levantada en una comisaria española, esta escrita en impecable frances. Aunque segun la mujer que me dejo usmear en los archivos de la alcaldia, no era raro que la policia española, cuando desconocia la lengua del que presentaba la denuncia, le extendiera un folio y una estilografica para que el mismo levantara el acta y despues la remitian a alguna comisaria del pais en cuestion, que en este caso habia sido la del pueblo que estaba al otro lado de la montaña. Esto podria explicar el exceso de detalle con que esta hecha y, de ser asi, tendria el valor de haber sido escrita de puño y letra de la señora Grotowsky, un valor nada superfluo cuando pienso que este capitulo turbio de la vida de Oriol que aqui voy reconstruyendo, ha llegado hasta mi directamente de su mano, una transmision directa y limpia donde, por nombrar alguna de sus bondades, queda suprimido el tiempo, los casi setenta años que separan su puño del mio desaparecen, de golpe, en el trazo hermoso de su letra.
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14-06-11 13:52 #8153766 -> 8078550
Por:Jose Manuel Z.L

RE: La fiesta del oso--de--jordi soler....2ª
Se sabe que con el asalto a los Grotowsky Oriol traspaso una linea o quiza, he llegado a pensar, puede que con demasiada complacencia, esa linea llego hasta el, como una ola. El periodo dificil por el que atravesaba Francia, como he dicho antes, habia empujado toda suerte de criaturas a los bosques del gigante, y en unas cuantas semanas aquello se habia poblado de forma considerable, se habia ido llenando de una runfla de gente perseguida por diversas razones que encontraba en esa maleza refugio y escondite, mas una conveniente cercania con la frontera, dos caracteristicas que lo mismo le servian a los maleantes que a los perseguidos. <<En aquella temporada>>, me conto el gigante, <<cada vez que ponia un pie dentro del bosque oia como alguien corria a ocultarse dentro de los arbustos. Al principio trataba de hablar con ellos, de animarlos para que salieran de su escondite, pero poco a poco fui dandome cuenta de que aquello era inutil e incluso peligroso>>, añadio Noviembre con cierta ingenuidad, porque a mi me parece que encontrarse con ese gigante en el bosque haria correr a cualquiera, y tambien creo que cuando trataba de animarlos para que salieran lo unico que conseguia era aterrorizarlos tadavia mas. Pero estaba en la linea que cruzo Oriol cuando asalto a los Grotowsky, o que lo alcanzo como una ola; aquel acto, de bajeza inconcebible, podia haber sido una maniobra coyuntural, una operacion para hacerse con un dinero que le permitiera salir del impase de la montaña y dirigirse a algun sitio donde pudiera, por ejemplo, ganarse la vida tocando el piano o, cuando menos, en algun empleo de oficina que paulatinamente lo hubiera ido regresando a su existencia anterior de ciudad y de familia. Aunque es probable que yo me este confundiendo al querer dotar a Oriol de una vida civil y social que a lo mejor no lo atraia, quiza vivir en la montaña como un salvaje le gustaba, lo hacia sentirse liberado de las servidunbres y las ataduras de la vida convencional que tenia en Barcelona; pero aqui otra vez estoy coligiendo demasiadas cosas, porque si algo he descubierto en esta reconstruccion que voy escribiendo de mi pariente es que Oriol era un hombre al que le costaba tomar decisiones, lo hacia una vez y despues era incapaz de modificar el rumbo que le imponian los acontecimientos, habia estudiado piano porque en el salon de su casa habia uno que nadie usaba; se caso con la primera, y la unica, que se le puso a tiro; lo de enrolarse en el bando republicano habia sido pura imitacion de su padre y de su hermano, y aquel episodio en la montaña cuando, gravemente herido, habia arrastrado cuesta arriba a su colega moribundo, tenia mas que ver con las exigencias de la situacion y del entorno que con el espiritu heroico que en las primeras paginas de esta historia me empeñe en ver. Por esto me parece que la decision de convertirse en delicuente tampoco pudo haber sido suya, no del todo; la idea de la linea que cruza porque le ha llegado como una ola a los pies, quiero decir << al pie>> me parece bastante precisa, y es probable que si en vez de esto se le hubiera cruzado en el camino un monasterio, hoy mi familia y yo tendriamos un monje orando por nosotros en la celda de un edificio romanico del sur de Francia. Este caracter devil que ha ido aflorando a fuerza de irlo escribiendo, explica porque Oriol se tomo con esa irresponsable ligereza el suicidiio de su mujer y porque nunca hizo el esfuerzo de comunicarle a alguien de su familia que seguia vivo. No se sabe que hizo Oriol con las joyas y el dinero que robo a la familia Grotowsky, ni tampoco con lo que saco de sus robos posteriores, probablemente los enterro en algun sitio en el bosque o en los alrededores de la cabaña. Dias despues de aquel asalto iniciatico, exactamente veintiuno segun las actas, el hermano de mi abuelo salio de la cabaña armado con la escopeta, dispuesto a dar otro golpe id.ota, hasta donde se sabe, esa actividasd infame no le produjo ningun beneficio. Habia esperado a que Noviembre se fuera a dar un rondin humanitario por el espinazo de la montaña para coger la escopeta e irse, le quedaba claro que su bondadoso amigo reprobaria esa actividad que iba, precisamente, en sentido contrario a la suya, aunque en el caso de los Grotowsky era todavia peor porque Oriol habia desvalijado a personas que el gigante acababa de salvar. Durante esos veintiun dias Oriol habia explorado los alrededores y habia detectado un punto, un paso entre dos taludes de piedra, por donde necesareamente tenia que meterse quien intentara escapar por ahi de Francia. Ese paso se conserva tal cual hasta hoy, como todo ese territorio, y yo he podido comprobar que no hay manera de seguir el ascenso hacia la cima de la montaña si no se pasa por ahi, por ese caminillo estrecho, parcialmente cubierto por la vegetacion, donde hay que agacharse y andar un par de metros de rodillas para salir del otro lado. Esto lo se porque enttre las actas que denuncian a Oriol hay un plano, impreso en mineografo, que vendian mercenarios espontaneos a la gente que veian desesperada por huir del pais en los pueblos de la zona; mas que un plano se trata de un dibujo, con la factura de un plano pirata del tesoro, que a pesar de sus trazos pueriles es de una asombrosa precision. Se sabe que durante esos veintiun dias Oriol descubrio ese paso, o quiza la señora Grotowsky traia ese plano y el lo añadio al botin. Todo el esfuerzo que hizo Oriol aquella mañana fue apostarse ahi y esperar a que pasara alguien, tan desvalido como los Grotowsky,porque, segun las actas, los seis asaltos de mi pariente que quedaron registrados fueron a mujeres solas, o a mujeres acompañadas por unba familia indefensa, no hay registro de que Oriol haya asaltado a ningun hombre.
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14-06-11 22:06 #8158268 -> 8078550
Por:SoyPote

RE: La fiesta del oso--de--jordi soler....2ª
hola xente
saludos pepin seguimos leyendo
como al principiu
o mejor dicho con mas ganes
un saludinnnnnnnnnnnn
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15-06-11 17:10 #8164639 -> 8078550
Por:Jose Manuel Z.L

RE: La fiesta del oso--de--jordi soler....2ª
Bueno Pote, tu sigues leyendo y yo sigo poniendolo, me alegro de que te guste.

El metodo no podia haber sido mas rupestre, mas cimarron: Oriol se apostaba, oculto detras de la vegetacion, a vigilar la entrada del estrecho y en cuanto veia una presa apetecible se desplazaba, a brincos con su muleta, hasta el otro extremo, donde los sorprendia, de una manera artera y poco elegante, como era ponerle a la jefa de tropa, o a la dama solitaria cuando iba por su cuanta, el cañon de la escopeta en la nuca y pedirle a quemarropa su dinero y sus pertenencias de valor. Algunas accedian inmediatamente y sin rechistar, y otras trataban de defenderse, discutian y apeleban a la piedad y a la decencia, y una de ellas, la señora Virginie Rosenthal, que a pesar de que se fue con sus pertenencias intactas lo denuncio en cuanto fue aprehedida por la Guardi Civil, cuenta como, al percatarse de que el asaltante nada mas tenia una pierna, y estaba precariamente afianzado en una piedra, tiro del cañon de la escopeta con que la amenazaba y el maleante cayo al suelo << desde una considerable altura>>, cayo a sus pies y <<quedo a nada>> de aplastar a uno de los niños, sus hijos, que la acompañaban en su huida. <<Lo unico que se me ocurrio>>, escribe la señora Rosenthal, << fue irme de ahi con la escopeta y dejarlo ahi tirado. Cargue con el arma varios kilometros y al llegar a España la escondi entre unos arbustos, porque pense que en un pais en plena poeguerra, andar cargando con un arma era mas un riesgo que una defensa.>>En orden cronologico la narracion de la señora Rosenthal ocupa el lugar numero cuatro, despues de ella todavia hubo dos señoras que denunciaron por escrito a Oriol, una de estas al dia siguiente, y en todas estas actas mi tio aparede con una escopeta, con la unica escopeta que tenia a su alcance, que era la de Noviembre colgada de una alcayata en la pared. Esto quiere decir que Oriol recupero el arma inmediatamente despues de que la señora la hubiera escondido entre unos arbustos al cruzar la frontera y la unica forma de hacerlo con tanta rapidez era que Oriol la hubiera visto esconderla, quiero decir que despues de que Virginie Rosenthal lo hiciera caer desde una piedra al suelo, Oriol debe de haberse sacudido el musgo y los yerbajos y luego debe haber cogido su muleta para ir en pos de la señora, debe de haberse ido renqueando detras de ella y de sus hijos, ocultandose detras de un arbusto o de un arbol cuando era necesario, arrastrandose como una alimaña a cierta distancia hasta que logro ver donde dejaba la escopeta; debe de haber esperado un tiempo prudencial, hasta que la familia de Rosenthal hubiese desaparecido de su vista, para acercarse al arbusto y recuperar el arma. La reconstruccion de este suceso añadio un elemento importante a la imagen que iba reconstruyendo de mi tio; su vida en el Pirineo me producia rabia y vergüenza pero tambien, a partir de ese momento, bastante pena, Oriol era un malvado, un desalmado, pero tambien daba lastima; a este perfil complejo, con todos sus detalles, llegue de manera accidental, por azar, aunque ahora que voy poniendo todo esto por escrito tengo la impresion de que la forma en que llegue, mi encuentro con Isolda, ese encuentro breve y hondo, abismal que me puso de golpe tras la pista de Oriol, estaba ahi esperandome, como una coordenada fija, desde el principio de los tiempos. Meses despues de que lo hubiera ofrecido, una tarde en que me sentia especialmente animado, especialmente resistente a su horrible aspecto, pedi a la vagabunda que me llevara a casa de Isolda, la mujer que en 1939 le habia amputado la pierna a Oriol con unos recursos de instrumental e higiene minimos, con una operacion mayor que me era muy dificil concebir. Habia tardado en decidirme por la aversion que me producia la vagabunda, por el compromiso que iba a tener con ella despues de aceptar su ofrecimiento, o esto era lo que yo argumentaba entonces para justificar esa tardanza inexplicable, porque ahora que he sabido lo que se, me queda claro que la dilacion obedecia a que no estaba seguro de querer llegar al corazon de la historia, y el asco que me producia la vagabunda no era mas que un pretexto. Caminamos durante una hora bosque adentro, improvisando un sendero que corria paralelo al espinazo del Pirineo, quiero decir que no subiamos ni bajabamos, yo iba siguiendo a la vagabunda, viendo como sus largos velos acariciaban la maleza y abrian en la niebla un rayo fugaz que se cerraba inmediatamente, una hendidura huidiza que me hizo pensar en una herida.
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16-06-11 17:31 #8173769 -> 8078550
Por:Jose Manuel Z.L

RE: La fiesta del oso--de--jordi soler....2ª
La mujer se conducia como si hubiera recorrido muchas veces esa ruta, aunque de vez en cuando se detenia en seco y, exactamente igual que lo hacia el gigante, olisqueaba el aire levantando la nariz hacia cierto punto cardinal, y en un par de ocasiones, en que el radar de la nariz se le quedo corto, abrio la baca de par en par, como si fuera a pegar un potente aullido. <<C`est là-bas>>,dijo señalando con la mano un punto especifico en el bosque y con la otra, que era una pieza despellejada y nudosa que estaba a medio camino de la garra, me apreto con fuerza el antebrazo. Mientras yo intentaba localizar entre los arboles algo que pareciera una vivienda, agrego:<<me voy>>, y dicho esto, sin darme tiempo para protestar por esa desercion sorpresiva, dio media vuelta y se alejo con sus velos al aire. Me quede ahi tratando de vislumbrar algo en el punto que me habia señalado y como no veia nada simplemente segui avanzando hacia alla, sintiendome un poco huefano sin su experimentada conduccion, teniendo que vermelas yo solo con el breñal, con las zarzas, con las raices invasoras y las ramas llenas de espinas, echando francamente de menos a esa mujer que, hacia unos minutos, me repugnaba. Cuando considere que estaba extraviado y pensaba que la solucion era llegar a Serralongue y subieme a un taxi para que me llevara por carretera hasta el sitio donde estaba mi coche, vi una casita pequeña que se mimetizaba con el bosque. Tenia las paredes completamente tomadas por la vegetacion; era una cabaña, de proporciones incalculables, de la que solo se distinguia la puerta y dos ventanas, y ya mirando con mas cuidado podian verse el tejado y sobre el la chimebea, de la que salia un humo tenue que se confundia con la niebla. Asome la cabeza dentro y dije:<<Bon dia>>. El interior era de una oscuridad intimidante, el bosque habia tomado esa casa con tanta determinacion que habia logrado convertirla en extension de su reino, en una parcela humeda y umbria donde flotaba un manto de bruma vegetal, una suerte de fantasma. <<Endevant, no rest pas a la porta>>, me dijo una mujer de la que apenas se adivinaba la silueta, en una mezcla de catalan y de frances. <<Acosta`t>> me dijo y yo obedeci inmediatamente. Me interne en la casa, que ya dentro me parecio pequeñisima. <<¿Isolda?>>, pregunte a la mujer que, ya con las pupilas ajustadas a la oscuridad, se habia echo mas visible. Estaba sentada en una silla frente al fuego. <<Soc jo>>, dijo con lo que me parecio una sonrisa, pero un instante despues, cuando llegue hasta ella y pude verla mas de cerca, repare en la increible cantidad de arrugas que le cruzaban la cara y entendi que cualquier gesto de ella, una sonrisa o un mohin, estaba destinado a malograrse, a irse por esos surcos que indicaban, como los anillos del tronco de un arbol, los años que esa nujer habia vivido, y que debian constituir una cifra insolita puesto que ya era adulta en los tiempos en que le habia amputado la pierna a Oriol. A la luz rojiza del fuego que habia en la chimenea pude apreciar sus ojos, dos pozos claros agitados por una mirada tan viva que relegaba el resto de la cara y del cuerpo a la circunscripcion de las corazas, de aquellas durezas que protegen un nucleo fragil de los embates del exterior, como si todo lo que no eran sus ojos estuviera ahi exclusivamente para proteger la eterna juventud de su espiritu. <<¿Y que le trae por aqui?>>, dijo con cierto recelo. No era dificil imaginar que aquella vieja no recibia muchas visitas. <<Estoy haciendo una investigacion sobro la medicina tradicional en la zona del Pirineo>>, menti, <<y me han dicho que usted practica operaciones>>, añadi con la intencion de abordar rapidamente el tema que me interesaba, porque el interior de la cabaña era un poco agobiante y no pensaba permanecer ahi mucho tiempo. <<Ya no>> dijo mirando el fuego, << soy demasiado vieja para esos esfuerzos>>, e inmediatamente despues, cuando pense que añadiria algo mas, recargo la barbilla en el pomo del baston que sostenia entre las manos y entro en una especie de trance que tambien podia ser una siesta, una situacion adversa para mi que queria averiguar rapidamente lo que pudiera y largarme pronto, asi que antes de que se quedara traspuesta, lance una pregunta hosca:<<¿Es verdad que amputaba miembros?>>, dije. La vieja se desperezo, quito los ojos del fuego y me miro con una dureza que, contenida por ese cuerpo fragil y enjuto, parecia inverosimil. Parecia que me miraba con los ojos de otra persona. <<Es verdad>>, dijo, me parece que con cierto orgullo porque, al margen del gesto que subyacia bajo las arrugas y que podia significar cualquier cosa, se levanto de la silla apoyandose en el baston y camino con entereza hacia una estanteria abarrotada de objetos de donde extrajo el unico libro que habia en la casa un libro grueso que cogio con cierta dificultad y despues deposito en una mesa que estaba tambien atestada de objetos, en el unico espaciio libre que habia y que probablemente usaba para comer. Yo habia contemplado la maniobra sin atreverme a intervenir, me parecia que Isolda era una de esas personas a las que no puede ayudarse sin que se sientan ofendidas.
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17-06-11 17:34 #8181881 -> 8078550
Por:Jose Manuel Z.L

RE: La fiesta del oso--de--jordi soler....2ª
Mientras acomodaba el libro, que era excesivamente grande, me explico de forma breve que ese oficio lo habian practicado durante varias generaciones sus antepasados y que se acababa en ella,porque a su hija no le interesaba y habia emigrado a Lyon << a hacer una vida moderna>> que nada tenia que ver con ella. <<Es una nujer de otro tiempo>>, dijo, y yo, no se bien porque, quiza porque me parecio que esa vertiente de la conversacion restaria rudeza a mis intervenciones anteriores, pregunte:<<¿Tiene usted una hija?>>. Isolda, sin dejar de pasar las manos sobre el libro, como si intentara liberarlo de una capa de polvo, zanjo el tema: <<tenia dos, pero una murio hace tiempo>>. <<Lo siento>>, balbucee, pero ella ya estaba abriendo el libro y haciendome un gesto para que me acercara a ver lo que queria enseñarme, un gesto donde habia un vestigio de coqueteria, algo que me hizo pensar que tenia que haber sido una nujer muy guapa. En el libro que Isolda puso ante mis ojos habia un minucioso dibujo a tinta del interior de un cuadrupedo, quiza un burro, con flechas que señalaban cada miembro y cada organo, y anotaciones que explicaban, con una caligrafia de la que yo podia leer muy poco, nombres, funCiones, caracteristicas y pormenores. En el resto de las paginas habia mas dibujos, igualmente rusticos, de otros animales y tambien de personas; era una extraña coleccion de laminas anatomicas trazadas por un dibujante espontaneo, quizas la misma Isolda. Ni se ni tampoco pude saber de que forma se servia ella de ese manual porque al terminar de hojearlo dije lo que no tenia que haber dicho, me equivoque, aunque quiza sea mejor decir, aun cuando parezca un contradiccion, que di en el blanco. En todo caso ne quede con la impresion de que Isolda habia aprendido su oficiio de una forma rigurosamente original, habia extraido el conocimiento directamente de la fuente, de manera directa y sin intermediarios; su libro de laminas, que algo tenia de escalofriante, no debia nada a ningun otro libro, era una obra solitaria, unica y espontanea; era un tratado de anatomia que corria al margen de cuaquier academia, una anatomia empirrica que habia llegado a las mismas conclusiones que la anatomia, digamos, oficial. Yo tenia la impresion, mientras pasaba las gruesas paginas de carnaza, de estar asistiendo al origen mismo de la ciencia en pleno siglo XXI, al capitulo inicial donde una inteligencia inquieta observa, anota, prueba, comprueba y saca conclusiones; un sistema parecido al impetu que en ese momento me movia a mi, que me tenia mirando, preguntando, investigando, coligiendo. En mas de una ocasiion reprimi el impulso de sacar el telefono movil que llevaba en el bolsillo para hacer unas fotografias de las laminas; no lo hice por respeto a la señora, porque me quedaba claro que ese acto, nada comun ni simple dentro de esa casita tomada por el bosque, abriria una brecha entre su mundo y el mio, una via, una lanzasera desde donde, en un instante que no iria mas alla del <<clic>> de la camara, entrarian en tropel los cuatrocientos años que nos separaban, y aquello hubiera sido una chingadera que no tenia derecho a perpetrar. Cuando termine de ver el libro, todavia emocionado por esa obra unica que acababa de mostrarme Isolda, cedi a la tentacion de decir lo que no debia; queria desvelar de una vez por todas el misterio de la operacion de Oriol, el misterio de aquella pierna perfectamente amputada en la cabaña, a la luz de las velas y con un instrumental que debia de ser, pense en ese momento, el de la pleyade de objetos que llenaban la mesa, un monton de instrumentos que parecian mas propios de una carpinteria; cedi a la tentaciion de decir lo que no debia, una tentacion donde habia culpa por haber engañado a Isolda, por haberle dicho que yo era un investigador, y tambiem voracidad por conocer absolutamente todos los detalles de la historia, asi que sin pensar, dije: <<usted amputo la pierna a mi tio, en 1939 en la cabaña de Noviembre Mestre>>. Isolda me miro de una forma que me obligo a retroceder dos o tres pasos en direccion a la puerta y me hizo tirar, del aspaviento, una mesilla llena de frascos. Habia quedado traspasada por una furia subita que ardia en el fondo claro de sus ojos y, en medio del escandalo que hicieron los frascos al estrellarse contra el suelo, me apunto con un dedo y dijo: <<Oriol>>. Yo asenti y ella, mas furiosa todavia levanto la mano para decirme algo que no podia salirle de la boca, algo demasiado grande que la tenia ahi paralizada, clavada frente a la mesa, con un gesto donde, a pesar de las arrugas, no cabian las dobles interpretaciones, un gesto aterrador que me hizo huir. Ya estaba cerca de la puerta y simplemente me fui, di media vuelta y corri hacia fuera y segui corriendo por el bosque porque en ese momento no se me ocurria nada mejor que subirme al coche y regresar a Barcelona. Me fui de la casa de Isolda sin nada sin haber desentrañado ni el misterio ni la magia que rodeaban a la pierna amputada de Oriol. Aunque es verdad que, a partir de ese momento, al ver como se habia puesto Isolda cuando salio a relucir mi tio, tuve la certeza de que la informacion que me proporcionaba el gigante era insuficiente y decidi, mientras conducia de regreso por la carretera, que ampliaria mi investigacion a la alcaldia de la zona. Y asi fue como empece a desenterrar episodios vergonzosos como el de la señora Grotowsky y el resto de familias indefensas que asaltaba mi tio en el bosque a punta de escopeta y, poco a poco, un acta tras otra, fui adentrandome en el verdadero corazon de la historia y fui descubriendo eso que hoy se y que quiza preferiria no haber sabido. Cruzando la frontera, ya en la autopista que me llevaria directamente a casa, pense que no era del todo cierto que habia huido con las manos vacias de aquella casita en el bosque, Isolda me habia puesto en la verdadera pista de Oriol, ahi estaba precisamente su magia, y su misterio.
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19-06-11 17:05 #8193560 -> 8078550
Por:Jose Manuel Z.L

RE: La fiesta del oso--de--jordi soler....2ª
Una noche el gigante salio, como lo hacia siempre, a su ronda de rescate por el espinazo de la montaña. Media hora mas tarde tuvo que suspender su actividad, su otear taludes y picachos, su inspeccionar jorobas y tumulos de nieve, porque comenzo a caer una tormenta que lo obligo a refugiarse en una cueva y a improvisar un precario fuego con troncos que apenas ardian. La estancia en la cueva fue << excesivamente larga>>, me dijo el gigante, que insistia en relacionar ese episodio, la ronda interrumpida y los troncos humedos y << reacios al fuego>>, con lo que le sucedio despues. La relacion que vio entre los dos sucesos hay que encuadrarla en el territorio del presentimiento, del palpito, de cierta rareza que el percivio entonces y que una hora mas tarde terminaria convertida,efectvamente, en el preambulo de una desgracia. La tormenta escampo, dejo el cielo oscuro, recien lavado, con una luna que volvia la nieve refulgente, un tendido metereologico benigno que permitio al gigante bajar comodamente, hasta su cabaña. Conforme fue acercandose noto que habia alguien dentro, se veia luz y salia humo de la chimenea, una cosa normal puesto que Oriol vivia con el, pero a medida que se acercaba, dijo el gigante, << note que habia mas de una persona, y pense que podian ser cabreros que habian sido, igual que yo, sorprendidos por la tormenta, como ya habia sucedido en un par de ocasiones>>. En cuanto abrio la puerta, una maniobra habitual que entonces hizo con el corazon en vilo, se encontro con cuatro guardias civiles armados que lo esperaban para llevarselo, esposado y a golpe de culata, al campo militar de Camprodon, del otro lado de la frontera. El gigante fue atando cabos por el camino, fue desmontando el mecanismo del palpito, la naturaleza del presentimiento, un proceso habitual en un hombre de la montaña acostumbrado a atender las señas y los signos de su entorno. Uno de los soldados le habia dicho que se le acusaba de ayudar a << elementos profugos del bando enemigo>>, y esta informacion casaba con la imagen de un individuo turbio que habia rescatado y hospedado en su cabaña durante dos o tres dias y al despedirse de el, inopinadamente, habia tirado cuesta arriba , hacia España, y no hacia Francia como habian hecho, hasta ese dia, todos los demas. << Aquel individuo>>, me dijo Noviembre, << fue quien me denuncio, y por su culpa me llevaron a España>>. Las huellas enormes que iba dejando el gigante, unos huecos profundos, demasiado grandes para ser lo que eran, mas las huellas normales que dejaban alrededor los guardia civiles debian compomer un curioso rastro que a mi me resulta familiar porque mas de una vez, cuando caminabamos por esos paisajes nevados, habia reparado en la inverosimil disparidad que habia entre sus huellas y las mias. A una persona que no haya caminado nunca en la nieve junto a un gigante de las proporciones de Noviembre le resultaria muy dificil descifrar los componestes disparatados del rastro; antes pensaria en un hombre con un artefacto, con una maquina. Decia el gigante que cuando los guardias civiles lo apresaron no opuso ninguna resistencia; aunque sospechaba de aquel individuo turbio, no excluia que esa aprehension << fuera un error>>. Es lo que el decia para justificar su pasmo, su mansedumbre ante ese atropello flagrante que, tomando en consideracion su fuerza y dimensiones, lo solo que estaba aquel pareje, podia haber anulado ahi mismo sacudiendose a los policias como quien se espanta de encima una molesta cuarteta de moscas. El pitazo de un << gigante colabora con el enemigo en la cima del Pirineo>>, no entrañaba muchas opciones. Iban directamente a por el y encima lo hacian guardias civiles españoles, que violaban olimpicamente la frontera para capturar a un ciudadano frances en Francia y llevarselo a una carcel de España. Yo mismo lo primero que habia hecho el dia que descubri la cabaña, despues de oir esta historia, fue comprobar que sobre esta irradia, con una calidad que no admite dudas, la señal de la compañia francesa Bouygtel, y no la española de telefonica. Buscando las razones para la detencion arbitraria que hizo la pilicia española de un frances en Francia, hurgando en los archivos de la alcaldia de Serralongue, me encontre co una respuesta general que puede sintetizarse asi: es raro, pero en esa epoca turbulenta sucedia con cierta frecuencia.
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20-06-11 17:24 #8200578 -> 8078550
Por:Jose Manuel Z.L

RE: La fiesta del oso--de--jordi soler....2ª
La historia del gigante en estas paginas tendria que acabarse aqui, en el momento de su aprehension, pues a partir de entonces nunca volvio a ver a Oriol, << cuando regrese de la carcel se habia ido, y hace algunos años alguien me dijo que habia muerto en Perpignan>>, me dijo el gigante en el priner soliloquio al que asisti en Lamanere. Aquel dato sobre la verdadera muerte de mi tio me habia parecido, obviamente, importantisimo y en los dias siguientes me dedique a rastrear su deceso, recorri los archivos del Registro Civil, de la Mairie y de la Prefecture en Perpignan sin ningun exito, no encontre ni un acta, ni un documento que registrara su defuncion. Tampoco aparecia su nombre en el registro de <<muertos sin familia>> que lleva el Ayuntamiento desde 1930; lo mas cerca que llegue fue a un numero, 219, la cifra de << muertos sin identificar>>, que se han despedido del mundo en Perpignan desde ese mismo año; una cifra que arroja la cantidad de tres muertos sin identificar por año, lo cual puede ser mucho o poco, o nada, aunque desde luego era suficiente para que cupiera Oriol. Cuando pregunte al gigante por ese <<alguien>> que le habia informado sobre la muerte de Oriol, me respondio que era un cabrero de Toulouges, un pueblo cercano a Perpignan, que habia coincidido un par de veces con Oriol, <<cuando vivia en la cabaña>>. Y despues añadio, en un tono hosco que parecia un reclamo: <<Ademas, como te dije la primera vez que hablamos, fue el quien me dio la fotografia que te llevo Sonia a Argeles-sur-Mer, y que Oriol cargaba siempre en el bolsillo>>. Al final decidi dar por bueno lo que el gigante me dijo, mientras no hubiera un documento que probara lo contrario; en todo caso su version tenia que estar mas ajustada a la realidad que la nuestra y, ante aquella imagineria que habiamos cultivado en la Portuguesa sobre la muerte de Oriol, la foto donde aparece con mi abuelo y bisabuelo en el frente de Aragon parecia una prueba solida. El gigante tendria que desaparecer aqui, como he dicho, pero a estas alturas me parece indecente prescindir de el, soslayarlo, simplemente desaparecerlo y dejarlo con la funcion de informante, que es lo que en buena medida ha sido. La interconexion entre estas dos historias, la del gigante y la de Oriol, que es tanto como decir la del gigante y la mia, me parece inevitable; en cuanto he comenzado a desenterrar una ha comenzado a salir la otra, nuestras historias estan conectadas y estas, a su vez, estan conectadas con otras, me siento como quien jala la punta de una raiz y al tirar de ella descubre que es mucho mas larga de lo que habia calculado y que toda esa longitud no es mas que una minima parte de la red de raices que va ganando grosor conforme se acerca al tronco de un arbol enorme, que esta muchos metros mas alla, y que es la criatura que mantiene vivas todas esas raices, un arbol inmenso y saludable que me gustaria llamar La Guerrea Perdida.
El gigante fue conducido al campo militar de Camprodon y ahi fue encerrado cuatro meses en una mazmorra de la que salia cada dia, escoltado por dos guardias y encadenado por las muñecas y los tobillos, cinco minutos en la mañana y cinco al caer el sol. Ni para este encierro, ni para todo lo que vino a continuaciion, habia un juicio como base, o siquiera un documento, o una linea donde apareciera el nombre de Noviembre Mestre; todo fue una operacion arbritaria y clandestina, la consecuencia de un pitazo, una arbritariedad de la que no queda huella, como he podido comprobar, en los archivos de la alcaldia de Camprodon y despues en la de Mataro, la poblacion donde iba a continuar esta historia. Pasados los cuatro meses(segun el gigante, porque, como he dicho, de aquello no queda ningun rastro), el oficial que estaba al cargo hablo con la comandancia de Barcelona para pedir instrucciones sobre este prisionero, al que en todos esos meses no habia reclamado nadie, y que entre sus peculiaridades contaba con las de ser un gigante,hablar un revoltijo entre el catalan y el frances y estar acusado de un delito que hasta ese momento no habia podido probarse. En lugar de ser liberado y devuelto a su cabaña, donde ya sus cabras habian sostenido un severo episodiio de canibalismo, fue remitido al cuartel de Mataro donde estaban haciendose unas obras que bien podrian servirse de su tamaño y musculatura.Para entonces el gigante, que nunca antes habia traspasado los limites de su montaña, se sentia en el fin del mundo y, resuelto a no añadir problemas al ya desmesurado de estar muy lejos y en tierra enemiga, obedecia docilmente todo lo que le ordenaba el coronel Chapejo el oficial que se hacia cargo del cuartel: levantar una tapia, reforzar un muro, tapar un boquete que habia en el techo. Para guardar las formas, para que su estatus de prisionero no terminara de desvanecerse, se le encerraba todas las noches junto con el resto de los orisioneros en una celda en la que bastaba correr un cerrojo para que el mismo se pusiera en libertad y saliera a caminar por las calles de Mataro y por sus playas, donde solia dar largos paseos memoriosos y nostalgicos, pensando en lo que seria de su cabaña y de sus cabras. Chapejo habia percibido desde el primer momento que el gigante no mataba ni una mosca y poco a poco le habia ido aflojando la vigilancia, sabia que todas las noches se iba a pasear por ahi y estaba completamente seguro de que a la mañana siguiente lo encontraria durmiendo en su celda.
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21-06-11 17:03 #8208634 -> 8078550
Por:Jose Manuel Z.L

RE: La fiesta del oso--de--jordi soler....2ª
Con el tiempo Noviembre fue perdiendo su patina de prisionero y empezo a convertirse en el encargado de intendencia del cuartel, comenzo a percibir un salario, pirrico pero tremendamente simbolico, y a hacerse cargo de los prisioneros cuando Chapejo salia de fuerga, lo cual ya era el colmo del absurdo pues el mismo era un prisiionero. Fue en una de esas noches cuando lo abordo el dueño de un circo que habia montado su carpa en Mataro, un circo de nombre Hermanos Nuñez de Murcia que, sin mas programa que la disponibilidad del alcalde de turno, iba ofreciendo funciiones por todos los pueblos de España. El dueño del circo, que era el unico hermano Nuñez que quedaba vivo fumaba una noche afuera de su caravana, dejandose consumir por los nervios que le provocaba la funcion inaugural del dia siguiente, cuando vio pasar por delante de sus ojos al gigante, que iba, como siempre, extraviado en su memoria nostalgica con la vista montada en el horizonte, apuntando hacia donde el suponia que estaba su cabaña, dando unos pasos trepidantes que cimbraban en el suelo, de la misma forma en que lo hacian las bestias del circo, que en esa epoca de posguerra, y en ese circo provinciano y pauperrimo, se reducia a un par de changos famelicos, tres chivas nerviosas que desquiciaban la pista con sus brincos y un toro enorme que montaban los payasos y en el que se invertia la mitad de las ganancias del negociio, para conservarle su porte majestuoso, su volumen y su peso que hacia temblar la tierra de la misma forma que el gigante. Y quiza fue por ahi, por las vibraciones que los dos infligian al suelo, que el dueño del circo vio inmediatamente en Noviembre al rival artistico del toro, y conforme lo iba viendo alejarse de la playa, enorme y meditabundo, errante y providencial, se puso a concebir, tirando al aire una serie de volutas de humo, un numero estelar, con aires y vestimenta romana, donde batallarian su toro y el gigante, ese rumboso gigante que se alejaba a grandes pasos playa arriba y dejaba que un rayo completo de luna se posara, como un cuervo leal, en sus hombros magnificos. El unico hermano Nuñez que le quedaba al circo termino su cigarro cuando el gigante ya habia desaparecido detras de una duna de la playa; lo habia dejado ir de la misma forma en que, esa misma tarde , habia descartado a una muchacha que tenia figura de equilibrista, a una dama obesa a la que podia pintarsele una vistosa barba y a un chaval de flexibilidad ostentosa que, con un poco de practica, podia haber sido << el asombroso niño elastico de Mataro>>, asi de visionario era el señor Nuñez, y asi de magra la economia de su negocio, que no admitia una boca mas que alimentar y le imponia descartar, casi en el acto, su torrencial vision circense. Pero Nuñez era basicamente un empresario y la idea del gigante batallando con su toro lo tuvo dando vueltas en la cama toda la noche, pringado de sudor, torturado por un conjunto de imagenes epicas que eran en realidad variaciones de la vision original, de esa implacable vision circense que le habia puesto frente a los ojos al gigante, con una rodilla en tierra, sujetando al toro con un brazo alrededor de su cuello mastodontico, obligandolo, a base de pura fuerza bruta, a tocar la pista del circo con su humeda nariz. A la mañana siguiente desperto muy temprano(es un decir porque la verdad es que no habia podido pegar ojo) y salio a preguntar por el pueblo donde podia localizar a ese gigante. Iba con el chaque que usaba para anunciar los numeros en la pista, sin afeitar y con los ojos rotos por la falta de sueño; mas que el dueño del circo parecia un borrachin que emergia de una tenebrosa noche de copas, un aspecto que no le hacia justicia pues tenia por norma de vida no beber nunca ni un trago, veia en el alcohol a la muerte que se habia llevado a sus dos hermanos, los otros dos Nuñez que en las epocas de bonanza del circo se habian bebido hasta lo imbebible y habian terminado de forma prematura sus dias, uno atenazado por una cirrosis desbocada, y otro en un mal paso, mejor decir en un mal vuelo de un trapecio a otro, cuando se hallaba enceguecido por un exceso de Anis del Mono. Preguntando y preguntando llego el señor Nuñez al cuartel de Mataro; todos en el pueblo conocian al gigante; sus caminatas solitarias y meditabundas, y ciertamente trepidantes, se habian convertido en un referente horario, al grado de que habia quien decia, y esto probablemente haya sido una exageracion, un arrebato lirico del mismo Noviembre: <<Nos vemos en la plaza despues de que pase el gigante>>. En todo caso esto habla de la regularidad y el metodo con que el gigante efectuaba sus largos paseos, paseos largos y tristes como la caravana del circo Hermanos Nuñez de Murcia, serpentosa y trashumante por las carreteras de España.
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22-06-11 17:14 #8216471 -> 8078550
Por:Jose Manuel Z.L

RE: La fiesta del oso--de--jordi soler....2ª
En cuanto aparecio el señor Nuñez en el cuartel, perfectamente sobrio pero con un inequivoco aspecto de borrachin, se encontro conque no solo el gigante hacia trabajitos y deligencias como le habian contado, tambien era en buena medida el dueño del cotarro, pues estaba el solo sentado en dos sillas, dormitando con sus ingentes pies trepados en el escritorio, a cargo de los presos que habia en las celdas; todo esto lo interpreto rapidamente el señor Nuñez, solo tuvo que despejar la ecuacion de los ingentes pies trepados, los ronquidos que salian como un tifon por la ventana del cuarto y el manojo de llaves que le colgaban del cinturon como una fruta. No obtante aquella precipitada conclusion, que se contraponia totalmente con su objetivo, dio un par de golpes en la puerta y carraspeo con fuerza para hacerse oir por encima de los ronquidos que provocaban un ritmico vaiven en la cortina de la ventana. Como sus esfuerzos por despertarlo no producian ningun efecto, el señor Nuñez opto por acercarse a el y tocarlo con suavidad en el hombro, un impulso imprudente del que se arepintio en el acto pues Noviembre brinco en las sillas y cuando trataba de regresar los pies a tierra volco violentamente el escritorio, una vieja pieza metalica que al caer provoco un cataclismo, un escandalo que saco a los prisioneros de su modorra y los hizo pegar la cara a los barrotes y armar cierta bulla mientras el gigante se ponia de pie y miraba alternativamente el desaguisado que habian producido sus pies y la cara de panico del señor Nuñez que lo menos que esperaba, como represalia por su imprudente impulso, era que el gigante lo arrojara por la misma ventana que habia servido de escape para sus ronquidos, y en cambio se encontro con un gigante atribulado que lo miraba con miedo, como si el señor Nuñez hubiera sido un superior que lo hubiera pillado en falta, y ante ese gesto licuado por la congoja, la conpuncion y la zozobra, no le quedo mas remedio que consolar a ese hombre enorme que, unos segundos antes, parecia que podia arrancarle de un manotazo la cabeza. <<Tranquilicese usted>>, le dijo mientras le ayudaba a regresar el escritorio a su sitio, << soy el dueño del circo y queria proponerle algo>>, añadio, y como pronto se dio cuenta de que el gigante no dominaba el español, comenzo a contarle su proyecto en un precario frandes donde abundaban los gestos, la mimica y los << voila>>. El gigante lo oia de pie, con esmerada atencion y los brazos cruzados sobre el torax, en una posicion que resultaba incomoda para el señor Nuñez pues tenia que dirigirse a el como quien llama a un amigo que se encuentra saludando arriba de una torre. El empresario salio del cuartel con la promesa de que el gigante pensaria en su propuesta y al dia siguiente le diria algo concreto. Claro que aqui hay que tomar en cuenta el margen de incomprension que habia entre el frances mestizo del gigante y el frances gestual del empresario, un margen que daba lugar a toda clase de malentendidos. Unas horas despues de que el empresario lanzara su oferta a las alturas de la torre, el gigante tuvo un dialogo, que quiza fue el primero y el ultimo con el coronel Chapejo, que llegaba al cuartel a mediodia, despues de una noche loca, a retomar las riendas de la oficina. Mas que los detalles del discurso en lengua hibrida que solto el gigante, el coronel Chapejo entendiio que le apetecia cambiar de aires y de vida, y una vez que hubo terminado su exposicion marañica y confusa, le dijo que era libre de irse a donde quisiera, que no habia cargos contra el ni motivos para que permaneciera en el cuartel. El protocolo no fue mas alla de un estrechamiento de manos, y el gigante, al verse subitamente libre, olvido la oferta de Nuñez y emprendio, con una mano atras y otra delante, sin efectos personales, como habia vivido siempre, una caminata hacia el norte que no pararia hasta llegar a su añorada cabaña, una caminata maratonica que le llevo varios dias y que empezo en la misma playa de Mataro, enfrente de la carpa del circo Hermanos Nuñez de Murcia, donde ya tenia lugar la funcion vespertina y donde el empresario, que tambien esa noche perderia el sueño a causa del toro y el gigante, anunciaba el acto de los payasos con las cabras nerviosas, sin saber que Noviembre pasaba por ahi en su huida hacia el norte, con su silueta tremebunda recortada con saña por el ultimo rayo del sol.
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23-06-11 17:44 #8223044 -> 8078550
Por:Jose Manuel Z.L

RE: La fiesta del oso--de--jordi soler....2ª
Noviembre Mestre se echo a andar y por el camino fue preguntando donde quedaba Camprodon, que era el punto de referencia desde el cual se sentia capaz de regresar a su cabaña. Como fuera de su territorio era muy despistado, iba siguiendo a pies juntillas todo lo que le decian, y como llevaba mucha urgencia no se detenia a valorar la informacion, aunque el informante no estuviera seguro, o fuera poco practico o, como le paso en una ocasion, fuera tan despistado como el mismo y lo enviara, por un camino sinuoso y lleno de flora enmarañada, de regreso a un pueblo donde habia estado dos dias antes, un pueblo anodino que, de no haber sido por los efusivos saludos y las carantoñas conque sus habitantes saludaban su regreso, el gigante ni siquiera hubiera recordado, asi era de despistado, a ese grado le fallaban, fuera de su territorio, sus sensores de orientacion y su desmedida vejiga natatoria; pero Noviembre Mestre, a pesar de sus garrafales equivocaciones y de su anarquico y gravoso errar, se movia a campo traviesa como pez en el agua, no habia obtaculo que interrumpiera su andar rumboso, su trepidante cha-cha-cha, el ritmo gracil y a la vez demoledor con que iba andando los camlnos y abriendose paso en los senbradios y en los breñales, y cruzando rios y arroyos y hasta un lago en el Alto Ampurdan, ya muy cerca de la falda de sus amados Pirineos, que cruzo durante media hora, con la cabeza y el cuello de fuera, con un estilo que no desmerecia en lo rumboso ni en lo chachachanico y sin embargo recordaba la forma solemne con que cruzan los lagos los caballos. En su viaje hacia el norte el gigante dejo una estela de recuerdos que he ido recopilando, como quien pesca bolas blancas en un campo de algodon, en los pueblos de Fullabullida, Mataboja y Duaspastanagas, y en algunos otros por los que paso en su viaje a Campodron que, merced al despiste y a la desinformacion que ofrecian sus desinformadores, desemboco en La Junquera. En todos estos pueblos, segun he ido comprobando, hay siempre un par de viejos que recuerdan al gigante que paso hace un monton de años por ahi, y para no abrumar citare nada mas que uno, a Ferran Casademut, habitante de Fullabullida, que dijo textualmente al microfono de mi grabadora: <<Era tan grande y su galope tan veloz que durante unos minutos pense que lo que venia hacia el pueblo era un caballo>>; de esta declaracion del señor Casademut es de donde he sacado la imagen de su paso rumboso y chachachanico, y de esta otra que sera, lo prometo, la ultima que cito, he extraido la dimension de su exuberante velocidad; la recopile en Mataboja y fue dicha por Evangelina, una viejecita que no quiso revelarme su apellido por miedo a no se que, quiza a mi magnetofono que es un cacharro muy moderno y a sus ojos sospechoso: << Sus pasos iban dejando una nube de polvo>>.
Al llegar a La Junquera el gigante tuvo un momento de vacilacion, iba a preguntar a dos señoras cual era la ruta mas directa a Camprodon pero apenas iba acercarse cuando salieron las dos huyendo despavoridas, horrorizadas por su tamaño que, al asociarse con la facha que le habian dejado tantos dias de caminata rumbosa y vida a la intemperie, daban como resultado una criatura que invitaba a gritar de panico, pues llevaba la barba salvajemente alborotada y la greña estructurada como un huracan donde convivian briznas, hojas y una rama con el colgajo goteante y festivo de dos moras salvajes. La huida de las señoras hizo que cambiase de extrategia, y tambien el movimiento policial que habia alrededor de la frontera, de manera que, sin pausa para resollar, pregunto a un señor menos susceptible donde quedaba el occidente y hacia alla apunto sus baterias, se echo a la montaña, que era suya y lo suyo, y camino durante dia y medio hasta su cabaña. En un ojo de agua con el que se encontro ya muy arriba en el Pirineo, hizo una parada minima para refrescarse, para mojarse un poco la cara y en cuanto puso a patinar la mirada sobre la superficie se vio a si mismo hosco y brutal y aprovecho para quitarse briznas, hojas y las moras silvestres que, despues de una carcajada de ogro, con el uracan de greñas al viento, engullo con mucho jubilo, con una felicidad primitiva que lo llevo a darse una rafaga de golpes en el pecho y a soltar una metralliza de gritos que provoco la carrera de un liebre y el vuelo arrebatado de un aguila calva; asi de tumultuosa era la felicidad que producia en Noviembre el aire y la altura de las montañas.
En cuanto avisto su cabaña desde lejos tuvo la impresion de que nada habia cambiado; su casa y el cobertizo de las cabras seguian de pie, a simple vista no se percibia cambio alguno, pero el sabia que algo tenia que haberle pasado a sus animales, algo probablemente muy malo y definitivo, pues llevaba, segun sus calculos, alrededor de dos años ausente, y en ese tiempo, si las cabras no habian desaparecido, era porque ya pertenecian a otro cabrero. Con ese temor y esa zozobra se acerco el gigante a su cobertizo, y lo que vio fue el rastro, la partitura, por decirlo asi, de la catastrofe; de acuerdo a la interpretacion de los restos, de los huesos que el tiempo y los roedores habian dejado limpios, de aquel osario de piezas largas y cortas revueltas con craneos y mandibulas, Noviembre saco en claro que, al no poder salir, las cabras habian terminado por devorarse unas a otras; pero tambien penso que quiza un depredador, un oso o un lobo, habia conseguido colarse en el cobertizo y una vez adentro habia perpetrado la masacre, sistematicamente y con mucha calma, durante varios dias. El caso es que Noviembre se encontro con ese saldo de huesos relucientes que se extendia por todo el cobertizo, en una imagen que por blanca y limpia, por lejana que estaba de la carne y de la sangre, de lo vivo, no guardaba proporcion con el hecho espantoso que la habia producido, como si la muerte a mordiscos y a dentelladas,lejos de la atrocidad del momento, no tuviera que ver con aquel monton blanquisimo de huesos.
Puntos:
26-06-11 10:38 #8238516 -> 8078550
Por:SoyPote

RE: La fiesta del oso--de--jordi soler....2ª
buenos dias xente
dias guapos de verda
despues de una jornada de monte por los picos de Europa
con muncho calor y bastante cansancio ahora a relajamos pal
pueblin y regar un poco la guertina
nun me digas que ya se acavo el libru Pepin
pues vete buscando otru
pa tener un motivu de abrir esti cacharru tos los dis por la tarde
un saludin pa tul munduuuuuuuuuuu
Puntos:
26-06-11 19:25 #8241120 -> 8078550
Por:Jose Manuel Z.L

RE: La fiesta del oso--de--jordi soler....2ª
Hola y buenas tardes.
No Pote aun no se termino, faltan aprosimadamente cincuenta paginas, en cuanto a ir preparando mas te dire que ya lo tengo para cuando se termine este y estoy seguro de que os gustara lo que ponga despues.
Estos dias temgo el pitufin aqui y esta aposentau en esta habitacion y es por eso que no me puedo poner aqui, pero ya marcha mañana, asi que ya seguire cuando marche.
Ala a pasarlo bien por Carcarosa que con el tiempo que tenemos tien que estar bien por alli arriba.
Hasta mañana.
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