El diablo Cojuelo Letrilla del Diablo Cojuelo Burlón entre los burlones, de todos el más travieso, gusta, feliz, del exceso, en infernales mansiones. Y buenas son sus lecciones, que, sin dar mayor consuelo, siempre lo tendréis por sabio al buen amigo Cojuelo. Y, si Cojuelo lo llaman, porque como cojo pisa, lo veréis moverse aprisa allí donde lo reclaman. Y burla de los que braman coronados por su celo, aunque cuernos no le falten al buen amigo Cojuelo. Suele andar con estudiantes en alegres correrías, por esas calles tan frías, entre sombras inquietantes. Y, entre diablos delirantes, él lo es más, echando el vuelo, que lo tendréis por gran sabio al buen amigo Cojuelo. Y no lo hallaréis cansado cuando, en suelo madrileño, los hay que se dan al sueño y él levanta su tejado. Tan valiente como osado, ángel echado del Cielo, siempre lo tendréis por sabio al viejo amigo Cojuelo. Le gustaba, entre las viejas, en aquelarres pasados, hablar de los condenados, contar las viejas consejas. Son agudas sus orejas debajo del rojo pelo, que es de todos preferido el buen amigo Cojuelo. Así, si lo véis un día, saludadlo de mi parte, que, admirador de tal arte, inclino la frente mía: mejor que la clerecía, a sus consejos apelo, que más latines conoce el buen amigo Cojuelo. 2009 © José Ramón Muñiz Álvarez “Las campanas de la muerte” Primera parte: "Los arqueros del alba" Todos los derechos reservados por el autor. |