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Vera - Almeria

Poblacion:
España > Almeria > Vera
18-09-07 20:25 #505965
Por:Malique-Alabez

HISTORIA DE VERA



LOS 1º POBLADORES

Las poblaciones que han existido con el topónimo Vera han tenido una situación cambiante a través de los siglos. Las comunidades humanas que en ésta se han asentado han ido buscando su localización en función de sus necesidades materiales (cerca de un río), de sus necesidades estratégicas (sobre un cerro) o comerciales (al lado de un trazado de caminos). La situación de la Vera actual cumple estos tres objetivos.

En el levante almeriense, la tierra de Vera fue poblada desde tiempos muy remotos. Ya en la Edad de Bronce, hace unos 4.000 años, en la Cultura del Argar, toda la cuenca conoce un intenso poblamiento del que los yacimientos de Fuente Alamo (Cuevas de Almanzora), aparte del propio Argar (Antas), constituyen una buena prueba.
Ya entonces se inició la explotación de minerales argentíferos de Sierra Almagrera. La primera fundación de la ciudad estaría relacionada con esta actividad minera. Los cartagineses continuaron las explotaciones mineras y fundaron Baria hacia el siglo VI a. C., cerca de Villaricos.

Los romanos sustituyeron a los cartagineses en la explotación de minerales, y con el topónimo Barea designaban a una ciudad situada en la desembocadura del río Almanzora, donde ahora está Villaricos y que terminaría siendo una republica dentro de la trama de ciudades del Imperio Romano. Junto a estas ciudades existían unas «villas» romanas, especie de cortijos, donde la propiedad estaba concentrada en manos de latifundistas que tenían a su servicio gran número de esclavos. Restos de una villa se encuentran en el paraje Rocipón (en el término actual de Vera), cerca de la ermita de la Virgen de las Huertas.

ALTA EDAD MEDIA

La decadencia Alta Edad Media (siglos VIII-XI), la inseguridad por mar y por tierra de una ciudad cada vez más fronteriza, hicieron que, según dice el Padre Tapia, en el siglo XIII los habitantes de Vera se convencieran del interés de replegarse hacia una elevación interior donde radicaba ya una pequeña aldea (Cerro del Espíritu Santo). Por entonces la población veratense estaba compuesta por musulmanes convertidos al Islam tras la invasión del siglo VIII o descendientes de los conquistadores árabes.

La ciudad musulmana de Vera sería desde entonces cabeza del alfoz más oriental del reino nazarí de Granada y, desde la segunda mitad del siglo XIII, frontera con las tierras cristianas de Lorca.
En los campos de Huércal y Overa, en las marinas de la costa, se producían frecuentes «razzias» fronterizas. Algunas de estas escaramuzas alcanzaron la categoría de verdaderas batallas, como la de los Alporchones (1452), que se saldó con una victoria de los cristianos de Lorca

AÑO 1.488

Poco después se producirá un hecho trascendental por lo que supone de relevo social, económico y cultural: la conquista de Vera por parte de los Reyes Católicos en la campaña de 1488, dentro del proceso de conquista del Reino de Granada que culminaría con la caída del último bastión musulmán.

Vera constituyó el lugar más estratégico para asegurar la sumisión de las tierras orientales del reino nazarí. Con ese fin, en la primavera de 1488, Fernando el Católico, al frente de gente de Murcia, Lorca y Mula, pasa la frontera y penetra en la comarca de Vera. No hay serios intentos de resistencia, y el 10 de junio de 1488 el alcalde de Vera, Malique Alabez, hace entrega de la ciudad al rey Fernando.

El Ejército cristiano planta sus reales en las inmediaciones de Vera (en El Real) y allí acudirán a prestar juramento de fidelidad moros principales de Antas, Lubrín, Sorbas, Teresa, Cabrera, Mojácar, Cuevas, Huércal, Overa, Zurgena, Purchena, Vélez Blanco, Vélez Rubio, Albox, Arboleas, Tíjola, Armua, Bayarque, Huéscar, Oria y otros lugares del río Almanzora y las sierras del norte de la actual provincia de Almería.

La situación estratégica de Vera (frente a las costas argelinas) persuadió a la Corona de la necesidad de hacerse pronto con un bastión seguro. Por ello, la población musulmana es expulsada fuera de los muros de la ciudad y rápidamente se intenta repoblar con gentes de armas. Vera quedó vinculada a la Corona como ciudad de realengo y, en 1494, los Reyes Católicos le concedieron sus fueros y privilegios.
Sin embargo, no será éste el definitivo emplazamiento de Vera, sino en un llano, donde se reconstruiría tras un terremoto, como más adelante explicaremos

EL TERREMOTO DE 1.518

La reconstrucción de una comarca asolada por la guerra fue difícil. A la aridez del terreno y a las incertidumbres de unas tierras fronterizas, se unieron una serie de catástrofes que hicieron poco atractiva la repoblación con colonos cristianos.

El 9 de noviembre de 1518, un terremoto extraordinariamente violento devasta por completo el núcleo de población situado sobre la colina del Espíritu Santo. Este hecho constituye uno de los jalones más importantes en la historia veratense y promueve el último y definitivo cambio de emplazamiento de la ciudad.

Por los testimonios que dejaron algunos supervivientes ante el alcalde mayor Iñigo de Guevara, a fin de solicitar ayuda urgente al rey, sabemos que se hundió la ciudad entera, compuesta en esos momentos por unas 200 casas. La fortaleza y las murallas también se destruyeron, así como desapareció la fuente de agua que abastecía a la población.
El terremoto fue entre las 11 y las 12 de la noche, quedando todos los vecinos —salvo seis o siete— sepultados por los escombros. Las estimaciones más fiables, manejadas por César Olivera, cifran las víctimas mortales en unas 150 personas.

Descartada la posibilidad de reconstrucción en el mismo lugar, el corregidor Francisco de Castilla emite un informe en el que recomienda la fundación de una ciudad nueva en un llano cercano al Cerro («a un tiro de ballesta»).

No había sido la primera vez que Vera se veía afectada por un fuerte terremoto. Por las actas capitulares del Ayuntamiento de Murcia sabemos que en noviembre de 1406 hubo un fuerte movimiento sísmico que destruyó una buena parte de la ciudad musulmana, y en el que murieron 72 hombres y 6 caballos.

La nueva ciudad que se edificó a partir de 1520 tenía planta cuadrada, cerrada por muros de tapial guarnecidos por ocho torres con almenas y troneras para la artillería; se comunicaba con el exterior por dos puertas. Este recinto se calculó para unos 600 habitantes, hornos y demás servicios. En el centro se levantó la iglesia parroquial, que servía de fortaleza para la defensa de sus vecinos.

VERA, "CIUDAD CRISTIANA".

La nueva población de Vera, junto con la de Mojácar, constituyeron unos oasis de población cristiana en medio de una mayoría predominantemente morisca (cristianos nuevos) que ocupan todo el área rural durante la mayor parte del siglo XVI.

Las condiciones de vida pactadas con esa mayoría mudéjar en las capitulaciones durante los días de la conquista van a ser progresivamente olvidadas por la Administración cristiana. Aumento de impuestos, violentas expropiaciones y, sobre todo, la imposición desde 1501 de la obligatoriedad de bautizarse y abandonar las prácticas islámicas, crean descontento entre los moriscos, numerosos en nuestra comarca en Antas, Cuevas, Teresa, Cabrera, Turre, Bédar y Serena.
La asimilación cultural y religiosa se intentará sin éxito. El vestido, la lengua, las danzas y las costumbres moriscas en general son sometidas a prohibiciones continuas, que irritan a una comunidad eminentemente campesina.

Paralelamente, la piratería berberisca procedente del Norte de Africa crea inseguridad en los escasos reductos cristianos y encuentra cobijo y apoyo en el descontento morisco. Por fin, en la Nochebuena de 1568 se inicia una sublevación en las Alpujarras, donde se proclama rey Aben Humeya (Hernando de Válor), que pronto se extenderá al resto del Reino de Granada.

Rápidamente se notarán las repercusiones de esta sangrienta guerra civil en la comarca de Vera. En marzo de 1569, todos los moriscos de Teresa y Cabrera, entonces parte de la jurisdicción de la ciudad, huyen a Berbera (Magreb) en cuatro navíos que habían recalado en la costa. Desde entonces estos lugares quedarán despoblados.

En el transcurso de la sublevación morisca, el día 25 de septiembre, se produjo el asedio de la ciudad por el ejército de Aben Humeya. Las esperanzas del rey morisco de conseguir con Vera una amplia zona costera por donde recibir refuerzos del Norte de Africa se verán frustradas por la defensa cristiana y por la intervención de las tropas procedentes de Lorca.

Para conocer la realidad de los hechos ocurridos en esta sublevación, tenemos la suerte de poder acudir a los testimonios escritos que nos han quedado tanto en el Archivo Municipal de Vera como en el de Lorca, donde vemos plasmados los hechos tal y como los vivieron los testigos de la época, ediles y gentes de armas que participaron activamente en estos momentos de la sublevación.

A lo largo de todo el año de 1569 los vecinos veratenses vivieron en una situación de verdadero terror, ya que conocían la sublevación de los pueblos cercanos —Sorbas, Antas, Bédar, Purchena, Zurgena, Teresa, Cabrera—, con el consiguiente peligro para Vera. Las peticiones de ayuda militar a los vecinos lorquinos son constantes a lo largo de 1569, incluso el rey Felipe II ordena a Lorca prestar ayuda en caso de cerco. Por fin, al amanecer del día 25 de septiembre, Aben Humeya al frente de su ejército puso cerco a Vera y la estuvo asediando hasta las siete de la tarde, en que se retiraría con sus tropas ante las noticias del auxilio de las fuerzas lorquinas.

Los testimonios que se han conservado nos cuentan que según los testigos Juan Soler Oliver, vecino y regidor de Vera, y Luis de Cárdenas, vecino y procurador de Lorca, ante el inminente asedio, la ciudad de Vera envió a Francisco Soler y a Martín Gómez, ambos a caballo, a pedir socorro a Lorca. Esta imprescindible ayuda recibida en Vera de Lorca nunca se ha olvidado, y a lo largo de los siglos se ha seguido manteniendo un hermanamiento del que ya se hablaba en 1595.
Días más tarde, el 16 de octubre de 1569, el Cabildo proclama patrón de la ciudad a San Cleofás, cuya festividad coincidió con el día de la retirada del ejército islámico.

El fracaso de la sublevación culmina con la expulsión de la población morisca del Reino de Granada, primero, y de los territorios de la Corona en 1610. Muchos de los exiliados colaborarán con las incursiones berberiscas que se sucederán a lo largo de los siglos XVI y XVII, aumentando el cariz inhóspito de las tierras almerienses.
Tras la expulsión de los moriscos entramos en un período poco conocido, ya que las investigaciones históricas escasean para los siglos XVII y XVIII. En el siglo XVII, en 1606 concretamente, se concedió la instalación de los Padres Mínimos en Vera, para lo cual se levantó el edificio del Convento, del que en la actualidad sólo nos queda la iglesia. Estos Padres Mínimos estuvieron en Vera hasta el Trienio liberal (1820-1823), en que sufrieron los embates del proceso desamortizador.

SIGLO XVII: LA VERA "ILUSTRADA".

El siglo XVIII es el de la Ilustración. El reformismo borbónico, sin embargo, fue impotente para poner al país en el camino de la modernización y el progreso. Las Sociedades de Amigos del País fueron, a partir de Carlos III, las impulsoras de estos intentos renovadores. Vera tiene a gala ser la cuna de la segunda Sociedad que solicita la aprobación de sus estatutos en Andalucía y la cuarta de España. Sus estatutos se aprobaron el 10 de junio de 1776.

Tal y como nos cuentan Paula y Jorge Demerson, esta Sociedad se fundaba con la idea de trabajar para ser útiles a los demás y contribuir al enaltecimiento de la nación. Desde un principio, la Sociedad contó con un elevado número de socios, clérigos y legos, que representaban no sólo a Vera, sino también a Vélez Rubio, Mojácar, Almería, Lorca, Vélez Blanco, Antas, Sorbas, Turre, Cuevas, Lubrín y Bédar. Se organizó en distintas comisiones que trabajaron para fomentar la industria popular, que se centraron en las posibilidades de la manufactura del esparto, la agricultura, el comercio, la educación, la beneficencia, la pesquería... Asimismo contó con el apoyo real imprescindible, que se plasmaría en la real orden de Carlos III, mandando a los Propios otorgar un préstamo de 30.000 reales en 1776, para reintegrarlos sin intereses en el plazo de seis años.
A los pocos años de su instalación, la actividad de la Sociedad empieza a decaer, sobre todo agobiados por la obligación de tener que devolver el préstamo a los Propios. Sin embargo, con un gran esfuerzo por parte de los ilustrados veratenses, la Sociedad logró vivir hasta 1808, consiguiendo en estos años un balance positivo en cuanto al despertar de la vida económica y cultural de la localidad. En 1816 volverá a haber un intento de revivirla sobre bases nuevas, pero la Sociedad ya había llegado a su fin.

En la segunda mitad del siglo XVIII el reflejo de un crecimiento económico y demográfico resulta apreciable en el desarrollo urbanístico de la ciudad, tanto por el Norte como por el Sur. A finales de los años 60 se parcela una finca entre los caminos de Cuevas y Antas, teniendo como eje la Calle de la Zanja. A finales de los años 80 será la zona del Barrio de Jesús, junto al Camino del Mar, la que se desarrollará para engrandecimiento del trazado urbano. En el hinterland rural también se aprecian progresos demográficos; es de estas fechas la gran ocupación humana de Sierra Cabrera, en la jurisdicción de Vera

SIGLO XIX: LA GRAN TRANSFORMACIÓN.

Unos difíciles comienzos. No se consiguieron los objetivos de desarrollo económico, y se entrará en el siglo XIX con la asolación de varias epidemias —de las que ya hablaremos—, sin olvidar los efectos de la gran sequía que hubo hacia los años 20. También tuvo que ver con esta situación la guerra contra los franceses, que dejó exhaustas las arcas municipales y los escasos caudales de muchos veratenses, sujetos a violentas exacciones impuestas tanto por el ejército francés como por el ejército español y las partidas de patriotas.

En el Trienio liberal (1820-1823), repuesta la Constitución de 1812, se constituye la Milicia Urbana, encargada de defender los valores que la Carta Magna encarnaba. La Milicia responde a una tradición iniciada en la Revolución francesa, en la línea del «pueblo soberano en armas». Con la reacción absolutista que se inicia en 1823, los antiguos milicianos sufrirán las consecuencias de la represión. Como contrapartida de la Milicia Urbana, durante la Década absolutista (1823-1833) funcionará el llamado Tercio de Voluntarios Realistas, dispuestos a defender los derechos sagrados del Trono.

La Milicia Urbana o Nacional, fuerza de choque del liberalismo, reaparece en 1834, cuando se inicia la transición hacia el régimen constitucional, una vez fallecido Fernando VII, y se plantea la sucesión al trono de su hija Isabel (primera guerra carlista). En 1838 la aproximación de la facción carlista de Tallada produce la movilización de la Milicia y a su cabeza el veratense Ramón Orozco.
Orozco: político y empresario. Consideramos interesante detenernos en la vida de este hijo de Vera, ya que, por causas desconocidas, ha quedado bastante olvidado en la memoria colectiva de su ciudad natal, a pesar de haber sido posiblemente el de más relevancia política, económica y social de todos los tiempos.

Ramón Orozco (1806-1881) era hijo de una familia de tradición liberal. Su padre, Juan Antonio Orozco López, se había enriquecido con el comercio y dirigió la Milicia Urbana de Vera durante el Trienio liberal (1820-1823), haciéndose cargo del Ayuntamiento durante los meses de régimen constitucional. Su hijo Ramón siguió las ideas políticas de la familia y desde muy joven manifestó una fuerte inclinación hacia las posiciones más progresistas del liberalismo. Será el principal impulsor de la reorganización de la Milicia Nacional de 1834, siendo su comandante en Vera. Forma parte de la Junta de Gobierno de 1835 y cuando José de Salamanca (el futuro y celebérrimo Marqués de Salamanca) —juez de Primera Instancia del Partido de Vera y alcalde mayor de la ciudad— marcha a Madrid, se hace cargo de la alcaldía mayor de Vera.

El 24 de junio de 1844, el mismo Ramón Orozco, por entonces ya líder indiscutible del partido progresista de la provincia de Almería, intenta en Vera una asonada contra el Gobierno moderado, dispuesto a liquidar la Constitución de 1837, que culmina con la declaración del estado de excepción en Vera y pueblos de su partido, decidida por el comandante general de la provincia. Será diputado a Cortes por primera vez en 1839, repitiendo por el distrito de Vera en 1846, 1850, 1851, 1854 y 1869.

A Almería capital trasladó su residencia hacia 1850, tras haberse enriquecido de una manera vertiginosa con los beneficios generados por su mayoritaria participación en la mina «Observación» de Sierra Almagrera y en la fundición «San Ramón» de Garrucha. Presidió la Junta Revolucionaria de 1868 en Almería, con lo que nuestra provincia se suma a la Gloriosa. Más tarde fue gobernador interino.

Económicamente, su patrimonio es sorprendente: las iniciativas más modernizadoras en el panorama económico provincial vienen de su mano: una empresa para el desagüe en Sierra Almagrera, un proyecto para la construcción de altos hornos en Garrucha, y el intento de crear un banco de emisión en Almería (1864). Retirado de la política y de los negocios, fallecerá en su finca de Las Alparatas (Mojácar) en 1881.
El crecimiento económico. El descubrimiento del filón de plomo argentífero del barranco El Jaroso en Sierra Almagrera, así como la actividad metalúrgica desarrollada en los alrededores como consecuencia, llevará a un incremento económico muy importante en toda la comarca, acompañado de un gran crecimiento de la población, fruto del fenómeno de inmigración desde otras zonas de la provincia. Hacia 1859, Vera y su término (entonces con Pulpí y Garrucha) alcanzaba la cifra de 11.358 habitantes, con una cota que nunca más sería sobrepasada.

De esta segunda mitad del siglo XIX, y fruto de ese resurgir económico, es el trazado urbanístico de la calle del Mar, para viviendas de la burguesía local, así como el nacimiento de la calle de la Plata y la de San Sebastián. También de estas fechas es el nuevo cementerio de San José (1873), la Glorieta (1882-1887), el trazado actual de la Plaza del Hospital (1880), la Plaza de Toros (1879), el Asilo de Ancianos (1895), el edificio del Ayuntamiento (1881)...

Es de estos momentos, asimismo, el nacimiento de las fiestas de San Cleofás, tal y como se han conservado. Aunque, como ya hemos visto, desde 1569 San Cleofás era patrón de Vera, el esplendor con que se celebran en la actualidad hay que buscarlo en 1861, cuando en el Cabildo del 14 de agosto se propone crear una feria para fomentar la industria del país, desde el día 23 al 30 de este mes de septiembre, ampliando así la celebración de sólo el día del patrón a una semana.
Caso parecido vemos con las fiestas de la patrona, la Virgen de las Angustias. Sabemos que en 1888, con motivo de la celebración del IV centenario de la conquista de Vera por los Reyes Católicos, se decidió solicitar que esta Virgen fuera Patrona de Vera —junto a San Cleofás—, por la tradicional devoción que se le tenía, y que su fiesta se celebrara el 10 de junio (fecha en que se tomó Vera). En 1894, en cabildo, se aprueba que del 1 al 14 de junio se celebre un mercado de ganado en la Fuente Chica, teniendo aquí el antecedente de las fiestas actuales de la patrona.

Pero en esta etapa de esplendor económico todavía la población sufría los desoladores zarpazos de las epidemias: a finales del siglo XVIII, en 1786, fue terrible la incidencia de las tercianas. Pero ya en el siglo XIX sabemos de fiebre amarilla en 1804 y en 1812; cólera en 1834, 1855, 1856, 1860; tifus en 1862 y 1863. Poco a poco, los progresos en el campo de la sanidad y la medicina irán atemperando estos males.

En el orden administrativo, el siglo XIX supuso la conformación del término municipal tal y como hoy lo conocemos. Si antes de la conquista de los Reyes Católicos Vera tenía una extensión de 1.648 km2, tras la conquista se le desgajan Cuevas y Portilla, Sorbas y Lubrín, Huércal y Overa, Sierra Cabrera, Antas, Zurgena, Bédar, Serena; y por último, en 1860, Garrucha y Pulpí se separan formando municipios independientes. Este proceso ha finalizado en 1992, cuando se le ha adjudicado término municipal a Garrucha, quedando ya Vera en su configuración actual.

A la pujanza minera le acompaña un importante desarrollo agrícola, siendo esta zona y la vecina Antas donde primero se introdujeron los cultivos de naranjos, especialmente en la zona del Real, como base de un importante comercio de exportación.

SIGLO XX: DE LA DECADENCIA AL RESURGIMIENTO...

A principios del siglo XX, la crisis minera y el declive de la agricultura tradicional produjeron un aumento de la emigración, que como fenómeno generalizado llegó a extenderse hasta 1970. A finales del siglo XIX el destino de los emigrantes era Argelia y, a principios del siglo XX, Argentina y otros países americanos; en los años 50-60 Barcelona, Francia, Alemania y Suiza son receptores de la mayor parte de la población veratense. La población se reduce a poco más de 4.000 habitantes y se entra en un período de atonía social y económica, que es parecido al que vive toda la comarca y toda la provincia de Almería durante la primera mitad de este siglo.

Recientemente, en distintos puntos de la provincia, y Vera entre ellos, se perciben signos esperanzadores de desarrollo, de la mano del crecimiento del turismo, en unos casos, y de los progresos de la moderna agricultura intensiva, en otros. En los últimos años hemos visto crecer núcleos costeros de población importantes como Puerto Rey, Pueblo Laguna, Las Marinas o el incipiente y esperanzador Playazo.

Asimismo la agricultura está viendo modernizar sus instalaciones en un intento de mejorar el aprovechamiento de un recurso imprescindible, y hasta ahora escaso, como es el agua. Las opciones de desarrollo parecen decantarse así hacia la potenciación del turismo y el crecimiento de una agricultura avanzada.

Los progresos realizados en el terreno de las infraestructuras, construcción de la presa del Almanzora y de la autovía del Levante, colocan a Vera y a la comarca en una interesante expectativa de desarrollo económico. Políticamente, la recuperación de la democracia municipal a partir de 1979 debe servir para avanzar en la participación y transparencia en la toma de decisiones que afectan a la comunidad, lejos de todo sectarismo y clientelismo. El objetivo de modernización y progreso deber extenderse a los ámbitos de lo económico, lo político y lo social.

Puntos:
19-09-07 19:23 #507071 -> 505965
Por:Malique-Alabez

GRANDES PROTAGONISTAS DE LA HISTORIA DE VERA
RAMÓN OROZCO GEREZ (1806-1881) Y LA ALMERÍA DE SU TIEMPO



El 7 de diciembre de 1806 nacio en Vera (Almería) de Ramón Orozco Gerez, empresario, propietario y político que dominaría, en buena medida, el panorama económico y social de la provincia de Almería en las décadas centrales del siglo XIX. Orozco representó, como pocos, a esa nueva clase social, la burguesía, sostenida por el despliegue de las nuevas actividades económicas derivadas de la apertura de Almería al comercio internacional (la minería y las fábricas metalúrgicas, las exportaciones de productos agrícolas…) que toma el relevo de la vieja oligarquía del Antiguo Régimen. Este grupo social, con sus luces y sus sombras, se comprometería en un proyecto de modernización de la nueva provincia que se manifestaría en visibles transformaciones tanto en el orden económico (desarrollo industrial, cambios agrícolas…), como en el social (instalación de una nueva élite con una nueva mentalidad y nuevos hábitos) y urbanístico (los ensanches burgueses en diferentes poblaciones). El repliegue de este proyecto, de marcado carácter liberal, en las postrimerías del siglo XIX, ha ocultado para las generaciones actuales a los protagonistas de aquel impulso.
Puntos:
03-07-11 08:54 #8287433 -> 507071
Por:No Registrado
Re: grandes protagonistas de la historia de vera
Desde Vera a la barriada malagueña de El Palo. Éxodo en el siglo XIX.

Puntos:
29-04-12 14:02 #9989430 -> 8287433
Por:No Registrado
RE: Re: grandes protagonistas de la historia de vera
Buen trabajo. Enhorabuena.
Puntos:
17-07-13 23:07 #11440734 -> 9989430
Por:No Registrado
RE: Re: grandes protagonistas de la historia de vera
A un paso de Vera el
MAR DE BRASAS en Águilas frente el club náutico estara encantado de poder atender a los ciudadanos de Vera.

marde.brasas@yahoo.es

Restaurante con ``certificado de Excelencia 2013´´
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