Santa Fe de Mondújar - Almeria

HISTORIA DE LOS GUARDAESPALDAS

¡Sí!, era un Ford, pasaba por allí.
Iba desde Alboloduy hacia Santa Cruz.
Los guardaespaldas del MANDAMÁS-SOTA, hacían siempre esa ruta.

El caso es que cierto día, un tipo (alcalde de profesión) estaba parado a la orilla de la carretera, frente al restaurante de Luis Peña y en esa noche tan tenebrosa, en medio de una tormenta, por haberse averiado uno de sus dos coches, estaba haciendo auto stop.

La tormenta era tan fuerte que apenas si se podía ver a unos tres metros.

De repente vio como un auto se acercaba lentamente…., al final se detiene.

El tipo, por lo precaria de su situación, sin dudarlo, se mete en el ford y cierra la puerta. Va palpando el asiento del piloto y nota que no va nadie conduciendo, tantea los asientos traseros y puede comprobar que nadie va de viajero. Se asusta, se altera, es un coche que le parece familiar pero que es tenebroso, va vacío, no lleva conductor, no lleva pasajeros ¡¡¡Va solo!!!

Nunca se había visto en tan grave situación, quitando el derrumbe de la residencia de su pueblo, que le entró el miserere en el cuerpo por atrevido y malvado….pero a todo esto, sumido en estos pensamientos, vio como se acercaba el coche a una curva - ¡¡DIOS MÍO AQUÍ ME MATO!!! Exclamó.

Y cuando creía que ya había llegado su final, una mano húmeda y tenebrosa se vio, a la luz de un rayo, como entraba por la ventana del conductor y giró el volante, evitando, así, que el coche saliese de la carretera - ¡¡¡MENOS MAL!! Exclamó, esta vez con alivio.

Él, no obstante, seguía petrificado del terror que llevaba en sus huesos empapados por el agua y el sudor que le entraba en el cuerpo, el agua por la lluvia acumulada en su ropa, el sudor por el miedo acumulado en sus entrañas. Iba sin aliento, inmóvil, impotente, pensando si podía ser el final o lo tenía cada vez mas cerca por todo lo mal que lo hizo con los ancianos que despidió de su pueblo al cerrar la residencia y solo visitarles para pedirles el voto (actos miserables que en momentos de cobardía se recuerdan)

De pronto otra curva, perdió el resuello, no sabía que pensar, las piernas las llevaba apretadas, los congojos en la garganta y el hedor de la ropa baja-interior era insoportable, pero no se atrevió a decir palabra, solo olía mientras pensaba y….justo al llegar a la curva, de nuevo un brazo fuerte, volvió a entrar por la ventana del conductor y giró el volante con tanta precisión que salvo de nuevo la curva, el agua salpicó a la cara del único ocupante, que le hizo estremecerse del horror más fuerte que había vivido en toda su existencia, si exceptuamos lo dicho cuando tiró la residencia.

Así se podían repetir las amarguras de este tipo durante las restantes curvas hasta que, el coche, empezó a subir una pequeña pendiente, el único ocupante vio luces, creyó ver el HOGAR DEL PENSIONISTA “SAN AGUSTÍN” El tipo, sacando fuerzas de donde ya no le quedaban, se bajó del coche y corriendo llega al pueblo y le faltaron el tiempo y las ganas para meterse dentro en cuatro zancadas, a pesar de que no andaba bien de los cuartos traseros.

Estaba todo empapado, le faltaba hasta la razón y le pidió a la señora un whisky doble. Extrañada, ésta, se lo sirve y en los primeros sobos, mira en derredor y comienza a contar su terrible experiencia. El miedo asomaba por todos los rincones del lugar pues había una tormenta con rayos como hacía mucho no se veía por este río. Ninguno de los presentes se atrevía a decir algo, en especial después que vieron al hombre sollozar primero y llorar después, no podía creer, decía, que lo de la residencia hubiese sido para tanto, que él lo intentó, pero que ahora dos guardaespaldas necesita para poder defenderse del populacho, porque le dan con sillas y le cantan la lolamorena.

En este silencio, entran al bar dos guardaespaldas empapados de agua y barro, buscan a alguien y…. Por fin, le dice uno al otro en tono matón, pero con todo respeto porque era el amo:
- Mira, allí está el cagón que se montó en el coche cuando lo veníamos empujando.

Esta historia fue así como pasó, y así la hemos relatado.