Velilla de Jiloca - Zaragoza

Que sencillo resulta escuchar cualquier tipo de música desde tu ordenador personal con una claridad y calidad encomiables, que hace unos años, se necesitaba contar con una voluminosa y potente estructura de altavoces junto con sus correspondientes equipos de música para alcanzar la fidelidad de reproducción que se consigue en la actualidad. Quiero ir todavía más allá. Tan sólo hace unos años era fácil encontrar lo último en superventas , las canciones de toda la vida, y las obras de los compositores clásicos consagrados y ue se catalogan como imprescindibles. Hoy en día, en cambio, es parcamente posible encontrarlo todo, por muy raro o extraño que pueda parecer. Pongamos un ejemplo, un grupo de los años setenta que no llegó a alcanzar altas cuotas de popularidad llamado Ossibissa, resultó un feliz momento cuando puede volver a escuchar sus más significativas canciones. Así podíamos referirnos a otros muchos grupos, solistas o compositores. Si por un lado se ha abaratado y universalizado el sistema de reproducción, por otro lado surge una cuestión fundamental ¿quién vende ahora discos?, ¿quién los fabrica?. Visto el desolador panorama dibujado por la crisis, y las facilidades de consumo rápido, eficaz y gratuita de estos productos, llegamos a la conclusión que la industria discográfica iniciara un declive sin precedentes.
De hecho, últimamente, pocas son las tiendas de discos que subsisten y las que lo hacen a duras penas salen adelante.
Y no digamos la industria cinematográfica. No hay película que se anuncie su estreno para el viernes más cercano para que el sábado ya se pueda ver por Internet sin tener que pasar por taquilla.
A la larga, las consecuencias son terribles. Salas de cine cerradas, trabajadores en paro, y los aficionados al cine, que somos legiones, perdiendo la ocasión de ver películas en el lugar para el que han sido creadas, donde más se puede disfrutar de ellas, en el cine.
De alguna forma habrá que regular este mercado para que permita a las industrias pertinentes hacer su trabajo, obtener su legítimo beneficio y permitir que los aficionados sigamos disfrutando de las viejas canciones y películas y de las nuevas y futuras producciones