Terrer - Zaragoza

EL ORDINARIO.-

El tío Perico el ordinario bajaba todos los días de madrugada a Calatayud, en su carro, y subía al atardecer. Vivía en la Calle Real. Cuando yo era más pequeño pensaba que lo de ordinario era un mote, como otros muchos que tenían los de Terrer; pero no. Al ser mayor me enteré que era un Oficio.

Según del Diccionario Enciclopédico Vox 1, edición 2.009, de Larousse Editorial S.L., la palabra “ordinario” ( en masculino) tiene, entre otros, el siguiente significado: “Arriero, carretero, recadero, mensajero que conduce personas o mercancías de un lugar a otro”.

Pues esto es lo que era el tío Perico el ordinario. Por aquellos tiempos no había tanta movilidad como ahora y cuando alguien quería comprar o encargar algo o hacer cualquier recado en Calatayud y no quería o podía bajar, lo encargaba al tío Perico y, por la tarde, lo subía. Yo recuerdo haberme montado en el carro del tío Perico, subiendo una tarde andando desde Calatayud con mi abuela: nos alcanzó por la carretera y yo me subí al carro, aunque mi abuela siguió andando.

Todos los días hacía el viaje. Supongo que ahora ya no tendría mucha clientela el tío Perico; pero la tuvo en aquellos tiempos que recuerdo.

Querido contador de cuentos


Que alegría esta mañana cuando he entrado en el foro y he visto tu escrito. Pensarán algunos que soy pesada pero como he vivido algunas de las anécdotas que explicas para mi tienen un significado muy especial.
Hay algunas narraciones con las me he llegado a emocionar, será la edad.

Por favor, sigue explicando tus historias.

Para alguien que escribe es algo especial que le digan lo que tú dices. Y te lo agradezco muchísimo.

Yo también escrito estos relatos con más emoción que técnica.

Y no me importa que sea por la edad, que, en mi caso, lo es.

Un beso, mujer. Y gracias.

LOS QUE HACIAN LOS ADOBES.-

Desde antiguo, en Terrer se construían las casas con adobes y, a veces, con tierra mojada y prensada. Poseíamos materia prima adecuada y gente especializada desde siempre.

Este sistema de construcción ya era utilizado por nuestros antepasados celtíberos y, posteriormente, por todos los pueblos que nos fueron invadiendo.

Había que utilizar una tierra especial y se mezclaba con agua y con paja. Una vez hecha la masa, se moldeaba en una adobera de madera, con la que se obtenían dos adobes rectangulares, prácticamente iguales. Posteriormente, se dejaban secar al sol. Una vez secos, se apilaban y a esperar su venta a terceros o al consumo propio.

Todos los niños de la época nos hemos “enzalamado” en el barro intentando ayudar a los que hacían adobes, si eran de la familia y nos dejaban.

Con este material están construidas la mayoría de las casas de Terrer que se iniciaron hasta los años 50 ó 60. El ladrillo y productos similares han dejado obsoleto este oficio, que dio mucha fama, en sus tiempos, a Terrer. Incluso con ellos tiene algo que ver su nombre.

Ya no se hacen adobes en Terrer.

Muchisimas gracias, por seguir contando relatos como tú lo haces.
Sigue así y no cambies nunca.

Saludos a todos de este foro. Laula

Las gracias las debo de dar yo tanto a tí personalmente, como a personas como tú, que leen las cosas que escribo.

Un saludo, Laula.

Borrado por su Autor.

Veo Rabade que aparte de leer tienes y te has visto toda la coleccion de Oficios Perdidos.
Estupendo darle ideas al Contador de Cuentos

En esas estamos, amiga Rábade. Muchas gracias y un abrazo.

Hay algunos oficios que no entiendo de Rábade, pero se olvida de uno: GUARDICIONERO, el último que hubo en Terrer, que por otra parte es el único que conocí, era buenisimo, de apellido Calvo, una estupenda familia
Saludos

Perdón, solamente decia que no aparecia el guardicionero en la relacón de los oficios mencionados el dia veintisiete. Los trabajos que un guardicionero desarrolla ya lo sé y añadiré que también el Sr. Calvo hacia carteras para llevar los libros a la Escuela, al menos a mi me la hizo.
En cuanto a Santiago, no solamente era aficionado al futbol, era su pasión y su equipo favorito creo que el Atletico de Bilbao, y fué durante un tiempo entrenador del equipo del pueblo.
Saludos

LOS QUE HACÍAN LOS CAÑIZOS.-

En las riberas del río, de las acequias, de los brazales y de cualquier curso de agua más o menos permanente, crecían y crecen los cañaverales. Y esta materia prima, las cañas, fue utilizada durante mucho tiempo como material de construcción.

Había en Terrer buenos artesanos expertos en construir cañizos, que no son otra cosa que la mezcla de unas cañas enteras y largas con otras cortadas en tiras, de tal manera que este entramado sirve para ser soporte de pesos. No valía cualquier tipo de cañas, sino que tenían que ser unas determinadas y cogidas en determinada época, de suerte que las que se hacían tiras fuesen lo suficientemente flexibles como para no romperse.

Tomando una base de madera con unos huecos, se apoyaban en estos huecos las cañas enteras en vertical y se comenzaba, en horizontal, a urdir una trama con las cañas cortadas en tiras. Para cortar las cañas en tiras se usaba un instrumento de madera terminado en pico. De esta manera quedaba una superficie que aguantaba un determinado peso, que sabían los albañiles. Se guardaban apilados mientras se secaban convenientemente y se vendían o utilizaban para uso propio.

En Terrer tenían varias aplicaciones, aunque la más importante era la de soportar los tejados de nuestras casas. Casi todas las de aquella época y anteriores tienen cañizos soportando los tejados. Los nuevos materiales de construcción y los nuevos sistemas de cubiertas de edificios han dejado en el olvido este oficio.

En mi casa, además de soportar el tejado, mi madre los usaba para que se “oreasen” en el granero alguno de los productos del cerdo (fardeles, bolas, morcillas, etc.) o las manzanas y otras cosas. ( Por cierto, ahora que escribo esto, hace tanto tiempo que no como fardeles, que casi se me ha olvidado hasta su sabor. ¡Qué pena!).

Ya no se hacen cañizos en Terrer.

Los fardeles y la morcilla de hígado, ¡que ricos!. También se colocaban en cañizos los restos de los racimos de uvas, que se colgaban en varas alineadas en los graneros y que se mezclaban con las de chorizos, güeñas y morcillas que también se secaban.
En fin viejos y agradables recuerdos.
Por cierto, a esas uvas que se cogian un poco antes de la vendimia y que en todas las viñas habia unas cepas especiales para estos fines, se las llamaba de "alzar"?

No sabía lo de las uvas de alzar. Muchas gracias por el recuerdo. Sí que recuerdo, al menos, el nombre de güeñas; pero no sé a qué sabían.
Es verdad lo de los viejos y agradables recuerdos.

Muy agradecido, como siempre, a tu erudición. Y, en lo concerniente a Magritas y el Bar La Unión, totalmente de acuerdo.

Buenos recuerdos del bar La Unión y Magritas un tipo singular, conocidisimo en toda la comarca, gran aficionado a los toros.
Voy a insistir en lo de las "uvas de alzar", supongo se decia así, dado que esas uvas se alzaban hasta colocarlas en las cañas ó varas colgadas del techo del granero de dos cuerdas una en cada extremo de la caña, para su mejor conservación, se ataban por los rabos dos racimos y se colocaba uno a cada lado de la vara. Habia un procedimiento para mejor conservación y era atar los racimos invertidos de tal manera que los racimos se abren y apenas se tocan los granos, con lo cual si un grano se pudre no contamina al vecino.
Y ya por fin diré que las uvas mas habituales de alzar por ser las que mas duraban, eran la granacha blanca y la garnacha roya, denominación esta última que solo he oido en nuestra zona, por supueto si alguien tenia moscatel en su viña era la prioritaria.
Me encata seguir con los buenos y agradables recuerdos.
Saludos

Muchas gracias por la información que facilitas sobre la uva de alzar. Yo desconocía estas apreciaciones. Nosotros, en mi casa, no éramos agricultores.
Un saludo.

Solo por aportar un dato a tu buena exposicion-

Las variedad de uva mas propias para alzar o colgar eran precisamente las de colgadero, uvas de no excesivo tamaño, granos ovalados mayores que los de las garnachas y mucho mas sueltos (lo que facilitaba su extraccion a la hora de comerlos, además de su conservación) y con no mucha azucar, de las variedades que entonces se cultivaban eran sin duda las que mas duraban.

Y...aprovechando que el Jalón pasa por Terrer, invito al "Contador de Cuentos" a que nos relate, siguiendo con el tema de los oficios, el de "vinificador", osea convertir las uvas en vino, en todo el proceso desde la viña hasta las bodegas particulares, que en lo que conocimos hasta que se creó la Cooperativa de Ateca, debió diferir muy poco de como lo hacían los celtíberos, historia que también conoce.
Yo por lo menos se lo agradecería.
jotam

Creo que deliberadamente no quieres poner los nombres de las persons que practicaban los oficios que relatas, seguramente en aras a la discrección y elegancia que te caracteriza, sin embargo el nombrarlos podría ser una especie de "homenaje" o reconocimiento a personas que al fin y al cabo hicieron la vida más fácil a los de su tiempo y el trabajo de cualquiera de esos artesanos tan digno como el que mas.
Es solo una sugerencia.
Otra vez gracias por lo que nos ilustras y por como lo haces.
jotam

A mi me gustaba mucho la uva que llamábamos "cojón de gato", era roja, de granos sueltos, parecida a la de moscatel.
Ahora me comía un racimico.Madre que güenaaaaaaaaaaa.
Saludos.

LA PARADA.-

Cuando se quería “cubrir” a una yegua o a una burra, se la llevaba a la “parada”, donde estaba el caballo o el burro semental. El caballo semental en aquellos tiempos se llamaba “Recela”.

Los chicos, especialmente, acudíamos a escondidas a presenciar el acto. El descubrimiento de este hecho, al principio, impactaba mucho, aunque, poco a poco, lo tomábamos como un acto normal, dentro de la habitualidad de la vida en el pueblo. Nadie se escandalizaba.

Allí se encontraba el mamporrero. Se daba por sentado que debía de ser un hombre.

La definición de la Real Academia de la Lengua es la siguiente: “Mamporrero”, (de mamporro). “Hombre que dirige el miembro del caballo en el acto de la generación”.
Aunque ésta es la definición de la Academia, lo que realmente hace el mamporrero es vigilar el coito entre caballos o burros y yeguas o burras, generalmente. Cuando el macho falla en la dirección que debe de ir, el mamporrero le toma el “miembro” y se lo introduce a la hembra, para que ésta quede bien “cubierta”.

Yo no recuerdo ahora quién hacía este oficio; si era siempre el mismo o si cada propietario era quien lo hacía cuando le tocaba a su yegua/burra; si usaba o no guantes, etc.; pero sí que recuerdo haberlo presenciado en numerosas ocasiones.

Se trataba de obtener los mejores animales posibles para las labores agrarias en aquella época. Era una actividad económica de primer nivel. Aunque ahora, al recordarlo, produce una cierta sonrisa.

Los tractores y las máquinas han hecho desaparecer el oficio en Terrer.

Amigo Cuenta Cuentos: Te imagino pensando casi constantemente en Terrer, para escudriñar en tus recuerdos y aflorarlos y contarlos. Se te agradece, de la parada ni me acordaba, pero sin embargo sí que la viví de cerca, y empecé a conocerla en Calatayud, en la carretera de Soria, por donde en las ferias se ubicaba el ferial, ya la habia adquirido la familia Rubio, que posteriormente la trajo a Terrer con menos sementales, supongo que empezarian a aparecer los tractores y babria menos demada, estaba ubicada en la carretera en lo que actalmente es la casa de la viuda de Angel Rubio en una edificación que hay a la derecha del corral entrando por la carretera, era la entrada de la parada y era la puerta por la que miraban los chicos a través de las posibles rendijas.
Quiero aclararte que el Recela no era el nombre genérico del semental, era un caballo concreto de capa negra de no demasiada alzada de muy buen porte, con cierta doma, que durante bastantes años era con el que se pedian las llaves en los toros de Calatayud y que lo motaron para este menester los dos hermanos Rubio, Pepe y Miguel, fué el último animal que quedó y ya no ejerció funciones de semental. Se le llamaba recela porque era el semental de la parada que se utilizaba para enfrentarlo a las yeguas que iban a ser cubiertas por un burro garañon y predisponerlas al acto de la cubrición, también se utilizaba para cubrir burras.
El mamporrero que yo conocí, de nombre Jaime, era el que además de la función propia, sin guantes, se ocupaba del cuidado de los animales, alimentación, aseo, paseos, limpieza de establos etc., no era facil manejar a aquellos sementales, tanto caballos como burros, por cierto todos de gran alzada, a mi me impresinaban los burros, era tremendos, con esto quiero decir aclarando tu duda, que era simpre Jaime el que accedia a los boxes para la preparación del semental y su condución hasta la yegua, que previamente habian trabado para evitar que cocease, y que cuando habia de ser cubierta por un burro, lo primero se preparaba a este, después se sacaba al recela, se devolvia el recela al box, que no queria volver, y se sacaba al burro, todo esto con mucha rapided y sabiendo hacerlo, por tanto habia de ser un experto, no podia hacerlo cualquiera.
Por cierto yo creo que a Terrer ya no vinieron burros aunque no estoy seguro del todo.
Te agradezco que nos aflores los recuerdos, gracias y un abrazo.

Información magnífica y completa que te agradezco en lo que vale. Es mejor que la mía. Gracias.

Magnífica exposición de lo que era la parada, que te agradezco en lo que vale. Si no tienes inconveniente, te solicito permiso para usarla y mejorar mi escrito.
Muchas gracias.

NOTA: He escrito una contestación parecida a ésta; pero como lo he hecho desde otro ordenador, parece que no queda reflejado en el foro. Escribo ésto por si aparece duplicado por algún sitio.

Un saludo.

No hace falta ni pedirlo, tienes mi consentimiento y mi afecto.
Abrazos

Maravillosos vuestros relatos. Enhorabuena de verdad.
os recuerdo de el oficio de "esquilador".
contarlo como lo sabeis hacer vosotros.

Por cierto en el programa "España Directo" facilitaron una noticia (perdón pero no recuerdo el pueblo) han editado un libro con los apodos y la procedencia de esos apodos (sólo de algunos, no de todos). yo pensé con el
material tan valioso que tenemos en este foro gracias a personas como vosotros/as.
saludos. Laula

Ya lo tengo escrito, Laula.En las próximas semanas lo envío.
Un saludo.

Todo muy interesante

Agradezco el recuerdo de las uvas de "colgadero" y de "co.. de gato" las tenia totalmente en el olvido, tal vez porque las que yo mas conocia y en casa mas se guardaban eran las garnachas, pero agradezco la mención y me asalta una duda, no serán la misma?, y otra cosa creo recordar alguna parra en el pueblo con ese tipo de uvas, puede ser?, alguien se acuerda?.
Que sigan los recuerdos y saludos

He puesto "co..de gato" dado que con la palabra entera no me permitia enviar el comentario.

EL ESQUILADOR.-

Creo que su nombre era el de tío Severo, el tío Severo el esquilador. Le recuerdo perfectamente, vestido con una blusa negra, en cuyos enormes bolsillos llevaba alguno de los instrumentos para realizar su oficio.

Y tenía bastante trabajo, sobre todo de cara al verano.

En esas fechas se producía el esquilado de las ovejas, de las mulas y machos, de los caballos y yeguas y de los burros/as.

El esquilador de Terrer, sobre todo el de las caballerías, era un verdadero artista. Usaba la máquina de esquilar ( manual, por supuesto, que ahora son eléctricas) y las tijeras con una destreza especial. Además de cortar adecuadamente el pelo de las mismas ( por una parte más que por otras), les hacía unos adornos que distinguían de lejos a los animales. Por la forma de ir esquilados, se sabía de quién eran.

Los que esquilaban las ovejas no eran tan finos. Las dejaban peladas y en paz. Las pobres salían del trance balando asustadas. Hasta daba pena el verlas como desnudas.

El oficio ha venido muy a menos por la práctica desaparición en Terrer del ganado caballar y del fuerte declive del lanar.

Tengo un amigo en Calatayud que todavía mantiene una fábrica de máquinas de esquilar. Y tiene un gran éxito, sobre todo financiero: se ha quedado como uno de los pocos que las hacen en todo el país y el que quiere máquinas ha de pagarlas al contado o con un aval bancario. En estos tiempos, un lujo.

Estoy seguro que todas las caballerías de Terrer echan de menos al tío Severo. Un recuerdo para él en estas líneas.

Si no recuerdo mal, el tío Severo era también "capador", capaba a los tocinicos.
Un saludo.

Te agradezco mucho la información porque tengo listo el oficio de capador y no sabía quién lo hacía. Yo, incluso, pensaba que era el propio veterinario; pero me extrañaba un poco que D. Pablo . . . .
Cuando lo publique ya le pondré el nombre adecuado, mencionando tu nombre, si no te importa.
Gracias y un saludo,

Estimado contador de cuentos: Me viene a la memoria ahora que es el tiempo de la matancia, el oficio o trabajo de "la mondonguera".
oficio o trabajo que desempeñaba en Terrer la señora Maria.
Aun la recuerdo con su delantal impecablemente blanco apostada junto a la cabeza del cerdo para recoger la sangre del cerdo.
Un saludo.

No tenía censado este oficio. Voy a ver lo que puedo escribir dentro de mi ignorancia en el tema.
Muchas gracias por el detalle.

Si os sirve de referencia, tambien recuerdo el oficio de colchonero/a.
esos colchones de "pura lana ".

no recuerdo si habeis mencionaodo el de soguero, yo recuerdo de pequeña
que se mencionaba en casa (no se si era apodo u oficio).

Saludos Laula

Ambos oficios están en marcha y serán publicados a su tiempo.
Gracias, Laula. A este paso, te voy a nombrar mi ayudante ( es broma).
Un saludo.

Buenos recuerdos me trae Severo, esquilador y capador efectivamente, me estoy imaginando ahora, no de niño como lo ví, con un tocinico boca abajo, patas abiertas y Severo con la cuchilla en ristre, bien afilada, y el cochinillo dando alaridos y me entran unos escalofrios que no os podeis imaginar, y era lo mas normal del mundo.
Ahora voy con prisa, pero cuando tenga tiempo, con tu permiso, haré un comentario sobre el esquilador.
Saludos

¿Y el panadero? ¿Y el sillero? ¿Y el molinero? ¿Y el frutero?...Hay mucha tela que cortar. Casi todos esos oficios se han perdidos para siempre. Pertenecen a la España profunda.

Está claro que los oficios que mencionas están perdidos en su mayoría. Por eso pretendemos ( yo, al menos, lo pretendo)recuperar su recuerdo.
Respecto a lo de la España profunda, decir que sí, que éramos la España profunda; pero de ello estoy orgulloso. En ella me enseñaron unos principios que procuro mantener: el esfuerzo, la ética, el honor y otros más que, quizá, también se están perdiendo.
Un saludo,

de acuerdo Contador.

EL CAPADOR.-

Se trata de otro oficio de carácter eminentemente económico.

Capar o castrar, según conocen los lectores, es el mismo acto: esterilizar a un macho. Lo que ocurre es que, comúnmente, se utiliza la palabra castrar refiriéndose a una persona y capar, cuando se trata de un animal.

Pues bien, en el mundo rural el capar a los animales era, como he dicho al principio, una actividad puramente económica: el macho capado empleaba en distinto sentido la fuerza que, en otro caso, emplearía en engendrar.

En otras zonas, capaban a los toros para convertirlos en bueyes y aprovechar su fuerza. En nuestro pueblo no se usaban bueyes y era costumbre capar a los tocinos para que engordasen y proporcionasen más carne y más grasa. También se capaban los pollos para obtener “capones” que se comían en Navidad ( o se regalaban al médico, a los maestros, etc).

Referente a los tocinos, el caparlos bien era fundamental, ya que, en muchos casos, el tocino grande significaba alimento para el invierno, cuando no había cosechas. El hecho de que el tocino se muriese de una mala capada causaba grandes problemas. En consecuencia el capador necesariamente debía de ser muy experto por los fuertes riesgos que conllevaba el oficio. Según informa el amigo Gurrión, el capador era el tío Severo, que también era el esquilador. Era, al parecer, persona muy pluriempleada y experta.

El capar los pollos era más corriente. En mi casa lo hacía mi madre: les cortaba la cresta y les ponía encima un emplasto de no sé qué y ya está. Los apartaba del resto de los pollos y gallinas durante unos días para que no les picasen y los mantenía sólo con agua. En estos días estaban un poco mustios. Luego, al corral con todos. De vez en cuando se moría alguno; pero era una pérdida de menos importancia que el tocino.

¿Se mantiene todavía el oficio?.

Sí. Los mejores capones son los de Villalba, en Lugo y los de Cascajares, en Zamora.De más fama, los primeros. Por cierto, ¿a qué médico regalaban capones en Terrer? No me consta. Saludos, Rábade.

También se capaba a los potros y a los machos, y no tengo recuerdo de si lo hacia también Severo ó el veterinario, pero hacerse se hacia y era corriente.
Saludos

El capar a los potros (crías de caballo) es posible; pero lo que creo que no tiene sentido es capar a los machos (mulo, masculino de mula)ya que, según mi corto entender en estos temas, son estériles por un problema de su glándula seminal. Alguna mula ha sido fertil en muy contadas ocasiones, aunque su cría ha resultado muy debil. Lo que no he oido nunca es que un macho (mulo) pueda procrear.
Todo esto salvo mejor criterio.
Un saludo, amigo.

La operación de capar también tiene por objeto el disminuir la líbido del animal, es decir, el deseo sexual, con lo cual el animal es más tranquilo y puede trabajar mejor, sin soltarle mordiscos a la "parienta" y perseguirla para ñaca ñaca.

Pues logicamente al de Terrer

EL MATACHÍN.-

El Pedro era un hombre muy grande, al menos, así lo recuerdo. Tan grande que le decían el Pedrón (con todo respeto).

Cuando venía en puro invierno a matar al tocino iba armado con varios cuchillos enormes y un gancho, guardados en un recipiente estrecho y alargado, sujeto a un cinturón ancho, que le rodeaba la cintura. Daba impresión verlo; pero más, actuar.

Matar el tocino ha sido, en todas las sociedades rurales, motivo de alegría y un día de fiesta, cuando se hacía. Todo estaba revolucionado: los hombres, para sujetar, una mujer experta, para recoger la sangre y que no se coagulase y el matachín ( o matatocinos) para hacer su oficio ( no lo describo porque todos lo saben mejor que yo).

El matachín, además de su paga, tenía derecho a llevarse algo de la matanza. Eso sí, después de que D. Pablo, el veterinario, hubiera venido a por una muestra para analizar y que ésta hubiera salido bien.

Un recuerdo para el Pedro. Hoy ya no tendría sentido su oficio; pero entonces, sí. Y muy importante.

También tocaba el tambor en la procesión de Viernes Santo. Tenía una hija llamada Cristobalina, aquejada del síndrome de Down.

Lo de capar al mulo, como a los caballos cuando se dedican a labores del campo, es con el único fin de que sean mas tranquilos, dado que si estan enteros tanto unos como otros son mas dificiles de dominar y aunque los mulos como bien dices no pueden procrear si tienen intintos sexuales, espero haberte aclarado tus dudas.
Saludos

Muchas gracias, amigo.

EL SOGUERO.-

En la calle Real, cerca de donde vivía el tío Perico el ordinario, tenía el taller el Sr. Félix, el soguero.

Era el último que quedó en su oficio: hacía sogas para todas las faenas agrarias ( las famosas sogas acarreaderas, entre otras), cabos para todas las caballerías, cuerdas de todo tipo, etc. En todas las casas, sobre todo en las de los labradores, había numerosas sogas hábilmente dobladas en formas de ocho y colgadas en los sitios donde se guardaban los aperos.

Trabajaba el cáñamo con una rueda y su taller era muy largo, para que pudieran estirarse las sogas más largas.

Al final, cuando yo lo conocí, no trabajaba en exclusiva como soguero, ya que iba a la Azucarera y sólo hacía sogas en sus ratos libres.

Este oficio ya se ha perdido tanto en Terrer como en toda la comarca, donde era esencial dada su condición agraria. Era el último eslabón en el trabajo con esta maravillosa planta ( el cáñamo) que tanta prosperidad y fama dio a nuestro valle desde la época de los moros.

Ahora se usan otros materiales.

Aunque evidentemente el oficio de soguero ya se ha perdido, aún hoy podemos disfrutar, gastronómicamente, de alguna de sus consecuencias. Me refiero al congrio seco.

Una de las pocas cosas que está consiguiendo escapar de la dichosa globalización es la gastronomía localista, todo el mundo hace su esfuerzo en mantener, si no recuperar, platos que han sido tradicionales en sus dietas.

Dentro de nuestra gastronomía comarcal han tenido siempre cierta relevancia los platos derivados del congrio seco. Ya sea solo el propio congrio hecho a la plancha, escalfado con huevos o como apaño para patatas y principalmente garbanzos. Cuantos recordamos los garbanzos de ayuno que nos preparaban nuestras madres para Viernes Santos.

En el Mesón de la Dolores en Calatayud uno de sus platos insignias es precisamente los garbanzos con congrio.

Esta tradición gastronómica, muy poco extendida fuera de nuestra comarca, por no decir inexistente, proviene sin duda de la disposición de congrio que tuvieron nuestros antepasados desde que la importante industria soguera de Calatayud comenzó a “exportar” maromas para barcos a Galicia.

En principio los bilbilitanos empezaron a cobrar sus ventas en moneda de curso legal, pero cuando volvían a su tierra eran frecuentemente asaltados por cualquier lugar de la ancha Castilla que tenían que atravesar. Para evitar los robos empezaron a cobrar en especies, menos atractivas para los salteadores que el propio dinero. Esas especies fueron principalmente congrio.

Fueron por tanto ellos, los sogueros de Calatayud, y por lo motivos dichos los que introdujeron el famoso y sabroso congrio en nuestra comarca.

Cuando nos comamos un buen plato con congrio, el primer trago de vino lo deberíamos brindar a los sogueros

Congrio con garbanzos al estilo de Calatayud.

INGREDIENTES:


½ kilo de garbanzos secos

100 gramos de congrio seco

2 huevos

4 dientes de ajo

pan

perejil

laurel

piñones

agua

sal


PREPARACION:

Poner a remojo el día anterior los garbanzos y el congrio troceado. Cocer los garbanzos lentamente con el agua justa. Aparte cocer los huevos.
En una sartén freír los dientes de ajo hasta que estén muy hechos junto con los trozos de congrio reservados. Retirar el congrio y sobre este aceite freír 2 rebanadas de pan. Majar los ajos, el pan y un poco de perejil en el mortero y añadir frutos secos (preferiblemente piñones) y el huevo duro. Media hora antes de terminar los garbanzos, añadir lo anterior.

EL LANERO.-

En la época en la que los ganados de ovejas eran más grandes que en la actualidad y cuando no se habían inventado toda la gama de productos sintéticos, la lana era una de las riquezas que producían las ovejas, además de las actuales: leche y carne.

Cuando se esquilaban, la lana se recogía en grandes montones, se lavaba y se almacenaba, bien para su venta al por mayor, bien para su venta al detalle o el que tenía alguna oveja, para su uso particular.

Las personas mayores, entre ellas mi abuela, sabían hilar con el huso y la rueca y hacían una especie de hilo que, posteriormente, se usaba para hacer prendas de vestir.

Recuerdo de aquellos tiempos los jerseys que hacían las madres con lana de oveja. Tenían un color blanco y negro característico y los llevaban los pastores y sus hijos y bastantes agricultores. No los atravesaba el frío, no. Yo nunca llevé porque nosotros no teníamos ovejas; pero mi abuelo y alguno de mis tíos, seguro que los habrán llevado.

Otro de los usos que tenía la lana entonces era para hacer colchones. Prácticamente todas las casas de Terrer tenían colchones de lana en aquellos tiempos, hasta que, posteriormente, vinieron los sintéticos.

Cada año, el lanero iba a las casas y “hacía” los colchones. Consistía en deshacerlos primero, airear la lana, varearla, ahuecándola a base de fuertes varazos de una manera especial y, después de mantener la lana durante unas horas al aire y al sol, se volvía a “hacer” el colchón poniendo la lana de una forma especial de tal manera que el colchón quedaba de nuevo mullido.

Recuerdo al lanero (lamento no acordarme de su nombre) cuando venía a mi casa a “hacer” los colchones.

Ya no tendría trabajo hoy. Una pena.

¿Se decía lanero o colchonero?

Al Atlético de Madrid, además del citado 'rojiblanco' hay otras formas de citarlo. Siguiendo con el color de la camiseta, la primera es la de 'colchonero'. Antigüamente, durante la postguerra civil los colchones estaban recubiertos por una tela con franjas rojas y blancas, de ahí que sus rivales comenzaran a denominarles 'colchoneros'. Su repetición terminó calando hasta el punto de que hoy en día es habitual que los periodistas lo utilicen para no redundar. Es algo que no molesta a los seguidores rojiblancos. Es más, es una seña de identidad.

Tradicionalmente el oficio de colchonero era ambulante. Se trabajaba en las casas particulares que solicitaban el servicio.

Para el colchón de una cama de matrimonio, hacían falta 18 kilos de lana, 14 para uno de plaza y media, y 12 para el de una plaza.
Decían que la lana debía trasquilarse en luna llena para evitar el apolillamiento, y limpiarse en la misma fase lunar, con agua tibia y ceniza de cáscaras de almendras.

Cuando el colchón era nuevo y de lana limpia, bastaba con golpearlo con una vara de acebuche, hasta dejarlo mullido. Los colchones viejos, se mullían cada dos años, había que vaciarlos y batir la lana para reblandecerla al máximo.

Ésta se colocaba después sobre la tela, que se doblaba por uno de sus extremos, como si fuese un libro, y se sujetaba con agujas.
Con la lana bien repartida y compuesta es su interior, se cosía la tela alrededor, entonces con una aguja larga, se pasaban las cintas por los ojetes y se ataban. Para terminar se cosían las esquinas y los bordes, lo que se llamaba “dejarlo a la inglesa”.

Más tarde los colchoneros instalaron sus propios talleres, dotados de maquinaria que aunque rudimentaria les facilitaba el trabajo.
Saludos, R.

Otros oficios casi perdidos:
trapero, pelaire, farolero, estañador y paragüero, afilador, caracolero, chatarrero, cestero.
Saludos, R.

Magnífica descripción del oficio, que te agradezco.
Un saludo,

A tu disposición. Saludos, R.

EL SILLERO.-

En Terrer, en todas las casas, había sillas de anea, las de diario. Para el comedor, eran todas de madera o chapa y sólo se usaban en las fiestas o cuando se llenaba la casa.

Lo normal es que fueran de anea. Las había de todas las medidas: altas, para los mayores; bajas, para muy diversos usos y para los más pequeños y muy pequeñas, para los niños.

Las que se usaban más comúnmente eran las sillas bajas, que tenían numerosas funciones: además de servir para asiento de los pequeños, servían para que las mujeres de todas las edades se sentasen a la sombra, en verano, o al sol, en invierno, por las tardes a hacer labores al aire libre y en corro, donde las mayores enseñaban a las más pequeñas cómo se hacían las cosas. También las usaban para coser en casa mientras miraban a través de los miradores o ventanas de las casas, hábilmente camufladas detrás de cortinas, persianas, etc. Recuerdo ahora los cilindros donde se hacía encaje de bolillos, que debía de ser algo dificilísimo. También recuerdo a mi madre y a sus amigas hacer ganchillo mientras escuchaban en las primeras radios las novelas de entonces: Ama Rosa, creo que era una de ellas .

Otra de las funciones importantes de las sillas bajas era la de servir de asiento en los títeres, de la Plaza de la Señoría, o del cine mudo en la de Bajo el Olmo, y otras varias .

Puede decirse que la silla baja era uno de los muebles más usados en las familias de Terrer.

Y las hacía el sillero, el padre de Paco, mi amigo.

También creo que se habría quedado sin clientes.

El cilindro que dices para hacer encaje se llamaba y se seguirá lla
do "mundillo". No he tenido tiempo de mirarlo en el diccionario, pero casi seguro que es una palabra aragonesa.

En efecto, en su tercera acepción,mundillo equivale a "almohadilla cilíndrica de seis a siete decímetros de largo y unos dos de diámetro, que usan las mujeres para hacer encaje.Saludos cordiales. R.

EL HERRERO.-

Al referirme a este oficio, siempre me viene a la memoria la fragua.

La fragua estaba en la calle Goya, creo que ( más o menos) donde ahora tiene su casa el Romerico. Era un lugar bastante oscuro donde había un horno de leña y carbón con fuego muy fuerte. El fuego era avivado por un fuelle grande. Para accionar el fuelle estaba un ayudante, aunque, a veces, del fuelle pendía una cuerda que, sujetada al pie, era movida por el propio herrero.

El herrero metía los lingotes de hierro en el horno hasta que estaban “rusientes”. En ese momento, lo sacaba y lo trasladaba al yunque, que era una pieza de hierro soportada en un tronco de madera grande.

Una vez en el yunque, el herrero, a martillazos, iba moldeando el hierro según lo que quisiera construir: herraduras para las caballerías, rejones para los arados o vertederas, rejas para los balcones o ventanas de las casas, y demás utensilios que le eran demandados.

A la fragua se acercaban los labradores a herrar a las caballerías. Casi siempre había gente alrededor, viendo cómo se hacía y realizando comentarios. De aquella fragua me acuerdo. Y además, recuerdo al herrero y a sus ayudantes siempre tiznados.

Posteriormente, el herrero se instaló en otro sitio.

Y, en la actualidad, creo que el oficio ha desaparecido de Terrer.

Querido Cuenta Cuentos, la herreria que yo mas recuerdo es la situada en el barranco, cerca de la taberna de Juanico el tuerto y los herreros eran los Morlanes, padre e hijo, el hijo Antonio, que despues hizo muchas mas cosas de las propias de un herrero de pueblo, tenia unas buenas manos e ideas, cuando se acabaron las caballerias para herrar llegó ha hacer aperos para los tractores, es decir maquinaria, y estableció su taller pegado a la casa donde vivia en la carretera, casa conocida como de los Bernalicos, apodo derivado del apellido Bernal ya que casó con Mercedes descendiente de esa familia, incluso recuerdo que tambien arreglaba bicicletas, y recuerdo que en los últimos tiempos iban los chavales a hinchar las ruedas.
Pero antes de los Morlanes hubo otro herrero era el Sr. Bercebal, padre del que fué militar de alta graduación y de sus hermanas Maria y Encarna.
Recuerdo los ratos de herrar por las mañanas temprano y el trabado que habia que hacer a algunas caballerias por su mal genio, aparte de sujetarlas por el morro con un artilugio que consistia en dos palos sujetos por un extremo en el que se metia el morro inferior del animal arisco entre los dos palos y se apretaban por el otro extremo de tal manera que al final se conseguia la quietud necesaria para herrar.
Saludos

Muchas gracias por los recuerdos. Yo creo ( porque mis recuerdos son muy nebulosos) que la fragua a la que me refiero era la del Sr. Bercebal, cuyo nombre no recordaba.
Ahora que lo cuentas tú, si me acuerdo de los Morlanes, tanto en el barranco como ya, bastante más tarde, en la carretera.
Un saludo y gracias de nuevo.

EL GUARNICIONERO.-

El Sr. Ezequiel, el guarnicionero, tenía su pequeño taller en la calle Real, cerca del Sr. Félix el soguero y del tío Perico el ordinario, al que se subía mediante un par de escaleras. Recuerdo su figura lejanamente. Tenía un hijo que se llama Pablo ( de mi generación).

El guarnicionero trabajaba con el cuero y hacía o arreglaba todos los aperos que se usaban para el trabajo del campo con las caballerías: las albardas, los albardones, los collerones, los enganches de los animales a los carros y todo lo demás . Incluso hacía elementos de la vida cotidiana de las personas, como cinturones, carteras para el colegio ( yo tenía una que luego llevó mi hermano. Seguro que está por casa), etc.

De pequeño, recuerdo que nos arreglaba el único balón de badana que teníamos el grupo de mis amigos para jugar al fútbol. Y nos hacía y arreglaba los tiradores (tirachinas), con un soporte de cuero para mantener las piedras de tirar.

Me da la sensación, ahora, que debió de ser un señor con infinita paciencia.

Cuando los amigos íbamos a buscar a Pablo, no pasábamos por la guarnicionería, sino que lo llamábamos a voces desde el patio de su casa, que estaba al lado. No sé por qué, pero el Sr. Ezequiel nos causaba un gran respeto, con su hablar bajo, lento y pausado, en contraste con los gritos que habitualmente utilizábamos los chicos para comunicarnos.

Pablo Calvo se marchó a un Banco a Barcelona. Un recuerdo para él.

Yo tambien tuve una estupenda cartera de cuero, adaptada para mochila, hecha por el Sr. Ezequiel el guardicionero, estoy de acuerdo en su paciencia y hablar pausado, y me acuerdo de sus manos trabajando el cuero, con que facilidad pasaba las agujas acompañadas del correspondiente hilo, previamente untado con cera para su mejor deslizamiento.
Y como no, el recuerdo de Pablo Calvo, "Pablito" le deciamos por aquello del actor infantil protagonista de "Marcelino pan y vino", gran tipo y con un gran sentido del humor, no podria asegurarlo pero creo que vive en Calatayud, del que tengo menos recuerdo es del hermano mayor, no me acuerdo ni de su nombre.
Saludos y buenos recuerdos

Es verdad, ¡qué buenos recuerdos! Sólo tiene la pega de que es señal inequívoca de que nos estamos haciendo viejos, bueno, mayores. No obstante, mejor llegar que no hacerlo.
Un saludo, amigo.

EL MOLINERO.-

La acequia del Molino, la que hicieron los árabes, se desvía a la derecha, al llegar a la Iglesia, para caer por el pequeño salto de agua del antiguo molino.

En el molino había unas piedras redondas muy grandes, con un agujero en medio. Este hueco era traspasado por una viga de madera colocada en sentido vertical. La viga de madera se engranaba, a su vez, en un sistema de palas que, al ser impulsadas por el agua que caía en desnivel, hacía que la piedras redondas ( las muelas) girasen y moliesen los granos de cereal que se introducían en medio de las mismas. Y se obtenía la harina.

El Sr. Germán era el molinero.

El molino fue una de las primeras industrias que existió en Terrer y su funcionamiento era esencial en la vida económica del pueblo hasta la primera mitad del siglo XX. El molinero se quedaba con una parte de la molienda como precio de su servicio. Esto era la maquila.

Recuerdo al Sr. Germán muy en lontananza. Yo iba bastante a su casa en la calle real porque era amigo de su hijo. (Paquito: donde estés, un recuerdo de amigos).

Con el tiempo, cuando se abrió definitivamente la nueva calle que pasa por el antiguo molino, detrás de la Iglesia, me enteré que el molino era propiedad de unos señores de Calatayud. Me quedé entristecido, aunque es de agradecer que donasen los terrenos al pueblo, a cambio de figurar con sus nombres en el rótulo de la calle.

¿Qué nombre era el de los señores de Calatayud?
Por cierto, Contador, Paco, amigo mío,que había sido en su juventud un gran jugador de baloncesto, falleció hace algunos años. Era una gran persona.Saludos.

Amiga Rábade: Paco era muy amigo mío desde niños. Cuando ambos fuimos por caminos diversos, coincidíamos a menudo y siempre mantuvimos una muy buena relación. Puedo constatar que era un buen baloncestista. Y también sabía que falleció hace unos años. Muchas gracias por los recuerdos.
En relación con los dueños del molino, sé que son de Calatayud porque varias veces he cenado con ellos ya que, a menudo, han venido con el grupo con el que yo me relaciono cuando voy a Calatayud. El nombre lo puedes leer en el rótulo de la calle. Ahora mismo no me acuerdo; pero me lo apuntaré cuando vaya la próxima vez. ¡Mala memoria, se llama!
Un saludo,

Gracias, Contador de Cuentos. Un abrazo, Rábade.

Empezaré diciendo que al Sr. German los actualmente vivos en Terrer seguro que lo recuerdan mas como panadero, que como molinero, al menos a mi me pasa, cuando mencionas que ibas a buscar a Paco era el hijo del panadero entonces.
Tambien diré que en el lugar del molino creo que en tiempos hubo un salto de agua que llegó a producir energia electrica para la iluminación del pueblo y creo que ahí es donde aparecen los propietarios de Calatayud,no soy capaz de acordarme del nombre y lo sé, cuando lo recuerde lo diré.
Y no puedo dejar de recordar a mi amigo Paco y decir que efectivamente se le daba bién el baloncesto, empezó a practicarlo en el colegio de los Agustinos en Zaragoza, donde estuvo interno y formó parte del equipo de dicho colegio, era un colegio en los años 50 y 60 especialista en ese deporte y fueron campeones regionales y no se si nacionales en campeonatos escolares, creo que despues formó parte de algún equipo mas importante, era amigo del actual médico de la federación española de futbol de las categorias inferiores, Dr. Guillen, que fué practicante del baloncesto a alto nivel.
Seguimos con los recuerdos, saludos

Cierto lo que dices, amigo, aunque también lo es lo que decía yo. La familia de Paco, que, por supuesto, tenían una panadería, de la que hablaré próximamente, también eran conocidos como los molineros.
Y ahora que hablamos de ellos, recuerdo a Pili, Pili Germán, mujer de gran estilo, que traía un aire de modernidad cuando, de vez en cuando, venía a Terrer. Un recuerdo para ella.
Saludos,

Amigo Contador, no queria yo corregirte en nada de lo que decias con respecto al molinero y en concreto al Sr. German, es más se le conoció toda su vida mas por molinero que por panadero.
Y otra cosa quiero corregirme cuando digo "todos los vivos en Terrer lo conocen mas por panadero" me quiero referir a los de alredor de setenta años, los que tengan sobre los ochenta si que seguramente lo conocieron como molinero, a él y a su familia, dado que eran y fueron los molineros siempre.
Y por supuesto un recuerdo para Pili, muy afectuoso, y estoy de acuerdo en el estilo, modernidad y ademas simpatia.
Saludos

LOS PANADEROS.-

Uno de los recuerdos que guardo en mi memoria desde los tiempos de mi niñez es el olor a pan recién hecho.

Cuando salía de mi casa camino de la escuela y pasaba por la panadería de la calle real, la de la Sra. María, siempre me paraba en la puerta. Olía a pan recién hecho: un olor especial, entrañable. A veces la Sra. María me veía por los cristales empañados y me daba un “corrusquillo”. Yo me iba tan contento comiéndomelo por el camino.

También salía un olor parecido; pero distinto, de la otra panadería. Allí entraba cuando bajaba a Calatayud. El coche de línea paraba enfrente y había que sacar el billete en la panadería y nos los vendía el propio panadero.

En mi casa consumíamos habitualmente una forma de pan que le llamaban “medios”, no sé por qué. Se trataba de panes casi redondos, con un adorno encima. Y para las meriendas, mi madre me hacía unas rebanadas grandes en las que echaba vino, o aceite, o manteca, o nata de la leche, con azúcar, mucha azúcar.

Luego, cuando mis padres se hicieron mayores, consumían más barras. No sabría decir por qué.

Mis abuelos eran agricultores y en su casa se amasaba pan cada cierto tiempo. Lo hacia mi abuela y mi madre iba a su casa a ayudarle. Era un pan grande, consistente y aguantaba bastante tiempo envuelto en unos paños. Mi abuelo lo cortaba con la navaja, para merendar, junto con el tocino, el abadejo, las olivas negras o lo que hubiera.

Lo amasaban en una artesa y lo llevaban al horno de la Sra. María en una bandeja grande, la panera, que, a veces, llevaba mi madre o mi abuela apoyada en la cabeza.

En mi casa no se amasaba: lo comprábamos hecho ya.

A veces, en las ciudades donde he vivido, he olido en las panaderías algo parecido al pan tierno; pero ese olor nunca ha podido compararse al que salía del horno de la Sra. María en los años de mi niñez. Este, no tiene parangón.

De vez en cuando, mi madre hacía pastas: de nata, de anís, galletas de rayas, etc., que eran la perdición de mi hermano pequeño. Siempre iba él a recogerlas al horno.

Hasta cabezas de cordero se asaban ( medias cabezas era lo habitual), con patatas. A mí no me gustaban; pero eran un manjar para los entendidos.

Toda una historia, el antiguo horno.

Amigo Contador falta por mencionar una tercer horno, que así se les llamaba, mas que panaderias y era el de Julio Gil, padre de Eustaquio quien regentó el restaurante Pelegrin, desde su inauguracion hasta que se llamó Casablanca, dicha panaderia estaba ubicada en la calle San Juan, no se ahora como se llama, en la casa donde vive Jesús Andres, que no tiene que ver nada con la de entonces, dado que se derribó y se construyó la actual, el edificio es el que está entre la casa de Manolo Cantarero que fué taberna y el actual bar Carlos.
Lo estoy viendo ahora mismo, entrando a la izquierda habia un pequeño mostrador, al fondo el horno propiamente dicho y a la derecha el lugar done se amasaba en una gran artesa.
Por cierto creo que habia un procedimiento para no tener que amasar el pan en casa y era llevar la harina al horno y el panadero te daba un numero determinado de panes por cada saca de harina, reservandose unos kilos por el trabajo y gastos de horno.
Mas recuerdos, saludos

Tienes toda la razón. Se me había olvidado y mira que lo siento porque yo siempre he tenido una muy buena relación con Eustaquio. En fín, ya lo has hecho tú por mí.
Muchas gracias.

Creo que la tahona donde se expendían los billetes pera el autobús de la Empresa Oliván era la de don Clemente Callejero. Saludos.

Crees y crees bién Rabade, ya espedia los billetes para una empresa anteror de la que Jeús era el conductor y propietrario, la Olivan efectivamente, en esa época anterior, cuando el autobús tenia motor alargado y el conductor era el Sr. Guillermo, padre de Guillermito, compañero de escuela, que en la actualidad será un señor de alrededor de setenta años, bién pues como digo en esa época el Sr. callejero ya expedia los billetes e incluso viajaba en el autobus para cobrar también a la vuelta desde Calatayud.
Por cierto creo que continuó uno de sus yernos con la panaderia y no hace mucho ha fallecido una de sus hijas.
Saludos

Respuesta a no registrado 6941817:
En primer lugar, te diré que después de pensarlo detenidamente don Clemente se apellidaba Muñoz Callejero, era muy delgado y fumaba cigarros farias.Un pariente suyo, de Calatayud, llegó a estar relacionado con el mundillo de la tauromaquia. Para él trabajaba Pepito Utrilla,excelente amigo. Creo recordar que una de las hijas de don Clemente se casó con don Jesús Torrubias. La otra, cuyo nombre no recuerdo ahora,¿puede ser Carmina? se casó con un muchacho que había trabajado en unos montajes en la Azucarera, y que siguió con el negocio de su suegro. Creo recordar que era de origen portugués. Por cierto,habéis nombrado los hornos de pan de aquellos tiempos. Falta uno. Era el negocio de dos hermanos que se establecieron en Terrer y que fabricaron los famosos bizcochos de Calatayud (también unos magníficos polvorones) marca "Pili".Los llegué a tomar hasta en los "Espumosos" del Paseo de la Independencia,¡que ya ha llovido!Saludos cordiales.

Amiga Rábade:

En relación con la fábrica de bizcochos PILI, no lo he mencionado porque yo ya no estaba en el pueblo cuando se instalaron los Mallén. Los recuerdo perfectamente porque, cada vez que iba a casa, mi madre me daba un par de cajas de bizcochos riquísimos. Y siempre que he vuelto después los hemos comprado tanto yo como, sobre todo, mis hijas hasta que desapareció la casa.
Un saludo,

Los Mallén antes de instalarse en la calle Nueva, estuvieron en la calle Calvo Sotelo, donde vive Jesús Andrés(Teodoro). Pili, creo recordar que, tenía una libreta donde apuntaba las barras que iba dando a la gente. Los bizcochos "Pili" fueron famosos. Cada vez que iba al pueblo los compraba, e incluso gente de Zaragoza que trabajaba en Calatayud subían de propio a comprarlos. Yo me encargué de hacerles buena propaganda.Ahora también les hago buena propaganda al vermút de bodegas Valdepablo.
Gurrión.

Efectivemente los Mallen se instalaron en el local de Julio Gil, no se si porque Julio se jubiló ó porque lo dejó, y posteriormente le compraron la casa de la calle entonces Nueva y actualmente Tomas Escolano, donde instalaron la panaderia y la fabrica de bizcochos a quien la construyó de nombre Carmelo, con un hijo del mismo nombre y de edad actualmente aproximada de entre sesenta y cinco y setenta años que no recuerdo su apellido, se dedicaba a la fruta y creo que emigraron a Barcelona.
Y por cierto los bizcochos "Pili" se podian degustar en la cadena de cafeterias "Manila" de Madrid, actualmente desaparecidas.
Saludos

EL TIRADOR DE COHETES.-

El tío Felipe debía de tener un sentido especial para detectar cuándo una tormenta traía granizo. En ese momento, subía a Santa Cruz y, desde una caseta cerca del Corazón de Jesús, comenzaba a tirar unos cohetes enormes dirigidos al corazón de la tormenta y conseguía que los granizos se volviesen agua y no hiciesen daño a las cosechas.

Justo cuando oíamos el estallido del primer cohete, los niños sabíamos que teníamos que meternos corriendo en casa y las mujeres tenían que poner una lamparilla y rezar a Santa Bárbara.

La verdad es que impresionaban mucho tanto los silbidos de los cohetes cuando los disparaba, como el estallido cuando rompían contra la nube. Casi tanto o más que los truenos o los relámpagos.

Cuando llovía y no granizaba, el tío Felipe era considerado un héroe.

Como las tormentas son muy listas y muy malas, según afirmaciones de mi abuela ( que yo tenía por algo absolutamente cierto), se defendían lanzando truenos, rayos y centellas y, a veces, el tío Felipe no podía con ellas del todo , a pesar de los cohetes. Y caía granizo.

Entonces no había más remedio que acudir a Santa Bárbara. O a ritos más ancestrales: cuando caían los primeros granizos, mi abuela me sacaba a la calle y me metía entre la camisa y la espalda unos granizos mientras yo no hacía más que protestar y mi abuela, recitar unos ensalmos que me gustaría recordar.

No sé qué remedio era más eficaz; pero ninguno era desechado.

Siempre recordaré al tío Felipe tirando cohetes desde Santa Cruz. Un recuerdo cariñoso para él.

Contador de Cuentos: he estado pensando en los "ensalmos" que recitaba tu abuela mientras te metia granizo por la camisa. Tal vez fueran éstos:

-"Santa Barbara bendita,
que en el cielo estas escrita,
con papel y agua bendita,
Jesucristo esta enclavado
en el arbol de la cruz,
paternóster y amen-Jesús".

Si no son, lo siento. Son los únicos "ensalmos" que se me ocurren para estas "emergencias", en las que prima el temor a un posible desastre en los árboles frutales. Saludos, Rábade.

Gracias, Rábade. No se trataba de nada relacionado con Santa Bárbara. Bueno, tampoco pasa nada: he estado muchos años sin recordarlo y puedo estar bastantes más.
Gracias de nuevo y un abrazo,

el nombre de la familia de Calatayud dueños del molino era Rubio.

Yo recuerdo otra faceta del Sr German "El Molinero", era la de violinista. Lo vi en contadas ocasiones en alguna ronda. Creo que lo hacía cuando se "animaba" y aquí la palabra creo que debe tener un doble sentido. Seguro que era la primera vez que yo veía/oía un violin y siempre he guardado ese bonito recuerdo.

Por entonces quien llevaba la "voz cantante" como jotera era Resuren, hija del tío Agustin "El Guarrica", como instrumentistas, además del Sr. German supongo que no estarían lejos Antonio "El Paracuellano", Pepito Rubio, de esos me acuerdo-

Sirva como un pequeño apunte a la pequeña historia de nuestro Pueblo, así como un también pequeño homenaje a los actores, aunque seguro que se merecerían mas.

Puede ser un buen tema para recordar,el de las rondas, joteros, instrumentidstas, etc. así que, yo al menos, agradecería cualquier información sobre esos hechos.

Un paso o dos hacia atrás nos encontraríamos con los gaiteros, que haberlos los hubo. Quiero recordar que uno de los últimos fue el padre de la tía María "La Niña", se completaría un buen "cuadro artístico"
Saludos jotam

Muy oportunas tus aportaciones, Jotam. De todas las actividades que mencionas, recuerdo, así como en un sueño, al Sr. Germán tocando el violín en una misa mayor de alguna festividad muy importante; pero no lo quise poner cuando hablé de él porque mis recuerdos podían ser sueños en vez de realidades. Pero parece que sí, que era violinista, según afirmas.
A Resuren la conozco, así como a toda su familia: el más cercano, Manolo, el marido de Carmen.
Yo creo que es bueno manifestar estos recuerdos para que no se pierdan. No pretendo otra cosa con mis escritos.
Muchas gracias por tu escrito, Jotam.

Buenos recuerdos los del violin del Sr. German, efectivamente creo que se sumó a las rondallas en contadas ocasiones, pero si solia tocarlo en su casa y creo que para ser autodidacta lo hacia muy bien.
En cuanto a los que le acompañaran, puede que el Paracuellano y Pepito Rubio ya salieran en la rondalla de entonces pero jóvenes, sin embargo, si estarian "el Sierrica" y Segundo, el padre de Enrique el de la tienda y también Angel Lavilla el del baile.
En cuanto a Resuren igual era demasiado joven, pero su hermano mayor,no recuerdo su nombre, el que se fué a Barcelona a trabajar creo que a la SEAT y jubilado volvió a Terrer y vivió en las casas de la Azucarera hasta su muerte, también era un buen jotero con estilo y entusiasmo, y en la epoca del violin todavia estaba en TERRER, por tanto cantaria en aquellas rondas.
Y hablando de músicos quiero hacerle mi pequeño homenaje a un entusiasta de la música y en espacial de la de cuerda, del que no recuerdo su nombre solo su apellido Lavilla, vivió en las casas de la Goya, en las que actualmente son un par de casas rurales, hermano de Abelardo y Federo, por tanto tio del Lavilla que antes he mencionado y de Federico, también fallecido, con el que aprendieron a tocar algunos de los que luego han continuado formando parte de las rondallas que ha habido esporadicamente en el pueblo, y que ahora no tengo noticias de que sigan los mas jóvenes, no solo enseñaba al estilo de los antiguos del pueblo, es decir de oido, si no que enseñaba solfeo, utilizaba el diapasón etc.,etc., por cierto estoy hablando de la segunda mitad de la década de los cincuenta y primeros años 60, él organizó algunas rondallas con ensayos conciezudos, para después salir la ronda en las fiesta del Pilar, sonaban como no os podeis imaginar, formaban parte de ella todos los mencinados y mas que no recuerdo, podian haber competido con las mejores de todo Aragón y lo digo sin pasión, que la tengo cuando hablo de mi pueblo. Bueno pues este es mi recuerdo de ese buen hombre.
Saludos y buenos recuerdos

¡ Enhorabuena por tus aportaciones! Hay cosas que merecen la pena. Un saludo y gracias.

EL CAMPANERO.-

En aquellos tiempos, la vida del pueblo se regía por el toque de las campanas. Había toques para todo. Recuerdo el del Angelus, el de la misa de diario, el de la misa mayor de los domingos y, sobre todos, el de las grandes fiestas y el de difuntos. Incluso, una vez que se declaró un incendio en un pajar, tocaron “a rebato”, que no sabíamos qué significaba; pero intuíamos que era algo peligroso.

Para tocar las campanas había que subir a la torre de la Iglesia que, entonces, no estaba tan arreglada como ahora. Se subía corriendo, a ver quién llegaba antes.

En las fiestas grandes: Santiago, Santa Bárbara, San Gregorio, etc. se volteaban las campanas. Para ello había que subir al campanario por lo menos tres o cuatro. Nos colgábamos, al menos, dos o tres de la parte de madera que había encima del bronce (para habernos matado) y, cuando conseguíamos vencer el peso del bronce, volteábamos la campana, con gran alborozo. La campana se volteaba un rato, dependía.

Para difuntos el toque era muy triste y lento. Lo estoy recordando ahora.

La noche de difuntos nos subíamos al campanario un grupo de chicos y estábamos toda la noche tocando las campanas con el toque de difuntos. Hasta que nos rendía el sueño.

El maestro que tuvimos nosotros era José el fontanero que, en aquellos tiempos, era algo así como el jefe de los monaguillos y nos enseñaba a tocar. El lo hacía maravillosamente. Tocaba con las dos manos, con un ritmo especial que daba gusto escuchar. Y si había que voltear, él solo podía hacerlo sin ayuda.

Nosotros nunca lo hicimos como él y los que vinieron detrás, lo hacían aún peor que los de mi edad.

Ahora, creo, se hace dándole a un botón. ¡Tiempos!

Desde aquí, un saludo para José, el último gran tocador de campanas de Terrer.

Si tocaria bien las campanas y se le identificaria con las mismas, que su apodo fué el de "Campanitas", recuerdo cariñosisimo y afectuoso.
Saludos y mas recuerdos

El apodo del Campanitas le viene de pequeño siempre quería tocar las campanillas en misa

"Oyendo campanas" y aunque no esté relacionado con ningún oficio, me viene a la memoria una costumbre ya perdida que fue el rezo de los Rosarios de la Aurora por las calles, acompañado de cánticos y del sonido de un pequeño campanillo "de mano". Tengo un recuerdo muy, muy difuminado de todo aquello, por edad, como mucho lo oiría desde la cama.
Me gustaría y le agradecería que, si alguien se acuerda de los cánticos, los reprodujera en el foro.

Parece que esa costumbre no solo era de nuestro pueblo, pues hace relativamente poco tuve ocasión de visitar Viana, el histórico y precioso pueblo navarro en el que, junto a su iglesia, había un monumento al "auroro" así reza en la escultura.

Hilvanando la escultura y las campanas me ha recordado nuestra antigua costumbre, animando a quien pueda conocerla, que nos la cuente.

Gracias y un saludo.

Hola el Rosario de la Aurora en Terrer no se ha perdido, ya que la noche de San Antonio (la madrugada del 12 al 13 de Junio), a las 5:00 am la cofradía de San Antonio y todo el que quiere participar en el Reza-Canta el Rosario de la Aurora en honor de San Antonio de Padua.


San Antonio es un fraile que lleva,
Un niño en sus brazos, que es nuestro señor
Y por eso hizo tantos milagros,
Y tantos prodigios de predicación.
(Tres toques de campano)
Cristiano levanta que ha llegado ya,
El 13 de Junio fecha memorable
Y de San Antonio su festividad.
Se termina con un ¡ Viva San Antonio!

Esa canción se repite en varios puntos determinados del pueblo y entre punto y punto se va tocando el campano.

Bueno, espero que te sirva

Yo recuerdo "auroras" que las dirigia ó llevaba la voz cantante y cantaba Narciso, apodado "el tuerto", porque lo era, no recuerdo el apellido y lo que si recuerdo, es la devoción y el silencio con que se rezaba el rosario y se deaba la vuelta al pueblo.
Mucho tiempo ha pasado, pero que recuerdos, saludos.

Me ha faltado en el escrito anterior, hacer hincapié en el recuerdo y homenaje a Narciso, uno de los personajes con connotaciones especiales de los nacidos en Terrer.
Mi especial recuerdo para el

Dentro de la nebulosa que nos cubre a todos, yo recuerdo algún cántico como éste:

Uno cantaba:

"Venid cristianos, dejad el sueño,
porque la aurora llegando está;
pero otra aurora mucho más bella,
nuestros cantares escuchará".

Y se contestaba:

"Pues vamos a ver, pues vamos a ver,
cómo ofrecen oro, incienso y mirra,
al niño Dios hombre, que adoran y ven".

Por lo que se dice, parece que era en Reyes; pero no tengo claro si la he oido en Terrer o en otro pueblo.

También recuerdo a mi abuela, cantar algo, aunque solo recuerdo el comienzo:

"A una almica, por ir al rosario,
por las escaleras la vieron bajar . . . "

A ver si entre todos nos acordamos de algo.

LAS CANTORAS.-

Esta narración se corresponde con unos recuerdos que no son otra cosa que algo sentimental (nada de oficio, está claro).

A mucha gente que iba a la iglesia a misa, al rosario o a cualquier otra ceremonia, le gustaba que cantasen las cantoras. Sólo mujeres, que los hombres sólo estábamos para escuchar.

Siempre ha habido muy buenas cantoras en Terrer; pero en la época a que me refiero, eran verdaderamente espectaculares. No menciono nombres para no olvidarme de alguna.

Recordar que las misas de los domingos, el rosario, la Semana Santa, las novenas, las flores de mayo etc., no se entendían sin que se cantase: eran los años en los que Terrer tenía bastantes más habitantes que ahora y, por supuesto, mucha más vida.

Yo me sé de memoria algunos cantos de los de entonces ( nos los sabíamos todos). A veces, cuando estoy de buen humor y me estoy afeitando o duchando ( siempre en esos momentos) me da por entonar el “perdona a tu pueblo señor” o el “cantemos al amor de los amores” , con gran cachondeo por parte de mis hijas.

Por no recordar los cantos en latín, que, como nadie sabía qué significaban, cada uno/a los cantaba a su manera. Nada tenían que ver con los originales. Baste mencionar ahora el “santus”, el “pange lingua” y otros de los que mantengo en una nebulosa.

Por cierto, ¿cuándo ensayaban?, ¿quién les enseñaba los cánticos? Yo no recuerdo cuándo se hacía. Siempre pensé que eran cánticos que se aprendían escuchando a las cantoras.

De golpe, cambió la liturgia de la iglesia, el cura se volvió de cara al público y se empezaron a cantar canciones más modernas, con lo que se perdió ese misterio de cantar sin saber lo que significaba. Por entonces muchos nos marchamos del pueblo y en los lugares a donde fuimos se escuchaban otro tipo de cánticos y los genuinos de Terrer pasaron a un recuerdo más o menos lejano, sólo escuchados de nuevo a la vuelta en Navidades o Semana Santa, sobre todo Semana Santa.

Ahora, con el paso del tiempo, recuerdo a aquellas magníficas cantoras que nos acompañaban en todas las celebraciones religiosas. De vez en cuando, algún cura de los antiguos dice la misa donde yo vivo e inicia cánticos de aquellos tiempos y me emociono recordándolos. Sólo hay un problema: que sólo los cantamos los mayores, mientras los más jóvenes nos miran con un aire de incomprensión absoluto.

¡Ellos de lo perdieron!

Yo recordaré con gran cariño y emoción a las hermanas Cantarero, Pilar y Carmen, y si cierro los ojos las veo en los bancos próximos a la puerta de la sacristia y me emociono todavia mas.
Y mis recuerdos para las que no recuerdo, saludos

Contestando a los escritos 7060403 y 423

Te agradezco el recuerdo que tienes de de Narciso "el tuerto", pero realmente a quien te refieres es a Agustin Moral (Narciso era su hermano)Agustin es quien cantaba en los Rosarios de la Aurora y su hermana Carmen "la Nazaria" (mi madre)quien cantaba en todo lo relacionado con la Iglesia, comento esto contestando a "Contador" en lo que dice de los ensayos de las cantoras, me contaba mi madre que de jóvenes se pasaban buenas horas ensayando con D.Virgilio al órgano que por entonces había en la iglesia, quien al parecer tenía sus conocimientos musicales.
Gracias a todos por vuestros escritos e informaciones, que si a alguno le ha hecho emocionarse a mi ni os cuento.

Muchas gracias por la reseña. Sí que recuerdo que tu madre, especialmente tu madre, cantaba de manera espectacular.
Un saludo.

Mi favorita era la "SraManuela" Moral (lo pongo así porque para mí ese nombre eran las dos palabras juntas).

También, siguiendo con el tema de las cantoras, recuerdo que eran las últimas en pasar a comulgar -- no todas de vez-- y, según se dirigían hacia el altar, ellas seguían cantando por el pasillo.
Después, al ir comulgando, las voces se iban apagando poco a poco hasta llegar a la última en que el silencio se hacía por completo.
Había ahí un momento!!!.

Pido disculpas por confundir a Narciso con Agustin, aunque los dos eran Moral y de ahí y del tiempo que ha pasado, del mucho tiempo, mi confusión, pero mi recuerdo y admiración para ellos y como no para Carmen "la Nazaria", su voz era facilmente identificable y diré mas, preparandonos para la primera comunión estaba D. Virgilio y me acuerdo yo de los ensayos de las cantoras, las mozas del pueblo entonces.
Sigo diciendo, ¡que buenos y agradables recuerdos!, saludos para todos y en especial para la hija de Carmen.

Cantoras:

Cuando faltaba alguna, bien que se hacía de notar.
Por las voces que cantaban se sabía la que no estaba y había un murmullo por los bancos generalizado..."estará mala fulana, qué le habrá pasado a mengana que no ha venido a misa, etc."

Por otro lado, cuando era pequeño, lo que más me gustaba de la misa eran las canciones y las cantoras, sobre todo cuando se adoraba. Entre la animación de los cánticos y el revuelo de la gente levantándose de los bancos, aprovechávamos los chavales para dar un poco de mal sin estar "controlaus" ( que mal, hemos dado siempre).

También recuerdo la elegancia que tenían. Andaban hasta diferente que el resto.

Aprovecho para tener un recuerdo muy especial para todas ellas: las hermanas Cantarero, creo que una hermana de Emiliano ¿¿??, Carmen Hijazo, Carmen y Manuela Moral...

Decir, que muchos años después, siempre que escucho alguna soprano, si estoy con alguien siempre digo: " así cantaba una mujer de mi pueblo" Carmen "La Nazaria".

EL ENTERRADOR.-

Siempre que voy, o paso, por Terrer, lo primero y lo último que hago es ir al cementerio a llorar un poco en la tumba de mis padres y en la de mis tíos y abuelos.

Cuando ya me sereno, siempre me viene a la mente el recuerdo del Sr. Venancio , el padre y de Jerónimo, su hijo. Eran los enterradores de antes, cuando, físicamente, se enterraba a la mayoría.

Al salir de la iglesia, después de los responsos ( en latín) de despedida, se iba andando por el camino del camposanto. Se llevaba la caja a hombros de los familiares y amigos. En general, acudía todo el pueblo. Era el día de las alabanzas, que decía mi padre. Por muy mala gente que hubiera sido en vida, en este momento casi siempre se concluía con que, en el fondo, no era tan malo.

Era impresionante el procedimiento. Se llegaba al camposanto, donde estaba la tumba abierta a golpe de pico, legona y pala. Se bajaba la caja con unas cuerdas. Una vez depositada, se le echaba encima la tierra, con unas palas y legonas. El ruido de la tierra y alguna piedra al caer encima era sobrecogedor. A mí, por lo menos, siempre me resbalaban las lágrimas. Al Sr. Venancio y a Jerónimo les ayudaban, a veces, los amigos del difunto.

Ahora es de otra manera.

El enterrador siempre ha sido una figura que encierra tristeza; pero lo imprescindible de su oficio lo hace siempre necesario. El Sr. Venancio vivía por el barrio de las cuevas. Desde aquí, un recuerdo para ambos.

Aunque este relato parezca truculento, no pretendo que lo sea.

LA HERMANDAD DE LA SANGRE DE CRISTO.-

Al hilo de los entierros, del anterior oficio, me viene a la memoria la Hermandad de la Sangre de Cristo que, como todos Vds. saben, no es un oficio para poner en este epígrafe de “Oficios antiguos de Terrer”.

Dicho esto, les pido permiso para hablar de la Hermandad de la Sangre de Cristo, de gran arraigo en nuestra tierra.

En la Edad Media los caminos eran peligrosos de transitar tanto por la abundancia de ladrones, como por la falta de vigilancia. En estas circunstancias, se producían muchas muertes violentas y los cadáveres se descomponían porque nadie los reclamaba. Esto era el origen de muchas enfermedades y pestes que asolaban a los países.

En el reino de Aragón, a finales del siglo XIII, el Rey Jaime II dio el encargo a los frailes de San Francisco, que se ocupaban de realizar las labores que no quería hacer nadie, de que se dedicasen a recoger y enterrar a todos los cadáveres que nadie reclamase, habidos en la ciudad de Zaragoza y zonas vecinas. Estos frailes no sólo hicieron lo que el rey les mandó, sino que se ocuparon de acompañar en sus últimos momentos a los condenados, los bandoleros y demás gente despreciable, además de acompañar y cuidar a los enfermos abandonados por muy peligrosas que fuesen sus enfermedades.

Esta actividad tuvo tanto éxito que los frailes ya no daban abasto. Se creó, entonces, la Hermandad de la Sangre de Cristo, que se compuso de personas seglares de buen corazón que, por caridad, hacían estas funciones.

La idea se desarrolló por todo el reino de Aragón y tuvo su mayor auge en los valles del Jalón y del Jiloca que, por su condición de frontera y de pasos naturales entre reinos, eran transitados por todo tipo de gente.

Y en todos los pueblos, en unos antes que en otros, se crearon las Hermandades de la Sangre de Cristo para hacer estas funciones.

Posteriormente, ya en los siglos XVI y XVII, cuando se iniciaron las procesiones de la Semana Santa, estas Hermandades se ocuparon de procesionar el cuerpo muerto de Cristo, el primero que fue tratado como a un bandolero y a un proscrito. Y, en contraste con la vistosidad con que otras cofradías se vestían para la ocasión, los hermanos de la Sangre de Cristo lo hicieron con un sayal negro sin adorno alguno, cubierto el rostro con un paño, en señal de humildad.

Ahora las procesiones han evolucionado en otro sentido.

Desconozco la composición y actividades de la Hermandad en estos momentos en Terrer, por lo que no puedo opinar. Y no quisiera que este escrito se mal interpretase.

En tiempos anteriores, los hermanos eran gente honorable y caritativa, que visitaban a los enfermos cuando volvían de sus faenas, que acompañaban en los entierros y llevaban al cementerio cuando faltaban manos y, si alguien moría tan pobre que no podía pagar su entierro, ellos lo hacían. Salían en la procesión con un sayal negro humilde, algunos con una cuerda como cinto y con la cabeza cubierta con un capirote claramente humillado y caído, en contraste con los vistosos y enhiestos de otras cofradías.

A todos ellos los precedía el rítmico tañido, tan impresionante como triste, del tambor de Victoriano. Algo inigualable por la emoción que causaba. Siempre lo recordaré.

Desconozco la fecha de la creación de la Hermandad en Terrer; pero, supongo, estará en los registros de la iglesia. Seguro que es muy antigua.

Un recuerdo, desde estas líneas, a todos los hermanos de la Sangre de Cristo.

Supongo que "ese capirote caído", alque hace referencia Contador de Cuentos sería un tercerol. Saludos, Rabade.

Es un tercerol. Muchas gracias por la apreciación. Un saludo.

Buenos días: Pretendo seguir enviando narraciones sobre antiguos oficios; pero el sistema no me deja entrar con mi nombre sino como usuario no identificado. Intento iniciar sesión con mi contraseña y tampoco. ¿Qué tengo que hacer?.
Un saludo

Ya he podido solucionar el problema. Reanudo los envíos:

EL FOTOGRAFO.-

En los años 50, y mucho más, antes, cuando uno se quería hacer alguna foto de la boda, la comunión, etc. tenía que bajar a Calatayud. Hasta que a Joaquín, Joaquín Rodríguez, se le ocurrió meterse a fotógrafo.

La primera vez que entré en el Foro de Terrer fue a través de unas fotos de Joaquín: unos amigos me dijeron que en mi pueblo se había abierto un Foro en Internet y que había fotos que me gustaría ver.

Entré en el Foro, por ver alguna foto, y me quedé. Las fotos a que me refiero son las de la Virgen de Cigüela, unas en las que hay un gran grupo de personas. De los primeros años 60. Luego, ya me fijé en las demás que son el alma del Foro.

Yo le recuerdo saliendo de la fábrica, donde trabajaba. Entonces, la fotografía era una pura afición, que hacía en ratos libres; pero, poco a poco, su actividad fue a más y no había acontecimiento social o familiar en Terrer, que no tuviera la foto de Joaquín para pasar a la posteridad. ¿Cómo se le habría ocurrido a Joaquín meterse a fotógrafo en Terrer?

Gran labor periodística realizó Joaquín a lo largo de su actividad como fotógrafo. Si se pudiera estudiar su archivo, se podría escribir una minuciosa y extraordinaria historia de Terrer de la segunda mitad del siglo XX.

Era amigo de mi padre y su hijo, Pedro, de mi hermano. Se fueron juntos al Banco, a Barcelona.

Sirva este pequeño relato para resaltar la labor de este, casi ignorado, periodista gráfico, que nos retrató a todos los que entonces vivíamos en Terrer.

Un recuerdo para él.

Efectivamente, creo que no hay casi nadie en Terrer de aquellos años que no haya sido retratado por Joaquin, eso si, siempre habia que coger dos fotos.
Lo recuerdo con agrado y me congratulo Cuentador de Cuentos de que nos lo hayas traido a la memoria, Saludos

EL PRACTICANTE.-

El ritual que usaba D. Angel, el practicante, era bastante macabro:

Llegaba a casa, sacaba una cajita alargada de metal, redondeada por las puntas y la abría lentamente. En una de las tapas echaba alcohol y le prendía fuego, ponía un soporte también de metal dentro de la tapa y, encima del soporte, colocaba la otra tapa en la que había depositado las agujas y el recipiente que después contenía el líquido a inyectar, lo cubría todo con agua y a esperar a que hirviera y se desinfectase el material.

Mientras, al personal, que lo estaba viendo todo, se le iba subiendo . . . eso.

En estas, cuando ya había hervido suficientemente, sacaba el recipiente y lo llenaba con el líquido a inyectar, bien directamente si venía en forma de líquido, bien una vez diluido si venía en forma de polvos.

De pronto te decía que te bajases los pantalones ( o lo que fuera, en ellas). Y a esperar, mirando hacia otro lado, haciendo como que no pasaba nada.

A continuación, te daba unos toquecitos en el sitio donde te iba a poner la inyección ( para relajar, decía) y ¡zas!, adentro. En ese momento, hasta los más valientes pasábamos ese punto de miedo que siempre negábamos después.

A veces dolía más el líquido al introducirse que el propio pinchazo. Pero tenía la ventaja que era el final del proceso.

D. Angel, D. Angel Giménez ( con G) era muy buena gente, amable, siempre sonriente, aunque su figura, en cuanto aparecía, era temida por toda la chiquillería del pueblo. Yo también me incluyo a esa edad, aunque, después, ya de mayorcillo, me caía muy bien.

Como yo salí del pueblo a principios de los años 60, no sé a dónde se marchó después. Supongo que, con la reorganización de la Seguridad Social, cambiaría su actividad.

Ahora ya no se ponen las inyecciones como lo hacía D. Angel. Recuerdo, en la mili, que nos pusieron una en la paletilla ( más o menos), nos dejaban clavada la aguja un rato, mientras los soldados de turno iban inyectando el líquido por filas y los demás viendo. Algunos hasta se desmayaban. ¡Qué diferencia con la amabilidad de D. Angel !

Desde aquí envío un cariñoso recuerdo de D. Angel, el practicante de Terrer, que tuvo el privilegio de vernos el cu...lo a casi todo el pueblo

Angel Giménez marchó a Santander en la primavera de 1963.

Además de practicante, Don Ángel trajo al mundo a casi todas las criaturas de Terrer durante los años en que estuvo en el pueblo.

Se puede decir que lo primero que vimos en este mundo los de esa época fue la cara de Don Ángel.

Un recuerdo bien cariñoso para él y para toda su familia.

Por otro lado, Contador, que bien que describes la situación, era tal cual, y solo de leerlo, me ha dolido de la cintura al tobillo (bien derecho o izquierdo o ya después de unos días, los dos )TODO.

A mí también me dolía cuando lo escribía. Muchas gracias por tu opinión.
Un saludo.

Me gustaria recordar como se desplazaba D.Angel por Terrer para poner esas temidas injecciones, pues era en bicicleta y como la manejaba, como tomaba las curvas, era todo un expectaculo verle manejarla.
Mis recuerdos de él son gratos y agradecidos y me alegro de haberlo recordado.
Saludos

Un carñoso saludo para su hijo Angel

EL BARBERO.-

Bueno, mejor sería decir los barberos: Segundo y Santiago.

La barbería que yo recuerdo estaba en la plaza de Bajo el Olmo, al lado del estanco antiguo.

Allí iban a afeitarse y a arreglarse el poco pelo que tenían los hombres. Yo no recuerdo la periodicidad del afeitado; pero, en general, no debía de pasar de dos veces en semana, como mucho.

Los barberos hacían el jabón en una bacía, ablandaban la barba con una brocha enjabonada y afeitaban con navaja ( la navaja barbera, que se decía). Al terminar, daban una especie de masaje, con unas palmaditas en la cara, con un líquido especial para después de afeitar. Tengo en la memoria todavía el olor fuerte y el frescor que producía en la cara el Floïd que te aplicaban. Una vez lo ví en una perfumería y me lo compré. Me duró solamente un día porque mi mujer me dijo que se había caído y se había roto ( yo estoy seguro que lo tiró adrede).

Mi padre tenía una navaja en casa y se afeitaba con ella mientras mantuvo el pulso bien, luego ya iba a la barbería.

Yo, en aquellos tiempos, tenía sólo pelusilla y el barbero no nos admitía. Cuando empecé a tener algún pelo, me compré una maquinilla de hojas de afeitar, con las que me rasgaba la cara, hasta que mi padre vino un día con una máquina de afeitar eléctrica, Phillips para más señas. Con ella no sólo me afeitaba yo, sino también mis amigos. Hasta iba a casa de mi abuelo, que se reía porque la máquina le hacía cosquillas. Y me daba dos o tres pesetas por afeitarle. No obstante, cuando de joven estaba en Terrer, bajaba a afeitarme a la barbería y a enterarme de las novedades del pueblo, que era el sitio donde te actualizaban.

Los chicos íbamos a la barbería a cortarnos el pelo. De dos maneras: en invierno, con raya a un lado y, en verano, al cero o “a la parisién” ( algo parecido a los cortes de pelo de los marines americanos). Sólo cuando éramos mayorcillos cambiábamos el corte de pelo con raya al sin raya y peinado hacia atrás.

Un recuerdo cariñoso para los barberos de entonces.

En la plaza de la Señoría, donde estaba la centralita de teléfonos, allí, además de sastrería, también había una barbería.
Saludos.

Efectivamente, allí existió una peluquería que antes había estado ubicada en la calle Real, un par de casas antes de la panadería, donde ejercía el Sr. Marcelino, hombre encantador donde los hubiera, seguro que el fue el primero que me cortó el pelo y del que siempre he guardado un imborrable recuerdo. En local donde estaba la peluquería ejerció de zapatero Jesús una vez que la peluquería, sastrería y central de teléfonos se trasladara a la plaza de la Señoría. Gran persona también Jesús. Por lo visto era un local muy comercial.

Una evocación cariñosa para ambos.

El peluquero(entonces se le llamaba barbero) anterior a los mencionados fué Bernabé, era familia de los "bambises" y tenia la barberia en la calle San Juan, en los bajos de la casa de los "pablicos", y anterormente hubo un barbero-practicante-sacamuelas, de nombre Demetrio,Sr.Demetrio, y esto ya es de hace mucho tiempo.
Mis recuerdos cariñosos y nostalgicos para ellos, saludos

Muchas gracias por los recuerdos que se aportan. Todos ellos me vienen ahora a la cabeza, a la par que el de Clementito, que cortaba el pelo hasta que se fue a Barcelona, en una habitación encima de la tienda de pequeñas cosas que tenía su padre, el tio Clemente Parral, en la calle de San Juan. ¡Qué mayores nos estamos haciendo!
Un saludo,

Desconocia que el hijo del Sr. Clemente hubiese ejercido de peluquero y por otra parte diré que los titulares en la plaza de la Señoria además de peluqueros y tener la centralita de teléfonos, ó principalmente, eran satres.
De lo de mayores que vamos a decir!.
Saludos

Clementito se hizo tranviario en Barcelona.

EL GUARDABARRERAS.-

El tío Vela siempre estaba al tanto de cuando los niños/as íbamos a la escuela de la Azucarera o salíamos para volver a casa. Entre otras funciones, tenía la de cuidar que los niños/as cruzásemos sin peligro el paso a nivel de la vía del ferrocarril que había a la altura de las casas de la fábrica y que, aunque había una barrera para impedir el paso cuando el tren pasaba, para nosotros era un aliciente el saltárnosla.

El tío Vela vivía en una casita de la RENFE que había al lado de la barrera. Como estábamos bastante “asilvestrados” por entonces, el pobre hombre salía de su casa dándonos unos gritos estentóreos.

Una de nuestras diversiones era poner monedas de perra gorda ( o chica) en las vías para que el tren las aplastase. O esperar a que el tren estuviera cerca y pasar corriendo delante de la máquina, para gran desesperación del tío Vela. Eso sí, sabíamos delante de qué tren nos podíamos poner: de los que paraban en la estación de Terrer, los mercancías, el correo, etc. Pero nunca se nos habría ocurrido pasar delante del rápido o del exprés. A éstos se les distinguía por la enorme máquina ( con anteojeras) que llevaban, por el vapor que desprendían y por los pitidos tan fuertes que, a lo lejos, emitían. Pasaban a una velocidad que impresionaba ( entonces, claro).

- ¡Se lo voy a decir a tu padre!, nos amenazaba.

Nunca lo hacía y, encima, nos daba la mano para pasar.

Siempre le recuerdo con la gorra visera azul del uniforme, de pie entre su caseta y la barrera.

He pasado muchas veces el paso a nivel, a pie o en coche, cada vez que vuelvo a Terrer; pero ya no está el tío Vela para vigilar.

Un recuerdo cariñoso para él. Yo le prefería a la automatización. ¡Qué se le va a hacer!

Contador, como se nota que eres "chico", ja,ja...
Las señoras también tenían dónde ponerse guapas, y a esos sitios sí que se les llamaban peluquerías ( al contrario de las barberías que eran para los hombres)

Las "chicas" , las más pequeñas, íbamos poco, puede que para muchas, la primera vez fuera después de la Primera Comunión, y era para cortarnos la trenza (nuestro look habitual).

Un recuerdo especial para la Sr. Adoración, la Trini, la Tere "la truca", la Luci, la Carmen "la calucha". Más recientemente, Mª José y su hermana Nieves, y sobre todo, para nuestra peluquera actual,Angelines. Gracias maña, porque no sé que sería de nuestras abuelas, que les cuesta tanto ya desplazarse, sin ti.

Paca

Muchas gracias, Paca, por recordarme las peluquerías de señoras. Tienes que aceptar, también, que en aquellos tiempos, a los chicos no nos dejaban ni acercarnos por esos lugares. Tan es así que no sabría ni describirlas.

Pero sí que tienes razón con mis recuerdos sobre las actividades de los chicos.

Un recuerdo especial para todas ellas.

Saludos,

Entiendo que te dejas el principal oficio de esa zona: en oficio de agricultor. De ese sector primario ha vivido casi todo el pueblo.

No se me olvida, amigo. Es que no he llegado todavía. Enseguida aparecerá alguna cosa.

Gracias por el interés. Un saludo.

LOS PASTORES.-

Este oficio fue muy importante en Terrer y todavía persiste.

Cuando vivía en Terrer había varios pastores. Yo conocía al tío Martín, que bailaba a San Pascual de manera irrepetible y al tío Requeno, que vivía por el barrio de las cuevas.

Uno de los hijos del tío Requeno, el más pequeño, Angel, después de haber sido pastor con su familia, bajó a la Academia Izquierdo y aprobó unas oposiciones para un Banco. Le reconozco un mérito extraordinario. Un saludo para él. Los nietos del tío Requeno todavía participan activamente en la fiesta de San Pascual, que siempre ha sido su fiesta.

Otros pastores venían de fuera, ya que era un oficio muy duro y no debía de compensar mucho a los del pueblo.

Por la mañana los rebaños salían al campo para todo el día, con los perros achuchando al ganado y los pastores, detrás, con su morral al hombro, voceándoles con palabras que sólo entre ellos , los perros y el ganado tenían sentido.

Al anochecer volvían del campo al pueblo, dejando su firma de olores y excrementos por donde pasaban, haciendo sonar sus cencerros. A veces, el pastor traía en su mano un corderico recién nacido y la madre iba detrás, lamiéndole y balando. Yo salía a la puerta de mi casa a verlos pasar, cosa que siempre han hecho posteriormente todos los niños que han pasado por mi casa en todas las generaciones que recuerdo.

No sé cuántos pastores quedan ahora en Terrer. Yo recuerdo, al menos, a uno. Aunque él es el propietario, le gusta denominarse, simplemente, pastor. Un saludo, José Antonio.

Lo primero es darte las gracias, y depués mi presentación:
Soy una de las 19 nietas de D. Ángel, la duda que tienes sobre donde fue cuando la rorganización de la Seguridad Social es SANTANDER.
Allí se estableció hasta que se reunió con Dios, criando a sus 5 hijos junto con su mujer, la que aún vive.
Debo de darte las gracias por recordar a mi Abuelo, y a otros tantos. Es maravilloso el poder ver como hay gente que se acuerda de los demás y así sus descendientes(como yo), podemos echar una sonrisa (y alguna lágrimilla), al leer estos pequeños relatos. Si tienes algún recuerdo más ruego lo escribas.
Yo no tuve la suerte de que mi abuelo me pusiera una inyección, pero si tuve el miedo de que me la pusiera, ya que cuando íbamos mi hermano pequeño y yo de vacaciones a Santander y nos quedábamos en su casa; siempre, antes de dormir hacíamos, el tonto y D. Ángel para que nos durmiéramos nos decía con su tono serio "como nos os durmáis os pongo una inyección", el miedo recorría todo nuestro cuerpo, lo que nos provocaba un terrible sueño de repente. UN BESO ABUELO.
De nuevo, GRACIAS.

Tu escrito me resulta entrañable y, aunque solo fuera por haber tenido la ocasión de leerlo, ha merecido la pena escribir estos oficios.
¿Qué voy a decir de tu abuelo, sino que era un buen hombre? Yo recuerdo a sus hijos Angel y Alejandro solamente, ya que yo me marché de Terrer a un Banco a principios de los años 60. No sé de quién eres hija, pero, en cualquier caso, gracias por haber escrito y encantado de conocerte.
Un saludo, nieta de D. Angel.

Yo si quieres se lo trasmito, pues soy su hija, pero dime quien eres para decírselo, jejeje.
Otro para tí.

Soy la hija de Ángel, el cual tiene 6 hijos, y yo ocupo el puesto nº5.
Yo creo que se fueron todos a Santander hacia 1963-1964.
Alejandro sigue en Santander pero mi padre se fue a Segovia y es donde estamos actualmente.
Ya le diré a mi padre que se meta en el Foro para que pueda contar alguna cosa, y sobretodo le encantará leer cosas de su padre, ya que le admiraba mucho.
También estoy encantada de haberte conocido y otro saludo de la nieta de D. Ángel para todos.

Hay una faceta de don Angel poco conocida. Fue un gran poeta. Saludos, Rábade.

Hablando de pastores quiero tener un recuerdo para uno que no recuerdo su nombre, solo el apodo "Chapite", era el padre de Teresa mas conocida por Teresilla, era un gran hombre, un "meteorólogo" extraordinario se equivocaba muy poco, en el invierno, no se si al mismo tiempo ó porque ya habia dejado de ser pastor, mantenia la calefcción de las casas, escuelas etc. de la Azucarera.
Mi recuerdo para él y para la familia que viva, que aparte de Teresa no recuedo a nadie.
Saludos

Me uno al recuerdo de la familia Chapite y a Teresa en especial.
Un saludo.

Se señor Chapite (perdonen, no recuerdo su nombre, pero lo digo con todo cariño) nunca estuvo a cargo de las calefacciones de las casas de la Azucarera. El señor Chapite era, si no recuerdo mal, el encargado de las subastas en Santa Bárbara. Lo hacía con acierto. El forero anterior debe referirse, sin duda, al Señor Quique, padre de Segundo, barbero y tendero.
Saludos de su amiga Rábade.

Hola a todos, siento deciros que Teresilla murió hace unos meses.

Un recuerdo tambien muy agradable para las nietas de D. Angel que están dadas de alta en el foro y han podido comprobar lo que todo el pueblo lo quería.

Lo siento. No lo sabía. Que descanse en paz, que en esta tierra bien que trabajó.
Un saludo.

Este último mensaje se refiere a Teresa. Se me olvidó mencionar su nombre.

Hola Rabade, no sabía que mi abuelo, D. Ángel, era poeta; muchas gracias por decírmelo, mi padre no me ha comentado nunca nada sobre eso.
Lo que sí sabía es que era un gran esposo y padre, ya que dedicó su vida a su mujer e hijos, y por su puesto a sus pacientes.
Un abrazo para todos.

Rabade, el señor chapite fué el que subastaba las dádivas que el pueblo daba para San Pascual y no para San Gregorio. Tambien tengo que decir que fu´pastor.
Un saludo.

Queria decirle a Rábade que las subastas del Sr. Chapite(por cierto en este momento me viene a la memoria, creo que de nombre Julian)eran en San Pascual(hay fotos de ello en el foro), no en Santa Bárbara, habia subastas en las fiestas de la patrona?, no recuerdo.
Afirmo que Julian atendia en los inviernos las calefacciones de la azucarera, no se si ya retirado del pastoreo ó al mismo tiempo, yo diría que habia dejado las ovejas, y lo afirmo porque en las tardes-noches de invierno cuando saliamos del repaso con D. José de la escuela de la azucarera, nos lo encontrabamos, dado que tenia un constante ir y venir del grupo de casas a la casa de médico, escuelas, casas del director, jefe de cultivos, oficinas en campaña, fonda etc., para que no faltase carbón a las distintas calderas y le preguntabamos por el tiempo que iba ha hacer, si iba a nevar, etc.,etc., dado su buen "olfato" metereológico y nos hacia pronosticos muy acertados con su gracejo, buen humor y simpatia que no le faltaban nunca, lo recuerdo con mucho cariño.
En cuanto al padre de Segundo, Sr. Quiques en plural, tal vez también hiciese lo de las calefacciones en la azucarera, no lo recuerdo.
No sabia del fallecimiento de Teresilla, sabia de su viudedad y el sentimiento de tristeza que le produjo, dado que se truncaron muchas de sus espectativas vitales y porque además era un buen hombre su marido, descansen en paz.
Por cierto Rábade, no esta en mi ánimo polemizar solamente cuento esperiencias vitales.
Saludos

Tampoco yo deseo polemizar. En efecto, las subastas eran por san Pascual. Me he equivocado.Insisto, sin embargo, que las calderas de las casas de la Azucarera las atendía el señor Quiques. Le agradecería que pasara por mi palabra, o lo preguntara a alguien que lo supiese, suponiendo que viva alguien de aquel tiempo.
Saludos de su amiga, Rábade.

LOS SEGADORES.-

Este es el trabajo bíblico por excelencia. Cuando Dios castigó a Adán expulsándolo del Paraíso Terrenal le dijo: “ganarás el pan con el sudor de tu frente”. Y tanto.

En los bajorrelieves persas, en los mosaicos romanos y bizantinos y en los capiteles de las columnas de las iglesias románicas es posible contemplar a los antiguos segadores que hacían su trabajo con una hoz.

Pues del mismo modo y con los mismos instrumentos se segaba todavía en los años cincuenta. Se usaba la hoz en los sembrados de los montes, cuando la caña de la mies era corta y se hacía con el machete en los sembrados de las vegas, cuando las cañas del cereal eran más largas y consistentes.

Lo cierto es que se trataba de un trabajo agotador, tanto por el esfuerzo que llevaba consigo el oficio como en las condiciones en que se realizaba: prácticamente sin horario. De sol a sol.

En tiempos anteriores a los que comento, algunas personas de nuestro pueblo salían en verano a segar a “Castilla”; pero, en los años cincuenta, ya no era habitual, es más, venían de otro sitio a segar a nuestro pueblo. Aguantaban todo el día con pan y tocino, una bota de vino y agua, mucha agua. Dormían, a veces, en el monte y, en el mejor de los casos, en algún pajar. Al alba, cuando iniciaban su trabajo, unas onzas de chocolate y alguna copa de anís les proporcionaban la energía suficiente hasta el almuerzo. No mucho mejor que los esclavos.

Recuerdo a mi padre, que no era agricultor, que, en alguna ocasión, segaba él mismo, a machete, el corro pequeño de tierra que teníamos y le costaba una enfermedad. Hasta tal punto que dejó de plantar trigo en aquellos trozos de tierra tan pequeños.

Manolo Campos con su cosechadora (un abrazo, Manolo) y la tecnología consiguieron que este oficio viniera a menos y casi se extinguiera. Por lo menos, ahora no es tan duro.

Es digno de mencionar, también, el segar la alfalfa con el dalle ( el alfalfe, con la dalla, que se decía en Terrer). Los que lo hacían saben de la dificultad y el esfuerzo que suponía manejar adecuadamente el dalle ( la guadaña con la que se acompaña la figura de la muerte). Y los riñones, destrozados.

Oficios duros de otros tiempos.

E
s cierto que las calderas de a Azucarera las atendía el señor Quiques.Estás en lo cierto Rábade.Saludos

Gracias, Asun.

Insisto no sé cuanto tiempo, pero como mínimo un invierno las calderas de la azucarera las alimentó Julián, el Chapite, lo puedo asegurar, doy fé viva de ello y probablemte el Sr. Quiques ya estaba jubilado.
Saludos

Buenas Rábade, soy la nieta de D. Ángel, la curiosidad por saber la historia recorre todo mi cuerpo, así que en cuanto vea a mi padre le preguntaré por dicha aventura.
Mi abuela Visi la visité hace poco y su rostro sigue igual que cuando era jóven, parece que por ella no pasa el tiempo, aunque anda pachucha la mujer, pero con lo fuerte que es, lo vence todo.
Muchas gracias Rábade, espero responderte pronto y que mi padre también lo haga.
Un abrazo especial para tí Rábade y otro para todos los lectores de este foro.

TRILLAR Y AVENTAR.-

Cuando en Semana Santa se sube al Calvario, se pasa por un conjunto de eras prácticamente abandonadas. En ellas y en otras parecidas se han dejado un poco de sangre, mucho sudor y, a veces, alguna lágrima prácticamente todos los habitantes de Terrer de mi generación. Y no digamos de las anteriores.

El trillar era cosa de viejos y chicos, de abuelos y nietos. Desde el mediodía hasta caer la tarde de muchos días del verano, dando vueltas a la era, como un castigo divino, en un caminar sin fin, montados en el trillo tirado de las mulas, también cansadas.

Con el sombrero calado hasta las cejas, con un pañuelo al cuello para limpiar el sudor, mi abuelo comenzaba la trilla cuando las pajas estaban todavía enteras, recién desechas las gavillas acarreadas. Cuando se cansaba, le sustituía yo, mientras mi abuelo iba a echar un trago y, a veces, una cabezada. Para los chicos era un juego. Yo, a veces, me montaba en otra silla pequeña al lado de la de mi abuelo y me contaba historias de cuando él era joven: que labraba, segaba y todo lo demás mejor que los jóvenes de entonces, que éstos ya no saben trabajar. Me decía cómo había que hacer las cosas. A mí no me gustaba y no le hacía mucho caso, más bien, ninguno; pero le escuchaba atentamente y le contestaba a todo que sí.

Mi abuelo sólo bebía vino, nunca agua, que le hacía daño y le producía diarrea ( me lo creía del todo); pero a mí no me dejaba beber vino porque mi madre le había advertido que no me diera, aunque él no lo comprendía, con lo rico que está.

En estas y otras parecidas situaciones pasábamos la tarde hasta que, cuando decía mi abuelo, la parva ya estaba trillada. Había que amontonarla en el centro, con unos rastros y, a continuación, se comenzaba a aventar, siempre y cuando soplase un ligero viento, que casi siempre soplaba.

Aventaban, por norma, los hombres, con horcas de madera y el viento iba separando el grano de la paja. En ese momento, intervenían las mujeres que separaban el grano suelto de la granza, utilizando una criba. De esta manera, quedaba el grano limpio para ser introducido en talegas, mientras la paja era metida en el pajar.

Un día mi abuelo compró una máquina de aventar, todo un invento. Aún está arrumbada en la era.

El subir una talega de trigo, al hombro, al granero era la medida de que un chico comenzaba a hacerse hombre. En la mayoría de los casos, demasiado pronto.

Tampoco es cuestión de explicar más cosas de estos oficios, que los usuarios del foro conocen mejor que yo. Simplemente, quería recordarlos.

Bonitos recuerdos los de la trilla.Yo también he trillado (más que trillar jugar)con un tío mío y mi prima.Lo pasábamos muy bien,aunque luego nos picaba todo el cuerpo.Sigue recordándonos cosas bonitas.Saludos.

Mi padre acompañaba a todo lo descrito por Contador, incluido el vino, con una jotica de vez en cuando.
Todo iba bien mientras el sol y el aire eran favorables.
Las tardes de tormenta eran otra cosa en los ánimos de todos y más de un disgusto han dado, aunque no sólo en la trilla, también en la cosecha de fruta, etc.
Las tormentas, no son oficios, está claro, pero las hubo memorables, si te recuerdas de alguna,Contador, tampoco estaría mal incluirlas.
Saludos.
Paca.

Por el poco tiempo que yo viví en Terrer, recuerdo pocas tormentas. Sólo las de mi juventud y por aquellos tiempos no tenía yo inquietudes económicas en el pueblo. Oí comentarlas; pero no me atrevo a meterme en estos temas.
Sí que en mis andanzas por el mundo he vivido alguna tormenta de las de rezar, como una en la que me ví envuelto en un viaje al Oeste de Estados Unidos. Hacía algún tiempo que no rezaba; pero allí lo hice creyendo que no saldría con vida. Pero eso es otra cosa y, además, no relacionado con Terrer.
Un saludo, Paca.

Hablando de tormentas en Terrer solo diré que recuerdo algunas que dividian la vega del pueblo en dos, es decir los que se encontraban en las labores agricolas por ejemplo a un lado u otro del barranco de la cañada y no podian volver a casa hasta que dicho barranco no lo permitia y decrecia despues de vaciar toda el agua de la tormenta y producir una gran crecida en al rio.
Por cierto hay alguna tormenta con víctima, me estoy refiriendo a Alberto, hermano de Isidro, mas conocido cariñosamente por "Tidro", era el pequeño de la familia, precisamente lo arrastro el barranco de la cañada, al cruzarlo por el camino del mismo nombre, hacia el rio con las dos caballerias que llevaba, que creo salieron en el puente el rio y su cadaver lo rescató un factor que en aquellos años trabajaba en la estación de Terrer tirandose al rio,y asumiendo un gran riesgo, pasado el puente mas ó menos a la altura del cuartel de la Guardia Civil, fué una tormenta espantosa al menos para los ojos de un niño.
Mi recuerdo afectuoso para la víctima y toda su familia, ya muy disminuida.
Saludos y recuerdos, algunos no gratos.

En efecto, fue el factor Eloy el que le sacó del río. Creo que se le ha pasado contar a Contador cuando un rayo segó un brazo al Corazón de Jesús existente en el cerro.¿Lo recuerdas? Saludos de tu amiga Rábade.

Amiga Rabade me alegro que recuerdes el nombre del factor, Eloy, para tener de él el recuerdo y el elogio que se merece, por lo heróico que fué el rescate, el riesgo que corrió, por los torncos, ramas y demas brozas que arrastraba el rio y se lanzó sin pensarlo, de lo contrario pasado ese tramo no se sabe donde se hubiese encontrado el cadaver.
Recuerdo agradecido y elogioso.
Saludos

Ahora que lo cuentas, sí que recuerdo la desgracia de Alberto y de cuando al Corazón de Jesús, una tormenta le arrancó el brazo: mi madre y muchas mujeres subían desde entonces a rezar.
Gracias a Rábade y a todos los que participan por poner al día recuerdos tan lejanos y tan emotivos.
Un saludo a todos.

LA LABRANZA.-

Un caluroso día festivo de verano, sería Santiago seguramente, en Terrer se hizo un concurso para ver quién labraba mejor, quién hacía el surco más derecho, etc. El campo del concurso estaba detrás del cementerio, cerca de donde hay ahora unas naves.

Presidían las autoridades civiles, militares y religiosas del pueblo, todos vestidos de gala y sudando a todo sudar.

Estaba labrando uno ( no recuerdo su nombre) cuando, al dar la vuelta delante de las autoridades, una de las mulas se torció más de la cuenta y el labrador en cuestión soltó un juramento “de los que temblaba el misterio”.

El cura, D. Virgilio para más señas, ordenó suspender el trabajo, recriminando al labrador que era pecado mortal el decir semejante juramento. El pobre hombre, todo compungido, le contestó que el juramento no era con mala intención; sino que era la única forma que tenía de que la mula le entendiese.

D. Virgilio, entonces, aceptó la explicación recomendándole que, en lo sucesivo, le enseñase a la mula otras palabras. De esta manera, con la alegría y la comprensión de todos los asistentes, el concursante siguió con su trabajo. Lo que no recuerdo es quién ganó.

Lo cierto es que el labrar era el oficio más prestigioso del Terrer agrícola.

Se labraba todavía con el arado romano, llevando con mano firme la parte de madera y haciendo, a la vez, fuerza para que la reja se hundiera más en la tierra. También se usaba la vertedera para voltear la tierra y que ésta se airease.

El tiro era de mulas o machos, generalmente, aunque, a veces, también de caballos o yeguas. Estos animales se podían comprar o vender en las ferias de septiembre de Calatayud, a donde acudían los criadores, provenientes de la parte alta de las tierras de Guadalajara: de Maranchón exactamente.

El labrador tenía que esforzarse mucho, por lo que era oficio realizado por los jóvenes de la casa ( o los criados contratados). Todos los hombres de Terrer que en su juventud labraron con arado ( aladro, se decía) acababan con problemas de ciáticas, reumas y dolencias de la espalda y de la zona lumbar.

En el último medio siglo, el oficio ha evolucionado más que en los 2.500 años anteriores. Hoy los tractores han hecho desaparecer este prestigioso, aunque duro, oficio.

Mejor así.

EL ESPANTAPÁJAROS.-

Es evidente que el espantapájaros no era un oficio; pero me agrada recordarlo.

Recientemente entré en una tienda de juguetes a comprar uno para mi nieta. Y me llamó la atención uno que, según lo que yo recordaba, parecía un espantapájaros de los que había en todos los pueblos y salían en las películas. Pregunté qué juguete era ése y una de las dependientas (sudamericana) me dijo que se notaba que yo era un señor de ciudad y no de campo, porque no sabía reconocer un espantapájaros. Me quedé cortado, sin saber qué responderle. Y le dije que me lo vendiera.

Volvía a mi casa con el espantapájaros y me dije para mis adentros que me lo iba a quedar yo. Y allí lo tengo, encima de la mesa donde leo y preparo mis cosas. Para que no se me olvide que soy de campo, mejor dicho, de pueblo.

Durante una época de tiempo, la vega de Terrer se llenaba de espantapájaros, para evitar que los pájaros se comieran las semillas o picoteasen los brotes recién nacidos.

En alguna ocasión ayudé a mi abuelo a plantar alguno: se ponía una modesta estructura con palos, cañas o madera, se hacía una bola de hierba como cabeza, se le vestía con ropa vieja y medio rota, se le ponía un sombrero de paja, de los que estaban llenos de agujeros y, a veces, se le ataba una escoba vieja en la parte que simulaba un brazo. Lo plantábamos en medio del campo y, es verdad, los pájaros, al principio, mantenían una cierta cautela al ver el simulacro. Supongo que, con el tiempo, se hacían amigos del muñeco.

Por el tiempo que hace que falto de Terrer, no sé si todavía se ponen espantapájaros en la vega; pero en otros sitios donde voy habitualmente los han sustituido por una especie de artilugios que, periódicamente, lanzan algo parecido a un cohete de muy pequeño alcance, cuyo ruido espanta a los pájaros con mayor eficacia, al parecer, que los muñecos estáticos.

Han dejado sin “oficio” a estos simpáticos muñecos que recuerdan mi niñez.

Efectivamente los espatapájaros desaparecieron hace mucho tiempo, pero hubo alguno en que compartieron misión, creo que con "trabucos" de carburo, que cada cierto tiempo producian una explosión.
Saludos recordatorios.

LA VENDIMIA.-

Siempre que toco este tema, recuerdo a mi abuelo y a alguno de mis tíos, pisando las uvas, con abarcas y con los pantalones remangados, apoyadas las manos en los hombros, uno del otro. Cuando yo llegaba, mi abuelo me subía y les “ayudaba” a pisar las uvas.

Yo recuerdo que, por lo general, (cuando no existían las denominaciones de origen que regulan esta actividad), se “echaba” a vendimiar después del Pilar. Participábamos toda la familia, incluso los niños no íbamos a la escuela.

Armados de navajas , de cuchillos pequeños y de unos especiales que tenían la hoja curva, atacábamos las cepas, cortábamos los racimos y los echábamos en cestas. Un hombre las recogía y las echaba en los cuévanos. Cuando había varios, los cuévanos se cargaban en las caballerías, uno o dos a cada costado, y se llevaban al lagar, donde se descargaban las uvas tal cual venían de la viña.

Una vez en el lagar, se pisaba la uva de la que se despendía el mosto, que se trasladaba por un canalillo a una gran tinaja para que allí fermentase. Las pieles, las raspas y demás sobrantes, se pasaban a la prensa, donde se terminaba de sacar todo el jugo que contenían. Todavía recuerdo la prensa que montaba Juanito enfrente de su casa, junto a la plaza de la Iglesia.

No quiero extenderme en este proceso porque los lectores del foro seguro que lo conocen perfectamente.

El año pasado, a primeros de Octubre, mis amigos “celtíberos” me invitaron a Mara, a la antigua Segeda celtíbera, donde han reconstruido un lagar y hacen vino al estilo celtíbero. Varios de los asistentes, entre los que había catedráticos de Historia de la Universidad de Zaragoza, decían que hasta los años 50 /60 las técnicas en nuestros pueblos no habían variado mucho en relación a los celtíberos.

Mi abuela, en aquellos tiempos que recuerdo, hacía arrope y mostillo, que mis hermanos, mis primos y yo tomábamos cuando íbamos a su casa. Hace qué sé yo el tiempo que no tomo arrope ni mostillo. Sólo recuerdo que eran dulces y me gustaban mucho. Seguro que en Terrer lo siguen haciendo todavía.

Ahora, en las grandes denominaciones de origen, todo es mecánico y automático ( te lo enseñan cuando vas) y al final te pasan por la tienda para que compres el vino ya etiquetado.

Un recuerdo entrañable para aquellas antiguas labores, cuyo vino acababa en una tinaja de la que se sacaba cuando hacía falta, con un jarrillo, para llenar la bota o el porrón.

Amigo Contador de Cuentos, solo un puntualización, el mosto debia fermentar junto con las raspas, pieles etc. en el lagar, y una vez fermentado se habria la espita del lagar y salia el caldo que se almacenaba en las cubas y los restos del lagar era lo que se prensaba y salia mas caldo, y los restos de la prensa creo que tenian otra utilización, pero desconozco su final. Lo que sí recuerdo es que en las labores de la prensa era típico merendar sardinas arenques de aquellas cajas de madera redondas, y estrujadas en las puertas entre papel de estraza, para quitarles las escamas, regadas con el caldo que salia de la prensa.
Recuerdo vistos ahora muy lejanos, pero con gran nostalgia y casi diluidos en el tiempo.
Afectuosos abrazos

Te agradezco la puntualización. Bien está lo que está bien. Y gracias también por los recuerdos de las sardinas arenques, que se extrujaban en las puertas con papel de estraza, como bien dices.
Un saludo, amigo.

LA MESA DE LA TÍA PESETA.-

Ni El Corte Inglés, ni las tiendas de moda más actuales, ni cualquier otro sitio de la actual sociedad de consumo tiene ni pizca de comparación con la atracción tan insuperable que suponía, para un chico/a de los años 50, la mesa que la tía Peseta ponía los domingos por la tarde y demás días de fiesta en la plaza de Bajo el Olmo.

La recuerdo como si la estuviese viendo: los caramelos, los puros, los cacahuetes, las almendras, etc.( el equivalente a las “chuches” de ahora ) en unas cajas de cartón, encima de una mesa. Y a la tía Peseta sentada en una silla, o levantada, si había mucha aglomeración. Y varios chicos/as alrededor de la mesa.

Cada cosa tenía un precio; pero te podías llevar más cosas por menos precio si apostabas con unas cartas que tenía. En unos cartones estaban pegadas algunas cartas de la baraja. Tenía varios, no sé cuántos. Por unos céntimos comprabas uno o varios cartones y la tía Peseta cortaba la baraja. Si la carta que salía estaba en tu cartón te tocaba algo, siempre a criterio de la tía Peseta, y, si no, habías perdido lo que habías pagado por el cartón. Ya no recuerdo bien el mecanismo.

Puedo afirmar que todos los chicos/as del pueblo nos hemos dejado en esa mesa nuestras pequeñas propinas de los domingos.

Hace poco, mi nieta, que apenas chapurrea cuatro palabras, al pasar por una tienda de “chuches”, me cogió la mano y me llevó dentro, que quería llevarse todo.

Y, de repente, me vino a la memoria la mesa de la tía Peseta y me sonreí al recordar mi infancia: en mi casa de Terrer hay una foto mía, con algo menos de dos años, montado en un caballo grande de cartón con una barrita de guirlache en la mano ( de la tía Peseta, claro), por Santa Bárbara.

Esto era jugar a los carteles y cuando le quedaba alguno sin vender decía "el de la suerte me queda" hasta que vendia todos.Tenía pirulis
y los cacahuetes los medía con un pocillo, cuando era tiempo de los nísperoén vendía. Gracias por este recuerdo.

Mi recuerdo entrañable para Pilar y su sobrina Maria, mujer de Santiago el peluquero e hija de un buenisimo hombre llamado, Agapito y de Maria,hermana de Pilar.
Saludos

Me ha entrado una duda, no estoy seguro si el nombre de la mujer de Agapito era Maria ó Justa.
Saludos

LAS MODISTAS.-

Como en los tiempos que describo, años 50, no existían las tiendas de moda ni nada que se le pareciese, ni las familias disponían de liquidez suficiente, la ropa, sobre todo la femenina, era hecha en casa.

Bueno, en casa de las modistas, que en el pueblo había varias y muy buenas.

Las especialistas habían ido a Calatayud, o a Zaragoza y hasta a Madrid o Barcelona a sacarse el diploma de “Corte y Confección” y, una vez obtenido, admitían en sus casas a “aprendizas” que iban bien a aprender el oficio, bien a hacer alguna prenda para ellas o sus familias, bien para trabajar por cuenta de la casa y obtener algún ingreso.

El trabajo de las modistas era ( por decirlo de alguna manera) de campaña. Es decir, para San José y Semana Santa, que se estrenaba la ropa más ligera y para el Pilar y Santa Bárbara, que se estrenaba la de invierno. Alrededor de esas fechas estaban atosigadas de trabajo ( se dejaban los ojos, se decía entonces). En otras épocas, éste era más tranquilo y aprovechaban para hacer otras cosas.

Creo que era el segundo oficio más importante de las mujeres en Terrer, ya que el más importante, a mi juicio, era el de lograr alimentarnos y mantenernos vivos a todos nosotros usando una técnica económica que para sí hubiera querido un Premio Nobel de Economía.

Este oficio no se acabará en Terrer mientras vivan las mujeres de aquella generación.

Para dichas mujeres, mi recuerdo perpetuo y agradecido.

NOTA FINAL.-

Con esta narración doy por terminado el conjunto de "Antiguos Oficios de Terrer". Mi memoria se agota. Espero tener algo más que contar para el otoño.

Un saludo a todos los partícipes y lectores de este Foro de Terrer, de

El Contador de Cuentos.

Querido CDC, seguro que un buen descanso estival te sentará de maravilla y en otoño podremos disfrutarte de nuevo.
A lo dicho, que pases unas vacaciones llenas de buenos momentos con tu familia, con tus amigos y contigo mismo.
Saludos.
Paca.

Muchas gracias por tus deseos, Paca. Intentaré hacerlo, al menos, conmigo mismo. Un saludo.