Una de monos Para Laula: Un hombre entra a un bar con su mascota, un mono. Pide una cerveza y mientras la bebía, el mono empezó a saltar por todo el bar. El mono agarró una de las aceitunas de la barra y se las comió. Luego, agarró un poco de rodajas de limón y se las comió. Más tarde, el monito se lanzó encima de la mesa de billar y agarró una de las bolas. Para asombro de todos en el local, el mono se metió la bola en la boca y de alguna manera se la tragó por completo. El camarero lo vió y gritó al hombre: - “¿Viste lo que tu mono acaba de hacer?” - “No, ¿que hizo?” - “¡Se acaba de comer una bola de billar, entera!” - “Ah, sí. No me sorprende”, respondió el hombre, “él se come todo lo que ve. Disculpe”. El hombre paga su caña y las cosas que el mono comió, y se va. Dos semanas más tarde, entra el hombre al mismo bar y con el mismo animal. Pide una caña y de inmediato el monito comenzó a correr por todo el local. Mientras el amo terminaba su bebida, el monito encontró una cereza en la barra. La agarró, se la metió por el culo, lo saco y luego se lo comió. Al rato, el trepador se encontró un maní; hizo lo mismo; se lo metió al culo, lo saco y se lo comió. El camarero estaba más que furioso. - “¿Señor, usted vió lo que su mono hizo ahora?” - “No, ¿qué?”, dijo el hombre. - “¡Oígame! Se metió una cereza y un maní por el culo y luego los saco y se los metió a la boca”, resonó el camarero. - “Ahh, eso no me sorprende”, le contestó el amo. “Él sigue comiendo todo lo que ve a su paso. Pero desde que tuvo que cagar la bola de billar aquella vez, mide todo antes de comerlo.” |