BAHAMONTES Yo, la verdad, veo poca televisión; pero hace unos días, siguiendo el Tour de Francia, que me gusta desde mi juventud, apareció en la pantalla Bahamontes, al que estaban premiando con el título de Rey de la Montaña honorario (más o menos). El recuerdo de Bahamontes me llevó al Terrer de los últimos años cincuenta y primeros años sesenta, cuando los de mi generación éramos jóvenes y escuchábamos por la radio sus heroicidades. Era un personaje singular: dejaba atrás en las subidas a las montañas a todos sus adversarios y, luego, se paraba en la cima a esperarlos tomándose un helado. ¡Genial! Y no digamos cuando su mujer, cuyo nombre de Fermina conocíamos todos, cumplía años. Ese día siempre hacía alguna de las suyas, que bien podía ser ganar con una gran ventaja o bajarse de la bici sin motivo aparente. Los veranos de aquella época tan floreciente de Terrer eran extraordinarios: los baños en el río o en las piscinas de la fábrica, las meriendas de amigos/as en las torcas del río, las verbenas en el Casino (especialmente las de San Antonio y Santiago) donde muchos de los de nuestra generación comenzamos a “festejar”. . . ¡Qué recuerdos! Los ciclos económicos han sido inexorables con Terrer y actualmente su declive es manifiesto; pero nadie nos quitará a nosotros, los de entonces, el haber vivido nuestra juventud en tan extraordinarias circunstancias. La figura de Bahamontes me llevó por un rato a aquellos felices años. Y a Terrer. |