Talamantes - Zaragoza

Saben qué me enamoró de este magnífico lugar????, todo.
El cielo, límpio y de celeste perfécto por encima de las nieblas invernales del Ebro, con unas noches placenteras buscando estrellas en la misma verticalidad de la Vía Lactea (Camino de Santiago).
El paisaje, lleno de verdes, variado de huertos y rocas vivas, recorrido por barrancos donde siempre canta el agua que pasa bajo puentes medievales; inesperado en una provincia, y si me apuran en una comunidad donde una gran parte del territorio es árida de aspecto.
La nobleza de unos casi tristes restos Templarios los de su castillo que niega el tiempo, las inclemencias, las ingratitudes y hasta las irresponsabilidades.
Sus habitantes son de habla brusca y peculiar como corresponde al aragonés: recio, trabajador y firme pero donde el apelativo de trato común es dirigirse a uno como "amante"......si ya lo dije yo al llegar: tiene de guapo hasta el nombre TALAMANTES.