Manual gatuno En mi afán por instruir, he sacado un ratito para dejaros otro tostón. Siempre con todo el amor que alguien de belleza incalculable y preciosos deditos puede emanar. Ahí va: A mi linda gatita le han recetado unas pastillas. Hasta ahí, nada anormal. El caso es que una amiga me contó que para dárselas, lo que hace ella con su gato es comprar paté de salmón y deshacérselas en él. Asegura que así el gato se las come fácilmente. Esto nos llevó a una discusión, pues a mí no me parece bien verme en la obligación de ir a comprar paté de salmón sólo para que mi linda gatita se coma una pastilla. Seguro que yo soy capaz de dársela sin problemas –pensé- . Lógicamente, tenía yo razón. Y por si alguno de vosotros tiene el mismo problema, os dejo un sencillo manual extraído de la experiencia, que demuestra que no es necesario comprar paté de salmón para tal menester: Nota indispensable. – Se necesita un compañero/a/e que os ayude a cumplir los sencillos pasos. * Coge al gato y acúnalo con el brazo izquierdo como si estuvieras sosteniendo a un bebé. Posiciona los dedos índice y pulgar de tu mano izquierda para aplicar una suave presión a las mejillas del gato mientras sostienes la píldora con la derecha. Cuando el gato abra la boca, échale la pastilla dentro y déjale cerrar la boca con el fin de que se la trague. * Recoge la pastilla del suelo y al gato de detrás del sofá. Vuelve a acunar al gato y repite el proceso. * Después del segundo intento, trae al gato del dormitorio y tira la pastilla babeada a la basura. * Coje otra pastilla de la caja, acuna al gato, ahora con el brazo derecho, manteniendo las patas traseras firmemente sujetas con la mano izquierda. Fuerza la apertura de sus mandíbulas y empuja la píldora dentro de la boca con tu dedo pulgar. Mantén la boca del gato cerrada mientras cuentas hasta diez. * Saca la pastilla de la pecera y al gato de encima del armario, y llama a tu ayudante. * Arrodíllate en el suelo con el gato firmemente sostenido entre las rodillas. Mantén sus patas traseras y delanteras quietas. Ignora los gruñidos que el gato emite. Pídele a tu ayudante que sostenga la cabeza del minino con una mano mientras le abre la boca con una regla de madera. Métele la pastilla en la boca y frota vigorosamente la garganta del gato. * Baja al gato del portarrollos de la cortina. Coge otra pastilla de la caja. Apúntate que tienes que comprar una regla y unas cortinas nuevas. Barre cuidadosamente los trozos del jarrón para pegarlos luego. * Envuelve al gato en una toalla grande y pídele a tu ayudante que lo mantenga estirado, con sólo la cabeza visible. Mete la pastilla en una pajita de beber refrescos. Abre la boca del gato y ponle dentro un extremo de la pajita, en el otro extremo pon la tuya. Y sopla. * Léete bien el prospecto para asegurarte de que la pastilla no es dañina para seres humanos. Bébete un vaso de agua para recuperar el sentido del gusto. Ponle tiritas a tu ayudante y limpia la sangre de la alfombra con agua fría y jabón. * Trae al gato del tejado del vecino. Coge otra pastilla. Pon al gato en el armario y cierra la puerta sobre su cuello, dejándolo sólo con la cabeza fuera del mismo. ábrele la apertura de la boca con una cuchara de postre. Échale la pastilla en su interior con una bandita elástica. * Busca un destornillador para volver a colocar la puerta del armario en sus bisagras. Aplícate compresas frías en las mejillas y verifica cuándo te pusiste la última antitetánica. Mete la camiseta en remojo antes de que se seque la sangre y ponte una vieja. * Llama a los bomberos para bajar al gato del árbol de la calle de enfrente y pide disculpas a tu vecino, que se cruzó con el gato en un mal momento. * Ata las patas delanteras del gato a las traseras con una cuerda. Amárralo firmemente a la pata de la mesa de la cocina. Busca guantes de malla metálica. Ábrele la boca con una pequeña palanca y métele la pastilla en la boca seguida de un trozo de carne. Seguidamente, vierte un vaso de agua en su boca para que trague. * Haz que tu ayudante, si es que puede conducir, te lleve a urgencias. Tranquilízate mientras el doctor venda tus preciosos deditos y tu frente, y mientras te sacan los restos de pastilla del ojo. Al final, piensa un poco. Vete al Mercadona, compra paté de ATÚN, y mañana le cuentas a tu amiga que tenías razón, como siempre.¡ NO es necesario comprar paté de salmón para darle una pastilla a un gato! Otra batalla ganada… Gracias y como dijo el caesar: OTRA VEZ TE AYUDA SAN PEDRO NENITA!!! |