mis aventuras Hola, chorretinicos güenos..., Hola, pichinicas..... Hoy, os contaré una de mis últimas aventuras. Ocurrió hace tan sólo unos días. No sabía qué hacer para comer, y al final me decidí a preparar 17 kilos de judías riñoneras con un poco de tocino blanco, 1 kilo y medio de chorizo morcillón y dos frascos de guindillas bascas. No creais que todo ésto era para mí solit@. No. Lo preparé para comerlo entre mi nietecito y yo. Una vez, que lo tuve todo cocidito y preparado me dije: pero...pero si mi nietecillo sólo come potitos..., y como en tiempos de crisis no estamos como para desperdiciar la comida, pues eso, que poquito a poquito y ....poquito....a poquito, me metí entre pecho y espalda, tan calorífico menú. Ocho torrijas caseras, fueron la terminación de tan deliciosa comidita. Al poco rato, vi a mi nieto que me miraba extrañado y me dijo "agüel@, que te estás hinchando como un globo". Era verdad, no paraba de hincharme. Corre, corre,- le dije a mi nieto-, átame una cuerda al pie y sácame a pasear como si fuera un globo. Mi nieto, hizo lo que le dije, y de pronto me vi en la calle, flotando, atado de un extremo de la cuerda, y mi nieto agarrado al otro extremo, orgulloso de llevar a su agüelo como si de un globo se tratase. Mirad, decía la gente señalándo hacia arriba con el dedo, si es chorrete que va flotando. Mi nieto, se puso nervioso ante la multitud, y soltó la cuerda. De repente me vi flotando a merced del viento, eso sí sin dejar de hincharme. Desde lo alto, divisé como si de hormiguillas se tratasen, a oze, mafaldita, hipolita, narses, winchester, pijosenormus, rompecorazones, pipiola, piupiu, pipi calzaslargas, y a todos los amiguitos del foro. De repente, sentí un agudo dolor en el abdomen, y pasó lo inevitable: PPPPPPPRRRRROOOOUUUUUMMMMM, PPPPPPPRRRRRRRRRRRRR. PPPPPRROUUUMMMMMM. Desde lo alto observé cómo corría la gente, pensando que eran truenos los que producían tales estruendos sin imaginarse que en realidad era mi culo. Al poco rato, sentí cómo me desinflaba por completo, y así fui descendiendo hasta aterrizar cerca del plegadero. No vi a nadie. Todo el mundo estaba refugiado en sus casas o en los bares. Alguien me dijo: "corre chorrete, que éstas tronadas tan gordas, si no llueve son muy peligrosas, porque pueden caer rayos". Me encaminé hacia mi casa, sin dejar de tirarme pedos, eso sí, cada vez más suaves. Cuando llegué, hice lo inevitable: CAQUITAS. saluditos a toditos menos a los pelotitas y lametraserillos.
|