Rueda de Jalón - Zaragoza

Hubo en tiempos una dama que habitaba en una de las casas más importantes del pueblo. Su padre era un gran agricultor que comerciaba con los musulmanes que todavía quedaban en el pueblo.
Este comerciante le habia dicho a su hija una y otra vez, que los tiempos cambiarian, y que llegaría un dia en que no tendría con quien comerciar, pues sus socios serían perseguidos, y ellos tendrian que tener cuidado.
Inés pensaba que su padre se estaba preocupando en exceso, pues hacia ya un tiempo que se habia instaurado la paz en Rueda, pero en el fondo habia mucha gente que no se fiaba de los moriscos.
Ella era ajena a los negocios de su padre, veía entrar y salir gente en su casa, pero su padre siempre le había mantenido al margen,hasta que un día le dijo:
- Hija mia ya tienes 15 años y yo ya voy siendo mayor para alcanzar todos los deberes que tengo, y dado que no tengo hijo varón que los herede he dedicido que empieces a ayudarme. Sabes leer y escribir, así que serás util en el negocio familiar.

Y así fue como Inés comenzó a llevar cuentas de su padre, pero nunca hablaba con los socios ni tan siquiera estaba presente cuando llegaban a un acuerdo, pues era mujer.

Cuentanos como sigue la historia.!!!por fa¡¡¡¡

Los dias pasaban e Ines poco a poco aprendía todos los secretos de las buenas ventas y como su padre trataba con los socios. Ella llevaba las cuentas de su padre, y tan capaz la veía este, que llegó el momento en que el se despreocupó del dinero, para dedicarse exclusivamente a tratar con los moros que querían hacer negocio con él.
Su padre era un hombre respetable, pero era el único que trataba con los moriscos en el pueblo, inclusio venian de pueblos cercanos para hacer trato con el.
Un día en el mercado semanal, Inés se entero que habian llegado tres familias miriscas al pueblo, según le dijo una vecina para prosperar, ya que venian de tierras muy áridas, en las que el cultivo se hacia imposible.
De repente, Inés noto como le tiraban de la cesta donde había guardado unos pollos que había comprado, al girarse voy a un niño que echaba a correr, y el cual no había visto nunca. Inés siguió tras él, cuando estaba apunto de alcanzarle se tropezó con algo y cayó al suelo.
Y se hizo la oscuridad.

Cuando despertó, se encontraba muy mareada, y todo le daba vueltas. su padre estaba a su lado:
- ¿qué ha pasado?
- Alguien te robó y te tiró al suelo, te has dado un golpe en la cabeza y te has desmayado. Un muchacho que es nuevo en el pueblo te ha traidoa casa. Un momento- su padré salió fuera de la estancia donde se encontraba Inés, y vió que volvía acompañado.- Este es Jamil.

Inés al verle se quedó completamente anonadada, su "angel" era hipnotizante, su pelo negro rizado le cubría parte de la frente, pero le dejaba ver unos ojos negros enormes envueltos en una piel de tono olivado (no muy oscura) que bien contrastaba con la blancura de la suya. Era alto, algo delgaducho, pero a la vez con músculos firmes y bien proporcionados. Inés jamás había visto un "angel" tan especial.

- Hija mia, ¿te encuentras bien?
- Sí padre, será del golpe que me encuentro mareada.
- Jamil se ha insistido en quedarse hasta asegurarse de que estabas bien, así que muchacho, ya véz que mi hija se encuentra bien, ya puedes marcharte a tus deberes.
- Yo, eh... sí, debo irme, me estarán esperando en casa. Me alegro de que estes bien...
- Ines, me llamo Inés.
- Sí, Inés, eso, bueno pues Adiós.

Y ahí la dejó, con la idea de uqe la había salvado un angel y con un fuerte dolor de cabeza.

- Eh! Jamil!! ¿que te ocurre? que parece que estas atontado! ¿quieres mirar lo que haces? llevas días sin estar en lo que teines que hacer, sino pensando en las abutardas, ¿se puede saber que te pasa?
- Nada mamá, ya te lo he dicho mil veces, no me pasa nada. Por cierto, ¿que pensais hacer con la cosecha de este año? Me han comentado que aquí en el pueblo hay un comerciante que hace buenos tratos con nuestra gente...
- dejate de comerciantes cristianos, no te fies de ninguno de ellos, tienen muy buenas palabras, pero el dia que espero que no llegue nunca, averiguarás que no son tan de fiar.
- Pero mama, este hombre es distinto, deja que su hija le ayude!
-¡una mujer haciendo negocios, en vez de hacer las tareas de casa, y ser una buena hija! olvidate.

Jamil aceptó el fin de la conversaación, pero no se quedaría callado y mal vender la cosecha, además tenía que volver a ver a Inés.

Coooooooooooooooo.Ya esta bien de tanta Ines y del moro ese de Jamil.Despues querra Ceuta,Melilla y las Hermanicas.

a ver, a ver como te explico que si hablamos de moriscos es porque se han convertido al cristianismo, por lo tanto LAS HERMANICAs que en su tiempo fueron moras, ya habian sido reconquistadas, así que no te preocupes, que ya no han vuelto a sus manos.

Un día Inés estaba dando un paseo por la huerta, cerca del Jalón, era una tarde de primavera con un sol explendido, y con un verde característico del campo y sus frutales.
Ese prometía ser un buen año, pues las flores habían sido abundantes y parecían haber ligado muy bien, por eso la cosecha sería muy buena, además había llovido y había agua para los riegos.

Se acercó a una pequeña parcela, en la que trabajan una mujer y un joven, conforme se fue acercando, se dió cuenta que el joven era su "angel". Temerosa a que este la viese, se escondió detrás de un arbol, y ahí paso la tarde, observando como trabajan la tierra.

Así pasó toda la semana Inés, yendo a lo que para ella se había convertido en su mundo, cuando se dió cuenta que faltaba Jamil, que no lo veia por ningun lado, cuando de repente:
- ¿qué haces aqui?.- Inés mantuvo la respiración y no se atrevía a girarse, pues estaba tan ruborizada, que le daba vergüenza que la viesen así.- te he preguntado que haces aquí, llevas toda la semana viniendo todas las tardes, y estas horas mirandnos a mi madre y a mi.
- Yo, siento si te he molestado, pero no me atrevía a acercame a ti para darte las gracias.
- No tenías porque dármelas, no podía dejarte allí.
-de todas maneras muchas gracias.

El mundo dejo de girar a su alrededor, ambos se miraban a los ojos y el mundo dejó de existir para ellos, su reloj se paró. Inés entreabrió los labios con la respiración agitada, ya que nunca había tenido a un hombre tan cerca, y este era su "angel". Cerró los ojos y esperó a que los labios de jamil cerrasen los suyos, y en ese mismo instante a Inés se le paró el corazón.

Siguuue polfabvol
no nos dejjjes sinm ines
queel jamnmil le haiga el bobvcabovca
que le echehe un jarro aguaa fresquieicqa paqiueue espabile
pero traes nos la para queue4 sigia ga la historiaaz
queue nos s tienenenes en unnsim vivivl
Parruchal

Parruchal eres un soba.Deja al jamil ese que nos pedira hasta las hermanicas.Esto creo que lo he leido en algun sitio asi que es un plagio.

Pasaron los dias para Jamil e Ines, viendose todas las tardes en secreto, pues si se enteraban ambas familias sería el fin de sus encuetros.
Pero, pronto llegó la desilusión para Inés. Un día Jamil le dijo que no podían seguir viéndose, proque su madre le había encontrado una muchacha para casarse. y No podía desobedecer a su madre.
Inés no conseguía entenderlo, su "angel" su "Amor" le estaba dejando.
-Jamil, no comprendo, ¿no me quieres?
- Si, claro que te quiero, con toda mi alma, pero no puedo deshornar a mi madre, la muejr ha sufridomucho durante toda su vida, y yo soy lo único que tiene.
- Pues si tanto te quiere loentederá. y si me quieres, lucha por mi, explicaselo a tu madre.
- Lo siento Inés, pero es mucho mas complicado que todo eso.
- Coberde, eres un cobarde, no quiero verte más, cassate con quien te de la gana, pero a mime has defraudado como nadie lo había hecho.

Inés se dió media vuelta y se fue llorando, con el corazon roto, y con la furia que sentía, se dijo que no se enamoraría jamás.

que final mas triste para una historia tan bonita

Las noches para Inés se convirtieron interminables, llorando, e intentando entender como podía haberla engañado de esa manera, como podía haberla marcado así, en lo que ella creia que sería para siempre... Lo que no sabía es qeu Jamil se sentía el ser más miserable que habitaba en toda la Tierra.
El día que conoció a su prometida, fue el hombre más infeliz del mundo, y no paraba de buscar la manera de como poder frenar toda esa locura de la boda, ya que eso le haría el ser mas infeliz, y había roto un corazón, el corazón que más le importaba, pero no quería hacerle lo mismo a su prometida, ya que si se casaba con él la convertiría en una mujer muy infeliz.
La fecha de la boda se fijó para después de las cosechas, por lo que Jamil tenía tiempo suficiente para intentar volver a ver a Inés, y saber si era verdad lo que sentía por ella. Mientras tanto tenía que tantear a su madre, a ver como podría reaccionar, lo que le producía un nudo enorme en la garganta.

Inés era un alma en pena que vagaba por la casa como un fantasma. Su padre se había percatado de ello, y no sabía la razón por la cual su hija se encontraba así, por lo que pensó que un cambio de aires le iría bien:
- Inés he pensado que ya qeu yo no se lo que te ocurre, ni como tratarte, quizás te iría bien pasar unos dias con mi hermana.
- Pero padre, tengo que ayudarle con los negocios... la cosecha se acerca y hay que fijar los precios...
- Hija mía no te preocupes que si te necesito te mandaré llamar, pero yo no se que hacer para que vuelvas a sonreir, supongo que un muchacho es la causa, pero como no se quién, tampoco puedo ayudarte. Buscaré alguien que te acompañe durante el viaje, y cuando te encuentres mejor, vuelves.
Inés ante la inminente boda de Jamil, y dado que ella no podía hacer nada para impedirlo, pensó que a lo mejor su padre tenía razón, y lo mejor sería marcharse durante unos días, y volver cuando todo hubiese pasado.

Mientras preparaba el equipaje, su padré entró en su cuarto:
- Hija mía, he encontrado una familia que se va de viaje, y paran en el pueblo de tu tía, les he pedido que te acompañen y han aceptado. Así que cuando termines, te estarán esperando. De verdad, deseo que este viaje te vuelva a hacer feliz.

Cuando Inés bajo la familia le estaba esperando, la madre era la que se le acercó a cogerle el equipaje. A Inés se le helo el corazón, la familia que iba a acompañarle era la de Jamil.

¡OSPLÁS!
¡Que fuerte tia!
Con lo bien que va la cosa, haz el favor de no matarlos...
Déjales que sean felices una temporadica.

Notnanas

Inés parecía morir, pero no tuvo otra opción que recomponerse.
El viaje se le entornaba eterno, y aunque el trayecto no fuese muy largo, ya que sólo sería un día, y a paso muy lento, no veía el momento de llegar a casa de su tía.
Jamil, por su parte, estaba esperando la ocasión que se quedasen un poco apartados para poder hablar con ella, pero no sabía como hacerlo.

En un momento en el que el sol empezaba a calentar demasiado, la madre de Jamil decidió parar en la rivera del río.
Inés se separó un poco del grupo, para aclararse las ideas y tranquilizarse un poco, aunqeu su tranquilidad le duraria muy poco.
Jamil se acercó:
- Inés, escuchame por favor, necesito hablar contigo.
Esta se dió mediavuelta dándole a entender que no quería saber nada de el, pero más bien fue para que Jamil no se diera cuenta de su rubor.
- Inés, por favor. Yo, yo no se como decirt que me encuentro entre la espada y la pared, mi corazon te quiere a ti, pero me han enseñado a obedecer a los padres, y no se que hacer. No puedo olvidadrme de ti, Ines, sin ti me muero, si almenos dieses alguna muestra de que tu sientes l o mismo por mi...

Halaa ines quete huelene los pies
ddasle un bessicocoo all jamil
yn meate een la soppa de la bruhja dse tu sueegrra

que aguudsdo el loetero de conde aranda
el muyyy bellasco querira pringarga alos
pobreshosteleros no tenemos basaentete con lo del antittbacco
ue aund vienene estre a meterrrnnos eel deddoo enen elel ohjoo

veenga ines y jamill hcell el favol de arrreglaros
Parruchal

Inés, se volvio y miró a JAmil. En sus ojos vió la sinceridad con la que hablaba, y no pudo evitar darle un beso, un beso que fue la constatación de que Inés se entregaba a él para siempre, y que como ese parasiempre no existiría, ella tendría que vivir resignada, y solitaria... o quizás no.
- Inés, no puedo dejar que sufras más, ni yo puedo negar lo evidente, voy a intentar retrasar el ritmo lo más que pueda, y al caer la noche, nos iremos juntos, iremos a un lugar en el qe podamos vivir sin que mi madre se interponga entre nosotros, y tu no deshonres a tu padre.
- Jamil, yo no quiero irme de ningun sitio, ni a ningun lugar. Mi padre no se sentirá deshonrado, y te aceptara como su yerno, pero tienes que conseguir antes estar a su altura, deberás hacerte comerciante, y una vez lo consigas, podras pedirle mimano.

Jamil no sabia como lo haría, pero si su amada se lo pedía, el lo conseguiría. Decidieron seguir con e viaje. Ines pasaría unas semanas con su tía y volveria con su padre, para seguir aprendiendo el negocio familiar, mientras Jamil viajaría para poder cumplir el deseo de su querida Ines

El camino siguió su curso y cada uno llegó a su destino. Se despidieron con la promesa de esperarse el uno al otro, y porder al fin ser felices juntos.

Pasó mucho tiempo antes de que Inés se diese cuenta que Jamil tenia que haber dado señales de vida hacía ya unas cuantas lunas, pero su corazon no le permitia pensar que algo malo le había pasado, y por su puesto lo que no podia ni siquiera nombrar era que él le hubiese dejado de amar.

Cuando una mañana despues del duro viaje de vuelta a su casa, se encontro con la madre de Jamil. Estaba llorando.

Inés no pudo mas que acercarse a preguntarle el porque de su disgusto, cuando oyó como le contaba a otra mujer del pueblo que a su hijo lo habian apresado por moro y hereje.

Inés penso que se moría alli mismo.