Ricla - Zaragoza

Cada 5 años nos someten a la misma campaña de comunicación para vendernos a los ciudadanos europeos esa extravagante idea de un parlamento sin pueblo, contra los pueblos y para la oligarquía.

Esta es la octava edición de estas elecciones. Como las precedentes, las actuales están totalmente desprovistas de interés. El Parlamento Europeo no tiene otra función que la de aportar una fachada democrática a una organización que no lo es.

No vamos a participar en ese teatro. La bufonada de la campaña por el voto es el fiel reflejo de la miseria moral y política de la casta política europea, preocupada únicamente por la alta abstención prevista para estos comicios.

Pero si no votas luego no tienes derecho a quejarte, puesto que no has hecho nada para evitarlo.

Ya estamos con los tontos tópicos de siempre. A alguno la televisión le llena la cabeza de sandeces y las repite como si fuese la Biblia.

El derecho a quejarse y a protestar lo genera el ser un ciudadano español, no el hecho de votar o dejar de votar. Yo me quejo si entiendo que los gobernantes lo hacen mal. Yo voto o dejo de votar porque en una democracia tengo el derecho a votar pero no la obligación.

Puedo perfectamente pensar que votar solo sirve para perpetuar la partitocracia y con mi abstención hago patente que el procedimiento de designación de quienes quieren representarme no me satisface.