Figueruelas - Zaragoza

Merkel se venga de ZP por lo de Endesa, pero la pagarán los obreros

Tarde o temprano, llegaría la venganza. Los errores se pagan y más si el perjudicado es un país como Alemania, muy poco acostumbrado a perder en los envites económicos. Cuando Zapatero maniobró con toda la artillería, incluyendo la promulgación de normas específicas al caso y la manipulación de los organismos de control, para impedir que la eléctrica E.ON comprara la española Endesa, Angela Merkel tragó el sapo en silencio, se ayudó con un vino blanco que el presidente español tuvo a bien regalarle y esperó a que el plato de la venganza se enfriara para cobrarse la factura.

Pues bien, Merkel acaba de servirse aquel suculento plato a propósito de la venta de Opel a una multinacional llamada Magna y de la que el ministro Miguel Sebastián ha dicho no saber casi nada ni nada bueno. El caso es que la operación ha sorprendido al Gobierno español y, lo más grave, amenaza con poner en la calle a más de 4.500 trabajadores españoles, entre puestos directos de la factoría de Figueruelas y los indirectos de la industria auxiliar. Todo un drama para miles de familias, que es lo preocupante. Y, en segundo plano, un misil en la línea de flotación del Gobierno de Zapatero, que no sólo no ha logrado convencer a Merkel para que desista de sus planes, sino que recoge ahora el fruto de sus errores en la opa de Endesa. Quien a intervencionismo mata, a intervencionismo muere.

Para más escarnio, al ministro de Industria apenas si le queda el argumento de que él no tuvo nada que ver con el fiasco de E.ON, porque fue él, sobre todo él, quien siendo jefe de la Oficina Económica del Presidente bloqueó los intereses de la eléctrica alemana e impidió que aquella operación llegara a puerto. A ver cómo les explica ahora Miguel Sebastián a los trabajadores de Opel que si sus puestos de trabajo peligran no es por la metedura de para de hace tres años. Pero si los aragoneses quieren saber la versión verdadera, la auténtica, que se le pregunten a uno de sus paisanos: el turolense Manuel Pizarro, el profeta que clamó en el desierto pero que casi nadie le creyó porque la gente prefirió oir los cantos de sirena de Pedro Solbes, y ahí están los hechos: Solbes "descansa en paz" y la crisis cuartea el Estado delbienestar. Pizarro, que apoyaba la opa de E.ON, podrá contar con pelos y señales cómo La Moncloa la boicoteó para indignación de Berlín. Y ahora vienen estos lodos.

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Pocas veces se ha leido en un foro algo tan serio e inteligente.