En memoria de mi amigo José Sierra Mi padre me mandó a la paridera de Orchi. Me dijo que buscara a José el Muelero para decirle que podía comerse unos rastrojos que a mi padre le sobraban del reparto. Subí desde el Collao y lo encontré pasado el puente. Le reconocí de inmediato, su cara me sonaba del 63, de verle jugar al 9 con maneras y actitud de tahúr de película del oeste. Tenía 14 años y esa sentida admiración en silencio por los personajes de fuerte personalidad. Y José, la tenía de sobras. No se dejaba pisar por mozos que le sacaban la cabeza de altos que eran, ni por los hijos de ricachos que participaban en las partidas, ni por la Guardia Civil que siempre registraba los coches de los presuntos cazadores. Era muy suyo el José. Nos hicimos amigos al cabo de los años, cazábamos juntos, jugábamos a las cartas, mi padre le tenia estima y nos hacia el rancho mientras cazábamos. Una noche, recién estrenado coche y carné, salimos del bar el Ruedo y nos presentemos en Salou parando en todas las iglesias abiertas en el camino. Inconscientes, sí, pero hay gente que nunca ha cometido locuras, que vida tan terrible deben vivir. Lleguemos nos bañemos, comimos una paella, echemos unos guiñotes con los mañicos de vacaciones, fuimos a Cambrils, a una discoteca y al día siguiente, domingo, a las doce estábamos tomando vermut en el Ruedo otra vez. A la brava, sin dormir, pasemos todo el domingo hasta que cerró Las Vegas. En ese baile, una presentación de fiestas, metí la pata hasta el garrón, y si no es por él, dos hombres bien forzudos, padre y tío de la víctima de mi gamberrada, me hubieran arrancado la cabeza. Pero puso su pequeña figura delante y les cortó el enfado. Me salvó de una buena tunda que me merecía porque me había pasado tres pueblos. No eramos santos, desde luego, y hay historias de caza y mujeres, que no voy a nombrar, pero quería trasladar mi pesar por la noticia de tu muerte. La última vez que estuvimos juntos en Rodanas, hace 11 años, aún tomemos unos quisquis y recordemos aventuras pasadas. Vaya mi pésame a su familia y guardame un taburete en el Ruedo del Cielo, junto a Paco el Chulo, Antonio Cazuelas y Mariano Navarro. Hasta más ver, amigo. |