Encinacorba - Zaragoza

Descargamos las mochilas y nos tumbamos en la hierba un instante. Veníamos fatigados y "encendidos" después de la caminata. El olor de las hierbas aromáticas que de forma natural se crian en el monte me estimularon la pituitaria. En esos instantes sólo pensaba en la felicidad que me proporcionaba el privilegio de estar solo junto a esta mujer real, pero a la vez, idealizada en mis pensamientos. Le tomé distraidamente la mano y se la acricié con las mías. Ella la rechazó con un gesto violento e irrascible que me hizo reflexionar.¿Te pasa algo?-le dije-. Ella trató de darme alguna explicación que no me convenció. Insistí y finalmente se echó a llorar.Verás me dijo, no es que te rechace... en realidad... sí. Bueno tengo que decirtelo: "Estoy casada". La verdad es que la noticia me dejó de una piedra. Saura casada. No podía ni imaginarmelo. Traté de indagar más en el asunto. La verdad es que no salía de mi asombro.Si apenas tenía 20 años. De repente mi miembro viril se relajó completamente. La libido cayó al suelo. Un estado de zozobra e incertidumbre se instaló en mi cerebro. Ya no sabía que hacer ni daba pie con bola. Farfullaba al hablar. Las palabras me salían entrecortadas e incoherentes. Por favor Saura -le dije- tienes que darme una explicación. ¿Quién es él? ¿Dónde lo conociste? ¿A qué se dedica? Y así un montón de preguntas que salieron de mi boca como un chorro de agua fría. Ella permaneció imperturbable. Cada momento parecía más serena, como si se hubiera quitado un losa de encima. Una losa que le aprisionaba y la hundía en la tristeza y en la melancolía.Pero si en ese momento hubiera creido que las sorpresas habían acabado ese día, estaba servido. No tenía ni la más mínima idea de lo que iba a suceder, de ahí en adelante.De ahí en adelante iba a ir de sorpresa en sorpresa, de sobresalto en sobresalto, de tumbo en tumbo. Ella me confesó que su marido era un famoso etarra que había conocido en Bilbao. Con la tensón y los nerviso del instante no recuerdo si se llamaba, Patxi, Txiqui,Txeroqui u otro nombre parecido. Nombres u apodos que se ponen esta gente y que no entiendes bien a la primera. Tratamos de calmarnos y reflexionar con tranquilidad. Ella entonces me tomó la mano.Me dijo que la perdonara, que todo había sido tan deprisa, tan inconsciente, tan sobrevenido, que ni siquiera ella daba crédito a lo que le estaba pasando. Se aproximo más a mi. Me cogió la otra mano y acercó su cuerpo al mío.En esa corta distancia ya había perdido yo todo intento de rechazo. Andaba zombi y hacía de mi lo que quería. Decía si a todo, asentia a todas sus demandas, y ni siquiera se ahora lo que le prometí entonces. Se que ella acercó su boca a la mía y presionó sus labios hasta abrirme la boca. Luego introdujo su lengua muy despacio.Buscó mis partes calientes y las fue acariciando con la punta.Sentí escalofríos en la espalda. Sentí sus tetas pegadasa mi y sentí sus monte de Venus rozando mi pene duro. Si en ese instante hubiera cogido al etarra lo hubiera destruido hasta su más pequeña molécula. Pero en esos tiernísimos instantes, solo pensaba en disfrutar el momento. Fue el beso más largo y profundo que he sentido en mi vida. Un beso que no era solo pasión. Un beso que era amor, perdón, esperanza, dicha, placer, odio y catorce mil sentimientos y sensaciones mas. Nos despegamos poco a poco. Al fonso se vehía toda la llanura llena de vides de Cariñena y el pueblecito a nuestros pies. Le dije con suabidad -amor mío- nunca te abandonaré. Ella me miró agradecida. Vamos a organizarnos -le dije-. Sí asintió ella.

Tengo en mi retina grabados esos instantes. Desde luesgo Sanantonero, sabes hacer a una mujer sentirse feliz.En esos instantes me senti como una diosa en el centro del mundo. La gran llanura de cariñena yacia a mis pies. Detras el monte de la Atalaya. A la derecha la Virgen del Äguila en Panica. Me sentí como Cristo ante la tentación del demonio. Me sentí poderosa y fuerte. Momentos como estos son inolvidables en la vida de una mujer. Por desgracia luego viene la realidad. La vida es cruda y dura. Volver al paisaje verde pero fiero del Pais vasco me acongoja. Quisiera vivir siempre en Encinacorba.Si es posible a tu lado. Sananonero esres demasiado peligroso pues conoces muy bien la esencia de la mujer. Cuidado eso también es peligroso.

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