Encinacorba - Zaragoza

Es para mí como un imán. Su atracción sigue presente y cada día se incrementa. Adoro cada parte de su cuerpo. Yo, he de confesarlo, era virgen cuando tuve la primera experiencia sexual con ella. Saura ha sido la primera y la única mujer de mi vida. Quizás esta falta de experiencia ha hecho que esté tan colgado, que me domine can tanta facilidad o que sea un juguete entre sus manos. Ella, es cierto, tiene una gran personalidad, un buen nivel cultural e intelectual y domina varios idiomas. Pero todo eso, con ser importante, no es lo esencial. En las distancias cortas ella tiene un gran atractivo personal. Un imán que le hace ser el centro de todas las conversaciones. Allí donde está ella, enseguida se hace una tertulia. De todo habla y todo lo comenta. Su sonrisa es franca y abierta. Sus orejas proporcionadas. Sus dientes menudos y perfectos. Sus ojos grandes y misteriosos. Su melena, suelta y acaracolada, es quizás lo que más me vuelva loco de ella. Pero que decir de su talle. Ese cuerpo tan bien proporcionado. Esas tetas firmes y redondas, a las cuales todavía no ha hecho mella la gravedad. Desde la cintura baja una superficie completamente lisa hasta su aparato genital. Por el contrario su culo es redondo y firme. Ambos glúteos son proporcionados y graciosos al caminar. Las piernas rectísimas y finas realzan su figura enormemente. De ella podría decir el poeta eso de… “que donaire, que alto cuello de garza”. Al verla caminar tan resuelta los hombres le gritan: “viva la madre que te parió”. Esa enorme mujer me lleva por la calle de la amargura. Me tiene obsesionado día y noche. Me quita el sueño y su imagen idílica me desvela cuando intento dormir. Pero esa mujer perfecta es una máquina a la hora de hacer el amor. Domina todas las artes amatorias, y si ella me autorizara podría relatar aquí los mil y un placeres que sabe derramar. Ese afán por buscarte los centros de placer. Esa inquisitoria lengua, ya lamiendo, ya chupando, ya soplando, ya succionando, cada una de las partes más ardorosas del hombre. Sus manos son como terciopelo, se deslizan con cálida suavidad acariciando casi sin sentir tu miembro viril. Hace del acto amoroso un rito. Espuma el placer como un cocinero lo hace con los más ricos manjares. Tiene paciencia sin límite y se toma todo el tiempo para el acto sexual. Otras veces es violenta y avariciosa. Impetuosa y pusilánime. Actúa con una explosión incontenida y fiera. Es en esos momentos cuando me sobresalto y acojo un cierto temor. Saura es imprevisible y vital, enormemente vital en todas las cosas en las que se implica.

Te agradecería que pusieras cuidado en los temas escabrosos, pues aunque estos diálogos no los lee nadie, bien puediera ser que alguien por descuido o por inconsciencia los leyera y se sintiera ofendido. ¡Dios no lo quiera! De paso señalarte que eres demasiado exacto en las situaciones y en las descripciones y con esos datos podríamos ser descubiertos. Procura disfrazar un poquito la realidad no sea que nos descubran y seamos la comidilla de Encinacorba. A mi no me importa, lo digo más por ti. De todas formas te reitero que no tienes nada que hacer conmigo. A todo tirar amigos y nada más.

Esta noche se moja, ya estais los dos colocaus.

¿Con la alemanita?

....
SI