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Dance de Encinacorba

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Dance de Encinacorba

ENCINACORBA

Dance en honor a Nuestra Señora del Mar

RESEÑA SOBRE EL DANCE DE ENCINACORBA

La señora Valentina Gracia, la tía Galletera, o mejor, la abuela de Encinacorba, que va por los cien años (98) y por tanto nació nada más ser escritos el dande de Encinacorba por el Padre Dionisio Fierro Gasca- aclarado ya su nacimiento en Atea de madre encinacorbera-, me contó que se acuerda de haber visto una representación del dance cuando ella tenía 17 años, es decir, en 1904. (¡No se iba a acordar, siendo su novio uno de aquellos danzantes!) Se guarda una fotografía con los componentes de este dance. Seguramente fue la primera vez que se representó y probablemente supervisado y presenciado por su mismo autor, ya que murió en 1916. Uno de los danzantes de la representación habida durante la construcción del ferrocarril, allá por el año 1929. Recuerda la señora Valentina que hubo en aquella ocasión un diablo - el tío Cutandero, que actuó durante la construcción del ferrocarril y que atronaba la plaza con sus bravatas y amenazas. De niño vi las representaciones de lso años cuarenta, dirigidas magistralmente por Alejandro Palacios y Cecilio Gimeno. Varios de sus intérpretes han pasado a la Historia del Dance de Encinacorba como fabulosos: Chaparrudo, sentencioso y socarrón el mayoral Rafael Hernández, fino y despejado el zagal Andrés Losilla, nervioso y espectacular el diablo Félix Tapia Morales, alias El Barrenas, grave y ceremonioso el peregrino Jesús Marín, alias el Ropera, lastimero y pobre de solemnidad el pobre Esteban Tapia,, alias el Bolo. ¡Y qué briosos danzantes! Yo también he sido un hombre afortunado con el dance de Encinacorba. creo que varios de vosotros también pasaréis a la historia de nuestro dance como fabulosos intérpretes. Para todos nosotros era una raya muy difícil de alcanzar la conseguida por la gente de Alejandro Palacios. Algunos vinistéis a ensayar acomplejados. Un ejemplo, Manolo Gascón, nuestro pobre de hoy. Se acordaba, como me acordaba yo, del inefable papel de pobre que hizo el Bolo. Jamás yo lo podré hacer como él, pensaba. Yo le repetía que se olvidara de aquel pobre, como repetía a lso demás actores que se olvidasen de sus antecesores. el Bolo representó el papel como era él y sus tiempos; tú, le recalcaba yo a Manolo, lo tienes que representar como eres tú y nuestros tiempos. En la última representación Manolo Gascón logró un pobre inolvidable, sencillo, sumiso y agradecido, pobre de verdad. Yo, y creo que los demás, recordamos al diablo Alfredo Pardos como dueño de la escena, aspiración máxima de cualquier actor o actríz, por el poderío de su voz bien timbrada,, por la expresión de sus brazos y manos y por el imperio de su mirada. Recordamso el porte distinguido, el fervor y el bien decir de nuestro peregrino, Pedro Gracia,. Recordamos también la honda emoción y la señorial expresión de nuestro comendador, Fernando Gasca. Gozamos aún de la picardía, el gracejo y el desparpajo de nuestros dos zagales, Antonio Gracia Perruca y Manuel Sancho Gascón. Admiramos la frescura y docilidad de nuestros dos ángeles, Carlos Tapia y David Casanova. Nos enorgullece la bizarría de nuestros dos generales, Gonzalo Serrano y Jesús Marín Casanova. Nos sale al encuentro la autoridad de nuestro regidor, Fidel Auré y la naturalidad de nuestro paje, José María Gasca Ruesca. Admiramos la esbelteza y la sencillez de nuestros jóvenes danzantes. Y me je dejado para el final al protagonista de todos los dances, desde sus tiempos primitivos, al mayoral, a nuestro mayoral, Antonio Gracia Gimeno. Su apostura, su mando comprensivo y su cuidada dicción son difíciles de olvidar. Algunos, repito, creo qu edentro de unas décadas pasaréis al recuerdo de las gentes ocmoactores fabulosos del dance de Encinacorba. Ahora nos damos cuenta de que en arte las comparaciones son malas, si no inútiles, cada uno actúa como es y como son sus tiempos. La gente de Alejandro Palacios hizo una raya artística en la representación del dande de Encinacorba. Vosotros habéis hecho otra raya. Esperemos que quienes os sucedan hagan otra raya, distinta, pero también raa artística. Facilidades tendrán más que habéis tenido vosotros.
Yo he tenido suerte con el dance de Encinacorba porque su último director, Alejandro Palacios, guardador del texto, me ayudó a elegiros a vosotros y se acercó a los primeros ensayos mientras pudo subir el hombre, ya enfermo, por esas escaleras...tuve suerte con los preparadores de las danzas: Cesáreo Sancho, Julián Gasca García y Ernesto Guillén. Yo tenía el texto integro, ellos sólo contaban con unas simples anotaciones sobre la coreografía de las danzas, hechas por Cecilio Gimeno, y el recuerdo de su experiencia como bailadores hacía 30 años. Apesar de ello, lograron al final entre los tres sacar las danzas auténticas de Encinacorba. Tuve suerte por la colaboración especialísima de Anselmo Palacios Gasca. El fue el diseñador de los trajes más importantes de nuestro dance. El me ayudó a conseguir dinero de allá y de acullá. El me animó y me aconsejó cuando hizo falta.
Tuve suerte con el Dance de Encinacorba por la colaboración de los músicos de aquí. Ellos desempolvaron las partituras de las danzas y dieron a estas el ritmo, la alegria y la finura precisas. Tuve suerte con los ayuntamientos y las comisiones de festejos que hubo en las tres representaciones. Sus facilidades fueron las máximas, como lo fueron las que me dió el señor cura, Ernesto Valenzuela, desde dejarnos ensayar en la misma iglesia hasta permitirnos guardar en la sacristía todo el material del dance.
No obstante, recalco que los importantes habéis sido vosotros, actores y danzantes. Como en cualquier equipo deportivo, el día de la verdad, el día de la representación auténtica y definitiva, nosotros, los directivos y preparadores, nos quedábamos en la banda, mientras vosotros ibais pasando al cuadrilátero para quedaros solos, con toda la responsabilidad sobre el resultado. Y como este resultado fue muy bueno, yo os felicito esta noche públicamente y pido a los demás un gran aplauso para vosotros.
Bien, hablemos ahora dle futuro de nuestro dance. Ahí tenemos todo el vestuario y todos los utensilios, con valor hoy superior al medio millón de pesetas. Ahí tenemos el texto y las grabaciones, en sonido y en vídeo, esperando que gentes de Encinacorba vuelvan a representar nuestro dance en la bellísima plaza de la villa. Por mi parte he terminado cansado. Hace falta que alguien, con nueva visión, con espíritu nuevo y con toda la ilusión del mundo me sustituya. De momento es todo cuanto tengo que decir.
Enrique Gómez.


Texto:
DANCE EN HONOR DE NTRA. SRA. DEL MAR
PATRONA DE ENCINACORBA (Escrito por el padre Dionisio Fierro- año 1885)

PERSONAJES:
* Peregrino.
* Pobre.
* Comendador, Don Jorge de Sena.
* General Cristiano.
* Mayoral.
* Zagal.
* Angel.
* Diablo.
* Regidor.
* Paje.
* Cuatro Soldados Cristianos.
* Cuatro Soldados Turcos.

Hombres, mujeres y niños, acompañando al Comendador cuando trae la Virgen del Mar.



PRIMERA PARTE

(Aparece en escena el Peregrino. Anda despacio, cansado, como dando muestras de haber recorrido largas horas de camino. Mira los edificios de la plaza, como queriendo reconococer el pueblo en donde se encuentra. Después de una corta pausa, comienza su relato).

Peregrino: Si no me engaño,
esta es la villa privilegiada,
que en su bondad cariñosa
quiere honrar la Virgen Santa.
Dios os guarde, mis señores.
A El bendigan vuestras almas.
Sois felices. Todo el mundo
hoy celebra glorias tantas...
Yo no sé..., pero... quisiera
explicar lo que me pasa.
Oí decir gandes cosas,
cosas, por lo grandes, raras.
Caballeros de San Juan
vienen de tierras lejanas.
Y según es su entusiasmo
traen alguna embajada.
Solimán, aquel turcazo
que no duerme ni descansa
llevando el fuego y la sangre
a las naciones cristianas,
su ambición no ha satisfecho
con el dominio del Asia,
ni haciendo a Estambul
gemir bajo de su cimitarra.
Opénese a sus proyectos
de san Juan la Orden Preclara,
y según dicen hoy lleva
contra Rodas sus armadas...
Allí le espera Villiers
de caballeros la nata;
en su pecho generoso
la sangre hierve abrasada.
Ciento cuarenta mil hombres
en la isla desembarcan,
y Villiers viendo el peligro
a los sanjuanistas llama.
De Alemania y de Inglaterra,
de España, Francia e Italia
acuden como leones
a vender sus vidas caras.
En qué parar ha podido
aquello, yo no sé nada.
A los primeros disparos
salí yo para mi España.
Porque no era de reirse
de Solimán en las barbas.
Ha jurado por Mahoma
no dejar gente cristiana.
Yo valiente no soy mucho,
ni quiero serlo, ¡caramba!
¡Si es para morir de pena
al pensar lo que allí pasa!
¡Cree!, dice Solimán.
Si no crees, la garganta
experimenta el furor de
mi invicta cimitarra.
(Aparece el Diablo rápidamente, dando muestras de coraje y disgusto.)
Diablo: Ya lo creo, es mi ayudante.
Peregrino: ¡La Virgen Santa me valga!.
Diablo: ¿Qué pronuncias entre dientes,
hipócrita, vil canalla?
Peregrino: ¡En el nombre de Jesús!
¡Ay! ¿Qué es esto, Virgen Santa?
El temor hiela mi pecho
y quebranta mis entrañas.
Diablo: ¡Calla, hombrecillo cobarde,
calla! Porque si no callas,
te cojo de las melenas
y al infierno llevo tu alma.
Pero...te dejo y no quiero
contigo saciar mi rabia.
Se acercan los caballeros
que objeto son de mi saña.
(Vase)
Peregrino: ¡Dios mío! El espanto y miedo
que sintiera allá en el Asia
es fundado, si el Sultán
de Satán es camarada.
Pues, Señor, yo no sé..., dicen
que de Levante en las aguas
ha sucedido un prodigio,
y ese prodigio me pasma.
Que si el mar, alborotado,
de un caballero la barca
quería engullir, ¡caráspita!,
en sus profundas entrañas.
(Entra en escena el Pobre y se dirige suplicante al público)
Pobre: ¡Una limosna por Dios,
señores! Todo me falta.
No he comido hace tres días.
Mi marcha ha sido muy larga.
(Dirigiéndose al Peregrino)
¿De dónde este peregrino viene?
Peregrino: De tierras extrañas.
Pobre: ¿Cometiste algún pecado,
de esos de larga colaza?
Peregrino: Vengo de una romería.
En mi juventud lozana,
en los lugares más santos
prometí limpiar mi alma.
Pobre: Nadie, pues, mejor que vos
debe saber lo que pasa.
Han dicho por muy seguro,
y creo no es una farsa,
que de la isla de Rodas,
caminando hacia su patria,
siete invictos caballeros,
estando la mar en alza,
han sufrido una catástrofe
de esas que llevan la alarma
al corazón más intrépido.
Pero que , en turbación tanta,
no sé qué han visto en el cielo,
o en la tierra o en el agua,
que les ha vuelto a la vida
y hoy vienen salvos a España.
Dicen más. ¡No sé qué cosa
han visto de las más raras!.
De piedra una imagen traen.
Y que, al arribar a España,
todos la imagen querían,
todos poseerla ansiaban.
Y creo que siete veces
la han sorteado y ¡caramba!
las siete veces la villa
de Encinacorba agraciada
ha sido con tal tesoro.
Así las gentes lo hablaban
antiayer en Zaragoza.
Y creo que esto no es farsa;
que , cuando todos lo dicen,
de fijo todos no engañan.
Peregrino: Lo que hay de cierto diré,
aunque el secreto me encaran.
Un mes hace que arribaron
de Barcelona en la playa
caballeros de San Juan,
en desmantelada barca.
¡Cuentan cosas prodigiosaas
y cosas que me entusiasman!
En los mares de Levante
hay una isla que llaman
Rodas, y hace mucho tiempo
de Solimán la arrogancia
provoca ¡Como leones
los sanjuanistas la guardan!
Pero, ¿quién resistir puede
de Solimán a la saña?.
La cercó por todos lados
y, según dicen, no escapa
un sanjuanista con vida
si Dios no oye su plegaria.
En tan apurado trance
salieron una mañana
algunos comendadores
a pedir auxilio a España.
Todo a la vela salía;
los principios presagiaban
un fin digno de la empresa
que heróicos sustentaban.
Pero estando en alta mar
se levantó una borrasca
terrible, cual no se viera
jamás en el mar de Acaya.
La mano de Dios airado
su justicia descargaba
sobre aquellos infelices,
y aquí la muerte esperaban.
Todos eran religiosos
y su sangre derramaran
en cien lides por su Dios,
por su Rey y por su Patria.
Para hombres de un temple tal,
es la muerte más amarga
morir del mundo ignorados,
sin desenvainar la espada.
Pero aquellos caballeros
no lloraban tal desgracia.
Lloran porque Solimán
la isla de Rodas ataca.
Y ellos de la España al rey
de auxilio van en demanda,
y la voz de sus hermanos
con su naufragio se apaga.
Mueren..., y no habrá quien lleve
noticia de tal desgracia.
Mueren...,y de la Europa
a Solimán ya la entrada
que da abierta, ¡y no hay remedio!,
será Europa musulmana.
En tan apurado trance
del Cielo auxiilio demandan.
Y cesa la tempestad
y se sucede la calma.
Un precioso objeto miran
que camina por las aguas,
y del navío deshecho
una parte sobrenada.
El objeto es una imagen
formada de piedra ágata,
una imagen de la Virgen
a quien ellos invocaran.
Esa imagen prodigiosa
alienta sus esperanzas,
y reanima su fe,
y rayos de luz derrama.
De luz que sus corazones
llena de dulce confianza;
de luz que al sol mismo eclipsa,
que es luz que del Cielo baja.
Todos de gozo inundados
siguen de la imagen santa
los destellos, hasta tanto
que pisan salvos la playa.
Mas allí, ¡qué raro prodigio!,
la imagen que los guiara
párase,y los caballeros
se postran,y una plegaria
de profunda gratitud
sube a los cielos, y lágrimas
de entusiasta regocijo
ante la imagen derraman.
¿Quién con la imagen preciosa
podrá enriquecer su patria?
¿Quién? ¡La suerte lo dirá!
¡La suerte! ¡cosa bien rara!(1)
Quien prodigio tal obró,
al mar llevando la calma,
para dar a conocer
su voluntad soberana
¿no dispone de otros medios?.
Como ha mandado a las aguas,
¿no puede hacer que su voz
del hombre sea escuchada?.
Peregrino: Puede . Mas dispuso el Cielo
que la suerte declarara...

(1)No se trata de un monólogo, sino de un diálogo. Y para agilizar éste, parece ser que quedaría mejor así:

Peregrino: ¿Quién?¡La suerte lo dirá!
Pobre: ¿La suerte? ¡Cosa bien rara!.
Quien prodigio tal obró,
al mar llevando la calma,
para dar a conocer
su voluntad soberana
¿no dispone de otros medios?
Como ha mandado a las aguas,
¿no puede hacer que su voz
del hombre sea escuchada?
Peregrino: Puede. Mas dispuso el cielo
quién de la Virgen la imagen
a sus paisanos llevara.
Y sorteáronla, y don Jorge,
en premio de su esperanza
y de su fe religiosa
en que a todos aventaja,
recibió como del cielo
la imagen de piedra ágata,
imagen que llevar quiso
a la ciudad Sertoriana.
Pobre: ¿Y cómo Huesca no obtuvo
tal favor? ¡Rara es la fábula!
Siendo don Jorge de Huesca,
¡a Huesca debió llevarla!
Peregrino: ¡Sí! Pero del Mar la Virgen
escogió para su casa
lo más bello de Aragón,
lo más cristiano de España.
Y de la Encina la villa
siete veces fue agraciada,
y vio en su favor del cielo
la voluntad declarada.
(Entra el paje en escena)
Paje: Que Dios os guarde, señores.
Pobrey Peregrino: Bien venido, camarada.
¿está el señor Regidor
o el que en esta villa manda?.
(Se levanta el Regidor, del banco en el que preside el Dance)
Regidor: ¿Qué me queréis, caballero?
Paje: Este pliego (dáselo)
Regidor: (Luego de leerlo). Está bien, gracias.
Y decid a vuestro amo
que tiene la villa franca.
Paje: Dios os guarde (Vase)
Regidor: Con El id.
Mis queridos camaradas:
La historia nada de farsa.
Pronto, muy pronto la imagen
estará en nuestra compaña.
Nada tengo que advertiros:
Vuestra hidalguia es probada.
(Se oye a lo lejos, a hombres, mujeres y niños, dando \"vivas\" a la Virgen del Mar, los cuales vienen acompañando al comendador que trae la imagen de la Virgen en los brazos.)

* Estos \"vivas\", en la representación del 79, los dió el Paje viniendo con el comendador y séquito, de la siguiente manera: Primer \"viva la Virgen del Mar\", al emprender el recorrido desde casa de Ernesto Guillén. Segundo \"viva Encinacorba\", poco antes de entrar en escena. Y tercer \"viva la Virgen del Mar\", en medio de escena. El acompañamiento correspondió a los tres \"vivas\" con \"viva\". Después del primer \"viva\" el Pobre comentó: Lucido acompañamiento viene por allá ¡caramba!\" Y el Peregrino: \"Ellos son...ya están aquí...¡Ved cómo no me engañaba!\". Luego siguieron los \"vivas\" restantes, y tras el tercero, el Comendador comenzó: \"Diez años ha que esta villa....\"

Pobre: Lucido acompañamiento
viene por allá ¡caramba!
Peregrino. Ellos son...Ya están aquí...
¡Ved cómo no me engaaba!...
(Entran en escena Comendador y acompañamiento)
Comendador: Diez años ha que esta villa
que amaba como a mi patria
dejé con gran sentimiento
para ir a tierras lejanas.
¡Diez años! Y quiso el Cielo
que en ausencia tan amarga
para mí, no os olvidase.
¡De gozo hoy rebosa mi alma!
Del Cielo os traigo un presente:
Miradlo. Es la Virgen Santa
que en el mar aparecióme
y Virgen del Mar se llama.
Y para consuelo vuestro
sabed que aquí sus ojos
entre vosotros descansan.
Imaginar no podréis
el gozo que mi alma embarga,
al legaros esta imagen
de la Virgen Sacrosanta.
Cuando en días de dolor
de un Dios la justa venganza
sobre vosotros descienda,
si de dolor una lágrima
asomare a vuestros ojos,
de la Virgen a las plantas
postrados, del Mar la Estrella
os infundirá esperanza..
Cuando cual bronce los Cielos
al campo nieguen el agua,
y consuelo no encontréis
ante calamidad tanta,
vendrá cual nube de Elías
del Mar la Estrella preclara,
anunciando a vuestros campos
agua, verdor, abundancia.
Cuando del Cielo las iras,
el relámpago en las alas,
se ciernan sobre vosotros,
y del trueno a la amenaza
los frutos de vuestros campos
tiemblen, la Imagen de ágata
disipará la tormenta,
renaciendo la esperanza.
Cuando el dolor o la peste
se acerquen a vuestras casas,
y el Angel Devastador
escale vuestras moradas,
también la Virgen bendita
del Mar, a vuestras plegarias
acudirá y vuestra voz
será en el Cielo escuchada.
No envidiaréis ya la suerte
de Aguarón, que en las desgracias
a los pies de su Rosario
sabe derramar sus lágrimas.
No de Paniza, que viendo
sobre sí las amenazas,
del Cielo invoca el auxilio
de aquella Virgen del Aguila.
Tampoco de Cariñena,
que en sus dolores descansa
de la Laguna en la Virgen,
envidiaréis dicha tanta.
Aquí la tenéis, señores,
aquí la Imagen de ágata.
De los Cielos hoy desciende
sobre vosotros la gracia.
(Entra en escena el Diablo)
Diablo: ¿Si? ¿La gracia de los Cielos?.
También desciende mi rabia.
Os sigo desde alta mar.
No escaparéis de mi saña.
Cuando Solimán segundo combatía vuestras armas, no estabais tan animosos ante el brillo de sus lanzas.
¡Huisteis como cobardes!.
Pero aquí vuestra confianza hoy tendrá fin, o no soy de Solimán camarada.
(Entra en escena el Angel)
Angel: ¿A dónde vas, enemigo?
¿Quién en esta villa entrada
te ha dado?...¿No tiemblas?...¡Huye!...
castigaré tu arrogancia.
(Vase el Angel, seguido del resto de personajes, y el Comendador coloca la Virgen en la peana)
(Entra en escena un zagal)
Zagal: Pues, señor, todo nos viene
mejor que yo deseara.
Anda uno buscando fiestas
para bailar las zagalas
Y ¡cataplúm!, una fiesta
entrasénos por la casa,
o si queréis por la villa.
¡Yo me entusiasmo, caramba!.
Eso de andar por los cerros
ya caes, ya te levantas.
¡Oveja aquí!...El tío \"Majarro\"
me deja solo y se marcha.
Y sufro el calor y el frío,
mientras él en la cabaña
duerme y come a troche y moche,
se empapuza y se emborracha.
¡Pobre zagal! Un coscurro
de pan, y malo, me basta.
Y yo jamás me emborracho.
¡No bebo otra cosa que agua!...
¡Ah, si estuviera en los intríngulis
el amo de lo que pasa
y supiera cómo vive
en el campo el tío \"Caparra\"....
porque es justo que se sepa
que a ese hombre nada le falta.
Y yo esas \"misas\" así
no acierto de dónde salgan.
Un rincón donde morirse
sé que no tiene; y él anda
como un rico propietario
¿qué será?....¡Viva la trampa!.
El mes pasado vendió
seis pieles y tres zamarras,
y no tiene ni un cordero,
y sólo tres duros gana.
Tres duros al mes..., lo sé.
Pues con tres duros, ¡caráspita!,
no sé cómo tanto vino
se consume en la cabaña,
tanto vino y tan buen pan
y tanta costilla asada,
y garbancicos tan buenos
y tortas tan soberanas.
(Entra el Mayoral en escena)
m: ¡estás cansado a fe mía!
Y si no te rompo el alma,
no callarás...pero...sabes
que la paciencia me falta
y estoy pronto a estrangularte.
Y si hablas una palabra
que pueda ofenderme más,
pronto verán cuantos pasan
que, si siempre fui prudente,
cuando el Mayoral se enfada
sabe llevar, ten por cierto,
al extremo la venganza.
¡Charape! ¿qué te da a ti
si ayuno o como en mi casa,
si bebo o no bebo vino,
o si tortas o tortadas,
o garbanzos o costillas
en mi cabaña se gastan?
¿si lo saco del ganado,
o si otros me lo regalan?
Si yo quisiera tu vida
publicar en esta plaza,
y hacer que toda la villa
de tus cosas se enterara,
por quien soy que avergonzado
huyeras a la montaña
y en medio de sus chaparros
tus miserias ocultaras....
(entra en escena el pobre)
p: ¡mayoral, una limosna
dame, por Dios!
M: ¡qué embajada!
P: no he encontrado en el pueblo
quien me diera un vaso de agua.
M: ¿en qué pueblo?
¿en esta villa?
¡mentira!
Es una farsa.
La villa de Encinacorba
jamás al pobre maltrata,
jamás lo que le pidieron
negó a los pobres, ¡caráspita!
Que digan no dan limosna
a los pobres en mi patria,
eso yo no lo consiento.
P: yo...de esta villa no hablaba.
He llegado no hace mucho
y a nadie he pedido nada.
(en la representación del 79, a partir de este momento se sienta el Mayoral en suelo. Abre su morral y da de comer al pobre, quien también se sienta. El zagal quedó de pie asta que el pobre le dice: \"toma, joven, tú también tendrás ya de comer ganas\". Entonces se sentó con ellos.)
M: (saca del morral una tortilla y un pan, y le da al pobre) toma, come.
¡y lo que dices míralo siempre,
por tu alma!
Z: ¡hola, hola!¡qué tortilla!
¿no hay para mí, camarada?.
P: (le da ) toma, joven.
Tú también tendrás
ya de comer ganas.
Z: ¡hasta los chupos me dedo!
Esto es bueno...
la tía Clara te ha hecho
muy bien la tortilla.
¡y aun dirán que mal
lo pasan el Mayoral y su suegra!....
¡Quién suegras así encontrara...!
pero diga usted, buen hombre:
¿qué dicen los que mucho hablan?
P: ¿qué dicen?...
pues...que hablan mucho.
Z: quien mucho habla,
mucho engaña.
M: ya va diciendo verdades,
o mentiras, o....
Z: ¡ya escampa!
dígame usted, tío pelele:
¿es que me cogió usted rabia?
P: dicen que hay una gran fiesta.
Que la Virgen en las aguas
del Mediterráneo vióse
y que esta Virgen de ágata fabricada,
en esta villa ha fijado su morada.
Z: ¿me lo dice o me lo cuenta?
¿cree usted que yo esperaba tal noticia?.
Eso es un hecho del que ya
entre todos se habla.
Yo quiero que usted me diga
si de hacer fiestas se trata.
No fiestas de rezar mucho,
que eso a mí no me entusiasma.
Fiestas para divertirse
y bailar con las zagalas.
M: y luego vendrá aquí a corro
a sacar todas mis faltas,
cuando él solamente piensa
en bailar con las muchachas.
P: sí , se dice que habrá fiestas
de las antiguas de España:
habrá soldadesca y dance,
y toretes y lombardas,
y tortas que en esta villa
las darán en abundancia
las jóvenes, para gloria
de la Virgen que en las aguas
aparecióse del Mar,
y Virgen del Mar se llama.
Z: ¡viva la Virgen del Mar!
¡Viva la villa agraciada
con tal celestial tesoro!
¡Viva la gente que danza!
¡viva el señor Regidor!
¡Y hasta viva...la tía Clara,
la suegra del Mayoral!
Si no fuera tan zurrapa
cuando las tortillas hace
y cuando cierne y amasa,
valdría todo un tesoro,
y la llevara la fama
desde este hasta el otro mundo
en un fanal conservada.
(entra en escena el general cristiano con cuatro soldados, y el general turco con los cuatro suyos)
P: ya están aquí los danzantes. Ellos tocan y ellos bailan, y ellos también entretienen nuestros ocios con sus danzas.
Z: pero esas armas que traen al hombro..¡Santa Canasta! ¡Ay!¡Yo me muero de espanto!. Y si Dios hoy no me salva, ese de los bigotazos, ese de la cimitarra, ese morazo que lleva de los diablos en la cara toda la rabia, me temo que me va a arrancar el alma.
General Cristiano: Señores: guardeos Dios.
M: ¿a dónde, mi camarada?.
G.C.: voy en busca de aventuras,
voy a defender mi patria.
Que dicen que Solimán,
después que Rodas tomara,
dispone sus escuadrones
para hacer guerra a la España.
Aquí están mis compañeros.
Cuando el peligro arreciaba
mándelos al Rey don Carlos
de socorros en demanda.
Pero entre tanto la isla,
del turco ante la pujanza,
no pudo resistir más.
Y, para mí en hora aciaga,
sucumbió a la Media Luna,
y de Solimán esclava es
aquella gente fiel,
que siempre será cristiana.
Soldado turco: Buen día, mi general.
El Hijo de Alá me manda
a deciros que en el campo
en este día os aguarda.
Que si escapasteis de Rodas,
faltando a vuestra palabra,
el aquí quiere tomar
de vos completa venganza.
G.C.: ¿qué es esto, tanto descaro
en mis mismísimas barbas?
Anda, y a tu general di
que Villiers nunca falta.
Que si en Rodas fui vencido,
para mí en tanta desgracia,
hoy mismo sabrá que Rodas
ya no es lo mismo que España.
No admito más emisarios.
Y si esta misión te encarga
otra vez, con tu cabeza
responderás. ¡anda, anda!
Dile que en esta nación
no sirve tanta arrogancia.
(Vase soldado Turco)
(Dirigiéndose a sus soldados)
Mis queridos compañeros,
hijos míos de mi alma:
¡valor!. Porque ya se acerca
el día de la venganza.
Tengo de vuestro valor
repetidas pruebas dadas.
Sé que no teméis la muerte,
y el peligro no os espanta.
Cuando el sultán de Turquía
de Rodas la isla atacara,
yo, previendo el desenlace
que a nuestra isla aguardaba,
os mandé al Emperador Carlos V,
Rey de España.
Allí de los sanjuanistas
murió la flor y la nata.
Pero el feroz Solimán
compró la victoria cara.
De turcos más de cien mil
murieron en la demanda.
Por cada uno que moría
su puesto cien ocupaban.
¿Quién resistir pudo tanto?
¿Quién, viendo cómo mermaban
las filas de los soldados
de la Religión Cristiana,
podría prolongar más
la defensa de la patria?
me fue preciso ceder
del turco a la cimitarra,
y salir con mis hermanos
con rumbo hacia nuestra España.
Dicen que el emperador
nos da la isla de Malta;
pero Solimán no ceja,
él no duerme ni descansa,
sólo piensa en destruirnos;
porque a su saber no escapa
que de sanjuán los soldados,
de la Religión Cristiana
son el principal baluarte.
Sepan los turcos que España
sabe oponer a su arrojo
hombres, a quienes no espantan
ni las crueldades ni el número,
ni tampoco la desgracia.
Ibrahim, el Renegado,
dicen que sus fuerzas manda.
¡no importa!.
¡venga Ibrahim!
S.T.: a vuestras puertas acampa.
Sólo ambiciona medir
en esta tierra sus armas.
Y que sepa todo el mundo
que la gente musulmana
lo mismo vence en su tierra,
que apartada de su patria.
Dispuestos para el combate
pronto estad.
Soldado Cristiano: a la batalla se prepara
el enemigo, mi general.
Ya su entrada hace en la villa
Ibrahím con su morisma.
G.C.: ¡nos valga la Virgen que veneramos,
y Virgen del Mar se llama!
G.T. : (se aproxima al general cristiano y le dice: ¿ sois vos Villiers?
¿cómo así faltáis a vuestra palabra?.
Cuando salisteis de Rodas,
¿no jurasteis que la espada
jamás desenvainaríais
contra nuestra cimitarra?
G.C.: ¡no! Tal cosa nunca ofrecí.
¿cómo tu lengua me infama?
¿cómo yo prostituir así
pudiera mis canas?
Consagré mi juventud
a pelear por mi patria
y en el campo del honor
ha corrido en abundancia mi sangre.
Y cuando el sepulcro
hoy a mi cuerpo prepara
descanso, ¿yo he de faltar
a mi palabra jurada?.
¡Jamás!. Si sois renegado,
si olvidasteis vuestra patria,
si no dudasteis cambiar
por la secta musulmana
la religión de Jesús,
¡sabed que sois un canalla !.
Pero no digáis jamás
lo que a vos tampoco agrada.
Si me vencisteis en Rodas,
mirad: Rodas no es España.
Y aquí morderá hoy el polvo
toda la gente otomana.
Tenemos quién al combate
nos guíe: la Virgen Santa,
esa imagen tan preciosa
que en los mares
de la Acaya apareció,
y tu osadía de castigar
hoy se encarga.
G.T.: ¿esa imagen?
¡calla, necio!.
No digas una palabra más.
¿una imagen de piedra
podrá reirse en mis barbas?.
¡no hay Dios, si Dios no es mi Alá!.
No pongas tu confianza
más que en Mahoma, el Profeta.
¡¡¡La Virgen!!! ¡Vana esperanza!
La Virgen del Mar no puede
de los muslines las armas quebrar.
¡mi alfanje su Imagen
de hacer pedazos se encarga!.
(entra en escena el Angel y dice al General Cristiano).
Angel: ¡¡Valor, Villiers!!.
La Victoria completa será.
Mañana todos los hijos de Agar
se postrarán a las plantas
de la Virgen de la Mar.
(Vase el Angel)
(entra en el diablo en escena y dice al general turco)
Diablo: no temas, turco;
esa raza de perros hoy morirá.
Yo me encargaré sus almas
de llevar a los infiernos.
¡Clávales tu cimitarra hasta los tuétanos!
¡¡mueran, mueran los perros de España!!
(Vase el Diablo)
G.T.: (a sus soldados) ¡Valor, valor, mis muslines!.
Nunca el peligro es espanta.
¡¡Valor!! Y que sepa el mundo
que lo mismo en vuestra patria
que lejos de ella,
sois dignos hijos de Alá...
nos aguardan encantadoras uríes,
si cual buenos en batalla morimos.
Y si vencemos aquí hoy
a este vil canalla,
nuestras serán sus riquezas,
nuestras sus viñas y casas,
esclavos serán sus hijos
y sus mujeres esclavas.
Peregrno: (a la Virgen de rodillas) ¡Virgen del Mar, Madre mía!.
Vencido sea Ibrahim
con su canalla otomana.
Dad valor a vuestros hijos
que todo de vos lo aguardan....
Cuando todo era contento
en esta privilegiada villa,
cuando vuestros hijos
a honrarte se preparaban
y disponían sus fiestas,
sus júbilos y sus danzas,
vino Ibrahim y la guerra
ha traído a nuestras casas.
Reconozcan tu poder.
Y postrados a tus plantas,
confiéresen los otomanos
que no en vano las Españas
confían siempre en la Virgen.
¡¡Madre de Dios, Madre amada!!.
La villa de Encinacorba
dirigirán sus plegarias a ti,
si en estos momentos
nos dispensas esta gracia.
(Dirígese al pobre y le dice siguiendo de rodillas).
Oremos, hermano, juntos,
y que la Virgen nos valga.
(los cristianos y los turcos se emprenden primero a tiros, disparando al aire, y después con los sables. Entre tanto dice el Zagal al mayoral. Después de lso disparos un cornetín toca a zafarrancho de combate. Sigue la música de guerra hasta que el Mayoral comente: \"ya caen las cimitarras\". En la representación del 79, peregrino y pobre se arrodillan, cuando el primero dice: \"oremos, hermano, juntos\". Mayoral y zagal se arrodillaron cuando el primero dice: ven aquí, juntos oremos...\")
Zagal: ¡Mi Mayoral!
De la guerra huyamos pronto,
¡caramba! No es de reírse
a estas horas de los turcos en las barbas.
Mayoral: ven aquí,
que ya los turcos se baten en retirada.
¿no ves cómo el peregrino
de los tiros no se espanta
y ahí, junto con el pobre,
ruega a la Virgen?
¡Caráspita!. Ven aquí,
juntos oremos.
Va a dar fin ya la batalla
y se inclina por los nuestros.
Ya caen las cimitarras al suelo.
Ya los turcazos a la clemencia
se amparan de Villiers.
Y ya Ibrahím,
el renegado de Parga,
no pudiendo soportar tanta vergüenza,
huye, escapa.
(Ibrahím huye precipitadamente y se esconde en la primera casa que encuentra abierta.)
(el segundo soldado turco habla al general cristiano, en nombre de todos sus compañeros, puesto de rodillas.
2º soldado turco: nos engañó un renegado,
ofreciéndonos de España sus riquezas;
prometiónos vuestras viñas,
vuestras casas,
vuestros hijos y mujeres;
diciéndonos fue la Patria
de nuestros padres, la tierra
que pisan hoy nuestras plantas.
Un poder reconocemos
en esa imagen sagrada,
un poder que en lo más recio
de esta sangrienta batalla
os ha asistido, Villiers.
¡ A la secta musulmana
renunciamos desde hoy!
G.C. ¡Viva la Virgen
Sagrada del Mar!
A ella esta victoria se debe.
Ella nos ampara,
desde que allá en alta mar,
en la deshecha borrasca
aparecióse su imagen
de Sena a los camaradas.
¡Levántate! Y desde hoy
la misma ley nos ampara.
Serís todos bautizados,
y con bailes y con danzas
celebraremos el triunfo
de la Virgen Sacrosanta.

(seguidamente procede el Angel a bautizar a los cuatro soldados turcos, que estarán de rodillas, pronunciando al tiempo de echarles el agua sobre sus cabezas, las palabras de ritual:\"yo te bautizo, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo\". Después de verificar el acto del bautismo, bailan todos los danzantes, acompañados de la música, las danzas tituladas \"paloteo y platos y espadas\", a cuya terminación quedarán formados frente a la imagen de la Virgen del Mar para decir sus respectivas plegarias, así como los demás personajes del dance indicados, los cuales las pronuncian por el orden que se citará. Después de pronunciar su plegaria cada uno de los soldados cristianos; y el segundo día, a los soldados turcos. El Mayoral el primer día, después de cada plegaria de los soldados turcos dice los dichos a las autoridades y personas más distinguidas de la localidad; el segundo día dice los dichos después de cada plegaria de los soldados cristianos).
PLEGARIAS
Peregrino: largas tierras he corrido;
a fe mía no lo siento.
No gozara tal contento,
si yo no estuviera aquí.
¡por cierto que sois hermosa,
Virgen del Mar, Madre mía!
¡dure, dure la alegría
de que hoy gozamos de ti!
Pobre: una limosna por Dios
de puerta en puerta yo pido.
Mi triste vivir olvido
ante esta gloria sin par.
No lloraremos, señora,
no, mientras nos deis consuelo.
Diremos que nuestro cielo
es nuestra Virgen del Mar.
Mayoral: si esta vez a la milicia tocó en el mar de levante ver primero ese semblante en que se ha mirado Dios, no desdeñaréis el ruego, Virgen del Mar, Madre mía, que os dirige en este día la sencillez de un pastor.
Zagal: y ya que el atrevimiento de postrarse a vuestras plantas, celebrando glorias tantas, ha tenido el mayoral, yo creo, Virgen bendita, que cariñosa a los tristes siempre en su humildad asistes, que escucharás al zagal.
G.T.: postrado hoy a vuestras plantas y mi corazón herido, sólo una gracia os pido, Virgen Sagrada del Mar: y es que se abrase mi pecho en vuestro amor, Madre mía. ¡sois causa de esta alegría! ¡sois origen de esta paz!
1º soldado cristiano: cuando tus fulgores bellos en la mar aparecieron, en mi pecho renacieron esperanza, fe y amor. ¡sois mi vida, Virgen Santa, sois mi amor, mi paz, mi gloria. Y si de mí habla la historia, diga que por ti soy yo. (dicho del zagal)
1º soldado turco: ¡Virgen del Mar, Virgen pura, Madre de amor y esperanza!. Lo que hoy sentimos no alcanza a decir mi corazón. ¡sois nuestra Madre!. Esta villa por vuestra herencia elegiste. A nuestro llanto hoy asiste. Mitiga nuestro dolor. (dicho del mayoral)
2º soldado C.: nunca temí al enemigo cuando estuviste a mi lado. ¡sois la gloria del soldado! Yo siempre viví por Vos. Que el mundo todo os aclame, cual de San Juan la milicia hoy os aclama. Propicia, muéstranos tu corazón. (dicho del zagal)
2º soldado T.: fui vencido, no lo siento; ni el dolor por tal me acosa. Siento a esta Virgen hermosa no conocer y no amar. ¡más hermosa es que la aurora! ¡más dulce que amor primero! ¡más brillante que el lucero! ¡más pura que el azahar! Del Corán extravagante hoy renuncio a los errores. Quiero sólo los primores de esta Virgen admirar. ¡Virgen Santa del cristiano, fe, esperanza, amor y vida! A ti esté muestra alma unida por siempre, Virgen del Mar. (dicho del mayoral)
3º soldado C.: si con mi lengua pudiera expresar todo que siento, vierais que mi sentimiento amoroso es sin igual. No necesitaréis palabras que revelen mi cariño: os amo como amo a un niño, que es un amor singular.
(dicho del zagal)
3º soldado T.: el Dios de toda clemencia aparece justiciero, y a su semblante severo hoy podemos mirar. Nuestros pecados olvida, muéstrate siempre piadosa, eres Virgen poderosa, líbranos de todo mal. (dicho del mayoral)
4º soldado C.: cuando en el mar la tormenta nuestro bajel destruía, que a ver más no volvería la patria mía creí. A vuestra voz poderosa la tempestad desaparece, vuestra imagen aparece y hoy la adoramos aquí. (dicho del zagal)
4º soldado T.: nuestra victoria es completa. A ti todo lo debemos; tus glorias celebraremos hasta en el mismo pesar. Cante vuestras alabanzas sin cesar la patria mía. ¡sed siempre nuestra alegría, Virgen Sagrada del mar! (dicho del mayoral)
FIN DE LA PRIMERA PARTE.

SEGUNDA PARTE

(Comienza esta segunda parte con la interpretación del baile por los danzantes, acompañados de la música, de las danzas tituladas \"le decía la Virgen al Niño\" y \" vestir el palo\". Terminada ésta última, se retiran todos y aparece en escena el peregrino 1º)

Peregrino: ¡Tanta hermosura me alegra y tanta gracia me pasma!. ¡Dios mío! ¿qué ven mis ojos?. La Madre de Dios, María, ha fijado en nuestra patria sus pies. Sus ojos verán desde hoy todas las desgracias que oprimen los corazones de los hijos de la España. ¡Bienvenida, mi Señora! ¡Bienvenida a nuestra casa!. Nuestro corazón y vida, nuestro ser y nuestra alma a vuestra disposición los ponemos. ¡Virgen Santa!. Sed nuestra gran protectora, sed siempre nuestra abogada. Acudamos siempre a ti con entera confianza. ¡Gloria a la Virgen del Mar que de Levante en las aguas se apareció, y desde hoy oirá nuestras plegarias.
(Entra en escena el General turco, disfrazado de peregrino.)
G.T.: Llegué por fin a la villa que tanto tiempo deseara. (dirigiéndose al peregrino 1º) Dígame uste, buen amigo, dígame usted, camarada: ¿qué es esto que ven mis ojos?. ¿para qué tan grande zambra?. ¿es que locos se volvieron estos señores?
P: ¡Caramba!
Acaso usted será el loco.
G.T.: ¿le molestan mis palabras?
No se enfade, compañero.
Conste que no he dicho nada.
Pero a fe que tanto ruido
en estos tiempos me extraña.
Me extraña,
pues tantos pueblos
están derramando lágrimas,
lágrimas que no se secan,
pero....lágrimas amargas.
Lágrimas que bien seguro
reconocen una causa.
Causa muy triste, por cierto.
P.: diga, diga usted, ¡caráspita!;
¿qué causa es esa, o qué diablos?
G.T.: ¿qué causa ha de ser?
¡pues nada, como quien dice!.
¿usted sabe?
¡pues es la ruina de España!
Padres que afligidos lloran
de hijos la muerte temprana.
Hijos que piden hoy pan,
y no hay quien pan les reparta.
Inconsolables esposas,
de sus maridos a falta,
hoy lloran en su viudez.
Y esposos tristes que llaman
a sus esposas, que ayer
les arrebató la Parca.
Diga usted, amigo mío:
¿no hay que llorar?
P: me espanta la relación
que usted hace.
G.T.: ¡pues esto casi no es nada!.
En mi peregrinación
he recorrido la España.
Y con estos mismos ojos
vi calamidades tantas,
que no acertaré- es seguro-
a usted ahora a enumerarlas.
P: ¿pues qué has visto, peregrino?
G.T.: ¿qué he visto?.
Se apena mi alma
al referir tantas cosas
por las que hoy la España pasa.
Los terremotos primero
han asolado comarcas,
ayer rica, florecientes
y hoy por completo asoladas.
Y después las tempestades,
con todo el furor y saña,
en eriales convirtieron
lo mejor de nuestra patria.
Y vino después la peste,
y sólo se ven ya lágrimas.
Han quedado las aldeas
y las ciudades diezmadas.
Vino después \"el mildiu\",
y la riqueza de España
ha quedado convertida
en miseria ¡a mí me espanta
tanto dolor, y no acierto
a concebir cómo danzan
ante esa imagen de palo
estos locos.
P: ¡calla, calla!
Porque si no callas pronto,
si ante esa imagen así hablas,
verás cómo tu cabeza
pronto de tus hombre os salta.
Creo no eres peregrino.
¡creo que eres un canalla
de esos que sin trabajar
quieren vivir en España!.
Debes ser \"protestantucho\",
pues dices tales palabras....,
y sabe que esos herejes
en esta tierra no pasan.
G.T.:¡tú serás el protestante!
P: ¡yo, no! De la Virgen Santa
soy fervoroso devoto,
cual lo son los de mi patria.
G.T.: pues, señor,
yo no sé qué es,
ni para qué es esta farsa.
Yo no veo en esa imagen
de madera fabricada,
más que una imagen de palo
o de madera una estatua.
(el peregrino le da un palo y luego lucha con él cuerpo a cuerpo, al tiempo que dice.
P: ¡calla, impío!
Ya te he dicho
que de ese modo no se habla.
¡¡hoy vas a morir aquí...
si la Virgen no te salva!!.
G.T.: ¡tú eres el que morirás!
(entra el zagal en escena. Acude a separarlos)
¡por San Perico! ¡caramba! (los separa)
¿cuándo se vió que riñeran
dos peregrinos?
P:¡el alma le he de romper
a ese diablo!
Diablo: ¿a quién? ¿a mí?
¡qué amenaza!.
Al infierno te me llevo,
si dices otra palabra.
G.T.: (quitándose el disfraz: capa, sombrero, palo caen al suelo).
Soy Ibrahím.
Mucho tiempo no pasará
sin que a España
vuelva con mis soldados.
Y por ahora, canalla, (le clava la cimitarra)
toma, toma este regalo
de mi invicta cimitarra.
P: (cae muerto y dice:) ¡ay Dios mío, que me han muerto!
¡la Virgen Santa me valga!. (llega el Angel y lo toma de la mano).
Angel: ¡levántate, peregrino,
porque ha oído tu plegaria
la Virgen del Mar, y a verte
desde los cielos me manda!.
¡¡levántate!! Ya estás sano
de tus heridas y llagas. (vase)
P: (levantándose) ¡viva la Virgen del Mar,
que a Encinacorba por patria
ha elegido!
¡¡viva, viva!! ¡
y viva también la danza!
Zagal:¿con que aquel era el morazo
que escapó de la batalla?.
Si yo lo hubiera sabido,
¡pobre de él!
Para contarla no hubiera tenido tiempo.
¡créame usted, es una lástima!
¡si lo sé, con mi garrote
le muelo bien las espaldas!
¡vamos, que ha dicho
herejías y blasfemias!
¿cómo tanta paciencia
ha tenido usted?
Si mi mayoral lo agarra,
como la oreja hubiera hecho
de él la más grande tajada.
¡decir que del Mar la Virgen
es un palo...!¡esto no pasa
de la tierra en ningún punto!
¡¡¡Es que me da tanta rabia
que haya escapado ese turco
sin arrancarle las barbas..,
que daría por cogerlo
mi cayado y mi zamarra!!!
¡¡¡que a mí la virgen del Mar
no me la toquen!!! ¡mi alma,
mi corazón y mi vida daría
yo por honrarla
todos los hombres del mundo...!
P: no te enfades, zagal, calma!
que encargárase la Virgen
de tomar justa venganza.
(Entra el mayoral en escena).
Mayoral: ¿de qué se trata, zagal?
Z: ¡vaya pregunta vana!.
Ni al demonio se le ocurre
preguntar de qué se trata.
(entra en escena el diablo)
D: ¿quién a mí así me ha nombrado?
¡a mí no me ocurre nada!
Z: ¿a dónde va el zascandil?
(entra el angel en escena)
Angel: zagal, no temas;
no espanta esa bestia
al que en la Virgen tiene puesta su confianza.
(al diablo) ¡huye de aquí, angel rebelde,
huye a los infiernos, marcha!.
Ante la Virgen del Mar
es impotente tu lanza.
(vanse Diablo y Angel)
P: ¡Dios mío, qué miedo paso!.
¡Dios mío, cuánto me espanta
la presencia del demonio!...
Mayoral: pues a mí no ¿quién se pasma
de miedo ante dos mil diablos,
si la Virgen nos ampara?
Vamos a cuentas, zagal. (se retira el peregrino)
¿te has divertido en la danza?
Que yo sé que gozas mucho
cuando de danzas se trata.
Z: yo diré a usted: sí me gusta
mucho echar un cuarto a espadas
y divertirme, si puedo,
entre danzas y tocatas.
Algo más vale bailar
y rondar a las muchachas,
y comer buenas costillas
si las asa la tía Clara;
y a la cuba una sangría
hacer, aunque sea trampa;
y tomar café y buen puro
fumar, si no cuesta nada;
pasar los días riendo
y dormir en buena cama;
que no ir de un cerro a otro cerro,
calzado con las abarcas,
con el cayado en la mano
y el zurrón a las espaldas.
Un día comer pan seco
y otro beber sólo agua;
que aquí tropiezas y caes,
y allí una punza te clavas;
que allá te aparece el lobo
y una oveja te arrebata,
y después te riñe el amo
y te quita la soldada;
que no duermes por la noche
y por el día te cansas;
que en invierno tienes frío
y en verano el sol te aplasta;
que, si te comes un ricio,
ya tienes encima el guarda,
y por sacarte los pocos
cuartos que tienes en casa,
pronto el juez municipal
te forma un juicio de faltas,
y que quieras que no quieras,
al juez las costas se pagan.
¿cómo habría de comer
el juez y su camarada
el secretario, si un tonto
no hubiera en cada casa?
Vamos, vamos, mayoral,
diga usted: si se compara
ésta con aquella vida,
de seguro que usted halla
mucho trabajo en el campo
y en la villa gran ventaja.
M: pues hablas...como un doctor.
Pero dime: aquí quién habla,
¿habla el zagal, o habla el vino?
Tantas cosas aquí pasan
y tantas cosas he visto,
aunque no sea muy larga
mi vida, que casi digo
que me parece muy rara
tanta ciencia en un mocoso
como tú, de tanta charla.
Si todos los días fueran
como hoy, en loco pararas.
¡ay, qué ojicos tan alegres
tienes, zagal! Una lástima
es que en estas ocasiones
aparezcas tan canalla.
Porque, según yo voy viendo
eres un hombre de jarcias.
Pero tú, en pasar un día
entre juegos y entre danzas,
en empinar algo el jarro
y en jugar algo a las chapas;
y en pasar festejurriando
la noche en la calle baja...
¿te parece que no sé
que ya de casar te tratas?
No quiero decir casarte,
pues creo que no habrá muchacha,
si algo vale, que te quiera.
¡qué te ha de querer, caramba!.
Sin no es alguna perdida
de aquellas que tantas ganas
tienen de encontrar un novio,
que con un saco de paja,
o con un madero seco,
si encontrasen, se casaran.
¡Nadie te puede querer!.
Y si la fiesta durara
siempre, mal no me parece
que así quieras celebrarla,
y pasar tu vid hecho
un mozo de rompe y rasga.
Pero ahí no pensarás,
creo, pasado mañana,
cuando tengas que volver,
de buena gana o de mala,
a echarte el cayado al hombro
y a calzarte las abarcas;
y, aunque no te sepa bueno,
dejarte la novia en casa;
pasar de un cerro a otro cerro
con zurrón alas espalda.
Z: ¡vaya con el tío pelele!
Como si a mí me importara
tanto como a él, de la novia...
si fuera tan \"mal trabaja\"
como él, y tan borrachete,
tan jugador y la trampa
fuera mi vida, es seguro
que no habría una zagala
que me quisiera. ¿usted cree
que son todas la fulana
que le engañó a usted un día?
Y no crea usted, ¡caramba!
Que voy a hacer el elogio
de las mujeres...No escapa
a mi corto entendimiento
que todas son una trampa,
con que en este pobre mundo
a tantos se nos engaña.
Hay dentro de mi caletre
muchas cosas que contara
de lo que son las mujeres;
mas no quiero...ni nombrarlas.
Si gastan mucho, que gasten,
a mí no me importa nada.
Y si toman chocolate
y van feas o van majas,
si ellas se comen lo bueno
y el marido que trabaja
sólo come pan y sopas
y éstas muy poco aceitadas,
¿a mí qué? ¡yo soy soltero!
Siempre hago lo que me agrada.
Y la que me ha de engañar
no ha de ser, por cierto, rana.
¿Y sabe usted lo que digo?
Que demasiado se alarga
esta función. Y ya es hora
que, entre pecho y entre espalda,
pongamos alguna torta
o alguna costilla asada,
de las que , aunque a usted mal sepa,
tan bien asa la tía Clara.
Pobre: estoy contigo, zagal.
Terminemos ya la danza.
Pero antes adiós digamos
a esta Virgen soberana.
Z: ¿pero quién dirá primero?
M: ¡hombre! La cosa está clara.
El general de cristianos
el primero su plegaria
debe decir; tú, después;
los demás no digan nada.
Z: que hable, pues, el general,
que es lo que yo deseaba.
G.C.: al terminar esta fiesta
que celebra el pueblo mío,
de vuestras gracias un río
derramad, Virgen del Mar.
No tememos las tormentas,
la muerte no nos aterra
si prodigáis a la tierra
vuestro amparo singular.
La villa de Encinacorba
no ignora que su consuelo
ha de venirle del cielo
con vuestro amparo especial.
Muéstrate siempre piadosa,
no nos dejes, Madre mía,
no turbe tanta alegría
de la villa, hora fatal.
(entra el diablo en escena)
D: ¿por qué tanta impertinencia?
No concibo tanta farsa.
He jurado de esta villa
tomar cumplida venganza.
Y la cumpliré por cierto.
¡nadie mis pasos ataja!.
Y conmigo a los infiernos
me llevaré vuestras almas.
(entra el ángel en escena)
A: ¡Maldito de Dios!
¿qué buscas en esta villa,
encargada a mi cuidado?
¡Insensato! ¿no ves que,
la que aplastará tu cabeza
en el Edén, hoy
la protege y ampara?
(lo coge de la cola y le da con la espada de plano)
(el diablo hace gestos y quiere huir, pero el ángel se lo impide).
¡Mírala! ¿has visto jamás
en el mundo beldad tanta?
¡esta es la Virgen María,
de los hombres la esperanza,
de los ángeles la gloria
y de los justos la gracia!
¡Mírala, si surgir puedes
su vista! ¡¡Mírala!!.....
D: ¡¡¡rabia!!! ¡déjame, Miguel,
no puedo a esa mujer
sobrehumana mirar!. ¡¡deja!!
A los infiernos me marcho
¡¡¡déjame!!!
A: ¡¡¡marcha!!! (el diablo cae muerto, como fulminado, y está así hasta que se concluye)
Pero a esta villa no vuelvas.
¡¡¡deja ya de atormentarla!!!
Z: ¡y dirán que el ángel bueno
no nos sirve para nada!
¿dónde estaríamos hoy,
si el ángel no nos guardara?
(postrado de rodillas ante la Virgen)
¡Virgen del Mar, Virgen Santa,
Virgen del Mar, Madre mía!
Al hombre que en ti confía
no abandones, por piedad.
Hay una villa, es mi patria,
que te venera y te adora,
que tus favores implora.
¿No le falte tu bondad!
¡¡bendito el pueblo mil veces
que en este valle de abrojos,
con lágrimas en los ojos,
todo lo espera de ti!!
La villa de Encinacorba,
que con tanta fe os venera,
así lo cree y espera
sucederá siempre así.
¡Ea, pues, virgen bendita,
todos juntos te rogamos,
ya que con tal fe te honramos,
que derrames de tu amor
las gracias sobre tus hijos;
que por nuestra salud veles,
que al que padece consueles
y mitigues su dolor.
Que no sean los danzantes
los últimos en la cuenta.
Que no haya uno que
no sienta los efectos de tu amor.
Y para concluir, te pido
que tu bendición alcance
al que compuso este dance,
el padre Dionisio Fierro,
que la paz de Dios descanse.
(A continuación dirán sus despedidas respetivas el zagal, el mayoral y el diablo. Seguidamente los danzantes acompañados de la música, la misma que lleva la danza "vestir el palo", harán la "rueda de las espadas", sobre la que colocarán al ángel para que diga su despedida. Terminada ésta, los danzantes deshacen la rueda con la misma música, terminando con ello el dance)
DESPEDIDA DEL ANGEL
Al terminar este obsequio
que os dedican, Madre mía,
oíd mi súplica en nombre
de este pueblo que os admira.
Puesto que habéis elegido
por vuestra casa esta villa,
cuidad de ella, Señora,
con vuestra mano benigna.
Amparad, Virgen del Mar,
a estas honradas familias,
que no quieren más tesoros
ni más fortunas ansían,
que poderte contemplar
a diario en tu capilla.
No consientas, Virgen Santa,
que los que ante ti se humillan,
por el pecado, la gracia
puedan perder algún día.
Arraiga en sus corazones
la fe más ardiente y viva,
que les preste fortaleza
en las luchas de la vida,
y sea en todo momento
de sus almas, norte y guía.
Libra a este pueblo de odios,
de rencores y de envidias,
y haz que reine en sus hogares
la más completa armonía.
Protégelo de pedriscos,
que es su eterna pesadilla.
Líbrale de enfermedades
y de plagas en las viñas,
y el vicio de la blasfemia
desterradlo, ¡Madre mía!
Cuidad de la juventud
que tanto lo necesita,
y haz que virtud y trabajo
sea el lema de sus vidas.
Libra a tu iglesia de herejes
y de curas progresistas,
que tanto daño ocasionan
a las cristianas familias.
Bendice a las autoridades
para que obren con justicia,
y a estos activos danzantes
que en tu obsequio rivalizan.
Y no te olvides tampoco
de los músicos y artistas,
y de los que están al cuidado
de nuestras almas y vidas.
Dispensa tu protección
a nuestra patria querida,
para que siempre en España
reine la paz y la dicha.
Protejed también, Señora,
a cuantos en este día
han venido a visitarte
de ciudades y de villas,
deseosos de postrarse
ante tus plantas bendita.
Y, en fin, bendice a este ángel
que a serlo en verdad aspira,
si lo libráis del pecado
y las pasiones malditas,
para que pueda gozar
de la gloria prometida.
Y ahora, vecinos, todos,
gritad conmigo a porfía:
¡¡¡Viva la Virgen del Mar!!!
¡¡¡Viva la Virgen María!!!

========FIN========



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