Juguete Mis queridos contertulios: He sufrido un pequeño contratiempo hoy. No quisiera alarmaros puesto que soy consciente de que,a mi edad, a mi afortunada edad, los hechos tienden a magnificarse por cuanto que cualquier trivialidad supone una pequeña catástrofe en nuestros pequeños entretenimientos o quehaceres cotidianos: tengo algún juguete antiguo, de aquellos que se fabricaban de hojalata, se pintaban a mano y aunque su resultado aparecía algo tosco, me he encariñado con ellos pensando cuánto amor les pondrían los artesanos al construirlos, con cuanta ilusión los llevarían a término y aún dentro de su sencillez, qué alarde imaginativo desbordaban. Pues bien, al ir a coger uno de ellos, y culpando la torpeza manual que últimamente gasto, fue a parar al suelo, dejando que mi cara reflejase gran consternación. A este juguete le tengo un cariño especial, es el que me provoca ensoñaciones porque me retrotrae a mi más tierna y distante infancia, aquél que suscita un asomo fugaz e intemporal pero ciertamente gratificante. Se trata de un pequeño artilugio de metal, una especie de pinza de unos pocos centímetros, acabado en un huevo(de tres colores), desgajado cual mandarina digamos, dicha pinza al aplicarle una cierta fuerza produce que el huevo en cuestión se abra y deje ver su interior con suavidad y es ahí donde se encuentra un gracioso pollito todo pintado de amarillo y en disposición de piar (no soy capaz de recordar si lo hacía o me lo imaginaba yo, tampoco tiene ninguna llave para poder darle cuerda). En fin, como soy consciente de que mi pequeño tesoro va a tener muy difícil arreglo, me temo que deberé conformarme con recoger sus sencillas y casi únicas piezas y guardarlas en la estantería hasta que alguien con mayor destreza y habilidad pueda recomponerlo y al menos no me prive de la tierna mirada de mi pollito. |