San Esteban del Molar - Zamora

Las reivindicaciones históricas de Villalar

En 1521 se perdió una batalla pero se ganó una identidad. El por qué de la celebración del día de la comunidad el 23 de abril en el municipio vallisoletano de Villalar se remonta medio milenio atrás en el tiempo, cuando un grupo de castellanos se enfrentó con las tropas del rey Carlos I de España y V de Alemania en busca de ver satisfechas sus reivindicaciones económicas, sociales y políticas.

Pero, ¿qué pedían los comuneros? Su lucha fue en defensa de las riquezas de la tierra, de los poderes castellanos en detrimento de la corte flamenca, y también por una nueva organización más favorable a los intereses de Castilla. El malestar comenzó a fraguarse en los albores del siglo XVI, donde una serie de malas cosechas y epidemias unidas aproblemas entre comerciantes y gremios condujo al pueblo a reclamar una solución a sus gobernantes. La monarquía no pasaba por sus mejores momentos ya que la muerte de los reyes católicos dejó paso a la regencia del cardenal Cisneros y de ahí al nombramiento de Carlos I, de la casa de los Austria, que ascendió en 1517 al trono de España (gracias en parte a los fondos recaudados de los vecinos de la Corona de Castilla, a los que se impuso una pesada fiscalidad) sin conocer siquiera el idioma, ya que había nacido y fue criado en Flandes.

Lejos de arreglarse, los problemas fueron a más cuando Carlos I llegó a Castilla y puso en los puestos de poder a sus personas de confianza, también flamencas, lo que elevó el grado de indignación. En 1519 se produjo el nombramiento del rey Carlos como emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, algo que no tuvo buena acogida entre los procuradores españoles que votaron en contra en unas cortes convocadas en Santiago de Compostela en abril de 1520. Ante esa negativa el monarca disolvió esa asamblea y las convocó de nuevo días después, en La Coruña, con la seguridad de que el resultado le sería favorable al haber sobornado a algunos de los votantes. En mayo de 1520 Carlos I puso rumbo a Alemania y dejó al Cardenal Adriano, holandés, al frente del país, mientras que en Toledo y en algunas ciudades que ahora mismo forman Castilla y León la semilla guerrillera germinó.

Reivindicaciones desatendidas

Los comuneros se organizaron y presentaron sus reivindicaciones, cuyos puntos principales eran que los cargos de poder los ocupasen personas castellanas en lugar de extranjeras, la prohibición de la salida de oro, plata y lana de la Corona de Castilla, la defensa del patrimonio frente a las pretensiones de la nobleza, un nuevo sistema para cobrar los impuestos y que el rey fijase su residencia permanente en Castilla. La petición transmitida a la reina Juana, madre del monarca encerrada en Tordesillas, fue desoída por el rey. La sublevación ya estaba en marcha y más aún cuando en 1521 llegó la información de que Carlos I había condenado a 249 comuneros.

El bando comunero contaba con el apoyo de los pequeños comerciantes, el bajo clero, la baja nobleza y más tarde por los campesinos, que dieron un cariz antiseñorial a la revuelta lo que provocó que la alta nobleza cerrase filas contra los comuneros. El gobierno oficial fue sustituido por la Junta Santa y el combate se recrudeció. Tras tomar Torrelobatón en febrero de 1521 las fuerzas de la corona consolidaron un ejército superior en número al de los comuneros y en abril se precipitó la derrota. Con dudas en la gestión de la batalla, Bravo, Padilla y Maldonado decidieron retirarse hacia Toro pero fueron interceptados a la altura de Villalar, donde fueron apresados y ajusticiados más tarde, dando muerte a las justas reivindicaciones de un pueblo castellano que, en el Imperio donde no se ponía el sol, luchó por hacer de su tierra un lugar mejor.

Daniel Álvarez