San Esteban del Molar - Zamora

Desaparecen los privilegios fiscales de las SICAV.

ECONOMÍA/AGENCIAS
Rubén García Nieto

Jueves,27 de diciembre 2012
elpais.com

El presidente del Gobierno Mariano Rajoy retira los privilegios fiscales a las SICAV.


Las Sociedades de inversión de capital variable, SICAV, documentan el procedimiento por el que las grandes fortunas pueden especular con toda libertad pagando unos impuestos prácticamente cero, el 1 %.

El Gobierno que se reunirá mañana viernes en el Palacio de la Moncloa piensa mantener con toda la fuerza el aumento de la presión fiscal a las grandes fortunas y a las grandes empresas,así lo documenta la Agencia Efe y Europa Press, hasta los límites razonables, empezando por las SICAV.

Con esta disciplina fiscal hace que la gente rica pague sus impuestos, se solucionará el enojoso asunto del déficit sin necesidad de recortar derechos, libertades y condiciones de trabajo.Además se generarán recursos para la inversión pública que reactivará la economía y se reprimiría la especulación financiera, fuente original de la depresión económica.

Esta fórmula sencilla de evitar la tremenda tragedia que nos aflige se tramitará mediante un real decreto-ley que podría salir en el BOE en la primera semana de enero.

¿Va a hacer Mariano eso?
Joer, ¡que valiente!
Claro que tampoco me creo que con eso se vaya a arreglar todo. Todavia habra que hacer muchas mas cosas, poco a poco.

El Gobierno señala que si se modifica el régimen fiscal de las sicav (sociedades de inversión de capital variable) se perdería para España el negocio que genera la administración de las 3.056 que están operando, ya que algunas optarían por marcharse a otros países de la Unión Europea.

Así consta en una respuesta del Ejecutivo a una pregunta escrita por parte de la diputada de UPyD Rosa Díez, quien le interroga sobre los motivos por los que no ha aumentado la presión fiscal a estas sociedades que siguen aumentando sus beneficios pese a la situación económica.

El Ejecutivo recuerda que las sicav tributan en el impuesto de sociedades al 1 % y los inversores tributan cuando transmitan las acciones o reciban dividendos, en el caso del IRPF a los tipos correspondientes de la base del ahorro.

Asimismo, recalca que si se plantea la modificación de su régimen fiscal hay que "ponderar detenidamente" los efectos de deslocalización que pueden producirse.

La mejor imagen para definir a este 2013 que comenzamos es la del estallido social. Gobiernos sin escrúpulos y una clase funcionarial política sin ninguna sensibilidad social, han recluido a la mayor parte de los españoles en una siniestra y oscura santabárbara, y, lo que es peor, con sus medidas demencialmente irracionales y extremadamente injustas, facilitan a los ciudadanos flamígeras antorchas para que se iluminen.

La desesperación social ha sobrepasado ya hace tiempo todos los límites tolerables, y tal y como están las cosas para muchos sólo queda por delante —lo que llamamos la frontera de la solución—, sufrimiento, suicidio o violencia. Para los jóvenes no titulados, la media puede establecerse entre los dos y los cuatro años de espera para conseguir un trabajo de no más 800 euros por mes, eventual y que tampoco solucionan nada; para los jóvenes titulados, su frontera de la solución consiste en traspasar su propia frontera del país hacia el exilio laboral, cosa que tampoco asegura nada; y para los mayores de 35 o 40 años sin trabajo, la frontera queda tan lejos como la infinitud, es decir, que para ellos no hay solución en absoluto, en la actual deriva, no importa cuántos años vivan de aquí en más.

Así la cosa, ya con el hambre instalado de facto en la sociedad española, la carencia de oportunidades laborales de cualquier clase para uno de cada cuatro ciudadanos -y creciendo- y con una clase política convertidos en indolentes funcionarios —más de 34 años chupando de la teta patria llevan la mayoría de sus lamentables señorías—, la sociedad se encuentra en el punto de estallar en cualquier momento, con consecuencias profundamente imprevisibles. La Constitución es nada más que papel mojado.

La infecta clase funcionarial política —tanto da de qué partido sean o de qué sindicato—, la misma que ató los perros con longaniza y se dedicó durante decenios y sin responsabilidad penal a derrochar, dilapidar, corromper, trincar y perpetrar todo tipo de desafueros, ha cargado las tintas sobre las clases medias y bajas, empobreciéndolas hasta la protomiseria, al tiempo que ha beneficiado a las mayores fortunas, empresarios sin escrúpulos que han establecido el esclavismo laboral y sinvergüenzas de todo pelaje que amparan sus haberes en SICAV o que estafan a viejecitos o a personas poco ilustradas, estafándoles sus escasos haberes. El panorama no puede ser más desolador, y la Justicia de vacaciones.

Cuando uno da un vistazo general a la sociedad, más allá de que quienes alcanzan el poder lo hacen en base a mentiras flagrantes y que se instauran en dictadorzuelos a tiempo fijo, únicamente puede alcanzar una conclusión: Allá donde se pinche, salta la pus a chorros. Por hacer una panorámica a vuelapluma, el Ejército es un desmadre donde todos los generales están a cornadas entre ellos, entre otras cosas porque la mayor parte no tiene recursos, los medios de que disponen los tienen en rentin —como por ejemplo los carros de combate Leopard—, carecen de aviones operativos —no habrá Ojo Rojo en Dios sabrá cuánto tiempo porque los aviones no funcionan y no hay ni para queroseno tan siquiera—, y hasta ya son incapaces de velar por su propia seguridad incluso las tropas de elite, dependiendo para ello de seguratas de 800 euros al mes.

Eso sí, la UME —ya suponen por qué— tiene más recursos que el conjunto de todos los ejércitos. En la sanidad, la gente se muere por falta de materiales tan sofisticados como gasas —¡co.., que se están muriendo de verdad por falta de material fungible—, buena parte de la población ha sido echada de la Seguridad Social —cuando hace sólo unos meses aquí se atendía a todo el mundo de toda la Tierra—, y ni siquiera disponen de medios o personal para otra cosa que para forzar truculentamente que se regale a las privadas, cuando hasta hace poco tiempo se inauguraban hospitales con tecnología punta de miles de millones de euros a destajo, como por ejemplo en Madrid, con doña Esperanza y tal, o en Valencia, con todas esas criaturas que todos sabemos. Y eso sin contar que estamos ya al borde de las epidemias sociales, al estar desatendidas casi la mitad de los españoles e inmigrantes.

La Educación y Cultura es para morirse de risa si no fuera tan trágico, no habiendo ya haberes sino para subvencionar sinvergüenzas del cine de asco que tenemos o de todos esos chanchullos de los coleguis de partido, entretanto los chicos, para hacer sus exámenes han de ir a clase con folios porque el colegio ya no los da, ni siquiera tienen para comprar tóner para la fotocopiadora escolar o para adquirir papel para fotocopias. La justicia, la misma que dio correctamente vacaciones al Negro, no parece que pueda o sepa avanzar en los miles de casos de corrupción pendientes —y en los cientos de miles que debiera investigar de oficio—, se carga a los jueces que pretendían procesar a políticos, encarcela a los dan nombres y apellidos de evasores, y libera, por errores de procedimiento, a las mafias que lavaban el dinero negro de los riquísimos bandidos españoles.

De la vivienda no digo nada porque ya se sabe casi todo, y de lo demás, que sólo la Policía Antidisturbios tiene recursos de sobra, ustedes ya supondrán por qué. Pero sí que lo digo del corpus legislativo, el cual está produciendo con sus leyes, aparentemente absurdas pero muy bien urdidas para beneficios espurios, el tan temido estallido social. Casi una cuarta parte de los españoles dependen de personas ya mayores o jubiladas, y el gobierno se ha centrado no solamente en atacar a este colectivo, sino que se ha empeñado en medidas eugenésicas contra ellos, de modo que en breve, al distanciarse todavía más la frontera de la solución para esa cuarta parte de españoles —lo perentorio de la supervivencia así lo impone—, no tendrán otra que echarse a la calle a lo que sea, y ese "lo que sea" tiene implicaciones muy feas. El país, en fin, se está cayendo a pedazos como si tuviera la lepra, y esa lepra se llama clase funcionarial política. Todos, no salvo ni a uno solo.

La sociedad, tanto para el que quiera verlo como para el que prefiera enterrar su cabeza en la tierra, está a punto de estallar. Sólo hace falta una chispa, por pequeña que sea. Poco importa que los descerebrados del Financial Times digan que Rajoy ha logrado controlar la economía —eso no se lo creen ni ellos cuando están muy drogados—, o que los sinvergüenzas del poder, como muy bien puede comprobarse por las videotecas por lo que decían anteayer y ahora (los mismos pillos, oiga usted)—, no dejen de sonar atambores y de echar alharacas. Esto, todo, está podrido hasta la médula, desde las más altas instancias del país a lo más profundo, y no tiene solución posible alguna, o esa frontera de la solución es un horizonte tan lejano como inalcanzable. Todo lo que sean más leyes ya no pueden solucionar nada, ni siquiera una acción imposible de la justicia dando algunos escarmientos. Habría que construir tantas cárceles para tantísimo golfo, que tendríamos que pedir un rescate para financiarlas.

Muchos están tan contentos porque el pasado 21 de diciembre no fue el Fin del Mundo, pero puede ser que se hayan precipitado en echar al aire las campanas. Los juicios finales siempre llegan de sorpresa y por donde menos se los esperan, de modo que yo recomendaría cierta cautela porque el peligro no ha pasado en absoluto. Después de ciclos de miles de años, es imposible considerar ese fin del mundo a horario fijo GTM o así, y todo puede ser que en cualquier momento, bastará con que una chispa caiga sobre el barril de pólvora sobre el que estamos sentados… no únicamente en España, sino a nivel global, para que inopinadamente nos encontremos en cualquier semáforo con los cuatro jinetes del Apocalipsis.

Por lo pronto y por si acaso, en vista de lo infinitamente lejos que están las fronteras de las soluciones, vayan rezándole a Santa Bárbara para que nos ilumine de otro modo que con una fenomenal explosión. Bastará para que se desaten los infiernos una tontería, una víctima, un caso extremo, y esto no habrá quién lo pare salvo con mucha, mucha sangre. No puede ser de otro modo en una sociedad en que la mitad derrocha y abusa y la otra mitad, que vive al lado, languidece, muere o sobrevive de ONGs de caridad. El estallido, si Santa Bárbara no lo remedia, será sin duda en este año porque la sociedad que era está muerta: no hay más que ver los repugnantes gusanos que corroen su cuerpo y asoman por doquier. Ese ciclo terminó incluso para los no creían en las profecías mayas, y el nuevo no tiene pinta de ser mejor, ni mucho menos. Así, ni más ni menos está la cosa.

Mariano no le hará eso tan feo a las SICAV.
Y si lo hace será con algo oculto para intentar engañarnos nuevamente, vamos...que aunque lo viera no me lo creería.

Soitu, lo pones todo tan negro que le bajas la moral al mas optimista.

Ahhhh ???? el mensaje de Marcelo era para darnos la inocentada........HOY ES DIA "28 Los Santos Inocentes ya ya

Onndiá, el mensaje de Soitu, ha estado a punto de sumirme en una depresión profunda.

Y reconociendo que dice verdades como puños, me resisto a creer en un proximo apocalipsis.

Canutas si las vamos a pasar, pero me imagino que la mayoria comprenda que un estallido de violencia solo conduciría a que los de siempre pagaran el pato no ya con carencias, sino probablemente con sus vidas.

Seria mucho mejor rebelarse no yendo a votar, no pagando impuestos,etc, que con violencia en la calle o asaltando instituciones o supermercados.

Deseo que Soitu se equivoque en sus prediciones, pero vete a saber.

La Navidad, este año en la que la miseria es la imagen de la calle.

Años atrás la Navidad era símbolo de celebración, de felicidad, de familias reunidas en torno a manjares. Este año para muchas familias no es más que unos días aciagos, que en muchos casos tienen que explicar a sus hijos que este año ni hay cena, ni hay regalos y a veces ni hay reunión familiar.

El paro o los desahucios incluso a veces ambos a la vez, han conseguido que la Navidad sea una fecha donde no hay nada que celebrar para la mayoría de los ciudadanos, y en la que los que muchos que aún podrían celebrarla, por solidaridad lo dejen de hacerlo para dedicarse a dar un poco de lo suyo a los necesitados, porque, tristemente, pocos son los que pueden decir que no conocen a ningún necesitado.

Casas de acogida abarrotadas, bancos de alimento desbordados, campaña de recogida de juguetes que ya no van a los pobres del tercer mundo, sino que se quedan aquí.

Voluntarios, parroquias, asociaciones de todo tipo, se dedican a buscar desesperadamente ayuda para aquellos que, la avaricia de empresarios, banqueros y corruptos, han dejado en la calle.

Padres que dejan de comer para que lo puedan hacer sus hijos, que no saben como explicarles porque están en esa situación, mientras tienen que guardar sus lágrimas para evitar que esos hijos vean el sufrimiento de la impotencia ante esta situación de autentica emergencia social.

Una situación que a pesar de todo sigue sin despertar las conciencias de gobernantes y sus compinches, en la que siguen con sus mentiras con el único objetivo de mantener sus privilegios. Incluso se ha llegado a ver como algunos Ayuntamientos, bajo estúpidas excusas, prohíben la recogida solidaria de alimentos o juguetes.

Unos gobernantes, que hablan de vender la marca España, mientras la miseria es la verdadera imagen de España. Una miseria que se dedican a ocultar distrayendo a los ciudadanos con grotescos espectáculos que solo sirven para marear la perdiz, mientras el paro y los desahucios siguen adelante.

Frente a la imagen de mentiras que pretenden vender quienes no son capaces de dar la cara y mirar de frente a los ciudadanos, está la autentica España que nos dejan.

Una España de miserias, de hambre, de desahuciados, de paro. Aunque también, la de la solidaridad y la de conciencias que empiezan a abrirse.

Y con esta imagen, la de la realidad de España ¿que Navidad nos toca celebrar este año? ¿La Navidad del consumismo y desenfreno, o la de la solidaridad y la ayuda a los necesitados?

Solo es de esperar que esta Navidad de miseria sirva para despertar a esas conciencias que siguen cerradas ante el fanatismo, que abran los ojos cegados por la manipulación, y comiencen a ver la verdadera imagen de esto que llaman España, pero que en realidad no es más que el desagüe de la porquería de los avariciosos, especuladores y corruptos.

La Navidad de la miseria