Muelas de los Caballeros - Zamora

¿Por qué en España permanece el hábito de rememorar, premiar y elogiar a los desaparecidos y, sin embargo, se les ningunea mientras viven? O peor aún: ni se les ningunea; como decía mi paisano Vizcaíno Casas, la dicturadura del silencio es peor que el ninguneo.

Y, es que, ayer mismo me enteraba de que, dos años después de la muerte de un artista valenciano, ya tiene su monumento, su calle y se prepara su biografía. No me desagrada tanta gentil iniciativa pero, ¿no podían emprender tantos méritos y molestias mientras el artista vivía? ¿No le habríamos regalado un ramillete de felicidad a añadir en su saco eudaimonológico? ¿No habría sido más dichoso el artista al ver tanto cariño hacia él?

Pues seguimos con las mismas. Me encantaría saber si este hábito es frecuente en otros países y otras culturas. Es como elogiar al muerto y, mientras vivía, o todos callaban o todos criticaban. Me duele comprobar que los españoles seguimos erre que erre con algunos asuntos, nada nimios si se reflexionan con seriedad.

Soy un defensor a ultranza de que las muestras de afecto se reciban siempre en vida, y esto nos vale para todos. Ay, España de mi alma...

El hecho de homenajear a los muertos en lugar de a los vivos, da la impresión de tener su fundamento en la envidia, de la que ya hemos hablado en este foro. La muerte es un infortunio tan grande que, ante ella, la envidia no sólo tolera los reconocimientos y las alabanzas, sino que a menudo los tiende a exagerar. Total, ya no le valen para nada... Ése es, al menos, uno de los sentidos del refrán: “Después del burro muerto / la cebada al rabo” Y si digo uno de los sentidos es porque creo que también tiene un sentido reprobatorio: ¿por qué os tembló el labio y no proclamasteis debidamente sus méritos? ¿por qué no le hicisteis en vida este homenaje?...

En todo caso, a mí me da la impresión de que más que un ”modus operandi”, como dice Agustín, es una costumbre consolidada hasta el punto de convertirse en una forma de ser, o sea en un “modus essendi”. Y un “modus essendi”, cuando somos ya mayorcitos, es muy difícil de cambiar... Aunque creo sinceramente que algo está cambiando. Y también sospecho el porqué. Tal vez lo que no ha logrado nunca la generosidad ni va a lograr jamás el romanticismo lo logren finalmente los intereses...

Un abrazo

Me cuesta creer -me repele creer- que ése es nuestro modus essendi porque, como dices, es difícil cambiarlo. Pero comparto todo lo que expones en el mensaje, aunque dejo abierta la posibilidad del cambio. Ahora eres tú, Mariano, el que toma el papel de pesimista. Yo me sumo al optimismo de José Miguel, que debe andar confeccionando sus labores. Se le echa en falta. Saludos.

En este voy a ser muy breve, cosa no habitual en mi, pero como sólo sé decir en latín aquello de rosa-rosae, y aunque no me considero demasiado culto, suelo coger el diccionario cuando decís palabras técnicas, que me saben a gloria, pero que no entiendo ni papa, y ese es el motivo por el cual me gusta el foro, porque así, le quito el polvo al diccionario. Todo lo contrario que a esa persona que debe tener 56 años, casi los míos, y que está en desacuerdo.

Pienso que si se hiciera en vida, podrían pedir algo, dejémoslo para cuando están muertos, que así, no hay peligro de nada. ¿Será por eso?.