Muelas de los Caballeros - Zamora

Zamora es una provincia que ha estado muchos años sometida a los rigores de la despoblación, y aún está en ese trance. De hecho tiene una densidad de población que es más bien preucupante. El verano puede resultar engañoso, por el turismo. Un turismo que acude a visitarla porque tiene unos lugares realmente dignos de visitar (Lago de Sanabria, Arribes del Duero, Lagunas de Villafáfila... Además de la capital, claro, que guarda mucha Historia en sus piedras. En fin, Zamora existe, pero cada año tiene una nueva sangría de jóvenes, ya que se van a vivir a otros lugares que les ofrecen un futuro mejor desde el punto de vista económico.
Este poema fue escrito desde la añoranza y se refiere a una época en la que la emigración no había hecho mella en las tradiciones ni en la idiosincrasia de sus gentes.
Un abrazo

ZAMORA.

Zamora,
trallazos tengo en el alma
de verte en sombra.
Por ti me corre la sangre
de noche en noche,
caliente y roja.

Por ti, Zamora.
Por tus racimos de piedra,
de trigo y uva,
de espino y mora.

Herido tengo el caballo
Por donde trota.

Zamora,
mi carne es tierra futura
de cerro y loma.
De surco amargo y sudado,
de barro y loza.

Te tengo aquí, donde suena
un canto estricto
de alondra.
Aquí, Zamora.
en los latidos del pecho,
en esa víscera honda.
En esa lágrima lenta
que de los rumios
me brota.

Zamora,
te río a trozos,
te lloro toda.
Te acercas tanto a mi ausencia
que por las noches me tocas.
Me oprimes con los dogales
y con las sogas.
Con los rastrillos que pinchan,
con las guadañas que cortan.

Zamora.
Carreta pausa de vacas,
costana rota.
Solana a charcos de lluvia
y rana verde que croa.

Y río y fuente y laguna.
Y roca.
(También y roca).

Zamora, lana de oveja,
paloma torca.
Serpiente de agua y leyenda:
¡me ahogas!
Me ahogas bajo tus yugos,
bajo tus hoces filosas.
Bajo las muelas de piedra
de las tahonas.

Mellado tengo el cuchillo
por donde corta.

Zamora,
a mí me pesa tu esencia
más que tu historia:
tu vida, tus labradores,
tus menesteres,
tus cosas.

Zamora, sudor de arado,
agreste surco de moza.
navaja y pan y tocino
que engorda.

Herido tengo el caballo
de lejanías, Zamora.
Con grillos y cabezadas,
atado a estaca y a soga.
Mariano Estrada, del libro "Tierra Conmovida"

Un fragmento del Cantar del cerco de Zamora, que seguro conoces, Mariano. En esta batalla, luchó Sancho II de Castilla contra su hermana Doña Urraca, que había recibido la ciudad en herencia. Un caballero llamado Vellido Dolfos, que la defendía, se dice que había asesinado al rey y fue considerado un taidor por los castellanos. La batalla fue larga y dio lugar a la famosa frase "No sé ganó Zamora en una hora". Ahí va, zamorano, con cariño.

!Guarte, guarte, rey don Sancho!
No digas que no te aviso,
que de dentro de Zamora
un alevoso ha salido,
llámase Vellido Dolfos,
hijo de Dolfos Vellido:
cuatro traiciones ha hecho
y con ésta serán cinco;
si gran traidor fue el padre
mayor traidor es el hijo.
Gritos dan en el real:
!A Don Sancho han malherido,
muerto le ha Vellido Dolfos,
gran traición ha cometido!
Desque le tuviera muerto,
metióse por un postigo;
por las calles de Zamora
va dando voces y gritos:
-Tiempo era Doña Urraca
de cumplir lo prometido-