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Muelas de los Caballeros - Zamora

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23-01-06 11:32 #171468
Por:No Registrado
El sano y necesario debate
La plataforma Ciudadanos por Cataluña hace una gira de actos de presentación de sus propuestas, para debatirlas con el pueblo. Hace poco acudieron al País Vasco, y estas fueron algunas de las cuestiones que se comentaron. Es interesante leerlo, pues fue lo que se leyó en tal acto. Abrazos,

Agustín

Buenas tardes a todos y a todas, ciudadanos y ciudadanas, vascos y vascas, de uno y otro sexo. O género. O génera.

Hoy quiero presentarles a dos personas que, en compañía de otras, han tenido una idea notable: constituir un nuevo partido político. Hace unos meses llegaron a una conclusión: mientras el 100% de los representantes políticos de los catalanes (incluido Piqué) consideraban que Cataluña es una nación, tal creencia estaba extendida solamente entre un tercio de la ciudadanía. Había una disfunción, un fallo de representatividad entre los ciudadanos catalanes y los políticos que les representaban en el Parlament.

Hoy, el PP de Cataluña se ha descolgado de esa connivencia y el run run del debate estatutario ha aumentado el número de los ciudadanos que reclaman la condición de nación para su tierra.

Hoy, La Vanguardia da noticia de una propuesta del PSOE para tratar de satisfacer la demanda nacionalista en este asunto: una frase que se incorporará al preámbulo, por si éste todavía admitiese algún adorno más: "La gran mayoría de los ciudadanos siente Cataluña como una nación".

Impresionante. Hace un mes, un socialista de larga trayectoria, Joaquín Leguina escribió un largo artículo del que me he permitido entresacar algunos párrafos:

"La concepción política acerca del Estado que subyace en el texto del Estatuto es, simplemente, un disparate. El disparate de la bilateralidad, que responde a la más rancia tradición catalanista y se puede resumir en una frase tan castiza como certera: ‘Lo mío, mío y lo tuyo, a pachas’. Mandar en exclusiva en Cataluña y, también, mandar en Madrid.
(...)
resulta original y novedoso que un partido, que se hace llamar socialista, que nutre una gran parte de sus urnas con votos de gente de origen inmigrante, se haya subido con increíble entusiasmo a ese viejo carro identitario y ventajista. Actitud que no se entiende aquí, pero que tampoco se entiende en Cataluña.
(...)
¿qué ha pasado aquí? Si hubo un acuerdo en 1932 mediante el cual Cataluña se constituía en región autónoma dentro de la República, ¿ por qué andamos ahora discutiendo si Cataluña es o no es una Nación? Desde luego, han pasado setenta y tres años y, de ellos, treinta seis bajo una dictadura. Años en los cuales la sociedad catalana se ha transformado, entre otras cosas, bajo el impulso de una enorme inmigración procedente del resto de España. ¿Son estos catalanes castellanohablantes y sus hijos los que reclaman como reivindicación inaplazable que Cataluña sea considerada una nación? ¿Son ellos los que apoyan la inmersión lingüística y la obligatoriedad del catalán? ¿Son ellos los encargados de prohibir que en el Parlamento de Cataluña se pueda hablar en castellano? No lo creo. Es mucho más razonable pensar que, simplemente, son ellos los que se han quedado sin representación política en el Parlamento catalán. Son ellos los traicionados en su pensamiento y en sus intereses, diga lo que diga al respecto doña Manuela de Madre.
(...)
Nadie debe engañarse: cuando Rodríguez Zapatero predica la España plural, he de confesar que yo no sé qué quiere decir Zapatero, pero lo que entienden los nacionalistas y catalanistas no es que España es una sociedad abierta, democrática, pluralista, no. Lo que entienden es que España es un conglomerado heterogéneo, una suma de “naciones” y regiones, un puzzle informe en el que las piezas son las únicas que tienen vida propia, vida de la que carece el conjunto. Desde la izquierda, desde ese pensamiento y esa tradición se puede admitir que España es plural si, y sólo si, se añade que Cataluña, Euskadi, Galicia... son también plurales, que no son entes homogéneos ni uniformes, que son plurales como cualquier sociedad democrática."

Si estas ideas de Leguina estuvieran generalizadas entre la dirección del Partido Socialista, creo que nuestros invitados de hoy y el resto de los integrantes de la Plataforma Ciudadanos de Cataluña se habrían ahorrado el viaje. Pero, queridos y queridas, así está el tema, por lo que paso a presentároslos para cederles inmediatamente la palabra y el micrófono.

Xavier Pericay es un personaje singular. Por ejemplo, es licenciado en Filología Catalana por la Universidad de Barcelona, pese a lo cual no es dirigente de Esquerra Republicana de Catalunya. Hasta la fecha, su vida ha transcurrido entre la filología y el periodismo. De sus tratos con el lenguaje conserva un par de libros escritos en colaboración con Ferran Toutain (Verinosa llengua, 1986, y El malentès del noucentisme, 1996) y una antología de textos heterodoxos. Tiene una admirable ejecutoria como traductor al catalán de libros de Gide, Balzac y Stendhal, y al castellano de los Dietarios de Josep Pla y las memorias de Julien Benda. Como editor ha publicado Cuatro historias de la República y en estos momentos está ultimando la edición castellana de las crónicas republicanas de Josep Pla.

Como periodista fue responsable de Edición y de la confección del Llibre d’estil del difunto Diari de Barcelona. Desde 1991 se dedica a la enseñanza del periodismo —primero en la Universidad Autónoma, luego en la Universidad Ramon Llull— y desde hace cinco años es colaborador habitual de Abc, con artículos que hacen gala de su ponderación de juicio y su rigor argumental.

Presentación de la plataforma Ciudadanos de Cataluña en Bilbao





De la mano de la Fundación para la Libertad, ayer se presentó formalmente en el País Vasco la plataforma Ciutadans de Catalunya. Lo hizo ante un numeroso público con una conferencia de Xavier Pericay y Arcadi Espada. Nos contaron cómo se gestó y las razones del proyecto de creación de un nuevo partido en Cataluña. En esta misma web puedes encontrar más información sobre esas cuestiones. Aquí recogemos la presentación que realizó el periodista Santiago González de los dos invitados.




De izquierda a derecha, Nicolás Redondo, Xavier Pericay, Arcadi Espada y Santiago González





Presentación de la plataforma Ciutadans de Catalunya






Buenas tardes a todos y a todas, ciudadanos y ciudadanas, vascos y vascas, de uno y otro sexo. O género. O génera.

Hoy quiero presentarles a dos personas que, en compañía de otras, han tenido una idea notable: constituir un nuevo partido político. Hace unos meses llegaron a una conclusión: mientras el 100% de los representantes políticos de los catalanes (incluido Piqué) consideraban que Cataluña es una nación, tal creencia estaba extendida solamente entre un tercio de la ciudadanía. Había una disfunción, un fallo de representatividad entre los ciudadanos catalanes y los políticos que les representaban en el Parlament.

Hoy, el PP de Cataluña se ha descolgado de esa connivencia y el run run del debate estatutario ha aumentado el número de los ciudadanos que reclaman la condición de nación para su tierra.

Hoy, La Vanguardia da noticia de una propuesta del PSOE para tratar de satisfacer la demanda nacionalista en este asunto: una frase que se incorporará al preámbulo, por si éste todavía admitiese algún adorno más: "La gran mayoría de los ciudadanos siente Cataluña como una nación".

Impresionante. Hace un mes, un socialista de larga trayectoria, Joaquín Leguina escribió un largo artículo del que me he permitido entresacar algunos párrafos:

"La concepción política acerca del Estado que subyace en el texto del Estatuto es, simplemente, un disparate. El disparate de la bilateralidad, que responde a la más rancia tradición catalanista y se puede resumir en una frase tan castiza como certera: ‘Lo mío, mío y lo tuyo, a pachas’. Mandar en exclusiva en Cataluña y, también, mandar en Madrid.
(...)
resulta original y novedoso que un partido, que se hace llamar socialista, que nutre una gran parte de sus urnas con votos de gente de origen inmigrante, se haya subido con increíble entusiasmo a ese viejo carro identitario y ventajista. Actitud que no se entiende aquí, pero que tampoco se entiende en Cataluña.
(...)
¿qué ha pasado aquí? Si hubo un acuerdo en 1932 mediante el cual Cataluña se constituía en región autónoma dentro de la República, ¿ por qué andamos ahora discutiendo si Cataluña es o no es una Nación? Desde luego, han pasado setenta y tres años y, de ellos, treinta seis bajo una dictadura. Años en los cuales la sociedad catalana se ha transformado, entre otras cosas, bajo el impulso de una enorme inmigración procedente del resto de España. ¿Son estos catalanes castellanohablantes y sus hijos los que reclaman como reivindicación inaplazable que Cataluña sea considerada una nación? ¿Son ellos los que apoyan la inmersión lingüística y la obligatoriedad del catalán? ¿Son ellos los encargados de prohibir que en el Parlamento de Cataluña se pueda hablar en castellano? No lo creo. Es mucho más razonable pensar que, simplemente, son ellos los que se han quedado sin representación política en el Parlamento catalán. Son ellos los traicionados en su pensamiento y en sus intereses, diga lo que diga al respecto doña Manuela de Madre.
(...)
Nadie debe engañarse: cuando Rodríguez Zapatero predica la España plural, he de confesar que yo no sé qué quiere decir Zapatero, pero lo que entienden los nacionalistas y catalanistas no es que España es una sociedad abierta, democrática, pluralista, no. Lo que entienden es que España es un conglomerado heterogéneo, una suma de “naciones” y regiones, un puzzle informe en el que las piezas son las únicas que tienen vida propia, vida de la que carece el conjunto. Desde la izquierda, desde ese pensamiento y esa tradición se puede admitir que España es plural si, y sólo si, se añade que Cataluña, Euskadi, Galicia... son también plurales, que no son entes homogéneos ni uniformes, que son plurales como cualquier sociedad democrática."

Si estas ideas de Leguina estuvieran generalizadas entre la dirección del Partido Socialista, creo que nuestros invitados de hoy y el resto de los integrantes de la Plataforma Ciudadanos de Cataluña se habrían ahorrado el viaje. Pero, queridos y queridas, así está el tema, por lo que paso a presentároslos para cederles inmediatamente la palabra y el micrófono.






Xavier Pericay es un personaje singular. Por ejemplo, es licenciado en Filología Catalana por la Universidad de Barcelona, pese a lo cual no es dirigente de Esquerra Republicana de Catalunya. Hasta la fecha, su vida ha transcurrido entre la filología y el periodismo. De sus tratos con el lenguaje conserva un par de libros escritos en colaboración con Ferran Toutain (Verinosa llengua, 1986, y El malentès del noucentisme, 1996) y una antología de textos heterodoxos. Tiene una admirable ejecutoria como traductor al catalán de libros de Gide, Balzac y Stendhal, y al castellano de los Dietarios de Josep Pla y las memorias de Julien Benda. Como editor ha publicado Cuatro historias de la República y en estos momentos está ultimando la edición castellana de las crónicas republicanas de Josep Pla.

Como periodista fue responsable de Edición y de la confección del Llibre d’estil del difunto Diari de Barcelona. Desde 1991 se dedica a la enseñanza del periodismo —primero en la Universidad Autónoma, luego en la Universidad Ramon Llull— y desde hace cinco años es colaborador habitual de Abc, con artículos que hacen gala de su ponderación de juicio y su rigor argumental.






¿Y qué les voy a decir de Arcadi Espada? Empezaré por confesar que me une a este sujeto una sincera admiración profesional y una estrecha complicidad. Lo primero no requiere mucha explicación. Arcadi es uno de los más brillantes periodistas de los últimos veinte años en España. Lo segundo viene de un cierto paralelismo en nuestras biografías. Él recordaba hoy en su blog cómo "Un año de hace veinte trabajé en la Delegación del Gobierno de Cataluña. Gente inolvidable. Es probable que naciera jacobino, pero en cualquier caso aquella experiencia fue definitiva."

Yo había militado en el mismo partido que Arcadi por la misma época. Trabajé en la Delegación del Gobierno en el País Vasco en fechas aproximadas. Tal vez tenga razón él y experiencias como éstas sean definitivas. O no, pero el caso es que un día cayó en mis manos uno de sus primeros libros, Contra Cataluña, y desde entonces he sentido una gran afinidad con lo que él escribe.

Espada ha ganado algunos de los premios más importantes de España. Por ejemplo, el Ciudad de Barcelona, por el libro que acabo de citar; el Cuco Cerecedo, por El caso Raval. Del amor a los niños, o el Premio Espasa de Ensayo por Diarios 2002. El Caso Raval constituye un ejemplo paradigmático de la forma de practicar el periodismo de Arcadi Espada, comprometido sólo consigo mismo en la búsqueda de la verdad, aunque esto le suponga nadar contra corriente y enfrentarse a los prejuicios generalizados, a la hostilidad medioambiental o a largos interrogatorios en una sala de justicia. Pone en la búsqueda de la información un empecinamiento que no resigna por nada ni ante nadie.

Si la personalidad de este hombre se acabara aquí y él midiese 1,88 de estatura, sería un personaje absolutamente aborrecible, como les digo una cosa, les digo la otra. Lo que pasa es que Arcadi, además de sus indiscutibles y abundantes virtudes profesionales, muestra algunas leves imperfecciones que le devuelven a la escala de lo humano y hacen que yo me pueda considerar irremediablemente y sin desdoro, amigo suyo.

Por ejemplo: Él es, creo que ha quedado claro, un excelente periodista. Bueno, pues lo que a él le gustaría de verdad, es ser cocinero. Pero cocinero, además, de esta escuela catalana donde te sirven un huevo en tres platos distintos y te administran la salsa con jeringuilla.

Son los caprichos de la vocación, que te acecha donde menos se la espera y te llama por caminos que no estás preparado para recorrer. Es así la vida, ya lo explicaba el mejor Rafael Alberti en un poema de su libro "Yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos", algunos de cuyos versos me parecen pertinentes para el tema que nos ocupa:

Yo te juro a la luna no ser cocinero,
tú me juras a la luna no ser cocinera,
él nos jura a la luna no ser siquiera humo de tan tristísima cocina.
¿Quién ha muerto?
La oca está arrepentida de ser pato,
el gorrión de ser profesor de lengua china,
el gallo de ser hombre,
yo de tener talento y admirar lo desgraciada
que suele ser en el invierno la suela de un zapato.

En justa compensación a este conflicto vocacional, una cocinera que ha ganado para su establecimiento las tres estrellas Michelín ha descubierto entre pucheros, como una nueva Teresa de Jesús, su vocación intelectual. Carme Ruscalleda se explicaba hace dos semanas en una entrevista que Arcadi llevó puntualmente a su blog. En ella reivindicaba a los cocineros como piezas importantes del Estado de derecho con una frase que pide mármol: "Por fin, al cocinero se le pregunta qué piensa".

Ya desde el titular, la entrevista demuestra que los cocineros catalanes, o al menos Carme Ruscalleda, están a la altura intelectual de los redactores del Estatut: "Cataluña no es un invento; hay una lengua, una cultura, una cocina. Por ello es una nación".

En mi modesta opinión, el cuatripartito debería proponer la frase de la cocinera como una alternativa al relativismo sociológico de la propuesta socialista.

En fin, que esto es lo que hay. O sea que vamos a escucharles a ellos. En consecuencia, sin más preámbulos, tiene la palabra el reputado cocinero Arcadi Espada.



Puntos:
23-01-06 11:42 #171476 -> 171468
Por:No Registrado
comentando el Estatut
Arcadi comenta el preámbulo del Estatut.

“El Parlamento de Cataluña, recogiendo el sentimiento y la voluntad de los ciudadanos y ciudadanas de Cataluña, ha definido a Cataluña como nación. Esta realidad nacional tiene su traducción en el artículo 2 de la Constitución Española, que define a Cataluña como nacionalidad”.



El asombroso muñido


1. El Parlamento ha definido a Cataluña como nación. ¿Cuándo? Nunca. Es decir, en la propuesta de artículo que ahora se elimina. Un acto fallido elevado a norma. En el aniversario de Freud. La otra maravilla afecta a la secuencia temporal. Debe de ser el primer texto jurídico que fundamenta sus decisiones en el propio debate del texto. Un prodigio diacrónico.
2. Los ciudadanos de Cataluña (es decir, todos) no definieron a Cataluña como nación ni siquiera en el acto fallido. Fueron sus representantes. Pero tampoco todos. La abusiva falacia totalizadora.
3. El artículo 2 de la Constitución española no define a Cataluña como “nacionalidad”.
4. El gran qtyop: “Principio de incertidumbre temporal de la esencia: El artículo 2 de la CE —dado en el 1978— es posterior al 'Parlamento de Cataluña' —nato en el 1979— y al 'sentimiento y voluntad de los ciudadanos y ciudadanas de Cataluña que han defindo a Cataluña como nación' —dado en el 2005—: pues aquél los 'traduce'.
5. Por último, he aquí expuesto el objetivo último de la neolengua: la destrucción del sentido. Esta vez mediante la polisemia. “Nación”, “realidad nacional” y “nacionalidad” quieren decir lo mismo. Nada. Más poder cuanto menos palabras.


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