20-01-06 16:14 | #170136 |
Por:No Registrado | |
sentirse catalán Os juro que antes de leer a Arcadi pensé lo mismo que él. Estaba leyendo El País antes de comer, y cuando he leído eso de "los catalanes sienten a Cataluña como nación" casi me da una carcajada. ¿Qué eso eso de sentirse nación? Vaya dos palabrejas juntas. ¿Ése sujeto -todos los catalanes- incluye al ciento por cien de los catalanes? Desde el poder aplastante de la Lógica Matemática sí debería incluir a todos los catalanes, porque todos es todos, no permite ninguna discrepancia. Por ello, sólo con que un catalán dijera que no siente a Cataluña como nación, tal enunciado -los catalanes sienten Cataluña nación- sería un absurdo. Vamos, que tan sólo hace falta que Ramón diga lo contrario, por ejemplo, como para desmontar tal sentencia y atrevimiento. Ya veremos si es así, porque aquí no se admite excepción alguna. Un solo catalán que no sienta Cataluña como nación, y entonces ya nada tiene sentido. Leed a Arcadi, os gustará. Abrazos. Agustín Ni siquiera el diario El País, que anima lo que puede, y que ha tratado de describir este patético proceso con la mejor de las voluntades, puede contener ya la carcajada. “Sienten a Cataluña como una nación” Titula el suelto donde se reproduce la propuesta socialista de reforma y mejora del preámbulo. Alguna noche alguien se volverá loco y titulará “Siento, siento, siento una debilidad” y le pondrá el primer link musical a un periódico. Pero el aún cuerdo es un titular magnífico. Ese “sienten” memorable. Sin sujeto explícito, como extraterrestre, con la semántica del verbo vuelta sobre sí misma, mordiéndose la cola y mordiendo: mi señor: si no sé lo que es una nación cómo voy a saber si la siento. Lo siento. Lo que siento. Lo siento, mi amor. Hace tiempo que no siento nada al hacerlo contigo. Dios mío, Rubalcaba: era Falete. O vete a ver. Jairo. En el texto de la propuesta socialista hay detalles memorables. Hasta tal punto que me pregunto si no podría convivir con la original. Que se intente. Dos preámbulos, uno para los días pares. No creo que quieran corregir, por ejemplo, ese “ciudadanos y ciudadanas catalanas” que prevé la portada de El País. En páginas interiores se dice “catalanes”, pero es aquí donde debe estar el error. Esto es una revolución y sólo los reconsagrados siguen sin enterarse. En la propuesta destacan también las paletadas de miel que se dedican a Cataluña. Larga y fecunda historia, etcétera. Sou els millors xiquets. Y esta cima: “La España plural de la Constitución de 1978 y de los Estatutos de Autonomía, inserta en Europa, debe mucho a Cataluña y no es entendible sin la contribución decisiva el pueblo catalán”. Recuerden: se trata del preámbulo del Estatuto catalán. De algo redactado y firmado por catalanes, teóricamente. De la inmodestia de mis compadres lo espero todo: pero este párrafo les habrá dolido y dudo mucho que lo acepten. Se ve la mano extranjera. Cierto que entre los principales negociadores está Esquerra Republicana. Esquerra y caviar, diagnosticó Pla. O sea que todo puede ser. Pero es que nos están untando a la vista del público. Madrit, la prosa de Madrit, en el corazón preambular. Sin embargo, la máxima aportación a la literatura política, a la filosofía, a la psicología, al cognivitismo, a las neurociencias, a Spinoza, Castilla del Pino y Damasio, es este monumento: “...sienten a Cataluña como una nación, y ese sentimiento democrático es plenamente compatible con” y dejémoslo ahí, por los peligrosos efectos simpáticos de la glosa. Primero esta desvalorización de lo que más quieren y entienden: como si cualquier sentir, por ejemplo este puñetazo en el plexo solar que siento, derivara en sentimiento. Pero sobre todo, “sentimiento democrático”. La nación es un sentimiento democrático. Lo han escrito. Está pasando. Lo están viendo. Esto sí que es Orwell y no el Cac. Lo privado exhibido y plebiscitado. Están rompiendo todas las palabras. Cualquier atisbo de formalidad ha sido liquidado. Los bárbaros venían por este camino. Leer y escribir, no hay otra oposición (política y moral) posible. | |
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21-01-06 00:04 | #170432 -> 170136 |
Por:Mariano Estrada ![]() ![]() | ![]() ![]() |
RE:sentirse catalán Hi, Agustín: Cataluña es una parte de España tan entrañable como otra cualquiera. Y los habitantes de Cataluña sentirán por su tierra algo muy parecido a lo que sienten otros españoles por la suya. Y eso, como digo, es entrañable y maravilloso. A esa Cataluña la entiendo y con esa Cataluña estoy. Ahora bien, algunos osan decir que en Cataluña se siente algo más, tal vez algo superior y exclusivo. Y ahí ya empieza a desbaratarse la lógica ¿Será que los catalanes tienen los corazones más grandes? No creo ¿Será que son más listos? Lo dudo ¿Más organizados y trabajadores? Puede, pero ello se verá reflejado en los ingresos, en el nivel de vida, como se ve reflejado en la renta per cápita ¿Que hay desequilibrios? Habrá que corregirlos ¿Cómo? Habrá que verlo. Pero no creo que el dinero sea uno de los componentes del llamado sentimiento nacional ¿O sí? Porque entonces voy y me río. Porque esa Cataluña que algunos nos quieren vender se asienta en un hecho muy poco recomendable y ciertamente oloroso ¿Un hecho diferencial? Bueno, no sé hasta qué punto las comisiones del 3% al 20% que ha estado cobrando CIU durante tantos años constituyen un hecho diferencial. No creo, porque en todas partes cuecen habas. Lo verdaderamente diferente es que sabiéndolo los que ahora gobiernan Cataluña y habiéndolo anunciado en el parlamento la boquita floja de Maragall, que es la leche, lo hayan enterrado bajo las sufridas alfombras de la Generalitat con la peregrina justificación de sacar adelante la reforma de un Estatuto. Claro, porque en realidad se trata de algo más que un Estatuto, como hemos visto después y estamos viendo ahora, y lo que quieren es aislar el Chiringuito para luego repartirse el tesoro que hay bajo la carpa. Un abrazo Mariano Estrada | |
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21-01-06 01:45 | #170476 -> 170432 |
Por:No Registrado | |
RE:RE:sentirse catalán Pues sí, estoy de acuerdo con Arcadi, con Agustín y con Mariano... Y seguramente con la mayoría de los españoles y de catalanes ¡Qué verguenza!. Conmigo que no cuenten: no: no me "siento" nacionalista, sino catalán, español, y ciudadano del mundo. Esos chalaneos que se llevan que serían la envidia de cualquier regateador del Rastro madrileño, son la muestra de los que son: miseria humana. Os cuelgo un artículo sobre eso en ABC de hoy. Abrazos a todos. "Charcutería Por IGNACIO CAMACHO LA frase aparece en un capítulo de ese impagable manual de buena política que es la serie «El ala oeste de la Casa Blanca». Se la dice el jefe de gabinete presidencial, Leo McCarrey -interpretado por el recién fallecido John Spencer- a un representante de la oposición con el que está chalaneando la reforma de un proyecto legal para el Senado. El tipo tiene escrúpulos por el pasteleo y se pregunta en voz alta qué dirían sus votantes si les vieran diseñar una componenda de ese calibre. Y el pragmático McCarrey le suelta la perla: «Hay dos cosas que la gente jamás debería ver cómo se hacen. Las leyes y las salchichas». El arreglo del Estatuto catalán lo están muñendo como si fuera una salchicha barata. A cencerros tapados, una comisión de notables lleva semanas filtrando los detritus de un delirio político desquiciado para tratar de convertirlo en una pasta comestible, o por lo menos presentable. Los detalles del tejemaneje, el enjuague de pactos y contrapactos bajo cuerda, los protocolos ocultos, los apaños, remiendos y trapicheos no los sabremos probablemente nunca. Todos esos conceptos tan solemnes de la identidad, la nación y la soberanía han caído sobre la mesa de negociación desparramados entre una baraja de clientelismos, competencias y -sobre todo- privilegios financieros cuyos detalles nos pondrían los pelos como escarpias. Después del manoseo a puerta cerrada, los chalanes pondrán cara muy circunspecta y presentarán como un pacto de caballeros este trato de barraca de feria. Para eso irán al Congreso de los Diputados, para que la mayoría que previamente han amañado como un sindicato de intereses le ponga el sello de registro a la conchabanza y le dé el visto bueno en un simulacro de debate. Menos mal que el Parlamento iba a ser el núcleo de regeneración que diese vigor a la vida pública, como dijo el presidente en su investidura. Menudo vigor democrático: han convertido las Cortes en una charcutería. Hace demasiado tiempo -en justicia, desde mucho antes de Zapatero- que los aparatos de los partidos han tomado las Cámaras por simples instrumentos para legitimar los acuerdos que cierran en sus charlas de café. Que sea un mal antiguo y común no obsta para que constituya un motivo de vergüenza de todos los que prometen combatirlo. En el caso del Estatuto, resulta obvio que lo han cocinado en la clandestinidad porque saben que los ciudadanos saldrían espantados en desbandada si viesen los ingredientes o inspeccionasen la higiene democrática de la negociación. Esta gente ha metido la Constitución en una trituradora para confeccionar un embutido que ni siquiera tiene buen aspecto, pero además va a ser de digestión pesada y está cargado de colesterol político, porque lo han hecho a base de gandingas, despojos y asaduras. No pasaría ningún control de calidad ética o democrática y, por supuesto, no lleva fecha de caducidad en el envase." | |
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