Muelas de los Caballeros - Zamora

Sin ánimo de despertar envidias dominicales, os informo que hoy degustaré una paella tan exquisita como las de mi madre: la de mi tía. Sólo las tías poseen el don de elaborar las paellas de modo tan tico o similar a las de la madre que me parió. La paella será de carne, con algo de verdurita, y unas albongidas estupendas que le dan un sabor distinguido.

El día en que internés funcione como Dios manda, os enviaré por correo electrónico un platito de paella dominguera, para que podáis comprobar que lo dicho no es chulería sino visto para sentencia.

Aprovecho la ocasión para reinvindicar la paella como plato dominguero por excelencia. Mi amigo José Miguel, por defecto burgués, comerá pollo. Pero el pollo es para los sábados, o eso es lo que la tradición española marca en su calendario. Ahora bien: el pollo en la paella es una pareja mágica, así es que yo comeré paella y pollo. El pobre José Miguel (es un decir) se conforma con el pollo. Pero, desde aquí, reivindico el deber de comer paella los domingos, todos los del año, sin peros que valgan, y sin excepción a la regla que valga. Que la paella es patrimonio de los monos pensantes.

Con mi mano amiga,

Agustín

A todo eso, el pollo de José Miguel es de fábrica. Los míos, en cambio, son de cosecha propia, cuya única desventaja es verlos morir... El pollo es el mejor amigo del hombre. ¿O era el perro? ¿O tal vez sea José Miguel? Pollos, perros y veranitos de San Miguel aparte, el pollo es un animal muy sucio pero muy fiel. Ésta es la tesis de mi próximo libro: "No, sin mi pollo". Me aseguran que tendrá tanto éxito que la llevarán al cine.

Decía, pues, que los pollos de fábrica cogen la gripe. No me sorprende: el frío de los frigoríficos es para coger una pulmonía. A mis pollos no les ocurre lo mismo, porque si se acatarran (cosa rara) les pongo la bufanda. Mis pollos son pasto de paella. Pero nos queremos a pesar de que ambos sabemos que nuestro destino quiere desunirnos. ¡Ay, qué dura es la vida del pollo!

La vida es dura, como los huevos de las gallinas. Un huevo al día pondrá cada gallina. ¡Pero que huevos! Eso sí que son huevos, mejorando el presente Nacho Vidal, que José Miguel trajo al foro para promocionar su pueblo, comisión mediante. Que sepa el respetable que José Miguel estuvo el otro con la madre del tal Vidal, y esta fue la conversación que mantuvieron:

- ¿Pero qué come su hijo para haberse convertido en actor porno?

- Mucho pollo y aceite del garrapatiño (o como se llame, que vaya nombre para un aceite).

- Pues será eso, porque en mi casa sólo comemos pollo de fábrica.

- Claro, José Miguel, es que sólo el pollo de corral permite que uno se convierta en un chico pollo.

- Tomaré nota -dijo José Miguel- para mis próximas vidas.

En fin. Que todo esto es para reivindicar un nuevo Estatut para los pollos. En tal Estatut rezará un artículo así: "La granja de los pollos es una nación. Todo pollo tiene el deber de cacarear en pollitón y catalán.".

Otro día hablaremos del Estatut y de los catalanes. Ahí hay mucha miga que tragar, y mucho pollo que roer. Saludos,

Agustín

Que conste, Agustín, que el motivo de comer pollo en casa, hoy domingo, es porque me dijiste que venias a comer, y mi mujer y yo, pensamos: Lo mejor para un deportista son tallarines y pollo, y va y me fallas.

¿No habíamos quedado en un mensaje anterior que las paellas son cosa de tíos? Ahora resulta que también son cosa de tías. Y conste que no dudo de que tu tía las haga divinamente. De quien dudo es de ti. Ya no sé si las paellas las hace tu madre o tu padre, que eran las dos posibilidades hasta hoy. Lo único que queda claro es que también las hace tu tía. Y que te gusta más la paella que el pollo, pero que juntos son la pera... Vamos, que a ti lo que te gusta en realidad es el postre.

Yo también creo que a la paella le va muy bien el domingo. Y más en una casa de campo.

El pollo hay que sacarlo después, para que coma las migajas.

Un abrazo

En efecto, Mariano, la paella la hace mi tío, esposo de la hermana de mi madre. Por ello, pongo en énfasis en mi tía, pues es ésta la que me invita, y es a ésta una mujer especial, en tanto que hermana de mi madre. Mi tío es adorable, pero no lleva mi sangre. Eso sí: hace las paellas de muerte.

Saludos.