Castroverde de Campos - Zamora

La aprobación el pasado viernes del Real Decreto que regula la alimentación de determinada fauna, con subproductos de animales no destinados al consumo humano, viene a atender una insistente reivindicación de ganaderos y sindicatos agrarios, y a mejorar la lucha por la supervivencia de las aves necrófagas y carroñeras de la provincia que se alimentan de cadáveres en descomposición.


Los cadáveres de bovino, ovino y caprino fueron retirados del campo tras la aparición de la enfermedad Encefalopatía Espongiforme Bovina (denominada enfermedad de las vacas locas), entre los años 1996 y 2000, para garantizar la seguridad alimentaria y sanitaria. Los efectos negativos de esta medida no se hicieron esperar para las aves y para la fauna que se nutría de estos cuerpos, pues llegaron hasta el punto de modificar los comportamientos de especies como los buitres, que pasaron a atacar a los ganados domésticos y a los animales vivos para seguir adelante. En consecuencia, la hambruna subió de grado en el mundo salvaje y los ganaderos, además de las pérdidas por tales ataques, se vieron en la obligación de retirar y pagar la recogida de los animales muertos.


La nueva normativa, aprobada por el Consejo de Ministros, es de especial importancia para el Parque Natural Arribes del Duero y su entorno, al albergar las poblaciones más importantes de rapaces necrófagas de Zamora; y es un decreto que contribuye «a mejorar el estado de conservación de estas especies, en consonancia con las políticas de protección de la biodiversidad y la sanidad animal» según el propio Ministerio.


El Real Decreto expone el procedimiento de aplicación de las excepciones a la retirada y recogida de los subproductos para los casos de alimentación de especies necrófagas, pero abre nuevas posibilidades que permiten la utilización de cadáveres de animales en condiciones naturales y adecuadas desde el punto de vista sanitario y ecológico. Una de las posibilidades es la aplicada en la actualidad, en muladares o comederos vallados, que podrán seguir funcionando como hasta ahora. La segunda, y novedosa, es que podrán desechare cadáveres fuera de recintos vallados, en las denominadas Zonas de protección para la alimentación de especies necrófagas que habrán de ser designadas por las comunidades autónomas.


Son zonas, según explica en el propio Ministerio de Medio Ambiente, «que incluyen explotaciones ganaderas o cinegéticas no sometidas a aprovechamiento intensivo, en las que no sería necesario recoger los cadáveres siempre que se destinen a la alimentación de especies necrófagas y se cumplan una serie de requisitos técnicos -localización y requerimientos tróficos- y sanitarios -seguimiento sanitario y análisis de encefalopatías espongiformes transmisibles a determinados animales de las especies bovina, ovina y caprina».


El presidente provincial de Unión de Campesinos-Zamora, Miguel Blanco, expresó ayer que «hace tiempo que venimos pidiendo que se flexibilice la aplicación de la recogida de cadáveres de los animales muertos, no tanto por paliar los ataques de la fauna a los rebaños, sino para aliviar la retirada de animales a los ganaderos». Blanco repara en que «el planteamiento es que la retirada es un servicio en bien público que debe asumirlo las administraciones públicas». Añadió que «cualquier paso a crear muladares y zonas restringida donde se puedan echar estos animales es positivo, pero se debería abrir más el mapa para posibilitar este tipo de acciones, y en todas las zonas remotas donde hay explotaciones ganaderas con dificultades potenciar más este tipo de alimentación de aves necrófagas, con el debido control».


El secretario provincial de Upa, Aurelio González, cree que «ya es hora que hicieran caso porque no había tanto peligro». Ahora las miras están puestas en el desarrollo normativo «que tiene que ver con las condiciones en que se hace el servicio, ver a quien afecta y a que explotaciones». Para Upa, en las zonas donde hay aves necrófagas, «debe favorecerse la retirada de animales para todos los ganaderos, y no sólo para alguna explotación privilegiada». Para González «no sería normal que solo sirviera para unos pocos y que hubiera otra vez problemas de recogida entre los ganaderos».


El presidente provincial de Asaja, Vicente Calzada va más allá y considera que «deberían tener en cuenta no solo las aves necrófagas, también los lobos, y ampliarlo a zonas de cánidos». Afirma que «muchos tomaron a chanza cuando Asaja propuso muladares especiales para que no hubiera ataques de la fauna al escasear el alimento». Asaja afirma que «seguirá luchando, porque seguro que no lo ampliarán mucho y habrá restricciones». Calzada advierte que «la administraciones va tener que elegir entre ganaderos y animales». También pidió que «no se tenga miedo a los ecologistas, cuando los trabajadores del campo hemos sabido preservar los ecosistemas, porque, si hay vulneraciones, la Ley irá como va contra cualquier ciudadano».


La Guardería forestal considera que lo normal es que todo vuelva al cauce natural de lo que es una ganadería tradicional. Sostienen que con los controles que hay actualmente en la ganadería y la profesionalidad con la que llevan los ganaderos las explotaciones los riesgos son mínimos para la fauna. Apuestan por una gestión bien hecha de los lugares donde se deposite este tipo de alimentos y, como los sindicatos, están a la espera del desarrollo normativo sobre el destino y uso de los subproductos de los animales no destinados al consumo humano.
La Opinion de Zamora