Castroverde de Campos - Zamora

"YO TENGO UN SUEÑO"

El 28 de agosto de 1963 Martin Luther King brindó su discurso "Yo tengo un sueño" en los escalones del monumento a Lincoln en Washington D.C. Copiando la estructura de su mensaje me atrevo a emular, con respeto, y plasmar mi denuncia de lo que yo considero situación desastrosa por la que pasa la nación española (con perdón).

No soy feliz al lamentar como ustedes, lo que quedará en la historia, como la mayor demostración de ineptitud de un gobierno de nuestra nación.

Hace años el gran pueblo español, con mucha generosidad, proclamó la reconciliación nacional. Este importante acontecimiento, se convirtió en un gran faro de esperanza para millones de españoles, que fueron buscando la paz y la justicia. Llegó como un amanecer de alegría para terminar la larga noche de la dictadura.

Pero 32 años después, debemos enfrentar el hecho trágico, de que el pueblo todavía no es libre. Treinta y dos años después, la vida del pueblo español está todavía minada por los grilletes del engaño. Treinta y dos años después, el pueblo vive en una solitaria isla de pobreza intelectual, en medio de un vasto océano de políticos y pesebreros del poder, cuyo único objetivo es la propia prosperidad material o la ostentación del cargo. Treinta y dos años después el pueblo español languidece por los rincones y se encuentra a si mismo exiliado de su propio destino.

Y así hemos llegado hasta aquí, en una dramática y extrema condición. En un sentido llegamos a este foro para denunciar una injusticia. Cuando los arquitectos de nuestra democracia escribieron las magníficas palabras de la Constitución, firmaron una promisoria nota de la que todo español sería el heredero. Esta nota era una promesa de que todos los ciudadanos tendrían garantizados los derechos inalienables de “justicia, libertad y trabajo.”

Es obvio hoy, que España ha fallado en su promesa en lo que respecta a los ciudadanos en general. En vez de honrar su obligación sagrada de ejercer una justicia independiente, se la presiona para forzar resoluciones partidistas. En vez de honrar su obligación sagrada de garantizar el trabajo, se dio al ciudadano un cheque sin valor que nos ha sido devuelto marcado “fondos insuficientes”. Es por lo que clamamos con desgarro, contra los cinco millones de parados de los que, el cuarenta por ciento son nuestros queridos hijos jóvenes.

También vengo a este foro para recordarle a España la feroz urgencia del ahora. Este no es tiempo para entrar en el lujo del enfrentamiento o para tomar la droga tranquilizadora del gradualismo. Ahora es el tiempo de elevarnos del oscuro y desolado valle del desastre, hacia el cruento camino de la justicia social. Ahora es el tiempo de elevar nuestra nación de las arenas movedizas de la inseguridad y el desempleo, hacia la sólida roca de una nación seria y fuerte nacida del esfuerzo hermanado de todos los ciudadanos. Ahora es el tiempo de hacer de la justicia social una realidad para todos los hijos de España.

Sería fatal para la nación el no percatar la urgencia del momento. Este horrible año del desencanto español, no terminará hasta que venga una primavera revitalizadora de un estado moderno de trabajo y libertad. El año 2010, no debe ser un fin, sino un principio, Aquellos que piensan que el español sólo necesita evacuar frustración y que desaparecerá el descontento, tendrá un duro despertar si la nación no sale del desastre actual.

No habrá ni descanso ni tranquilidad en España, hasta que el ciudadano tenga garantizados sus derechos constitucionales de trabajo y libertad.
Las demandas civilizadas de los ciudadanos, tendrán que ser atendidas para que emerja el esplendoroso día de la justicia.
Pero hay algo que debo decirles, que aguarda en el cálido umbral que lleva al palacio de la justicia: en el proceso de ganar nuestro justo lugar, no deberemos ser culpables de hechos erróneos. No saciemos nuestra sed de justicia tomando de la copa de la amargura y el odio. Siempre debemos conducir nuestras demandas en el elevado plano de la dignidad y la disciplina. No debemos permitir que nuestra protesta creativa degenere en ningún tipo de violencia. Una y otra vez debemos elevarnos con la fuerza del alma, a las majestuosas alturas de la resistencia a la violencia.

Esta nueva militancia reivindicativa de la sociedad civil, que debe abrazar la comunidad española, no debe conducir a la desconfianza de todos los gobernantes, ya que muchos de nuestros políticos en el poder, se deben dar cuenta de que su destino está atado al nuestro. Se deben dar cuenta de que su libertad está ligada inextricablemente a nuestra libertad. No podemos caminar solos. A medida que caminemos debemos hacernos la promesa de que marcharemos hacia adelante. No podemos volver atrás, cometiendo los mismos errores del pasado, excluyendo al adversario.

Pruebas y tribulaciones

Existen aquellos que preguntan a quienes apoyan la lucha reivindicativa: "¿Cuándo quedarán satisfechos?" Nunca estaremos satisfechos en tanto el ciudadano sea víctima de las inimaginables componendas de los políticos de turno para favorecerse ellos o sus acólitos. Nunca estaremos satisfechos en tanto nuestros votos no sean gestionados con honradez, atendiendo a lo prometido en las campañas electorales. No estaremos satisfechos en tanto la representación que ostentan sea proporcional a los votos cosechados. Nunca estaremos satisfechos en tanto a nuestros hijos les sea negada una educación en los valores que sus progenitores creamos más idónea. No podemos estar satisfechos y no estaremos satisfechos en tanto a un ciudadano de cualquier comunidad autónoma le sea denegado el concurso a plaza pública en iguales condiciones que al concursante de dicha comunidad. No, no estamos satisfechos, y no estaremos satisfechos, mientras no podamos expresarnos en el idioma español en cualquiera de los rincones de nuestra Patria. No, no estamos satisfechos, y no estaremos satisfechos hasta que la justicia nos caiga como una catarata y el bien como un torrente.

No olvido que algunos de ustedes leen esto, tras pasar por grandes pruebas y tribulaciones. Algunos de ustedes salieron de pueblos decadentes. Algunos de ustedes llegaron a zonas lejanas y extrañas en busca de subsistencia y libertad personal. Han sido golpeados por las tormentas del desarraigo y el dolor. Ustedes son los veteranos del sufrimiento creativo. Continúen su trabajo con la fe de que tanto sufrimiento debe ser recompensado. Tienen derecho a la recompensa.
Vuelvan a sus zonas pobres. A sus ciudades castellanas, andaluzas, gallegas, etc. Y reivindiquen ante sus gobernantes, el derecho al trabajo en sus tierras, a sus costumbres, a la comunicación con sus gentes y a la contemplación de sus campos. Háganlo con la sabiduría de que de alguna forma esta situación puede ser cambiada.

No nos deleitemos en el valle de la desesperación. Les digo a ustedes hoy, mis amigos, que pese a todas las dificultades y frustraciones del momento, yo todavía tengo un sueño. Es un sueño arraigado profundamente en el sueño de una gran nación.

El sueño

Yo tengo un sueño que un día esta nación se elevará y vivirá el verdadero significado de su credo, creemos que estas verdades son evidentes: que todos los españoles son creados iguales.

Yo tengo un sueño, que cada español, por el hecho de serlo pueda ejercer sus derechos constitucionales, en igualdad de condiciones, en cualquiera de las CC.AA. del Estado.

Yo tengo un sueño, que un día incluso Tierra de Campos, una comarca desierta, sofocada por el calor de la injusticia y la opresión económica, sea transformada en un oasis de prosperidad, y justicia social.

Yo tengo un sueño, que mis hijos vivan un día en una nación donde, puedan ejercer las profesiones, que tanto esfuerzo les ha costando conseguir.

¡Yo tengo un sueño hoy!

Yo tengo un sueño, que un día, allá en el norte, los racistas despiadados, reconsideren su ideario de exclusión y violencia, que esta sea erradicada y todos, los pequeños niños, unos y otros sean, sean capaces de unir sus manos de hermanos y hermanas, sin discriminación y exclusión alguna.

¡Yo tengo un sueño hoy!

Yo tengo un sueño que un día cada valle será respetado, cada colina y montaña será bajada, los sitios escarpados serán aplanados y los sitios sinuosos serán enderezados, y que la virtud de la democracia dará sus frutos. Esta es nuestra esperanza. Esta es la fe con la que escribo. Con esta fe seremos capaces de esculpir de la montaña de la desesperación una piedra de esperanza.
Con esta fe seremos capaces de transformar las discordancias de nuestra nación en una hermosa sinfonía de hermandad. Con esta fe seremos capaces de trabajar juntos, de rezar juntos, de luchar juntos, de reír juntos, de luchar por nuestra libertad juntos, con la certeza de que siempre será nuestra al haberla conseguido nosotros mismos.
Este será el día, este será el día en que todos los ciudadanos de España, seremos capaces de cantar con un nuevo significado:
"Mi país, dulce tierra de libertad, sobre ti canto. Tierra donde mis padres murieron, tierra del orgullo del peregrino, desde cada ladera, dejen resonar la libertad". Y si España es una gran nación, que sea con el esfuerzo integrador de todos, para que todos la sintamos nuestra.
Entonces, dejen resonar los principios constitucionales que nos dimos para todos respetando el sagrado juego de la democracia. Dejen, las reivindicaciones al margen de la Constitución, pues no llevarán más que a desencuentros y agravios comparativos. Respeten La Ley de Leyes así como la seguridad jurídica, no presionando a los tribunales de justicia para forzar sentencias a favor de intereses partidistas. Respetemos la separación de los tres poderes para que pueda hablarse de la nuestra, como una democracia plena.

Y cuando esto ocurra, cuando dejemos resonar la democracia, cuando la dejemos resonar desde cada pueblo y cada caserío, desde cada CC.AA y cada ciudad, seremos capaces de apresurar la llegada de ese día cuando todos los ciudadanos de España, seamos capaces de unir nuestras manos en un proyecto común y cantar las palabras de un viejo spiritual negro: "¡Por fin somos libres! ¡Por fin somos libres! Gracias a Dios todopoderoso, ¡por fin somos libres!".

Saludos Eco.