Tropieza la lluvia empujada por el viento sobre los míticos palomares.
En el columbario se escucha el ajetreo de las palomas, acomodándose para celebrar su Navidad una vez llenado el papo.
Hace frío en el exterior, y el viento compone sobre el espacio infinito de Castilla monótonas partituras que invitan al sosiego.
Toda la fauna, rauda, ha ocupado sus moradas y entonado un canto de amor y esperanza.
También los humanos nos olvidamos de los dolores, los fracasos, las enfermedades temporales, la crisis, etc, porque es tiempo de ESPERANZA.
Démonos una tregua, aunque sea una ensoñación pasajera, y que en nuestro corazón prevalezca el sosiego y la paz. Pensemos que una estrella está a punto de nacer y guiará cada uno de nuestros pasos haciéndonos más felices. (¿Esto es poco original verdad?, pero bueno, me gusta esta metáfora).
Bueno, os deseo FELICES FIESTAS DE NAVIDAD y que cada uno escoja su mejor estrella.
Un abrazo Eco.